Trastornos mentales, la enfermedad invisible

Medicamentos contra los trastornos mentales / Patricia L. Alburquerque

De acuerdo con la OMS, la Organización Mundial de la Salud, existen 400 tipos de trastornos mentales. Los trastornos mentales son afecciones psíquicas que afectan a la buena salud mental del individuo. En general,  son causa de angustia y deterioro que perjudican al equilibrio emocional, el rendimiento intelectual y también el comportamiento social .

Las causas que generan este tipo de enfermedades son muchas y variadas. Los genes y los antecedentes familiares pueden jugar un papel fundamental en su desarrollo, también las experiencias de vida, entre las que destacan el estrés o un historial problemático, suelen influir en estas patologías. Los factores biológicos pueden ser otra de las causas. Una lesión traumática del cerebro puede conducir a un trastorno mental y la exposición de la madre durante el embarazo a virus o químicos tóxicos puede desempeñar un papel de factor de riesgo.

Los trastornos mentales están agrupados en cinco bloques: Trastornos afectivos, trastornos de ansiedad, adicciones, trastornos psicóticos y trastornos relacionados con la tercera edad. Las más comunes son:

-Depresión: Enfermedad clínica severa que afecta al cerebro. Puede ocurrir después de una gran decepción o  una perdida importante. Es un problema emocional muy grave en el cual el individuo se siente triste y vació sin dejar de tener la sensación de falta de ayuda o soledad. Las personas deprimidas, usualmente sufren de ansiedad e irritabilidad, una falta de motivación, y una pérdida de placer en las cosas que antes les gustaba hacer. También tienen problemas con el apetito, el sueño, y sufren de dolores. Según diferentes estudios entre el 10-15% de la población sufrirán esta enfermedad en algún momento de su vida.

-Ansiedad, pánico y fobias: La ansiedad es un sentimiento normal de temor ante situaciones difíciles para el individuo, pero con la suficiente fuerza pueden paralizar a la persona. La Sociedad Española de Psiquiatria (SEP)  habla de ella como: “El pánico es un aumento de ansiedad súbito e inesperado; como respuesta, uno quiere salir de la situación que lo ha provocado. La fobia se define, según la SEP:  “temor a situaciones o cosas que no son peligrosas y que la mayoría de la gente no encuentra molestas”.

Scaner de un cerebro deprimido y uno sano / Anna Cusculloa

-Trastorno obsesivo-compulsivo: La Sociedad Española de Psiquiatría define las obsesiones como: “pensamientos que aparecen aún sin quererlos, que no tienen sentido y que pueden ser desagradables”, mientras que las compulsiones “son actos que la gente piensa que tiene que hacer incluso cuando no quiere”. No se sabe la causa de esta patología, aunque los médicos creen que se debe a un desequilibrio de la serotonina, una hormona que produce el cerebro y que regula la ira, el humor o el sueño, entre otras emociones cotidianas.

-Estrés postraumático: Ocurre después de haber pasado por un hecho traumático, directa o indirectamente. Muchas personas lo canalizan hasta tener síntomas que afectan a su vida diaria.

-Adicciones: se trata del abuso de sustancias, legales o ilegales que pueden producir desde depresión hasta psicosis. Los síntomas son dependencia a una o varias sustancias, apatía, desinterés, autolesiones o cuadros delirantes o alucinatorios.

Más diagnósticos y menos estigma

En la actualidad son muchos los casos de trastornos psiquiatricos diagnosticados, los principales son ansiedad derivada del estrés o sentimiento de depresión al no sentirnos integrados en el entorno que nos rodea. Ha aumentado el número de casos diagnosticados a pacientes, poco a poco va desapareciendo el tabú sobre esta tipo de afecciones y se está desestigmatizando a las víctimas,  que en tiempos pretéritos estaban mal vistas por la sociedad.

Muchas personas, de distintas edades sufren estos problemas y acuden a un especialista en busca de ayuda.  Pelayo  es un chico joven, que estudia y trabaja, tiene una aparente vida feliz, una familia que le apoya en todo y un grupo de amigos. Pero él nota que no todo va bien, que hay un vacío que no se puede llenar, en sus palabras “se encuentra sin fuerzas, solo tiene ganas de desaparecer”,  no sólo se trata de una añoranza por haber  terminado una relación, la ruptura fue el detonante para hacer visible una enfermedad que le ha acompañado desde la infancia. En ese momento Pelayo se decide a visitar a su médico de familia, en busca de ayuda profesional. Estuvo bajo prescripción médica, pero el problema no desapareció, y por los efectos secundarios de los fármacos, se decidió a abandonar el tratamiento. En palabras de Pelayo: “no pienso que al tomar una pastilla tus traumas vayan a desaparecer”. Pelayo es sólo un ejemplo, un caso concreto de una enfermedad de la que cada año aumentan los diagnósticos.

Todos los pacientes coinciden en la misma afirmación, al  no tratarse de un mal visible se convierte en un problema para relacionarse con los demás. No todo el mundo lo reconoce como una enfermedad real y en ocasiones se culpa a los propios enfermos, como si ellos tuvieran elección. Carolina León diagnosticada y tratada médicamente por depresión y ansiedad afirma que “sientes que nadie te entiende, es difícil hablar de lo que te pasa pero cuando lo haces es como si nadie escuchara así que, al final, decides no hablar de ello. No tienes ganas de salir, de comer y levantarte por las mañanas es un autentico suplicio”. Además añade, “la gente no suele tenderte la mano, te sientes completamente aislado”.

Apoyo y medicamentos, las claves para salir

Gregory Dalack, reconocido psiquiatra afirma que este tipo de trastornos no son una batalla fácil y ofrece algunos consejos para ayudar a que los pacientes se recuperen lo antes posible. Es importante que los familiares tomen conciencia y ayuden con los detalles más pequeños, cosas como apoyarles para ir a sus citas o tomar sus medicamentos, además también hay que transmitirles que no están solos y es importante recordárselo a diario. Es crucial para el proceso de curación saber que no es culpa del paciente lo que está sucediendo y hay que hacérselo saber, estar así no es su elección, de la misma manera que no eliges contraer gripe.

Hacer cosas con ellos como caminar, salir al cine, pasear y ayudarles a mantener una rutina también ayuda, además de interesarse por los pensamientos que ha tenido últimamente, incluyendo los pensamientos suicidas sin importar lo incomodo que pueda ser, a veces incluso la sola presencia y un abrazo pueden ser un gran apoyo. Respecto al tratamiento dependerá del tipo de trastorno mental que se tenga, la gravedad del mismo y lo que mejor funciona a cada persona, en la mayoría de los casos una combinación es lo mejor. Aunque los medicamentos psiquiátricos no curan la enfermedad mental a menudo puede mejorar significativamente los síntomas. Los más usados son: medicamentos antidepresivos, estabilizadores del ánimo o medicamentos antipsicóticos.

Por otro lado están los tratamientos de estimulación cerebral que incluyen la terapia electroconvulsiva, la estimulación magnética transcraneal, la estimulación del nervio vago y un nuevo tratamiento experimental llamado estimulación cerebral profunda. Para tratar los abusos de sustancias las mejores formas para combatirlas son la psicoterapia, desintoxicación o grupos de apoyo.