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periodismo universitario en internet

La pupila educada del arte

El trabajo del investigador de arte consiste en conocer todo el material de la obra pictórica en lo referido a su forma, colorido, pincelada, arrepentimientos o bocetos. La autoría de una pintura se realiza a partir de una investigación científica que incluye diferentes aspectos: técnico, iconográfico, artístico, histórico… A veces, incluso la atribución que se le da a una obra en una determinada época, es errónea, y ahora eso se puede saber según diferentes análisis de la técnica. Un trabajo duro que no siempre tiene recompensa.

La otra cara del Museo del Prado

La mirada del Sr. D. Matías Díaz Padrón (El Hierro, 1935), brillante y lúcida a sus setenta y tantos años, nos revela la historia que esconde tras ella. La pupila, ‘’educada’’ según él mismo afirma, esconde todo el arte estudiado a lo largo de su vida. Tras pasar la mayor parte de ella en Madrid, donde tiene su casa al lado del Museo del Prado y El Retiro, todavía conserva el timbre cálido de las islas. Ante esto, subraya con una sonrisa mientras sostiene su taza de café en el Embassy de La Castellana, que se siente ‘’canario ingrato’’ por ir y venir, muy pocas veces.

La conversación, que transcurre durante más de seis horas, nos hace pensar que quizás no sea consciente de lo que representa para muchos como eminencia del mundo del arte a nivel mundial, con descubrimientos de más de 500 obras de autoría pictórica. Modesto, educado y elegante, nos revela sus andaduras como científico del arte; esto último, lo recalca bien, porque no le gusta que le llamen artista. Nos descubre que se considera una persona insensible a las obras; que aprecia la belleza de ellas pero que, acorde a su costumbre, no las contempla de la misma forma que cualquier otra persona. Impresiona, así, su sed por adquirir nuevos conocimientos de todo lo que le concierne.

Museo del Prado

Matías Díaz Padrón, Conservador Senior del Museo del Prado / Google Imágenes

El ahora Conservador Senior del Museo del Prado, recalca el valor de la amistad que descubrió en el Viera y Clavijo de Las Palmas de Gran Canaria, donde aquel singular colegio, afirma, les ‘’taladró’’ de espíritu crítico y suficiente conocimiento para que no se sintieran aislados en aquellas islas, entonces, tan lejanas al mundo. Después, dio el salto a Madrid para estudiar Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid con maestros como Diego Angulo, más tarde director de su tesis doctoral. El rigor científico que Díaz Padrón fue adquiriendo con el paso de los años, le llevó a trabajar en el Instituto de Restauración para más tarde llegar a ser Conservador Jefe de pintura flamenca en el Museo del Prado.

Sostiene que no tiene vacaciones, pero que siempre que puede viaja para documentarse y revisar archivos y conocer así todo lo posible. Recorre el mundo aunque no esté centrado en un estudio y afirma visitar tantas colecciones como le es posible. Incluso las privadas, si se lo permiten. De esta forma, los valiosos artículos que ha escrito nos narran el proceso de búsqueda de dicha información, como es el caso de la serie de Santos y Santas de Murillo en las Islas Canarias.

Descubrimientos de incontable valor

Después de su entrada en el Museo del Prado, realizó un estudio riguroso sobre Anton Van Dyck, coetáneo de Rubens y Velázquez, que le llevó más de treinta años dedicados a la obra del pintor de Amberes. Gracias a esto último, ha despejado tópicos y falsas atribuciones en su libro Van Dyck en España. Se siente orgulloso de poder demostrar la cercanía de Van Dyck a la corte española mientras nos cuenta detalles de la época y el pintor belga, una de sus debilidades.

Las obras que han sido más discutidas, y en las que él ha estado inmerso, son de Velázquez: el boceto de Las Meninas, la Santa Rufina y la Inmaculada Concepción, cuya autoría provocó un enfrentamiento acusado de muchos años entre él y otros expertos de la talla de Jonathan Brown o Enriqueta Harris. Pero ahora todos admiten su opinión, la atribución a Velázquez. En el pasado año, el Museo del Prado inauguró una exposición dedicada a Velázquez en la que Las Meninas de Kingston Lacy se le atribuían a su sobrino y no al pintor sevillano. Tras veinte años de estudio, el profesor Díaz Padrón sostenía entonces que dicho cuadro era un ‘’modeletto’’ previo a la gran obra maestra cuyo autor era el mismo Velázquez, valiéndose de múltiples descripciones y declaraciones de artistas de la talla de Goya, Jovellanos o Ceán Bermúdez. Descubrió así, que no se trataba de una copia como todos pensaban, sino de un boceto. De esta manera vemos cómo el investigador de arte se introduce en el túnel del tiempo, a través de testimonios escritos de los personajes de la época.

El transporte del arte. Errores y fraudes

En cuanto a la investigación de obras, los errores suelen ser frecuentes, incluso con cuadros de primera magnitud, y también con otras desconocidas; muchos suelen ser admitidos como copias y en realidad son originales. Uno de ellos en los que ha trabajado el profesor es La Virgen y el Niño con los pecadores arrepentidos de la Real Academia de San Fernando. Otro es El Cristo y la mujer adúltera, un lienzo que estaba en El Escorial y que desapareció hace siglos. La mayoría son errores debido al gran tiempo que ha pasado desde su aparición y el traslado desconocido de documentos de la obra. También, que muchos de estos cuadros cuya descendencia se desconoce, pertenezcan a colecciones privadas. Pero normalmente la obra lo dice todo, de ahí que los investigadores las estudien desde un punto de vista histórico, técnico y artístico, como el Cristo muerto del Prado que se atribuía a Rubens cuando en realidad es de Van Dyck.

Goya; Museo del Prado

Puerta de Goya del Museo del Prado / Variación XXI

Dentro de los errores más comunes en lo referente al trato de la obra de arte, Díaz Padrón se queja del traslado de las mismas mientras sostiene que no lo harían si conocieran el daño y el desgaste que sufren éstas cuando se llevan de un país a otro. Dentro de las cajas y el precinto, la pintura puede sufrir daños por culpa de los cambios de temperatura. Por otro lado, está el tema de que turistas extranjeros vayan a un museo para ver una determinada obra y no la encuentren porque la han trasladado a una muestra fuera del país. Ya lo decía el crítico de arte del New York Times, Michael Kimmelman: ‘’Es siempre difícil saber si detrás de estas extravagancias está el patrocinio de agencias de turismo o el deseo de extender el nombre del museo, incrementando así su narcisismo. Cuando el arte viaja para una exposición existen riesgos.’’

Puerta de los Jerónimos; Museo Prado

Puerta de los Jerónimos del Museo del Prado / Variación XXI

Dos conceptos: arte y política

El cineasta estadounidense Robert Kramer definía el poder como ‘’la posibilidad de definir lo que es real’’ y agregaba que ‘’la definición de lo real es una decisión política’’. ¿Pasa lo mismo con el arte? La respuesta es sí. Dos conceptos aparentemente separados como arte y política pero que en muchos países crean un vínculo importante que marca parámetros entre lo bueno y lo malo; cultura y poder siempre se han necesitado e incluso muchas obras han dado a luz gracias a esta necesitada relación. Una de las quejas de nuestro investigador es la de algunos catedráticos ”puestos a dedo” que conforman los consejos y que, a veces, por su nulo conocimiento sobre temas relevantes, dificultan la tarea del científico investigador.

Los integrantes de Variación XXI hemos podido descubrir que es común que algunos políticos lleven a cabo exposiciones de arte con obras falsas -‘’pintados de la manera de’’- atribuyéndoles su autenticidad con una tasación cercana a cero, por el mero placer de realizar una muestra con artistas de renombre cuando en realidad pertenecen a otros más desconocidos ¿En qué lugar deja esto a la cultura de nuestro país? ¿Es por dinero? ¿Pagar menos y ganar más apostando por el alto coste de las entradas? Parece que sí, pero esto último no suena tan coherente cuando vemos cómo un organismo público llega a pagar miles de euros por la seguridad dentro de una muestra donde la mayoría de los óleos son falsos. Obras mal atribuidas que los investigadores de arte se encargan de desenmascarar.

Goya; Arte; Prado

Figura de Goya a las puertas del Museo del Prado frente a la entrada de los Jerónimos / Variación XXI

Ante la demanda de D. Matías de que no hayan periodistas especializados que ocupen este campo –que es el del arte- para denunciar este tipo de actos, vemos la rabia ante la mentira y la insolencia. También son comunes las piezas de grandes falsificadores que venden sus cuadros a gobiernos que acepten comprárselas por un coste menor al original. Esto pasa y es real: un ejemplo de ello lo encontramos en Mark A. Landis, un antiguo galerista que donó sus falsificaciones a más de cuarenta museos estadounidenses y John Myatt, quien fuera capaz de acceder a los archivos de la Tate Gallery y el Victoria Albert Museum para alterar documentos que justificaran la autenticidad de las piezas que vendían.

Ante esto, como suele ocurrir en España, la mentira gana a la verdad. Es aquí cuando la figura que representa Díaz Padrón cobra el doble de importancia: antes de que diera comienzo la nueva exposición que presentaba el mes pasado el Ayuntamiento de Madrid en su sede de Cibeles, perteneciente a la Colección Abelló, el profesor hizo que retiraran algunas de ellas por su invalidez. De esta manera, claro, surgen presiones que se deben a los intereses ya citados.

La inexplicable pérdida de obras

Según el Tribunal de cuentas, el Museo del Prado desconoce el paradero de 885 obras. El Servicio de Depósitos localizó 41 obras de las 926 que llegaron a engrosar la lista de piezas no localizadas. Su pérdida, según ha comunicado a los medios el propio museo, se debe a la ‘’reordenación de colecciones’’ con el Museo de Arte Reina Sofía. Doce obras de arte se encontraban depositadas en diversas instituciones, según el informe del organismo fiscalizador que se llevó a cabo en 2012.

Prado; obras; depósitos arte

Un operario extrae un peine con obras de arte en los depósitos del edificio Jerónimos del Prado / Luis Magán

De esta manera, se ha creado un plan de actuación para el 2013-2016 que contempla la revisión ‘’in situ’’ de obras depositadas en distintas comunidades autónomas y analizar su estado; las condiciones de conservación, de seguridad y de acceso a las mismas. Durante la vigencia del plan se pretende revisar 1.500 obras en 130 instituciones. La Ley reguladora del Museo del Prado establece que deberá ‘’velar por la integridad y seguridad de las colecciones y fondos museísticos’’, además de ‘’garantizar la protección y conservación’’ de los bienes del Patrimonio Histórico Español dentro de su competencia. Ante esto, D. Matías afirma que si los mandatarios que se ocupan de esta gestión supieran la cantidad de obras de gran valor que pueden llegar a haber entre las que se han perdido, ‘’se llevarían las manos a la cabeza’’.

La figura admirada

El profesor se queja de la educación que reciben los jóvenes hoy en día, -culpa (claro) del sistema educativo del Estado-, mientras presume de la que recibió él en una época, entonces, muy difícil; trabajó duro y estudió mucho. Tuvo la suerte de recibir una educación en la que, con apenas quince años, él y sus compañeros ya presentaban una formación importante en cultura clásica.

Dejando a un lado la opinión propia que nos merece la figura del Conservador Senior del Museo del Prado, nos encontramos con otras más cercanas a su persona. Julia Sáez es una de las fieles seguidoras del trabajo de Díaz Padrón. Esta periodista riojana ha trabajado en diversos diarios madrileños y en los Servicios Especiales de la Agenca EFE. Actualmente lo hace en el Gabinete de prensa del Ministerio de Cultura y ejerce la critica de arte en diversas revistas especializadas. Sobre la imagen que representa D. Matías sostiene que es un historiador riguroso que ”uno, se apoya siempre en datos comprobados y, dos, tiene educado el ojo para el arte, algo decisivo para un experto”. Afirma también que el profesor investiga y sabe esperar; nunca habla hasta que no está muy seguro de su afirmación y que nadie se atreve a rebatirle, por su gran rigor científico.

Matías Díaz Padrón; Van Dyck

Matías Díaz en el Museo del Prado ante el óleo de ”El Prendimiento”, de Anton Van Dyck / Dani Duch

Nos cuenta que nadie como él conoce la pintura flamenca y eso se sabe en Bélgica, donde le han otorgado la máxima condecoración del país como el mayor experto en la materia: ”Es más, sus conocimientos sobre la Escuela Española de pintura son igualmente importantes en su dominio, de ahí que Díaz Padrón pueda opinar también en esta materia. De hecho, él pensaba especializarse en este campo, pero D. Diego Angulo, entonces director del Museo del Prado, le pidió que lo hiciera en pintura flamenca porque faltaba un buen experto. Díaz Padrón llegó a ser el mejor”.

Él ha estudiado la influencia de la pintura flamenca en Velázquez; su conocimiento va desde Rubens, Van Dyck… hasta los nombres de autores flamencos desconocidos por el gran público, son de dominio total para el profesor. Pasear con él por el Museo del Prado o las distintas ferias de arte antiguo en las que participa como experto, es un placer para el intelecto. Por último, Sáez sostiene que el profesor Díaz Padrón ha formado a una legión de alumnos que le admiran y siguen con enorme fidelidad y afecto, ”como amiga suya, lo puedo comprobar en cada acto público al que él acude”. Es justo en su trabajo, y eso se ha podido comprobar en incontables ocasiones en las que se ha enfrentado sin temor a muchos expertos mientras defendía su opinión; sobre todo en temas relacionados con pintores consagrados y el olvido que representan otros de la misma escuela. Uno de los últimos investigadores de una estirpe que confía más en el conocimiento que en los métodos químicos.

Desde sus primeros años en El Hierro, Gran Canaria y Madrid, quizás Matías Díaz Padrón fuera -o no- consciente de la labor intelectual que llevaría a cabo a lo largo de su vida, con un interminable e envidiable historial, pero lo que sí es cierto es que no se le ha dado el suficiente reconocimiento que una eminencia como él representa para el mundo del arte a nivel nacional. Ya lo sentenciaba José de Ribera allá por el siglo XVII, ”España es madre amantísima para los forasteros y madrastra cruel para sus hijos”.

13 Comments

  1. Una interesante visión y disección de este personaje y su trabajo en el Museo del Prado. Espero impaciente una segunda entrega.

  2. Buen trabajo y muy interesante.El arte ,muchas veces olvidado por el periodismo… y cuanto lo engrandece.Felicidades

  3. Tremendísimo reportaje. Gran trabajo.

  4. Buen trabajo en el que confluye crítica de arte y periodismo. Es de agradecer y más de la mano de un grande, Matias Díaz Padrón.

  5. Muchas felicidades a los autores, especialmente a Alba Díaz, con la que he tenido la oportunidad de compartir trabajo periodístico y conocer sus inquietudes por el mundo del arte.

  6. Muchas felicidades a los autores, en especial a Alba Díaz, con la que he compartido trabajos periodísticos y conozco de sus inquietudes artísticas.

  7. Artículo muy trabajado, a la vez que claro, directo y de fácil comprensión.
    Felicidades a los autores.

  8. ¡Qué pasada! Muy interesante, enhorabuena por el trabajo. ¿Habrá más?

  9. Muy interesante trabajo de investigación periodística y profundización en el campo del arte, nombrando a uno de los mejores conservadores que dispone el museo de El Prado; considerado uno de los más importantes del mundo, D. Matias Díaz.
    Muchas felicidades por el trabajo realizado por este grupo de estudiantes.

  10. El resultado de un trabajo, sea cual sea, se mide por muchas cosas, yo en especial destaco el cariño y la elegancia con la que se haga; y éste, no solo es interesante, sino que es destacable el cariño con el que se ha hecho.
    Muchas felicidades a los autores!!!

  11. Confluyen dos herreños en un buen trabajo, el periodístico capaz de sacar del artista palabras preciosas sobre su pasión. El Hierro aún madrastra de su hijo. Felicidades.

  12. El título me parece de lo más acertado para definir a alguien como Matías, cuyo trabajo diario – o vital – comienza apreciando la piedra angular del Arte, la luz, que además requiere de la educación o el conocimiento necesario para ir más allá del primer estímulo, separando al simple observador del profesional.
    La pupila, ‘’educada’’ según él mismo afirma, esconde todo el arte estudiado a lo largo de su vida.

  13. Felicidades, muy interesante. Un claro ejemplo de lo enriquecedor que puede ser el arte en a lo largo de la vida de las personas.

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