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periodismo universitario en internet

El consumo de alcohol adolescente

Cada vez más jóvenes se aventuran al consumo de alcohol a edades más tempranas, y además, con un total desconocimiento de las consecuencias que conlleva este tipo de sustancia. Con frecuencia vemos noticias sobre adolescentes intoxicados por consumir alcohol, de fiestas estudiantiles ligadas a todo tipo de consumo de esta sustancia, o de incidentes provocados por los efectos que el alcohol provoca en los jóvenes alterando sus personalidades. Esta más que demostrado que el alcohol está presente en la actualidad de forma incontrolada en el tiempo libre y en las relaciones sociales de los jóvenes, ya que estos desconocen cualquier tipo de consecuencia y lo que supone realmente consumir esta sustancia que produce graves efectos físicos, psíquicos y sociales.

¿Es el alcohol una droga? ¿Es el alcoholismo una enfermedad? ¿Tiene cura? Hablamos con psicólogos, familiares, un ex alcohólico que es también el actual Presidente de la Federación de Alcohólicos de la Comunidad de Madrid (FACOMA) y un menor que nos cuenta por qué bebe.

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Lo dicen los profesionales

El Diccionario de la RAE define el alcoholismo como ‘el abuso de bebidas alcohólicas’, pero también lo describe como una ‘enfermedad’ aguda (borrachera) o crónica (adicción). El alcoholismo es una de las preocupaciones más importantes para la sociedad moderna , sobre todo en lo que a los jóvenes se refiere.

Según un estudio del Centro de Investigación Príncipe Felipe presentado en 2014, el consumo de alcohol precoz afecta significativamente al desarrollo de las capacidades cognitivas en la adolescencia. Ingerir alcohol en grandes cantidades una vez a la semana (por ejemplo, botellones) afecta a la compresión lectora, a la asimilación de conceptos. Según contó la doctora Guerri, jefa del laboratorio de Patología Celular del mencionado centro, “el cerebro está en desarrollo hasta los 21 años y estos excesos de alcohol no ayudan si los adolescentes quieren desarrollar toda su capacidad intelectual”.

La doctora explico a raíz del estudio, que el inicio precoz en el consumo de alcohol aumenta la probabilidad de tener problemas crónicos con esta sustancia en la edad adulta. Los estudios citados por Guerri hablaban de una “probabilidad del 20% de padecer problemas con el alcohol en la madurez si se comienza a consumir a las 12 años, frente al 5% si se comienza a los 21 años de edad”.

Estos datos cuadran con el estudio presentado por la Fundación Pzifer, titulado “Juventud y Alcohol“. El estudio presenta una edad media de 12,3 años a la hora de iniciarse en el alcohol, que además se concibe como un ritual social. EL 56% de los encuestados en este estudio reconocieron que la primera vez que bebieron fue con amigos y que lo hicieron “por probar”. En la encuesta se puede reconocer con facilidad la “cultura del botellón“. Los datos dejan entrever un patrón: los fines de semana se organiza una quedada para consumir alcohol de alta graduación (bebida elegida por un 55% de los encuestados) en un parque (así lo reconocen el 41% de los encuestados). Además, de los 1.675 entrevistados de entre 12 y 18 años, hasta un 17% reconoce haberse emborrachado en el último año, un dato que aumenta de forma preocupante hasta el 50% en el rango de edad comprendido entre los 16 y los 18 años. Es en esta edad, más cercana a la mayoría de edad legal, cuando aumenta el consumo de alcohol.

No podemos obviar el reciente caso de una menor de 12 años fallecida en tras consumir gran cantidad de alcohol durante un botellón en Madrid.

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Los estudios corroboran lo ya percibido. En un artículo publicado en la revista científica Papeles del Psicólogo por profesores de la Universidad de Murcia y de la Universidad de Cornell, Nueva York el porcentaje de bebedores habituales en la adolescencia se dispara hasta el 38% (entendiendo por habitual todos los fines de semana).

Este estudio también muestra cómo el alcohol conlleva problemas asociados de forma ‘indirecta’. Varios de los adolescentes que se apuntaban al botellón también consumían otro tipo de drogas, sobre todo cannabis. Además de posibles problemas legales (detenciones por altercados o multas por consumir alcohol en la vía pública). Este archivo pone de relieve la cantidad de relaciones sexuales no planificadas que se tienen tras consumir alcohol, que puede llevar a embarazos no deseados por el ‘descontrol‘ que supone el consumo de alcohol. Hasta un tercio de las experiencias sexuales en la adolescencia se tienen tras consumir alcohol o algún otro tipo de droga.

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El papel fundamental de las Asociaciones: FACOMA

La Federación de Alcohólicos de la Comunidad de Madrid “FACOMA, lleva 30 años en pie sirviendo de ayuda a miles de personas. Esta Federación aglutina las distintas asociaciones de enfermos alcohólicos de dicha Comunidad y es una Federación de Alcohólicos No Anónimos. Su presidente y ex-alcohólico, Antonio González, explica que en los últimos años esta Federación está muy vinculada a la RED CAPA, ya que la RED CAPA son centros de alternativas psicosociales a las adicciones, “porque ahora el alcohol no es la única sustancia que suele venir, sino que viene acompañada, pero son las mismas asociaciones nuestras de alcohólicos las que son centro CAPA”. Este hecho es importante debido a que una de las garantías de esta Federación es que trabajan en coordinación con la red existencial, trabajan en paralelo con los centros de salud. De esta forma, los enfermos que están en sus asociaciones tienen que acudir a los centros de salud, donde hay un equipo multidisciplinado, un psiquiatra, un psicólogo, un trabajador que da respuesta al enfermo o familiares en su afectación clínica. Y luego, para que no sea tan fácil que vuelva a ocurrir, que vuelva al consumo, la Federación a través de sus grupos de ayuda mutua y también de las actividades, facilitan que la persona y también su familia entiendan lo que ha pasado, lo afronte, lo supere y cambie lo suficiente como para que no vuelva a ocurrir o, al menos, que sea tan fácil que el enfermo recaiga.

Una de las características principales de la Federación es que todos los dirigentes son ex-alcohólicos o familiares, hecho por el que se decidió tomar la iniciativa de ayudar a otras personas con problemas similares. El presidente Antonio González afirma, “en mi caso particular, en el año 91 dejé de beber y me voy concienciando de que es un colectivo que necesita mucho, que es un colectivo que da mucho, y que hay que ponerlo en valor, y desde entonces estoy en estas misiones”.

Una de sus Asociaciones más importantes y vinculantes es la Asociación Cultural de Alcohólicos de Alcobendas (ACCA), cuyo psicólogo especializado en alcoholismo, Mario López da respuesta a la gran pregunta: ¿Realmente el alcohol es una droga? “El mero hecho de hacer esa pregunta ya diferencia el alcoholismo del resto de drogas, cuando en realidad no es así y ese es el primer error de todos y lo que explica que haya más jóvenes adolescentes consumiendo cada vez a edades más tempranas. El alcohol es la percepción social, que se tiene sobre el y que no se tiene sobre el resto de drogas” asegura Mario López.

El alcohol es una droga desde el momento en el que se considera una sustancia adictiva, ya que está compuesto por etanol, potente droga psicoactiva con un número elevado de efectos secundarios que puede afectar de manera grave a nuestro organismo.

Actualmente en España vivimos con más de tres millones de personas alcohólicas, y estamos asistiendo a un constante crecimiento de su consumo, sobre todo entre las personas más jóvenes, lo cuál está generando cada vez más una situación de adición problemática. Lo que define completamente una adicción es que secuestra el sistema de control de la personalidad convirtiéndolo en una persona a merced de esa sustancia, en este caso el alcohol. Entonces en el momento en el que la persona pierde el control, ya no decide cuándo beber, sino que la propia bebida es la que marca todos los momentos en los que la persona tiene esa necesidad de consumir, desarrollándose de esta forma el alcoholismo.

Uno de los principales problemas que acarrea esta sustancia es que es una droga socialmente aceptada e integrada en nuestra cultura, ya que no se tiene conciencia de los problemas que ésta genera y se produce una gran tolerancia. “El reto que tenemos como sociedad es hacer entender o explicar correctamente qué es el alcoholismo”, afirma Mario.

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Mario López, psicólogo de ACCA.

Una de las cosas más importantes de esta Asociación es el papel fundamental que se les da a las familias, no en solitario al alcohólico en sí, sino también a su entorno. La vida de un familiar de un enfermo alcohólico es muy dura, pero es el principal punto de apoyo para ayudar al enfermo a aprender a vivir sin esa dependencia. Conchi Pérez, mujer de alcohólico, perteneciente a la Asociación de Alcohólicos de Alcobendas, afirma que “la persona que vive con un enfermo alcohólico está incluso más enferma que ellos, y gracias a Asociaciones como ACCA se logra hacer frente a este problema”.

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Antonio, Presidente de FACOMA, impartiendo terapia de familiares de alcohólicos en ACCA.

 

 

“Comencé a beber a los 13 años”

“Sí, yo creo que si es una droga. Además, de las peores. La verdad es que causa muchísima adicción”, nos cuenta Carlos Gómez , menor de 17 años cuyo primer contacto con el alcohol lo tuvo a los 13. Hemos escondido su cara tras un foco.

Carlos es perfectamente consciente del daño a todos los niveles que puede producirle esta sustancia, tanto a corto como a largo plazo, sin embargo, afirma que lo hace voluntariamente y porque así se divierte más. Además, reconoce que el contacto activo con el alcohol puede conducir a la adicción de otro tipo de sustancias “más fuertes”.

Según afirma el psicólogo clínico Bernardo Ruíz, actualmente ha cambiado totalmente el patrón de consumo de alcohol que teníamos establecido en España. Tanto es así que tiempo atrás existía una consumición más bien asociada o bien a la comida, o bien a las relaciones sociales; pero últimamente el objetivo de beber alcohol es buscar el efecto embriagador del mismo. Esto se da especialmente en los jóvenes, que usan esta bebida para emborracharse y alterar su estado de ánimo ya que, como afirma el menor, es la única manera de pasarlo bien, aunque no produzca siempre solo este síntoma positivo en los adolescentes.

En España y debido a la cultura social que se está implantando, cada vez se comienza a beber alcohol a edades más tempranas, entorno a una media de los 12 años, edad en la que los adolescentes comienzan a imitar aquello que ven. Esto, como afirman nuestros entrevistados, perjudica gravemente al desarrollo futuro del cerebro y de la personalidad del niño o niña, generando en muchos casos adicción y problemas de alcoholismo en un futuro. “La sociedad no es consciente de que el alcohol tiene una consecuencia negativa importante en el desarrollo del cerebro. Cuando el menor empieza a consumirlo al mismo nivel que los mayores corre el riesgo de convertirse en un adicto en potencia, algo de lo que nadie es consciente hasta que ya la enfermedad está asentada, cuando el niño ya es adulto, cuando ya nadie puede vivir con él, entonces le culpan”, explica Antonio González.

Entonces, ¿se está impartiendo la información adecuada y necesaria a los jóvenes? O, ¿se podría hacer más? Desde la Federación de Alcohólicos de la Comunidad de Madrid se transmite la defensa de que hasta los 21-22 años no debería haber ningún contacto con el alcohol, y afirman que la sociedad es la primera que debe proteger a la gente joven del consumo de esta sustancia, al menos, hasta que terminen de formarse física y psíquicamente, y contando con la información adecuada. “Han impartido charlas informativas en mi instituto. Además, también se sabe por lo que cuentan en la calle o lo que se puede ver a través de Internet. Es fácil hacerse una idea bastante clara de cómo va el asunto” habla Carlos.

Pero, ¿Cómo combatir el consumo de alcohol precoz cuando es la sociedad quien pone esta propia sustancia en manos de menores? “En mi caso es fácil”, afirma el menor de 17 años, “suelo juntarme con gente mayor, amigos que acaban comprándomelo. No hay problema, es súper fácil”, concluye.

Por su parte, Conchi Pérez, mujer de alcohólico nos advierte: “una vez que entra el alcohol en una casa la estabilidad se va completamente. Entra alguna otra enfermedad y se acepta bien, pero entra el alcohol y deja la casa en la ruina”. “En ocasiones te achacas la culpa, te culpabilizas a por ti mismo sin haber sabido prevenir la situación, hasta que entiendes que no es solo un vicio, sino que ha pasado a ser una enfermedad”, nos cuenta.

Una de las principales consecuencias del consumo abusivo de alcohol son los cambios comportamentales, y más si nos referimos a adolescentes que aún no han acabado de formarse ni física ni mentalmente. Pero no se queda ahí. Los cambios pueden ocasionar situaciones indeseables en las relaciones sociales, generando violencia hacia la familia, amigos e incluso, de género.

Sin embargo, ante esto, Carlos Gómez nos confiesa que no cree que tenga ningún problema:
“Como toda la gente de mi edad, salgo y bebo todos los fines de semana.
Porque si no, no me lo paso bien.
Me gusta.
Me divierto más”.

2 Comments

  1. Gran reportaje, una pena de sociedad.

  2. Muy buen reportaje, la pena es que los padres en ocasiones no saben por donde empezar. Así que muy bueno que puedan conocer asociaciones que trabajan en este problema

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