La homofobia: un virus con cura

Manifestante en la Puerta del Sol // El País

• Las redes sociales aumentan el apoyo al colectivo

• El entorno familiar es fundamental en el apoyo psicológico

Las injurias, prejuicios, estereotipos y agresiones físicas son el pan de cada día del colectivo LGTBIQ. La marginación social a la que están sometidos es una historia que nunca termina y que comenzó varios siglos atrás. Gracias a la evolución del pensamiento colectivo y de los grandes esfuerzos de la voz LGTBI, cada día hay más apoyo, más ánimo de cambiar la sociedad. Desde el surgimiento de Internet y las redes sociales, la luz que marca el final del camino hacia una sociedad mejor ciega a la oscura realidad homófoba.

La historia del colectivo LGTBI en España está marcada en el calendario el 5 de agosto de 1970,  cuando se aprobó la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, donde se establecían penas de  5 años de prisión o ingreso psiquiátrico para los homosexuales. Aunque ese mismo año se crea en España el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH), la primera asociación española que vela por los derechos de las personas pertenecientes al colectivo LGTB. Durante  los próximos años se crean asociaciones clandestinas como el Front d’Alliberament Gai de  Catalunya (FAGC), quienes convocan en 1977 la primera manifestación del orgullo LGTBI que  reunió aproximadamente a 5.000 personas.

Primera manifestación LGTB en España / EFE

«Siempre me han hecho bullying por parecer LGTBI”, afirma Álex, quien en el instituto recibió insultos y comentarios homófobos. También dice que “me apoyaba con mi pareja del momento, que también lo sufría por ese entonces».

Alba es otra integrante del colectivo LGTBI que dice que «antes una persona podía expresar que era homófoba abiertamente porque era lo normal».

No es hasta el año 1989 que se deroga totalmente la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. En España, por lo general, la homofobia tiene acto de presencia con mayor frecuencia en las zonas costeras como Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana y el País Vasco, además de la Comunidad de Madrid. Desde amenazas hasta lesiones y abusos sexuales, los casos de delito por homofobia han ido aminorando gracias al avance de la sociedad en el apoyo al colectivo.

Para Álex «es una pena que en aquel momento no tenían mucha difusión, aunque ya no me hacen falta en ese sentido». «Debería implementarse en los colegios y en los institutos porque es donde más se suelen dar este tipo de agresiones. Los profesores pasan del tema, lo ven claramente y hablan entre ellos, pero pasan totalmente del asunto», se sincera Álex. Además, «estaría bien que se hablara y se educara en ello, no hace falta necesariamente que formen un grupo en el colegio, aunque estaría bien».

Durante estos últimos años, España ha ido avanzando en políticas sociales pero a su vez no han parado de aumentar las agresiones hacia personas pertenecientes al colectivo LGTBI. Diferentes colectivos, activistas y políticos señalan que uno de los principales motivos es el discurso de odio promovido por VOX. El 3 de julio, en A Coruña Samuel Luiz fue asesinado a golpes al grito de «¡maricón de mierda!». Aunque las agresiones no paran de aumentar, VOX anunció en octubre su plan para derogar las leyes LGTBI en la Comunidad de Madrid, en colaboración con el Partido Popular.

El apoyo donde sustentarte

El entorno y la educación son fundamentales para el apoyo. Álex vivió en un entorno machista: «Mi abuelo era la persona más machista y racista que te puedes imaginar. Antes de salir del armario con mi familia tenía que aguantar escucharle decir que todos los maricones deberían estar muertos, que eran anormales». Su familia no entendía por qué se iba a la habitación a llorar. «Me está deseando la muerte mi propio abuelo. En el momento que ves eso te das cuenta de que estás solo», sentencia.

Alba piensa que la homofobia está interiorizada «por muy abierto de mente que seas». Dice que «en el colectivo nos apoyamos entre nosotros, me apoyo en mis amigos o en mi pareja». «Si ya es difícil aceptarse a uno mismo cuando te das cuenta, cuando estás en un entorno en el que sabes que hay una alta probabilidad de que no te vaya a aceptar es mucho más difícil».

Álvaro, quien también ha sufrido agresiones verbales toda su vida, se apoyaba en sus amigos. «Tenía 15 años y la relación con mis padres no era de mucha confianza. Hoy en día sí que me apoyo en mi familia». Añade que «El entorno es la mayor influencia. Siento que la gente con la que yo he crecido ha facilitado expresarme. Un entorno en contra te reprime,  no deja preguntarte si eres o no heterosexual».

El auge de la ultraderecha

Para Alba, «las minorías de ultraderecha que tienen una antípoda ideología han encontrado un grupo con el que sentirse identificado. Eso es dañino en el sentido de que tienen respaldo y pueden realizar abiertamente esos discursos del odio».

«Desde que entró la ultraderecha en Europa… da miedo. Te sientes desprotegido», cuenta Álvaro. Para él es importante que se de voz al colectivo para que la gente sienta libertad de poder incluirse en él. Según Álex, «la gente suelta lo que le da la gana». «Ahora quieren derogar las leyes LGTBI. Están a su aire libre, nadie dice ni hace nada».

En 2020 se registraron 277 casos de delitos de odio relacionados con la orientación o identidad sexual, es decir, un 0,4% menos que en 2019 (278 casos). De todos ellos, solo 212 fueron esclarecidos.

En la manifestación por el asesinato de Samuel Luiz salieron a la luz vídeos de abusos por parte de la policía. Para Álvaro, «el poder que tiene la policía y cómo abusa de él pasa en cualquier escenario. En este caso me parece horrible porque esa manifestación es un grito de rabia, de auxilio, de que nos están matando. Lo que hacen las instituciones es darnos golpes».

Álex cuenta que cuando ve estos abusos suele «echarse hacia un lado». «En la manifestación nazi de chueca nadie hizo nada», sentencia.

El auge de las redes sociales

Ataques homófobos en redes sociales // Twitter

La evolución de las tecnologías a lo largo de los años ha aumentado tanto la agresión homófoba como el apoyo al colectivo. Álvaro apoya las redes sociales por su accesibilidad a ayuda. «Es una forma rápida de acceder a ayuda. Aunque, en realidad, es injusto tener este tipo de herramientas. Me parece bien, pero es injusto porque no necesitaríamos tenerlo».

Los círculos de apoyo han aumentado con las redes sociales, pero también han aumentado los ataques de odio al colectivo al enmascararse tras un perfil falso. Es una batalla entre la homofobia y la sociedad que no hace otra cosa que restar los días para que el virus de la homofobia termine curándose.