Diez pitas la hora
Se calcula que alrededor de 5.000 españoles realizan un intercambio de productos y servicios a través de las monedas sociales. Este proyecto, pionero en Cataluña y Andalucía, pretende revitalizar la economía local, presentándose como alternativa al euro, devuelve la hegemonía a la población mediante un sistema de monedas de valor simbólico que se crean y crecen a través de su propio uso. Con anterioridad, aparecieron los bancos de tiempo (300 en la actualidad), donde se intercambiaban servicios en función de las horas invertidas en un trabajo. Pero, la necesidad de ampliar esta experiencia a la compraventa de productos desarrolló la aparición de las monedas.
Las monedas sociales proliferan en España tras el estallido de la crisis económica como alternativa al euro. Las precursoras de esta iniciativa se plantean cómo es posible que no se puedan comprar bienes básicos de consumo sin “papelitos”. La frustración ciudadana por la austeridad que ahoga el consumo, ha llevado a personas como Ton Dalmau (coordinador de ECOL3VGN) a visualizar el incierto futuro de la moneda europea y a apostar por la moneda social que “no puede ser objeto de especulación ni salir de su ámbito”. Ton Dalmau ha sido el artífice de la turuta en Vilanova i la Geltrú, cuyo nombre procede de las comparsas de carnaval.
Comprar en pitas, turutas, pumas, boniatos o zoquitos.
La plaza del Pumarejo en Sevilla celebra una vez al mes los Mercapumas, donde los productos se intercambian a valor de pumas. De este modo, los días de evento en la plaza se consigue fomentar el comercio justo, establecer redes entre los vecinos, ofrecer capacidades personales, respetar el entorno y valorar lo artesano. Para Noemí González, promotora del proyecto “los días de mercado es cuando la moneda social está en plena ebullición”.
En Málaga, la moneda social recibe el nombre de comunes. Con los comunes es posible adquirir productos de huerta ecológica, recibir asesoría legal de un abogado, alquilar una bicicleta o comprar una bufanda a medida. En la localidad barcelonesa de Alt Congost, las panaderías ofrecen ecos a última hora.
Los promotores del zoquito, moneda pionera en España originaria de Jerez, ofrecen la posibilidad de hacer la compra por Internet, aunque advierten que el proceso se ralentiza de este modo. Así como también, señalan como principales problemas la informalidad y la escasez de algunos productos básicos.
La mayoría de las transacciones se realizan a través de Internet, facilitando el contacto y la transparencia. Los precursores de estas iniciativas reconocen que el desarrollo de las tecnologías y redes han facilitado mucho este comercio alternativo. España ya cuenta con 144 proyectos de moneda social, cuya sostenibilidad radica en las distintas redes que se generan en el comercio local.