Pages Navigation Menu

periodismo universitario en internet

Las franquicias del tapeo acaban con los bares

IMG_7650-1La crisis económica está obligando a echar el cierre a miles de bares españoles. Hoy, el auge de las nuevas franquicias que ofrecen precios muy bajos y el cambio de hábitos de los clientes, sobre todo de los más jóvenes, amenazan con destruir los locales tradicionales.

Sólo entre 2008 y 2012 un total de 50.000 bares cerraron en España, según un estudio elaborado por el Centro de Investigación de Desarrollo e Innovación Turística (CIDET) de la Universidad Nebrija. Los hosteleros también achacan el hundimiento de sus negocios a las subidas de impuestos, que reducen su margen de beneficio y les impide contratar a nuevos trabajadores.

“No tenemos empleados, no podemos crear empleo, en este bar somos dos autónomos y estamos día y noche. El autónomo nunca puede dar trabajo, los impuestos son muy altos, hay que estar tirando los precios y no llegamos casi ni nosotros”, dice María, dueña de un pequeño bar en el barrio madrileño de Argüelles.

Algunos hosteleros consideran que la crisis económica que se inició en 2007 ha favorecido la llegada de franquicias ‘low cost’ a España. Muchas de las cadenas actuales son consecuencia de la crisis y se están cargando la hostelería. A lo mejor es una moda. “Ojalá”, subraya María.

Las franquicias compran a los proveedores enormes cantidades de producto, lo que les permite reducir los costes y ofrecer comida y bebida a precios extremadamente bajos, captando a un gran número de clientes, sobre todo jóvenes. “Si por ejemplo ‘La Sureña’ tiene 70 bares y compra 300 barriles de cerveza, le sale más barato que a mí  que compro 30.  El negocio está en la reducción de costes”, apunta David, camarero de un pequeño bar madrileño llamado ‘Tres segundos’.

“Con esos precios no puedes competir, la franquicia te lo regala, están destrozando a los sitios tradicionales”, recalca también Dolores, propietaria de un restaurante tradicional en La Latina.

En este contexto, los hosteleros destacan la calidad de los productos que ofrecen los bares tradicionales y el trato personal y cercano que dispensan al cliente. “A la gente más mayor le gusta que le atiendan bien y que no le hagan esperar media hora para tomarse una cerveza”, asegura Luis, camarero de ‘Los Hierros’.

“Las franquicias son muy impersonales, a los españoles nos gusta que nos conozcan”, incide María. Por su parte, David considera que los bares son como una “sede social” donde se conocen todos los vecinos y se comparte tiempo con los amigos.

Los dueños de los bares tradicionales han optado por poner ofertas y emular algunas de las promociones que ofrecen las grandes cadenas para combatir el éxodo de clientes. “Siempre tomas medidas, te inventas ofertas, pones raciones o el plato del día… Y a pesar de todo continuamos notando la crisis”, lamenta Luis.

 

IMG_7659

Los hosteleros hacen hincapié en que las franquicias atraen sobre todo a los jóvenes, ya que tienen menos recursos económicos y priman los precios bajos en lugar de la calidad del servicio. “La gente joven es la que menos pisa los bares tradicionales”, afirma María, al mismo tiempo que David insiste en que la juventud ha perdido la costumbre de ir a los sitios de barrio.

Julio, un estudiante malagueño afincado en Madrid, reconoce que acude habitualmente a lugares como ‘100 Montaditos’ o ‘La Sureña’ por los bajos precios que ofrecen. “Son sitios que merecen la pena. Cuando vives con una paga juvenil de 80 euros renta más pedir un cubo de cervezas por 5 euros que pagar 4,50 euros por una Heineken en una terraza”, explica.

En la misma línea, Carlos, un chico que espera a un amigo en la puerta de una franquicia para tomar un refresco,  dice que hoy en día se recurre a estos lugares por sus ofertas. “No merece la pena ir a sitios tradicionales donde la cerveza y las tapas son más caras”, afirma convencido.

No obstante, todavía hay jóvenes que aseguran visitar bares tradicionales siempre que el bolsillo se lo permite. “Prefiero los sitios de toda la vida. Si quedo con mi novia voy a un bar, aunque a veces con los amigos vamos al ‘100 montaditos’”, asegura Guillermo, de 24 años. Otros, como Alfredo, descartan los nuevos restaurantes de bajo coste: “No me gustan, son como un centro comercial del tapeo”.

One Comment

  1. ¡Qué post más interesante sobre el futuro de la hostelería! No cabe duda, estos negocios deben reinventarse para llegar a un público específico y crear un ambiente tan cómodo como ideal en sus servicios. Nosotros siempre recomendamos prestar especial atención al mobiliario. Aunque no lo creamos, es un detalle muy importante.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *