El anticonceptivo Essure, un calvario imprevisto
El pasado 3 de agosto saltaban todas las alarmas por la retirada comercial, de forma temporal, del anticonceptivo Essure, marca registrada de la multinacional Bayer. Algunos meses antes, las afectadas por los efectos secundarios de este dispositivo ya se contaban por decenas. Sus principales dolores se encuentran en la zona abdominal, piernas y genitales; todo ello acompañado de mareos y náuseas. A día de hoy, un servicio jurídico está trabajando a nivel internacional para hacer frente a la farmacéutica alemana en los tribunales.
La autoridad en materia médica de Irlanda, relevaba este tratamiento al no cumplir los estándares mínimos de calidad que certifica el sello de la CE, necesario para comercializar cualquier producto sanitario en la Unión Europea. Todo ello tuvo su repercusión en España cuando la empresa farmacéutica Bayer Hispania S. L. informó de dicha suspensión a la Agencia de Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS). Como consecuencia, esta la AEMPS cesó la comercialización y retiró del mercado el producto Essure. Paralelamente, aunque la suspensión era temporal en su génesis, se tornó indefinida cuando Bayer Pharma AG., Alemania, informó que no continuaría con el procedimiento de renovación del certificado CE, de forma voluntaria, alegando motivos comerciales.
Nunca se ha respondido a la pregunta concreta de qué estándares no cumplía el producto de Bayer, pero una posible respuesta puede ser los efectos secundarios que ha tenido en las mujeres afectadas. El anticonceptivo consiste en un muelle que se inserta al principio de las trompas y que por dentro tiene una especie de filamentos en los que el propio órgano empieza a desarrollarse y tapa por completo las propias trompas. De esta forma, se consigue que el esperma no llegue hasta los ovarios.
Pero algo falló, y de forma generalizada, además. Tal y como comenta Susana Sánchez a Variación XXI «una gran cantidad de mujeres recibió la recomendación de sus ginecólogos de implantarse el dispositivo Essure, que se aconsejaba en las consultas precisamente por su facilidad de inserción». Aunque, por otro lado, esta afectada se queja de la «falta de formación e información que tenían los especialistas a la hora de complicaciones en el proceso».
La peregrinación y el calvario de las afectadas
Eva Sempere es otra de las afectadas que en sus propias palabras pasó un «calvario» desde que le introdujeron el Essure. Ya desde la finalización de la implantación del anticonceptivo salió con «mareos y dolores tremendos en la pierna». La afectada en cuestión realizaba continuamente visitas al hospital, casi siempre entrando por urgencias, hasta que le mandan antibiótico para 14 días y calmantes.
Al no surtir efecto este tratamiento, le vuelven a recetar el mismo antibiótico 10 días más, lo cuál deja perpleja a Eva ya que no entiende que si no le ha hecho efecto durante dos semanas no lo va a hacer ahora. De nuevo vuelve al poco tiempo a urgencias, pero su peregrinación por centros de salud no acaba aquí. Con una cita regular a los 20 días, Eva se queja de que el proceso se está dilatando mucho tiempo y que «yo mientras tanto estaba tomando analgesia cada 4 horas».
Los días siguientes se convierten en dolores fuertes, contrarrestados también con potentes calmantes, lo que desemboca en pérdida de visión por la fiebre producida debido a la infección. Todo ello acompañado de hinchazón del abdomen y dolores en genitales y piernas, lo que le produce el casi no poder andar.
Ya ingresada en el hospital por su cuadro sintomatológico, ella insistía en que le quitaran definitivamente las trompas y así solucionar el problema, pero el personal médico se negaba ya que aducía que este era el procedimiento correcto. Finalmente, tras múltiples pruebas y repetidos análisis, «me quitaran las trompas, el ovario derecho, y me reconstruyeron el izquierdo y el útero», afirma la propia afectada.
Tal y como ella misma relata, «he tardado mucho en recuperarme y poder hacer vida normal, aunque esto haya sido una auténtica pesadillas, aunque aún tengo algunas secuelas en las piernas y a nivel hormonal no soy la misma», añade. Además, las repercusiones en su vida personal fueron también graves, pues «me vi imposibilitada para atender a mis hijas y encima estoy soltera», concluye.
Susana Sánchez también hace referencia a su vida personal, incluso comenta que «la vida íntima, ya entrando en lo sexual, es muy importante para la mujer». En su caso, en un procedimiento que también llevó años de tratamiento y visitas a los especialistas, la solución radicó en el clásico ligamiento de trompas y la retirada de los restos de Essure, no sin dos intervenciones quirúrgicas de por medio.
La indestructible industria farmacéutica
Además, Susana hace hincapié en lo complicado del caso en materia de procesos legales. «Hay que tener en cuenta que estamos luchando contra la industria farmacéutica, que a nivel global es de las más poderosas de todo el mundo», recalca. Asimismo, no se olvida de comentar el fuerte corporativismo que recubre casos de este tipo.
Hecho que constata la posición de la AEMPS y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), ya que la primera hace referencia a un estudio epidemiológico llevado a cabo en Francia en abril de este mismo año en el que se concluye que «no se cuestiona la relación beneficio/riesgo del implante Essure, por lo que no procede aconsejar la retirada del dispositivo ni modificar las pautas de seguimiento de las personas portadoras».
En el caso de la SEGO, en un comunicado declaran que «según los datos de los estudios existentes en la actualidad, el dispositivo Essure continúa presentando un perfil-riesgo favorable». Así pues, se clarifica que en opinión de las dos organizaciones los beneficios potenciales del Essure están por encima de los posibles riesgos que puede provocar su implantación.
Tanto Susana como Eva, como más de tres decenas de ellas, están organizadas en la Asociación de Afectadas por el Essure, que ya se han puesto en contacto con Francisco Almodóvar, abogado especializado en temas legales sobre las reacciones adversas a los medicamentos. En este sentido, el colegiado afirma que el caso tiene cobertura también en despachos de Estados Unidos, Canadá o Reino Unido.
De la misma forma, «el caso se está investigando a varios niveles, refiriéndose al legal, científico, comunicación, organización o estrategia», siempre en palabras del abogado. Actualmente, el letrado afirma que «se está interrumpiendo cualquier tipo de prescripción del Essure y que se reservan todas las acciones legales, que en cualquier caso serían realizadas de forma individual a la administración central, autonómica y a Bayer», el laboratorio en cuestión. Ahora mismo, el proceso se encuentra en el punto de decisión entre ir por la vía penal o la civil.
En cuanto a las reclamaciones que las afectadas hacen a la justicia se encuentran la de «responsabilidad patrimonial a las administraciones, cada una en su cuota debido al mal funcionamiento de la vigilancia del producto, protección a la salud o consentimiento informado erróneo», tal y como afirma Francisco a Variación XXI. En cuanto al laboratorio, remarca que le exigirán responsabilidades civiles o penales, además de por la falta de vigilancia, por omisión intencionada de información y no atención adecuada a las víctimas.
Un caso judicial complejo
En cuanto al caso judicial, el abogado lo tilda de complejo, ya que todos los agentes implicados niegan cualquier relación de causalidad, «además de que el tesorero de la SEGO es el investigador de Essure en España y el ginecólogo que más dispositivos ha puesto y el encargado de la formación de los ginecólogos sobre el producto», añade.
Otro agravio que sufre el legalista en particular y las afectadas en general, es que «incluso mienten en los expedientes administrativos diciendo que no se ha registrado ninguna alerta en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, cuando la AEMPS refleja lo contrario», declara el especialista en procesos legales.
Aunque tanto las afectadas como él piensan que será un proceso complicado dada la burocracia que acarrea y quién será el demandado, Francisco dice que «es necesaria la unión de todos los abogados para litigar conjuntamente, cosa que no es fácil en España». Concluye con la esperanza de «tener una buena sentencia, aunque tardará en llegar».
De esta forma, el caso Essure sigue más que abierto tanto en los tribunales como en el día a día de las centenares de afectadas. Desde la Asociación alertan, los síntomas se pueden empezar a sufrir bastante tiempo después de la implantación, así que seguirán luchando, tanto desde las vías judiciales como las manifestaciones que puedan realizar para que la opinión pública no se olvide de este escándalo.