Realfood: del beneficio al perjuicio
La corriente «realfood» arrasa en Instagram con más de un millón de seguidores
Objeto de críticas por su supuesta relación con el desarrollo de un Trastorno de la Conducta Alimentaria
Es un cotidiano martes de noviembre y, como es habitual, Patricia Rodríguez se dirige al supermercado tras su intensa jornada laboral como contable en el centro de Madrid. Toda la esfera que rodea a Patricia es aparentemente usual, una chica joven, independiente, vestida con tonos oscuros para pasar desapercibida, que rellena su cesta de la compra sin pararse a ver las etiquetas de los alimentos que echa. Sin embargo, hace un par de años sufrió un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) a raíz de seguir por instagram el conocido movimiento «realfooding». Patricia asegura que se obsesionó con el etiquetado de los ingredientes y declinaba planes con sus amigos porque le generaba ansiedad ingerir alimentos considerados como procesados. Concluye diciendo que «el movimiento demoniza muchos productos y te hace sentir continuamente culpable e inquieta si comes algo que no está catalogado como comida real».
El movimiento «realfooding» lleva en boca de todos varios años puesto que emana directamente de las redes sociales. El término «real food» significa literalmente «comida real» y consiste en la eliminación de los productos procesados propiciando un cambio en nuestro estilo de vida. Carlos Ríos, licenciado en Nutrición por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, es el artífice del movimiento que tiene más de 1,4 millones de seguidores en Instagram.
¿Ultraprocesados censurados dentro del realfooding?
Los productos ultraprocesados son aquellos que contienen preparaciones industriales comestibles, suelen ser elaborados con un procesamiento previo y contener un largo etiquetado donde sobresalen las materias primas refinadas.
El movimiento hace una serie de recomendaciones acerca de los alimentos ultraprocesados, incluso distingue entre un buen y mal un procesado. Esta diferenciación se basa en la clasificación NOVA que fija cuatro niveles de procesamiento para los alimentos. El primer grupo lo conforman sustancias naturales; el segundo, ingredientes culinarios procesados; el tercero, alimentos procesados y, el último, alimentos y bebidas ultraprocesadas.
En las últimas décadas se han realizado múltiples investigaciones sobre la relación que existe entre el consumo de alimentos ultraprocesados y un mayor riesgo de mortalidad. Uno de los estudios más destacados es el publicado en 2019 por la revista JAMA Internal Medicine que concluye que por cada 10% de productos ultraprocesados que ingerimos, el riesgo de mortalidad aumenta en un 14%.
Carlos Ríos asegura en su libro que eliminar al completo este tipo de alimentos es imposible y que consumir hasta un 10% no tiene efectos perjudiciales para nuestra salud.
Aprender a diferenciar entre un buen y un mal procesado
Existen alimentos que han sido procesados y, sin embargo, son buenos para nuestra salud. Carlos Ríos nos indica cómo diferenciarlos: «Un buen procesado no debería contener más de cinco ingredientes y en su etiquetado se tendría que especificar que tiene bajos porcentajes de azúcar, harina refinada o aceite vegetal refinado». En Instagram hay publicaciones donde se enumeran largas listas de buenos procesados tales como la leche, la fruta congelada, legumbres en bote o pastas integrales, entre otros.
Críticas al movimiento
El movimiento «realfooding» creado por Carlos Ríos, es seguido por multitud de personas, sin embargo, también tiene un público que son contrarios al movimiento. Numerosas son las críticas que últimamente se están produciendo sobre este tipo de alimentación sobre todo en redes sociales como Twitter. Algunos han publicado distintos tweets con la intención de dar a conocer la peligrosidad de lo que promueve la corriente, ya que consideran que su forma de comunicar puede generar lo que se conoce como un Trastorno de la Conducta Alimentaria en ciertas personas.
Desde el punto de vista psicológico, expertos aseguran que varios pacientes han seguido el movimiento han acudido con experiencias parecidas y con ciertos síntomas de TCA. Otros psicólogos defienden que es importante cuidar nuestra salud y buscar un tipo de nutrición variada y equilibrada, pero sin llegar a convertirse en una obsesión que pueda generar algún tipo de problema, ya que algunas personas se inician en esta corriente por algún problema previo como baja autoestima o simplemente una búsqueda de un cambio físico. Mientras tanto, otros piensan que la mejor forma de introducirse en este movimiento para evitar un TCA es de forma progresiva. Entre los psicólogos no hay un consenso claro de que exista una relación directa entre el «realfood» y el desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria. La mayoría coincide que el movimiento no es perjudicial en sí mismo, pero sí la forma de transmitir el mensaje que es recibido como pautas poco flexibles que generan obsesión en ciertas personas.
Otras críticas dicen que lo que antes criticaba ahora lo apoya, especialmente haciendo referencia a algunas marcas alimentarias como, por ejemplo, Danone. Asimismo, Carlos Ríos ha estado en bastantes ocasiones en contra de las grandes cadenas de supermercados, porque consideraba que fomentaban los productos artificiales. Sin embargo, desde hace un tiempo se ha unido a ellos, justificando esta defensa al aumento de la demanda de productos considerados «realfooding» por parte de la población.
También, se ha criticado la poca conciencia que tiene Carlos Ríos a la hora de catalogar los alimentos, su mensaje llega a muchas personas y, según la opinión de algunos usuarios, no es consciente del daño que puede generar sus contenidos. En TikTok, por ejemplo, reacciona a vídeos de lo que comen otras personas para criticarlo.
Defensa del propio movimiento
Tanto los nutricionistas como los psicólogos coinciden en que ningún tipo de comportamiento obsesivo es saludable, pero no aprecian indicios de que seguir el movimiento «realfooding» de manera asidua pueda derivar en un trastorno de la alimentación. La ex piragüista olímpica y actual nutricionista del Real Sporting de Gijón, Beatriz Manchón, sostiene que los principios del «realfood» son ideas bastante lógicas de lo que debería ser una alimentación sana. «Me parecen conceptos saludables y, sin duda, evitar alimentos procesados y ultraprocesados es un acierto, pero si se convierte en una obsesión estamos creando otro problema», afirma Manchón.
La nutricionista añade también que en la sociedad actual es difícil evitar totalmente los procesados, pero que se debe tener en cuenta que este tipo de alimentos tienen que consumirse de forma ocasional. «Claro que también hay excepciones, si consideramos un aislado de proteínas como alimento procesado, lo recomiendo habitualmente como nutricionista deportiva, y me parece una herramienta muy interesante si se utiliza bien», matiza.
Alicia Marín es «realfooder» desde hace cuatro años y considera que la relación entre el movimiento y un TCA es altamente improbable. «El ser humano es muy dado a exagerarlo todo, y seguro que hay gente que se obsesiona con comer sano. Sin embargo, el que llegue a ser patológico es más difícil de conseguir que caer en la redes de comer insano».
Carlos Ríos, creador del «realfood» también se defiende de las críticas y asegura que no pretenden «demonizar ni prohibir; sino concienciar y educar para que, desde la responsabilidad las personas elijan qué quieren consumir». Por este motivo hacen referencia al 10% de consumo de estos alimentos para mantener un equilibrio, aunque está dirigido a una población general y que es matizable dependiendo del contexto.
Muy interesante! Aunque Carlos Ríos no sea santo de mi devoción la real food y este artículo es muy interesante