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periodismo universitario en internet

El sensacionalismo, de Pulitzer a Ana Rosa

Lucha de editores

Representación de la lucha entre Pulitzer y Hearst / La Vanguardia

  • El sensacionalismo es una de las modalidades periodísticas más presentes en los medios de comunicación en la actualidad y, sin embargo, una de las menos estudiadas

  • La batalla entre Hearst y Pulitzer aún está presente

Los medios de comunicación de una sociedad son la fuente que une a la población con la información de su entorno y lo que ocurre dentro y fuera de él. El rigor y la objetividad son la base para la transmisión de esa información, sin embargo, no siempre están presentes en las noticias. Los medios de comunicación utilizan diversas vías y herramientas con las que hacer llegar su información a una audiencia cada vez más grande. Los hábitos de consumo han cambiado, el público cada vez quiere más y lo quiere ya, pero también se trata de una audiencia hambrienta, es decir, quiere estar informada, sí, pero también quiere saber más allá de los datos técnicos que podamos ofrecer, busca opinión y busca profundizar en la noticia, los hechos y los protagonistas. El morbo se ha convertido en un nuevo factor que mueve estos intereses y es aquí donde nace el periodismo sensacionalista, un tipo de periodismo que conmueve, que evoca emociones y que despierta en la audiencia un interés por seguir consumiéndolo más allá del mero interés informativo.

 

Una historia que comienza con Pulitzer y Hearst

Los orígenes del sensacionalismo se remontan a finales del siglo XVIII. Es este periodismo, en el que “se apuesta por contenidos de interés humano cuyo objetivo no es sólo informar, sino provocar, generar emociones -sensaciones- apelando constantemente a los lectores, a su movilización o reacción mediante técnicas que buscan provocar”, según Ángel Rubio, profesor de historia del periodismo universal de la Universidad Complutense de Madrid.

Esta tendencia alcanza su mayor esplendor en el siglo siguiente, donde los medios apuestan por contenidos de interés humano. No solo se busca provocar algo en el lector, con la prensa sensacionalista se busca convertir la prensa en un negocio rentable. Se puede distinguir este periodo como el Periodismo Industrial o Empresarial, un periodismo de interés humano que nace en la década de 1830 con periódicos como Le Siecle, New York Sun, NY Morning Herald o Tribune, se consolidará definitivamente con la irrupción de figuras como Polydore Millaud o Hamsworth.

Pulitzer y Hearst

Joseph Pulitzer contra William Randolph Hearst / La Provincia

Joseph Pulitzer, editor estadounidense llevó a su máxima expresión este tipo de prensa y convirtiéndose en el competidor principal de William Randolph Hearst, por hacerse con una audiencia que cada vez pedía más. “Hearst, que conoció el periodismo de Pulitzer, contó con una situación económica siempre más favorable que le permitió “jugar sucio” con la competencia, arrebatándole a sus mejores redactores, abaratando el precio del periódico, buscando la movilización constante de sus lectores.”, cuenta el profesor Rubio.

El amarillismo, que también surge junto al sensacionalismo, parte de la premisa de que todo vale con tal de provocar y aumentar la tirada de los medios, para ello, a los contenidos se les suman secciones exclusivamente creadas para temas morbosos como crímenes, escándalos sociales o deportes populares.

Pero cuando se habla de sensacionalismo, no solo es una cuestión del pasado. Se trata de algo muy presente en los medios de comunicación actuales. Ha ido evolucionando y, en cada época, ha tenido diferentes medios o formatos para seguir provocando esas emociones en el público. De los titulares gigantes y escandalosos de los primeros tiempos, se ha pasado a un sensacionalismo visual en el que la imagen es el principal reclamo para seguir atrayendo al público y seguir consiguiendo los mismos efectos. 

“El sensacionalismo, en sí mismo, no significa necesariamente algo negativo, aunque desde el punto de vista periodístico supone una apuesta por un tipo de contenido que, en la mayoría de las ocasiones, está en conflicto con lo que definimos como periodismo de calidad. Sin embargo, como en todo, el abuso nunca es bueno. Cuando prima la búsqueda de una audiencia masiva frente al respeto por la verdad, la objetividad y la imparcialidad, evidentemente el principal perjudicado es el propio periodismo.”

Está presente diariamente en muchos programas de televisión, en los contenidos de internet de portales sensacionalistas e incluso en los canales de algunos YouTubers o influencers con miles o millones de seguidores.

Carlos Horacio Lozano Asensio, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, establece que el sensacionalismo tiene una doble cara, que puede ser interpretada de forma negativa ypositiva: “Para el periodismo convencional y académico, el sensacionalismo es una exageración, es falta de rigor y contraste, pero no necesariamente una condición peyorativa del periodismo.” Junto a esta tendencia de edulcorar y ornamentar la información que se ofrece, también surge el amarillismo, una forma de trasladar elementos secundarios de un hecho al plano principal. Para ello, se utilizan elementos con gran carga emotiva y evocadora para el público al que se dirigen, lo que tiene como objetivo provocar a través de titulares escandalosos y llamativos.

 

 

Una tendencia presente en España

Gran parte del siglo XIX fue significativo para la prensa española debido al seguimiento periodístico tradicional con una sólida carga ideológica en lo que a política se refiere, de manera que cada diario se podía prácticamente adscribir a un partido: La Iberia vinculada al partido Liberal, La Época al Partido Conservador, El Socialista como portavoz del PSOE y la Unión General de Trabajadores o El Siglo Futuro al Partido Carlista.

Debido a la situación de desarrollo económico lento y con altos índices de analfabetismo que se vivía en España, la prensa apenas podría alcanzar los niveles de difusión de países como Francia, Estados Unidos o Inglaterra. Pero a partir de la década de los 80 se comenzó a ver una prensa informativa, surgiendo así un periodismo popular y empresarial caracterizado por temas más comerciales, populares y excitantes para atraer a una mayor cantidad de público.

Es por ello por lo que en España se empieza a hablar de sensacionalismo a raíz de un acontecimiento clave; el crimen de la calle Fuencarral en 1888. Una de las profesoras de la Universidad Complutense de Madrid, Isabel Martín Sánchez sostiene que dicho suceso “se produjo en un momento de cambios políticos, sociales y económicos que fueron comunes a todos los países occidentales y que promovieron el surgimiento de la sociedad y de la prensa de masas”.

No obstante, antes del crimen de la calle Fuencarral ya existía un clima favorable al inicio del sensacionalismo. La prensa cada vez dependía menos de los políticos y se fortalecía la prensa empresarial, cuyos beneficios procedían de los lectores y la publicidad. El intento de llegar a una mayor capa de población menos preparada intelectualmente impulsó a la prensa a buscar otras temáticas de interés, como los sucesos.

Lógicamente, el sensacionalismo como fórmula vende bastante, pero en España no tiene el mismo alcance que en otros países ya que se encuentra circunscrito por lo general a los espacios televisivos, y la prensa y la radio rara vez forman parte de esta tendencia. Los contenidos más sensacionalistas que se encuentran en televisión aparecen en programas conocidos como “infoentretenimiento”, tales como Espejo Público o El programa de Ana Rosa.

Ana Rosa en la televisión

El programa de Ana Rosa / Fórmula TV

Esto se debe a que a partir de la segunda mitad del siglo XX el periodismo audiovisual predomina frente a cualquier otro, obligando a la prensa a redefinirse si quiere seguir existiendo. La primera generación de sensacionalismo tiró el muro que separaba lo que debía ser de interés público y lo que no, y participó en la eliminación de fronteras entre los acontecimientos que debían tratarse únicamente de forma informativa y los que se abordaban con la finalidad de divertir y emocionar.

La televisión siguió esos pasos y añadió el ingrediente del espectáculo. Lo que ha significado que a día de hoy los informativos también se hayan adaptado a cierto grado de espectacularización. El hecho de que la televisión sea el medio de comunicación hegemónico en nuestro país, viene provocado por la creencia de que es el espacio más completo y que mejor satisface todas las necesidades de la población, ya que puede desarrollar, en buena parte, las funciones que posee un periódico, una radio, una revista, el cine o el teatro. La televisión aúna información, conocimiento, espectáculo, entretenimiento, cultura, etc.

Esa supremacía surge también a raíz del argumento “la imagen no miente”, por tanto la imagen televisiva se certifica a sí misma, puesto que refiere lo que muestra; cuenta y evidencia a la vez que narra. Por lo que, el mensaje televisivo se viste de veracidad y credibilidad.

Comienza así una lucha entre canales por ver quien consigue un mayor número de audiencia, y estos cultivan los temas favoritos y más dramáticos de la sociedad.

 

Ejemplos de sensacionalismo

Como se ha mencionado anteriormente, el crimen de la calle Fuencarral fue el que dio el pistoletazo de salida al sensacionalismo en España. Y es que al margen del proceso policial, hubo otro protagonizado por la opinión pública e incitado por la prensa, que se dedicaba a especular. A pesar de que algunos periódicos se mantenían firmes a los datos y la veracidad, lo cierto es que muchos otros decidieron coger un camino diferente y tomar el caso como un juego en el que llegaban, incluso, a inventar datos. Todo esto con el único fin de conseguir aumentar el interés de la gente con nuevos datos (muchas veces no del todo ciertos) que sabían que podían llamar su atención. De hecho, fue tal el interés que mostraron los propios periódicos por el caso, que fue la primera vez que la prensa acudió a un juzgado como fuente informativa de un suceso. Esta irrupción del sensacionalismo provocó que el caso, hasta que finalmente se dictó un veredicto, fuera dando bandazos de un lado a otro a raíz de los cambios que se producían en la opinión pública según lo que provocaban en la gente los nuevos datos que iban apareciendo día tras día en la prensa.

Cartel del caso Alcasser

Cartel de las chicas del caso Alcasser / El Mundo

El caso de las niñas de Alcàsser fue uno de los casos con los que el país sufrió la angustia y el sufrimiento de las familias a tiempo real y con todo lujo de detalles. Este suceso despertó un gran interés en la población y, tanto la prensa como la radio y televisiones lo aprovecharon persiguiendo todos los detalles de la historia.

El hallazgo de los cuerpos de las tres jóvenes, unido a la retransmisión en directo de sus velatorios y entierros, supusieron la mayor exhibición de drama a la que los espectadores españoles han sido sometidos jamás. Este día las televisiones trasladaron todos sus equipos a la zona del crimen. Uno de los programas que pasó a la historia televisiva por este caso fue el de Nieves Herrero, De tú a tú, que realizó un programa desde la propia localidad de Alcásser dónde, ante los focos, se veía a las familias de las tres niñas rotas de dolor, vecinos desconsolados y amigos hundidos. Fueron más de ocho millones de espectadores los que se encontraban con la mirada pegada a sus pantallas de forma inevitable. Durante días Alcásser se convirtió en la capital mediática del país. Pero fue en el programa de Pepe Navarro, Esta noche cruzamos el Mississippi, donde se traspasaron todas las barreras morales del periodismo televisivo, ya que se dedicaron a verter acusaciones, sin pruebas, contra determinadas personas. Fue por actos así que el programa llegó a ser condenado tras varias demandas, por parte de las personas falsamente acusadas y del diario Levante-EMV, por su tratamiento del caso.

Declaración del cuñado de Bretón

Declaración en el juicio de Bretón / Territoriocat’s Blog

Otro de los casos con más repercusión en nuestro país fue el de José Bretón y el asesinato de sus dos hijos en la finca de las Quemadillas en el año 2011. En esta ocasión prácticamente todos los medios ofrecieron numerosos programas y noticias dedicados exclusivamente al caso, su proceso y las consecuencias del mismo. Esto provocó que se generase un juicio paralelo al oficial, donde los ciudadanos desarrollaban discursos y teorías a raíz de la información que veían en los medios, que declararon desde el principio la culpabilidad del padre. Dichas conclusiones surgían a raíz del tratamiento mediático que se dio a los protagonistas del caso, viéndose como a José Bretón se le atribuían adjetivos descriptivos negativos como “es frío como el hielo”, o atestiguando que su defensa era preparada, e incluso, en diferentes ocasiones, los medios se referían a él como culpable sin remarcar el derecho de presunción de inocencia hasta que el juez dictaminase su sentencia. Por otro lado, con la familia materna se describían los testimonios como emotivos y reveladores, y comercializaban con el dolor que transmitía la madre para conseguir más audiencia. Uno de los programas que trató así el caso fue ‘La Mañana’ de TVE.

Además los programas que comentaban la noticia no solo se beneficiaban de las declaraciones morbosas sino que, también empleaban rótulos llamativos y un uso de la información centrada en recoger anécdotas sobre gente relacionada con los protagonistas para reforzar las teorías que se iban generando y así llamar más la atención.

 

Sensacionalismo en los medios deportivos españoles

Las tendencias sensacionalistas que poco a poco se iban asentando en los medios de comunicación de España también alcanzaron a la prensa deportiva, dado que el deporte, desde sus inicios, se vio como un modo de entretenimiento y como un espectáculo con el que el público busca evadirse. Por esta razón, desde el punto de vista empresarial, triunfan aquellas informaciones que evocan emociones. Este aspecto sumado a una pérdida del rigor periodístico y una mala gestión, por parte del periodismo deportivo, del crecimiento económico de deportes tales como el fútbol o el baloncesto, pueden explicar el afloramiento del sensacionalismo dentro del mundo del deporte.

En un principio, empezaron a adquirir importancia detalles secundarios como, por ejemplo, los contratos de los deportistas, hasta que cada vez fueron acaparando más relevancia aspectos relacionados con la vida personal de los jugadores. Esto ha llevado a que el interés del público no radique únicamente en el apartado deportivo, sino que también se extienda al ámbito personal.

No obstante, esto no siempre ha ocurrido dentro de la prensa deportiva, pues antiguamente el periodismo deportivo se regía por un rigor mucho más sólido, debido, en parte, al menor número de medios dedicados al deporte. Ahora bien, con la llegada de Internet ha sido posible la creación y convivencia de muchos otros medios y, por tanto, la diversidad de enfoques periodísticos. De esta manera, al surgir nuevos medios de comunicación deportivos concentrados en una transmisión de la información más marcada por la polémica y menos centrada en los asuntos puramente deportivos, la competencia crece y el público es soberano a la hora de elegir los contenidos que triunfan. Los lectores seleccionan de entre todas las formas de información que se les presentan la que más les interese y en el momento en que se ven más atraídos por las técnicas sensacionalistas las fomentan inevitablemente. Esto mismo podría explicar la rápida expansión del sensacionalismo en prácticamente todas las ramas del periodismo.

Ejemplo de ello es el diario deportivo por excelencia en España. “Marca” en sus inicios era considerado el medio más imparcial y riguroso en lo que se refiere a la prensa deportiva de España. Esto cambió drásticamente con el nombramiento de Eduardo Inda como nuevo director del periódico en 2007. A partir de entonces, comenzó a ejercerse una estrategia que nunca se había visto en el periodismo deportivo español que consistía en la renuncia de ciertos principios éticos de la profesión a cambio de unos mayores beneficios económicos. Como es lógico, en el momento en que el medio más influyente en el deporte en España comienza a emplear técnicas como esta, las empodera hasta el punto de cambiar dinámicas en la profesión. De este modo, muchos medios se transformaron en altavoces de los equipos hacia los que tenían simpatía, acabando con toda objetividad. Toda la actividad profesional derivó a un tipo de información menos contrastada y mucho menos centrada en la fiabilidad, pero más enfocada en el llamamiento de la atención del lector para obtener ventas. En este punto, los medios se convirtieron en empresas periodísticas en toda regla, buscadores de ventas, utilizando como inputs la propia información. Todos estos aspectos pueden extrapolarse no solo a medios en papel, sino también a programas de radio o televisión como, por ejemplo, “El Chiringuito de Jugones”.

Marca sensacionalista

Portada sensacionalista del marca / Todo Real Madrid

 

Futuro del periodismo

El sensacionalismo lleva ya muchos años instaurado dentro del periodismo y, sin duda, parece que cuando llegó, lo hizo para quedarse definitivamente, y es que, siendo algo que funciona tan bien y que produce tanto beneficio a las empresas periodísticas, ¿quién va a querer alejarse de ello ahora?

Y es que, realmente, el sensacionalismo no es algo negativo de por sí. No hay nada malo en querer atraer al mayor número de gente posible, porque de eso vive la prensa. El verdadero problema del sensacionalismo es querer disfrazarlo de periodismo, de información seria, veraz y objetiva. Con lo cual, no es malo consumir sensacionalismo, eso sí, siempre que el consumidor tenga claro que lo que está consumiendo es eso, una forma de entretenimiento, y no otra cosa.

Y esta es la tarea pendiente que hay de ahora en adelante en el mundo periodístico: tratar de separar ambos conceptos. Un reto que se antoja realmente complicado en un mundo en el que los consumidores apenas tienen la capacidad de distinguir uno del otro, siendo cada vez una sociedad menos crítica y más crédula, creándose a ellos mismos la necesidad de conocer más allá de los meros datos principales. Por ello, ya no es tanto hablar de un efecto negativo del sensacionalismo, sino del mal consumo y, sobre todo, identificación que se hace de él.

Aunque no toda la culpa debe recaer en el público claro, los medios también tienen su parte. Pues ellos son quienes han olvidado la verdadera función del periodismo y han decidido ir por un camino basado, casi exclusivamente, en obtener el mayor número de visitas posible, con su consecuente mayor rédito económico.

En definitiva, los efectos negativos del sensacionalismo sobre una población cada vez más acomodada y con menos criterio van a seguir aumentando y siendo cada vez más evidentes.  Y aunque no existe una postura clara sobre si es bueno una población informada a través de periodismo sensacionalista, no resulta complicado ver que hoy en día parece que se va a convertir en la única forma de llamar la atención de un público cada vez más exigente y menos convencional.

12 Comments

  1. muy bueno, sensacional

  2. 👏🏻👏🏻👏🏻

  3. Sensacionalismo=Minuto 93
    Viva MOU!!!!

  4. Gran articulo, mis dieces

  5. genial!! me ha encantado

  6. ¡Muy interesante!

    • Muy completo e interesante

  7. Completo e interesante

  8. La cúspide del sensacionalismo, el periodismo deportivo.

  9. Tanto en el sensacionalismo como en la vida hay que saber distinguir cuando es suficiente. Aunque como en todo, la perspectiva desde donde lo ves también es importante

  10. 10/10 An absolute masterpice. One of the best things i’ve ever read. Waiting for the second part.

  11. Ta perrón!

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