Unfair Erasmus: desmontando el mito
- No todos los alumnos que deciden realizar un Erasmus acaban satisfechos con el mismo
- Diferencias abismales en cuanto al nivel académico y las compensaciones económicas y becas son algunos de los problemas a los que se enfrentan los alumnos
Aunque parezca que la estabilidad de la Unión Europea se está tambaleado con la pérdida de Gran Bretaña en el famoso Brexit, lo cierto es que sus programas traen muchas ventajas, sobre todo a jóvenes. Uno de ellos, posiblemente el más popular, es su programa Erasmus que ahora recibe el nombre de Erasmus+.
El programa ya cuenta con 31 años de vida y en sus primeros 30 años ha acogido a 4,4 millones de estudiantes universitarios que se aventuran a mudarse a una ciudad europea y completar un año de sus estudios en una universidad extranjera.
Bajo el lema de «cambiando vidas, abriendo mentes» se esconden miles de estudiantes a los cuales, Erasmus, les ha dado mucho. Esta experiencia trae diversidad a tu mente y cada destino tiene sus propias peculiaridades, pero… ¿qué pasa cuando esas peculiaridades hacen peligrar tu media académica, o por otra parte, hace que suba como la espuma? ¿Hay el mismo nivel de estudios en todas las universidades europeas?
De momento se pueden escuchar muy poquitos casos en los que alguien se haya arrepentido de esa experiencia, pero sí que es cierto que hay muchos que se han tirado de los pelos al ver que otros compañeros que también se habían ido de Erasmus venían con una media de 10 y afirmaciones como «¡ni he pisado la clase!”, mientras que ellos aseguraban que su media había caído en picado, la no asistencia era penalizada y que a pesar de que fuese un año rico en experiencias, también lo ha sido en convalidaciones injustas. Destinos donde el inglés, francés o alemán son lenguas oficiales se presentan como los más duros, mientras que los países del este, en general, siguen la dinámica opuesta.
El tema de las ayudas también trae dolor de cabeza y un agujero en la cuenta bancaria a muchos. A pesar de que se tiene en cuenta el destino elegido y el nivel de vida, las ayudas tampoco se compensan. Por ejemplo, estudiantes españoles que viajan a París donde una residencia cuesta alrededor de 850 euros, reciben tan solo 100 euros más que aquellos que van a Eslovaquia, donde una residencia en la capital cuesta 75 euros al mes. Eso nos lleva a la pregunta: ¿es el programa Erasmus justo?
Compensaciones económicas desequilibradas
A la hora de irse a vivir fuera de casa, una de las mayores preocupaciones de los jóvenes que deciden irse a estudiar en el extranjero, es el dinero. Hacer la compra, pagar el alojamiento, sacar un abono transporte u otras necesidades básicas, no serían posibles, para algunos, sin la ayuda de la beca Erasmus otorgada por el programa europeo Erasmus+. Y es que la mayoría de los alumnos que decide estudiar un curso fuera de su país, no recibe ningún tipo de ingreso.
En España, estas becas son consensuadas y fijadas por las dos organizaciones nacionales que gestionan y coordinan el programa europeo Erasmus+: el Servicio Español para la internacionalización de la Educación (SEPIE) y la Agencia Nacional Española (ANE). Dicho programa comprende 33 países. Sin embargo, y como puede resultar lógico, la cuantía de estas becas Erasmus no son iguales para todos, pues dependen del nivel de vida del país de destino. Así, el programa establece una clasificación de tres grupos de países.
El primero de ellos, grupo uno, comprende los países con costes de vida más altos: Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Islandia, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Reino Unido, Suecia. La cantidad mensual que le corresponde a los alumnos destinados a cualquiera de estos países es de 300€. El grupo dos es aquel que agrupa los países con un nivel de vida medio. Aquí entrarían: Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, España, Francia, Grecia, Italia, Malta, Países Bajos, Portugal. La ayuda mensual en este caso es de 250€. Por último, el grupo tres engloba los países con un nivel de vida con costes bajos, está formado por: Antigua República Yugoslava de Macedonia, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Rumanía, Turquía. La ayuda mensual correspondiente es de 200€.
No obstante, existe gran polémica respecto a la relación entre las becas otorgadas y el nivel de vida de los países. Un ejemplo es el caso de Paula (ex estudiante Erasmus en París), quien asegura que la ayuda mensual de 300€ que recibía, no le permitía cubrir ni los gastos del día a día. Sin embargo, Lucas (ex estudiante Erasmus en Bratislava), nos cuenta que la ayuda mensual de 200€ que le llegaba gracias al programa Erasmus +, «era suficiente para pagar su alojamiento (70€/mes), el transporte, la comida y otros gastos».
Más allá de este programa Erasmus +, fijado por las organizaciones nacionales antes mencionadas, cada alumno puede recibir otras becas que dependen de la Comunidad Autónoma a la que pertenezcan. Respecto a esto surgen polémicas, ya que algunas Comunidades son más generosas que otras. Andalucía destaca actualmente como la región española con ayudas complementarias más altas, mientras que en otras como Baleares, Canarias, Castilla-León, Castilla La Mancha o la Comunidad de Madrid, dichas ayudas son inexistentes.
Son numerosos los alumnos que han realizado un Erasmus que consideran que desde la Comisión Europea debería regular de nuevo dichas ayudas. Variación XXI se ha puesto en contacto con el órgano público, pero sin recibir respuesta alguna.
Mucha burocracia, poca transigencia
Cuando los estudiantes eligen vivir la experiencia Erasmus, tienen que tratar con una larga y tediosa burocracia. Más de un erasmus se ha encontrado con una montaña de papeles que tiene que entregar firmados a sus correspondientes universidades de destino. Entre todo este papeleo se encuentran las convalidaciones de las asignaturas (el famoso Learning Agreement), que en muchos casos pueden llegar a ser muy injustas.
El uso del Sistema Europeo de Transferencia y acumulación de Créditos (ECTS) hace posible que los programas y titulaciones sean más transparentes y facilita el reconocimiento de títulos para poder convalidar los créditos entre universidades europeas. Sin embargo, los estudiantes se encuentran con más de un problema cuando van a elegir qué asignaturas van a realizar en su estancia Erasmus.
Lo primero que tienen que hacer es seleccionar las asignaturas que van a cursar en la universidad de destino, que tienen que ser aprobadas por el coordinador Erasmus de la carrera. En muchos casos, por cada asignatura que el estudiante vaya a matricularse en su universidad, tiene que seleccionar una equivalente a esa. Sin embargo, muchas veces los estudiantes se encuentran con que esa asignatura no la pueden convalidar o que necesitan más de una asignatura de pocos créditos ECTS para poner convalidar la pertinente que se matricula en la universidad de su propio país.
Es lo que le ocurrió a Laura Ochoa, estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid que estudió un cuatrimestre el pasado año en la Universidad de Roma III. Y es que Laura cuenta que la selección de asignaturas le supuso estrés y frustración: «Fue desesperante. En esta universidad no existe la carrera de periodismo como tal, por lo que tuve que seleccionar asignaturas de otras carreras como políticas o comunicación audiovisual. Y lo peor de todo es que muchas eran de 3 créditos, por lo que para llegar a los 30 exigidos tuve que matricularme de siete asignaturas en lugar de cinco, como en España. Además, muchas de esas asignaturas se me solapaban, así que fue caótico».
Laura no es la única que tuvo que cursar asignaturas de otras carreras e incluso cursos. Muchos de los alumnos que se marcharon de Erasmus con los que Variación XXI ha hablado aseguran que a la hora de seleccionar asignaturas se encontraron con que en sus universidades de destino no solo no existía su carrera como tal, sino que encima tenían que escoger por obligación asignaturas de Máster, o lo que es lo mismo, con un nivel muy superior al que tendría en su país.
Esto supone un grave problema para aquellos estudiantes de universidades más exigentes en las convalidaciones. Alice Summer, estudiante en la Universidad de Bolonia (Italia), estuvo a punto de no realizar su Erasmus por este contratiempo: «En Bolonia me exigían que las asignaturas que escogiese fuesen lo más parecidas posible a las que hubiese cursado allí. Pero claro, en la Universidad de Amberes no existe mi carrera como tal, por lo que tuve que elegir asignaturas de otras carreras similares». El problema llegó cuando desde la Universidad de Bolonia le negaron hasta en tres ocasiones su Learning Agreement y le dijeron que si no habían asignaturas similares a las suyas, no podían permitirle irse de Erasmus a ese destino.
Falta de consenso en las convalidaciones
Tampoco hay consenso en qué asignaturas se pueden convalidar o no. Y es que en algunas universidades no se puedan llevar asignaturas suspensas (es decir, matricularse por segunda vez y llevarla al Erasmus) mientras que en otras se pueda hacer perfectamente. Uno de estos casos es la propia Universidad Complutense de Madrid, en la Facultad de Ciencias de la Información, donde no es posible llevar una asignatura suspensa anteriormente.
Lo que sí que tienen que realizar todos al finalizar su estancia en el extranjero es entregar en su universidad de origen el Transcript of Records, donde aparecen las notas que ha tenido ese alumno en la universidad de destino. Posteriormente, la universidad de origen tendrá que convalidar estas asignaturas y poner la nota correspondiente del 1 al 10, como se estipula en España, lo que resultará que, aunque haya unas normas establecidas, al final, las convalidaciones son uno de esos trámites que cada universidad hace según sus propios criterios y en sus propios plazos.
Esta falta de consenso, no solo a nivel internacional, sino incluso nacional, provoca que dos alumnos de distintas universidades españolas que han sacado la misma nota en una asignatura de su universidad Erasmus, seguramente acaben teniendo notas distintas a la hora de convalidarla, puesto que no existe un mismo sistema para todos.
Es el caso de Rocío Fernández y Marina Ramos, estudiantes de traducción e interpretación en la Universidad de Sevilla y la Autónoma de Madrid respectivamente. Ambas realizaron su Erasmus en Amberes, Bélgica, uno de los países con un nivel académico más alto de Europa. Las jóvenes cuentan a Variación XXI como ambas sacaron la misma nota en la asignatura de American History, un 9 sobre 20, es decir, un suspenso. Pero la diferencia es que mientras que a Marina, una vez volvió a Madrid sí que le aprobaron la asignatura alegando que saben que la exigencia de Amberes es muy alta, a la joven sevillana le mantuvieron como nota final un 4.
De nuevo, desde Variación XXI quisimos aclarar este problema con la Oficina Erasmus de la Facultad de Ciencias de la Información y con la Oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Desde la primera no nos quisieron atender y de la segunda no recibimos respuesta alguna.
Así pues, contestando a la pregunta que realizamos al inicio de este reportaje, para los alumnos que realizaron sus Erasmus en países como Alemania, Holanda, Bélgica o Francia, este programa es injusto. Ni en las becas, ni en las convalidaciones, ni en la elección de asignaturas. La falta de consenso no solo a nivel internacional, sino incluso a nivel nacional, no permite que para todos sus becados sea una experiencia completamente gratificante.
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- Il vero volto di Erasmus: due Bugie e una Verità – ERASMUS ALLA GENOVESE - […] casi, non superando i 400 euro al mese nella maggior parte dei casi. Questo importo è fissato dal Servizio…
Interesantísimo artículo, y muy bien redactado, con el que muchos estudiantes que hemos vivido la experiencia Erasmus nos sentimos identificados. Está muy bien la idea de dar visibilidad a estos temas.
Me parece que por fin habla desde una verdad algo más objetiva que el puro subidón post erasmus.
Por fin un grupo de periodistas que se centran en la cara curricular del erasmus y no en el típico artículo “me enamoré de erasmus y ahora estamos lejos”
Gracias!
Es un hecho. Las calificaciones en Francia son sobre 20, cuando llegó la hora de hacer las convalidaciones, dividieron por la mitad y listo. Y fue injusto, porque allí sacar un 20 era prácticamente imposible, se asumía que la nota máxima era 16-18 (nunca vi un 20). En cambio en España sí se ven nueves y dieces. Años después me enteré de que había unos criterios de convalidación especiales que se ajustaban mejor al nivel más exigente de las universidad francesas. Para mí el daño ya estaba hecho, aunque nunca hubiera mala fe por parte de mi tutora/departamento, y la nota media me bajó bastante. En ese momento no parece importante pero por la media del Grado te puedes quedar fuera de becas y convocatorias más adelante. Que lo que ganara a muchos niveles fuera enormemente enriquecedor no quita que la convalidación fuera injusta. En fin, que se hizo mal pero espero que ya de esté haciendo mejor.
Pd.: El mismo año los compañeros que hicieron el Erasmus en Italia vinieron con medias de 9,5 para arriba.