Un viaje que marca una vida
El número de personas que se desplazan en el mundo no deja de crecer año tras año, y destacan sobre todo el número refugiados. Muchos son los motivos de estos desplazamientos: étnicos, políticos, religiosos. Ante la imposibilidad legal de abandonar sus países, muchas personas se ven obligadas a pagar a traficantes, gastando todos sus ahorros. Durante el viaje, el dinero se va agotando, la comida escasea y, en muchas ocasiones, tienen que dormir al raso en invierno. En definitiva, es un viaje largo y peligroso: desiertos a pie, escondidos en coches y trenes o lanzarse al mar a nado o en balsas.
Además , el viaje no acaba en el destino, pueden vivir el rechazo de algunos sectores que les excluyen abiertamente con comportamientos racistas y xenófobos. Después de casi 7 años de conflicto, Siria es hoy la crisis humanitaria más grande del mundo.
La ruta del Mediterráneo Occidental de los refugiados sirios
En Siria muchísimas personas busca desesperadamente huir de su país debido a una cruel guerra que dura ya 6 años. En Siria existe un conflicto muy violento entre los rebeldes, el estado islámico, los kurdos y el gobierno. Los bombardeos aéreos, los atentados y los disparos ocurren todos los días y muchos sitios tienen miedo de morir debido a una cruel guerra de la que no quieren formar parte. Cada día 6.000 sirios emprenden un viaje hacia Europa en busca de paz que se ha convertido el mayor éxodo de la historia. En Siria no existe derecho a la vida.
La ruta del mediterráneo occidental inicia con familias sirias muy tristes y en los peores casos incompletas que escapan de su tierra natal hasta las costas de Turquía. Allí, las mafias de narcotraficantes se encargan de embarcar a los refugiados en botes de goma en condiciones pésimas donde apenas caben. Cada día hay naufragios, en 2015 fallecieron ahogadas en estas aguas más de 3.700 migrantes y en 2016 ya han sido más de 5.000 los ahogados. Pero estas muertes no son importantes para las mafias que siguen traficando con personas que huyen del horror de una guerra.
Algunos botes son afortunados y en 10 kilómetros de mar llegan a Grecia, a la Isla de Lesbos: la puerta de Europa. Allí permanecen en el campo de refugiados donde operan las ONG y las fuerzas gubernamentales europeas brillan por su ausencia. Desde Lesbos, viajan hasta el puerto más importante de Grecia: el Pireo, donde los autobuses de las mafias les esperan para atravesar el viejo continente.
Los refugiados sirios tratan de llegar al país europeo en el que han solicitado asilo; la mayoría desean emprender una nueva vida donde el miedo a morir no exista. Sus destinos favoritos son Alemania y a Inglaterra. Con los autobuses van atravesando países y, por fin, con la ilusión que se ve en el brillo de los ojos llegan, en el mejor de los casos, a su destino de acogida donde han obtenido el derecho de asilo.
La ruta del Mediterráneo Oriental de los refugiados de Sudán del Sur
En Sudán del Sur el 15 de diciembre de 2013 empieza un conflicto que surge de la lucha de poder entre el presidente, Salva Kiir, y el ex vicepresidente y líder de los rebeldes, Riek Machar, que se expande alrededor del país en la lucha entre dos etnias dejándolo al borde de la guerra civil. Desde 2013, las partes en el conflicto han llevado a cabo ataques contra civiles , violaciones, secuestros, privación de libertad, desapariciones forzadas.
Actualmente Sudán del Sur es ya la mayor crisis de refugiados de África, con 1,5 millones de personas que se han visto obligadas a abandonar el país, la mayoría son mujeres y niños víctimas del conflicto. Cientos de ellos llegan cruzando la frontera, superando la capacidad de acogida, incrementando el riesgo de contagio de enfermedades. Más de un millón de niños refugiados escapan de Sudán del Sur huyendo de la violencia ya que más de mil niños han sido asesinados o heridos desde que comenzó el conflicto en 2013, así lo indican los últimos datos de la ONU.
Las familias intentan sobrevivir esperando llegar hacia Egipto y Libia, a lo largo de la ruta de tránsito del Mediterráneo Oriental caracterizada por ser una de las más peligrosas cuyas ciudades de paso para llegar a Europa son Aswan, Cairo o Alejandría (Egipto), y Ajdabiya, Bengasi y Trípoli (Libia). Cada vez más refugiados e inmigrantes acaban en Libia, un país en guerra , y a lo largo de la ruta migratoria en manos de traficantes, son víctimas de tortura, extorsiones y de trabajo forzoso. Las razones por las que las personas dejan sus países para escapar de la violencia, la inestabilidad o la pobreza son graves, y les obligan a emprender peligrosas travesías a sabiendas de que podrán verse forzados a pagar con su dignidad, su bienestar e incluso con sus vidas.
La vulnerabilidad de los rohinyás
Sin alimentos, sin agua potable, sin ayudas, familias enteras, niños solos. Así es como están llegando los más de 600.000 rohinyás que han huido desde agosto de 2017 a Bangladesh.
Una de las principales causas de los desplazamientos de personas tiene origen religioso, este es el caso de los rohingya, una minoría musulmana asentada en Birmania Occidental. Los rohinyás no son reconocidos por el Gobierno birmano como una minoría étnica por lo que carecen de protección legal y se enfrentan, por lo tanto, a una enorme persecución por parte de su país.
Hace más de cuarenta años desde que los rohingyás empezaron a emigrar en cantidades significativas. En los últimos años, muchos de ellos han realizado viajes peligrosos desde Myanmar. Antes de último éxodo en 2017,los rohingya siempre habían tratado de ingresar ilegalmente a los estados del sudeste asiático, rogando el apoyo humanitario de los posibles países anfitriones.
Según Naciones Unidas, en 2015 , año en el que comenzó la llamada «crisis rohinya» más de 30.000 personas fueron llevadas en barco desde Bangladesh y Myanmar por traficantes de personas. La ONU afirmó durante el viaje, alrededor de 100 personas murieron en Indonesia, 200 en Malasia, y 10 en Tailandia, después de que los traficantes las abandonasen en el mar.
Arriesgando la muerte por mar o a pie, casi un millón de personas ya han huido de la destrucción de sus hogares, de sus puestos de trabajo, de todo lo que hasta el momento conocían.
Calificada por la ONU como la “crisis de refugiados de más rápido crecimiento en el mundo”, la mayoría de los refugiados rohinya que llegan a Bangladesh lo hacen a través de barcos en condiciones muy adversas. Hombres mujeres y, según Unicef, más de 300.000 niños sin apenas pertenencias han buscado refugio en estas áreas, estableciendo campamentos en terrenos difíciles y con poco acceso ayuda , agua potable, alimento, refugio o atención médica.
Muchas personas hoy dejan su país en busca de oportunidades de empleo o educación, otras tratan de reunirse con sus familiares, sin embargo, hay personas que no pueden elegir y están obligadas a dejar su hogar por causa de conflictos, persecución, violaciones de derechos humanos o violencia generalizada.
En su camino, ponen su vida en juego para llegar a un destino final. Una vida que está infravalorada.
Un reportaje muy bueno y necesario. Que triste que seis años después siga sin haber una solución. Nosotros, como ciudadanos, no podemos acabar con la guerra pero si tenemos la responsabilidad de integrar a los refugiados en nuestra sociedad.
Gracias por dar visibilidad a esta crisis humanitaria que parece que al no salir tanto en los informativos ya ha desparecido. Gran trabajo!
Un reportaje que es necesario leer para reflexionar
Enhorabuena. Es de lo mejor que he leído ultimamente. Seguid así, espero impaciente vuestro próximo artícle. Thanks 😉
Congratulations. It’s the best I’ve read lately. Keep it up, I look forward to your next article. Thanks;)
Que triste y dura realidad , pero que necesario que se haga eco de esta gran crisis humanitaria.
Os doy la enhorabuena