Un viaje por la psicología del color
Las casualidades no existen. Que los habitantes de Pandora fueran azules, o que los zapatos de Dorothy fueran rojos no son decisiones de última hora. El color es una herramienta fundamental a la hora de contar una historia. El cromatismo en el cine va más allá de la estética y apela a las emociones personales.
Todos los grandes cineastas saben que a la hora de empezar un proyecto cinematográfico su gran aliado es el director artístico, la persona responsable de dirigir los equipos de diseño y de producción para que las obras contengan un equilibrio visual.
Establecer un patrón cromático en las películas es importante, por ejemplo, David Fincher director de Seven (1995) o El club de la lucha (1999) es conocido por utilizar el color verde pero sabe que más importante que su uso estético es su uso como herramienta analítica y contadora de historias.
El color azul suele provoca una sensación de tristeza y el rojo comúnmente se asocia a la pasión. No obstante, debemos recordar que el uso del color en el cine no tiene unos parámetros fijos y cada director lo utilizará con una función diferente. Por tanto, ¿de qué formas se pueden utilizar el Pantone para evocar sentimientos en el espectador?
Max Lüscher fue un psicoterapeuta suizo conocido por idear «La prueba de color Lüscher», una herramienta para medir el estado psicológico de un individuo basado en sus reacciones a los colores.
Según su teoría, los colores ejercen una reacción estética y diferentes funciones en la corteza cerebral que son resultado de la experiencia y la educación del individuo más que una respuesta instintiva. Por ejemplo, para Lüscher el amarillo que representa actividad o alegría, y el verde simboliza esperanza y disminuye la tensión.
Sin embargo, hay directores que a lo largo de su filmografía adoptan una paleta de colores por la que se rigen todas sus películas. Es el caso de Wes Anderson y su eterno homenaje a los colores pastel, que hacen aparición en todas las películas de su filmografía pero que en algunas como El Gran Hotel Budapest (2015) o Moonrise Kingdom (2012) queda elevado a su máxima potencia. Otros directores, como Todd Haynes, emplean colores vivos en sus películas de corte melodramático.
Los colores vivos como fuente de energía
Es difícil explicar cómo los colores representan la alegría en la gran pantalla. En el fotograma elegido de La La Land (Damien Chazelle, 2016) se ve cómo se hace uso de los colores primarios en su matiz más vivo para representar un momento de alegría y diversión.
«Esta elección de colores busca cumplir una función a nivel narrativo de simplificar las emociones y de endulzar las escenas para que sea evidente la felicidad. Pero por otra parte los colores de la película son un homenaje a los años del tecnicolor. El género musical se nutrió de la aparición del color y lo aprovechó al máximo. La película es un homenaje a la alegría de los musicales de antes», ha explicado a VARIACIÓN XXI Irene Riera, graduada en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo y actualmente cursando un Máster en Patrimonio Audiovisual.
Por su parte, en la escena de la película Begin Again (John Carney, 2014) también presenciamos un momento de felicidad pero su paleta cromática tiende a unos colores más elegantes y no tan eléctricos como en el ejemplo anterior.
«Se trata de una elección de colores bastante conservadora donde destaca la ropa de los protagonistas. El de ella, por su juventud, asociada a un rojo muy vivo en contraste con el azul de él que prácticamente se funde con el entorno. No quiere ser innovador como Chazelle pero sí apoyar con los colores la construcción de los personajes », añade Irene.
Todo ello sin apartarse de la gama cromática que representan los tonos alegres aunque, eso sí, utilizando una tonalidad más tradicional.
La gama pastel como alegoría al amor
En Her (Spike Jonze, 2013) la paleta escogida es, en su mayoría, derivados del naranja.
A lo largo de todo el largometraje se utiliza un fondo gris; color neutro que no busca transmitir un sentimiento sino que crea un sutil contraste con los colores anaranjados, rosados y corales de las naturalezas muertas y los personajes.
La película es un claro ejemplo de la utilización de colores análogos que sirven para crear una sensación de paz y tranquilidad. En este caso, además, se representa el amor romántico utilizando los colores pastel y cálidos.
En el fotograma de Encantada (Kevin Lima, 2007) no es casualidad que el vestido de la protagonista y el juego de luces compartan gama cromática: el color morado es el predominante en la escena.
Aunque el sentimiento de la pasión suele estar representado por colores rojos intensos, en este caso, el director decide desmarcarse de la norma para utilizar derivaciones del morado (color que representa la magia) para potenciar el hilo argumental de la película y para transmitirnos el mundo de fantasía que percibe su protagonista.
“No saldrá bien, lo veo muy negro”
¿Crees que mucha gente pintaría la pared de su habitación de alguno de estos colores? Mayoritariamente no ya que ninguno son colores que transmitan una sensación de tranquilidad. Tanto la imagen de Animales nocturnos (Tom Ford, 2016) como la de Ghostbusters (Paul Feig, 2016) tienen colores oscuros que ya avisan al espectador de que algo no va a salir bien.
En ambas paletas cromáticas encontramos colores oscuros y, sobre todo, el negro. No obstante, es importante tener claro que el negro en realidad no es un color sino todo lo contrario: la ausencia de color.
El negro según el marco puede mostrar elegancia y seriedad pero generalmente representa el misterio, la muerte o el peligro y se asocia al miedo, a lo tenebroso y a lo desconocido.
¡Señal amarilla! Precaución
Cuando vemos una señal que nos advierte de un peligro ésta es amarilla. Esto se debe a que el amarillo es un color que produce una alta excitación óptica, estimula la actividad mental y genera energía muscular. Estas son las razones por las que este color es comúnmente utilizado en el ámbito publicitario.
En el ámbito cinematográfico el amarillo se emplea para generar un ambiente de tensión. En los fotogramas anteriores se observa que la paleta de color está formada por colores clasificados como ocres: amarillos, naranjas oscuros, marrones… todos ellos tienen algo en común: muestran que en la pantalla se respira un aire de incertidumbre y nerviosismo.
Las tonalidades ocre se asocian con el engaño y la desconfianza y junto al amarillo perpetúan una sensación como la que se aprecia en Perdida (David Fincher, 2014) o Carol (Todd Haynes, 2015), escenas en las que los personajes se sienten incómodos y desconfían de las personas de su alrededor.
La tristeza del color azul, un clásico
En 1963 Los Beatles cantaban «there is a place / where i can go / when i feel low/ when i feel blue… ».
When I feel blue es una expresión anglosajona que no tenemos integrada en el castellano y que se traduce como «sentirse azul» pero se entiende como «estar de bajón ».
Esta no es la única asociación directa del color azul con la tristeza, por ejemplo, el género musical vocal e instrumental «Blues », cuyo significado es melancolía o tristeza, toma ese nombre debido a las historias melancólicas y tristes de las canciones que escribían las comunidades afroamericanas del sur en los Estados Unidos a principios del siglo XX.
En los fotogramas elegidos, pertenecientes a las películas Amour (Michael Haneke, 2012) y Las Horas (Stephen Daldry, 2002), la utilización del azul en la riqueza de su gama y de los tonos fríos ayudan al espectador a empatizar con los personajes y a comprender sus sentimientos de nostalgia, aflicción y desconsuelo.
Todo ello es una pequeña muestra de porqué prestar atención a los colores que utilizan las películas es tan importante. Se quiera, o no, cada color está comunicando a su audiencia una respuesta emocional. De esta forma, si se conoce que connotación tiene cada color que se ve en una película se puede ser capaz de comprender las historias y emociones que te quieren transmitir de manera más efectiva.