Las historietas de ayer y de hoy
-
La evolución del cómic y el tebeo en España y Occidente
-
El manga japonés, icono en la cultura Oriental
-
Cómic chino: Ventana de expresar espíritu de amor patriótico y propagar cultura tradicional de China
Más de cien años de la aparición del tebeo en España, adaptaciones cinematográficas de las obras de DC y Marvel Comics, anime japonés inspirado en los clásicos mangas impresos en blanco y negro, la cultura china y las injusticias sociales reflejadas en su manhua, obras narrativas gráficas que han repercutido en la vida de sus lectores, marcando un hito en los lectores del cómic en sus distintas formas. Cómo han transitado del papel a lo digital, la resistencia de los libros y el futuro del género en este reportaje.
En 2017 se cumplía el centenario de las historietas en España, el TBO aparecía en Barcelona en 1917 para dar inicio a una larga trayectoria de personajes únicos, inigualables e inolvidables como Zipi y Zape, El Capitán Trueno, Mortadelo y Filemón, Rompetechos o Anacleto, Agente Secreto.
Es importante recordar que las revistas y los cómics españoles tienen una base primegenia desde el año 1865, con las publicaciones de sátiras políticas, entre las que destacaba Caricatura. Este tipo de historietas se popularizarán dada sus posteriores publicaciones en la prensa madrileña a partir de 1880. En esta segunda mitad del siglo XIX, las figuras de Apeles Mestres y Joaquín Xaudaró cobrarán especial relevancia.
En Patufet y Dominguín, revistas infantiles ilustradas publicadas en 1904 y 1915, respectivamente, alcanzaron una gran difusión pero no causaron el efecto conseguido posteriormente por otras. Pero no sería hasta 1917 cuando el semanario español infantil TBO vería la luz en Barcelona. Es de destacar que su fama asignó al término tebeo como «publicación destinada especialmente al público infantil en que se narran historietas o chistes mediante viñetas o recuadros que contienen ilustraciones y generalmente texto», según la Real Academia de la Lengua Española (RAE).
Durante todo el siglo XX, títulos como El profesor Franz de Copenhague, La familia Ulises, Zipi y Zape, El Capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz o Mortadelo y Filemón acompañaron a grandes y chicos en sus hogares y lugares de ocio.
Gran parte de los clásicos de la segunda mitad del siglo XX prevalecieron durante el nuevo milenio; sin embargo, una nueva ola de cómics extranjeros aterrizaba con más fuerza en España tras la apertura social y política.
En 1933, Superman nacía de manos de Joe Schuster y Jerry Siegel, el primer superhéroe registrado en los libros de la historia del cómic. El éxito que tuvo el personaje fue tal que deciden poner en marcha Detective Comics (DC), una de las más grandes compañías de cómics a nivel mundial en la actualidad, y con ello la creación de Batman, Wonder Woman y Green Lantern.
Como consecuencia de este boom, aparecerá otra compañía, aun no llamada como la conocemos ahora, pero que ya contaba con el Capitán América y su ayudante Bucky Burns surgidos de la creatividad de Jack Kirby y Joe Simon. No sería hasta la década de los 60, con la llegada de Stan Lee, que se convertirá en la compañía Marvel Comics, y con él nacería The Amazing Spider-man.
No hace falta mirar más allá que a nuestro presente, ambas compañías han protagonizado tal despliegue de medios y calidad en su producción de cómics que las adaptaciones cinematográficas llevan las salas de todo el mundo y se han interpuesto por encima de otras tantas producciones nacionales que tienen un puesto predominante en el mercado. No obstante, la recepción de este tipo de narrativa gráfica no fue así siempre.
«¿Qué te pareció el anime? Me gustó más el manga»
El origen del manga no está muy claro, ya que la tradición de la pintura japonesa contiene formatos muy similares que narran historias secuenciales a través de grabados. Sin embargo, el manga como tal no empezaría a surgir hasta finales del siglo XIX, como sucedió con el cómic occidental.
Una de las revistas más populares de esta etapa fue Japan Punch, de humor. Durante sus comienzos, el manga fue un vehículo de simple entretenimiento, contando pequeños gags. En este sentido, el cómic japonés era similar a lo que hoy llamaríamos ‘tiras cómicas’, que aparecen en periódicos y suelen tratar temas intrascendentes. Aun así, se empezaron a desarrollar temas de mayor calado como la sátira, aunque siempre con un estilo muy simple.
Sin embargo, a pesar de estos comienzos más humildes, pronto el manga empezó a ser considerado un producto propio, y no solo un complemento dentro de una revista o un periódico. Parte del mérito lo tiene Osamu Tezuka, creador del formato ‘libro rojo’, en el que se empezaron a desarrollar tramas más complejas.
Estos tomos, llamados así por el color de sus cubiertas, contenían una única historia, y en ellos publicó sus primeros trabajos como Metrópolis o El mundo perdido. El creador de personajes como Astroboy ayudó a popularizar el manga como producto, y los adultos empezaron a consumir este tipo de historias.
Siguiendo estas líneas, esta forma de presentar el manga se parece al de los cómics occidentales: un álbum que recopila la historia en un único producto. Lo peculiar es que, en muchas ocasiones, esto sucede cuando la serie ya está terminada. Por el contrario, cuando una serie de manga se publica en su versión original, se hace en revistas especializadas.
Estas publicaciones contienen los capítulos de distintos mangas, aprovechando así para vender todo su producto a los lectores interesados. Estas revistas son similares a Creepy, publicada en España, o a Pulgarcito. Por lo tanto, prima el papel barato y los colores en blanco y negro.
El “boom” del manga en Occidente se dio en los años ochenta, con la llegada de Dragon Ball o Akira. Como curiosidad, la primera de estas series empezó siendo fotocopiada y traducida ilegalmente en España, ya que las editoriales no confiaban en sus posibilidades de éxito. Años más tarde, esa información nos resulta ridícula, ya que se trata de uno de los mangas más vendidos en el mundo, y su adaptación al anime fue un fenómeno de masas en Occidente y Latinoamérica.
En la actualidad, el manga se exporta a Occidente y sus títulos son de los más vendidos en editoriales como Norma Editorial. Predomina el shonen, género dedicado a los jóvenes y cuyos argumentos suelen estar centrados en la acción y la comedia, aunque existen excepciones. Otro género popular es el seinen, de contenido más adulto.
Los mangas se suelen publicar dentro de los países europeos y de Norteamérica en tomos de formato pequeño y en blanco y negro, la selección de color habitual en esta clase de cómics. Esto hace que su coste sea mucho más barato, siendo una de las razones principales por las que el manga es más popular entre los jóvenes que los tebeos americanos o europeos. Además, ha logrado mantener su identidad propia, mientras que muchas historietas occidentales sobreviven únicamente gracias a sus adaptaciones cinematográficas.
Si bien, sigue habiendo mucho desconocimiento respecto al manga en Occidente: hace unos años, la RAE lo definió resaltando su contenido sexual y violento, un tópico que se sigue repitiendo a día de hoy. A pesar de ello, cada vez más jóvenes empiezan a ser seducidos por esas páginas tan raras en blanco y negro, y por esos personajes que tan poco se parecen a los de los cómics occidentales.
El manhua chino
A diferencia del cómic de Estados Unidos, del manga de Japón y de los tebeos españoles, el cómic tradicional de China tiene unas características muy señaladas. El nacimiento y desarrollo del cómic chino está muy relacionado con la historia y la sociedad de China.
En primer lugar, la mayoría de los cómics distintivos de China nacieron en la sociedad moderna, cuando China estaba en el período anticolonial y defendiéndose de las agresiones externas: Esta grave crisis nacional acabó influyendo a las caricaturas chinas, en las que los dibujantes expresaron sus deseos de democracia, libertad y paz de manera directa. Por eso, el cómic chino es diferente a los cómics de otros países en los que los productos de entretenimiento son predominantes.
Por el contrario, el cómic tradicional de China tiene el objetivo de expresar las ideas de sus autores, entre las que se encuentra el patriotismo. En segundo lugar, muchas obras de esta narrativa gráfica tienen sus orígenes en las novelas pertenecientes a la literatura tradicional china, por ejemplo, El Romance de los Tres Reinos, El Viaje al Oeste, etc. Los dibujantes se ven influidos por las obras más conocidas de literatura china y expresan sus contenidos de una manera más simple y fácil de entender, para que sean accesibles a distintos tipos de lectores. Además, muchos cómics chinos utilizan la técnica de la pintura con tinta tradicional, que refleja las características del arte chino y se asemeja a él.
Aunque en la Antigua China ya habían existido ilustraciones satíricas que mostraban características similares a las del cómic, el origen que hoy se le achaca al cómic se da a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando China sufría las crisis nacionales de colonización y agresión.
Feng Zikai, uno de los más importantes autores y dibujantes de la historia, que se prodigó en la literatura y el dibujo, es también la persona que impulsa el desarrollo y publicación de cómic chino en la sociedad moderna. La publicación de su cómic en el diario Literatura semanal, la publicación de su libro Cómics de Zikai, y la creación de semanal Cómics de Shanghai impulsaron el desarrollo de cómic chino y popularizaron esta forma de arte en la sociedad china.
Las crisis suelen inspirar el patriotismo de las personas y sus deseos de democracia y libertad: por eso, los ciudadanos de China empezaron a dibujar historietas para expresar sus convicciones y, al mismo tiempo, reflejar las problemáticas sociales y los peligros que existían en esa época. Así comenzó el desarrollo del cómic chino, que poco a poco fue adquiriendo sus propias características.
En los primeros años del cómic chino, las historietas aparecían en los diarios. Sin embargo, con el incipiente desarrollo de los cómics chinos, se empezaron a crear diarios y revistas con los tebeos como atracción principal. Antes de la difusión de Internet, las revistas fueron el principal soporte de publicación de cómics en China. Con el desarrollo de la tecnología y el uso de Internet, la red ha ocupado gradualmente una parte importante de la vida de los ciudadanos. Los usuarios de la red pueden encontrar la información que les interesa o que necesitan en Internet, y esto hace que los periódicos y las revistas desaparezcan gradualmente de nuestra vida. Por eso, en la sociedad china actual, Internet se ha convertido en el soporte principal de la difusión y publicación de cómics. Existen varias plataformas y aplicaciones móviles donde se recopilan viejos y nuevos tebeos, chinos o de otros países. Estas plataformas se mantienen actualizadas y aportan nuevo contenido con frecuencia, permitiendo a los lectores acceder a las novedades del mercado del tebeo.
Ahora, debido a la escasez de nuevos talentos y a otras razones, el desarrollo de los cómics chinos ha entrado en un período de estancamiento. Las obras y el contenido carecen de innovación y de características chinas. Los cómics chinos del siglo XXI se asemejan principalmente al estilo del manga japonés, mucho más popular, pero todavía hay buenas obras con características de cultura china.
¿Qué se espera del futuro? El cómic digital
Marc Bernabé, autor de la recientemente publicada Japón – Manga, traducción y vivencias de un apasionado del país del sol naciente, asegura que el auge del formato digital se está encumbrando desde los últimos tres años, dado que mucho antes nadie lo consumía. Prueba de ello es que, en el caso de Japón, las ventas del manga digital superaron a las del manga físico en 2017. Pese a ello, cree en la futura coexistencia entre el formato impreso y el digital.
El papel no desaparece
En una época donde las nuevas tecnologías orientadas hacia lo exclusivamente digital y donde el soporte en papel es cada vez más escaso por sus costes, reivindicar las ilustraciones y cómics en formato físico es una aventura cada vez más difícil. Pero esa trinchera no ha sido fácil, ni menos gratuita.
Si bien algunos apelan a la nostalgia, Diego Pavez, ilustrador y coleccionista de cómics en Santiago de Chile, cree que la calidad del cómic se aprecia por cómo se cuenta la historia, por sobre el soporte. «Es súper fácil difundir tus contenidos por redes sociales o por blogs, pero plasmar un relato como lo hace el cómic y lograr que concentres tu atención en él, requiere de evitar distracciones y la calidad que puedes conseguir si el papel es suave, firme y de buena resolución, deja a un lado sin lugar a dudas a cualquier teléfono o tableta», afirma Pavez.
Además agrega que la elaboración de los cómics ha cambiado en 180º en los últimos 20 años. «Antes del 2000, tenías que dibujar una placa maestra, a partir de la cual imprimían las copias, en blanco y negro o color. Ahora puedes dibujar en papel con distintos tipos de lápices y escanearlos, editarlos y retocarlos digitalmente y establecer sombras y cualquier otro tipo de efectos en el dibujo. Incluso hay muchos que directamente dibujan en digital, ya sea en una Wacom o un iPad», dice el coleccionista.
Download this infographic.
No Comments
Trackbacks/Pingbacks