Nuevos perfiles en el mundo de la moda
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Este análisis transversal de la evolución de la industria ofrece resultados que hablan de cambio
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Distintos colectivos han conseguido hacerse un hueco en las pasarelas en pos de la diversidad
El paso de los años se ve reflejado en la moda y en las diferentes tendencias, que han ido evolucionando a la par que la sociedad. Los cánones de belleza y los estereotipos han marcado la moda, y consecuentemente a las personas durante décadas. Acaba siendo una forma de expresión y de influencia que cala en la sociedad de una manera u otra, generando modelos a imitar. Cada vez más, la industria de la moda refleja más fielmente la variedad de apariencias que existen en el mundo real, y se aleja de ideales tan estrictos como los de años atrás.
Nuevas tendencias
Las modificaciones corporales son algunas de las nuevas tendencias que se han sumado al mundo de la moda. La presencia de tatuajes, piercings, tintes de cabello… ya son algo que se puede observar en distintos productos relacionados con este mundo, algo que antes era impensable.
Prueba de ello es la imagen del modelo Rick Genest, más conocido como «Zombie boy», que contaba con numerosos piercings y tatuajes por todo su cuerpo, simulando la figura de un esqueleto. Aun así, este joven canadiense triunfó en muchas de las marcas de lujo más conocidas debido a su impactante aspecto.
Anti-Agency es una agencia londinense que también se ha sumado a las nuevas tendencias hace ya unos años. Como su propio nombre indica, representa lo contrario a lo que normalmente se entiende como agencia. Esta compañía rompe con todos los estigmas y lo que busca precisamente son «personales reales», es decir, variedades de cuerpos y etnias, dejando a un lado el «cuerpo perfecto» y las estaturas inalcanzables.
Por otro lado, los modelos andróginos son algunos de los nuevos perfiles que están triunfando en la moda. Se trata de perfiles que a simple vista resulta difícil de determinar si son hombres o mujeres. A pesar de su emergente popularidad, muchos de ellos son discriminados por no cumplir con los estereotipos normativos.
Diversidad de capacidades
El acceso al mundo de la moda para las personas con algún tipo de discapacidad era, hasta hace muy poco, complejo cuando no nulo. Actualmente muchas marcas cuentan entre sus líneas con modelos que se salen de los cánones más comunes por su diversidad funcional. Desde Síndrome de Down hasta prótesis de cualquier tipo, la representación de los cuerpos diversos físicamente ha cobrado una nueva presencia en los últimos años.
Detalles tan normalizados para la mayoría como el uso de botones o cremalleras en las prendas, pueden suponer la mayor de las incomodidades para personas que pasan largos períodos de tiempo sentadas. Especialmente si precisan de silla de ruedas o similares para poder moverse, la flexibilidad de los tejidos pasa a ser un elemento crucial para su comodidad.
Uno de los primeros pasos los tomó el diseñador Antonio Urzi en 2015, incluyendo modelos en silla de ruedas y con prótesis en su pase para la Semana de la Moda de Milán. Trabajando en colaboración con la agencia Modelos de la Diversidad para poner el talento y la diversidad sobre la pasarela.
A día de hoy existen marcas especializadas en ropa para personas con diferentes discapacidades, como la marca Marlo que se especializa en ropa para personas en silla de ruedas. Y en marcas más genéricas como ASOS o Adidas podemos ver modelos con discapacidades en sus campañas y fotografías. Desarrollando productos adaptados a sus necesidades, pero comercializadas a nivel global como un producto más: Las Tenis Nike.
Desde un plano más social, la presencia de modelos con diversidad funcional en las pasarelas o demás plataformas es muy importante a la hora de normalizar el diseño adaptado a todo tipo de personas. La visibilización a través de las diversas plataformas disponibles (revistas, redes sociales, campañas…) otorga de referentes a las personas de estos colectivos. Sobre todo, para los más jóvenes, contar con personas con las que poder referenciarse a lo largo de su desarrollo es clave para constituir una imagen positiva de sí mismas.
«No había nadie que luciese como yo en las revistas o los principales medios de comunicación» – Jillian Mercado
De esta forma, incluir perfiles que se salen de la normatividad genera un sentimiento de comprensión al saber que tienen un lugar en el mundo de la moda.
«Esto hace el aumento de modelos con discapacidades revolucionario, cuestionando una forma aceptable de discriminación en la industria» – Keah Brown
La comprensión de la diversidad física, de todos sus aspectos y ramificaciones, no solo mejora el desarrollo de artículos de moda adaptados a las posibles discapacidades; Sino que también amplía el horizonte a la hora de hacer más elásticos los estándares de la normatividad para cualquier persona. El resultado puede ser un panorama en el que tengan cabida todos los perfiles presentes en la sociedad.
Diversidad de tallas
El mundo de la moda ha ido evolucionando a pasos agigantados para salir de una estructura jerárquica muy selectiva que evitaba la apertura a nuevos prototipos y con ello, la variedad. Durante muchos años la modelo ha sido la percha del diseñador, por lo que tenía que encajar en los estándares marcados.
Condiciones insalubres de alimentación acompañadas de problemas psicológicos por la alta presión a las que eran sometidas, hicieron que en 2018 estallara la bomba y muchas modelos se revelasen. Pasarelas vacías y alas colgadas fueron el resultado de años de sufrimiento silencioso, originando un cambio de perspectiva en lo que se consideraba como “modelo”.
Así, empieza lo que se denomina el origen de las «modelos curvys», las cuales, comienzan a ser reconocidas, pero marcadas con la palabra curvy, un elemento despectivo con el que el diseñador las calificaba para diferenciarlas de sus modelos convencionales.
Tal como explican algunos expertos del sector, la incorporación de modelos en de distintas tallas depende del ámbito. Así lo aseguran Carlos Díaz, fotógrafo oficial del evento «Miss Curvy» y Esther Palanca, directora de la agencia de modelaje «CoversModels».
Estas mujeres empiezan a llenar las redes de apoyo y con ello las marcas las quieren para publicidad, el sector acabó cediendo, incluyendo dentro de sus embajadoras de moda y cosmética a chicas de talla grande de diferente etnia, religión y altura. Fue el principio de lo que denominamos moda inclusiva.
Ashley Graham, modelo curvy internacional estadounidense, reivindicó en 2017 que la industria de la moda debía incluir a personas de tallas grandes para que pudieran vestir como el resto de las mujeres.
«Hay muchas marcas que no nos tienen en cuenta» declaró la modelo.
Se considera una de las pioneras modernas de tallas grandes, tenía mucho en su contra después de que diagnosticaron con diez años sobrepeso, dislexia y déficit de atención, pero eso no le impidió emprender su carrera profesional como modelo y empresaria.
Marisa Jara modelo internacional trabajó durante veinte años como modelo convencional hasta que, por una subida de peso repentina se le catalogó modelo curvy ya que no entraba en los estándares admitidos.
Durante su periodo en la moda luchó contra su genética de complexión ancha para encajar en las medidas. Para ella, mantenerse en 55 kilos y en una talla 36 suponía tener que realizar entrenamientos diarios de tres horas que le agotaban física y psicológicamente, cayendo finalmente en un TCA (trastorno de conducta alimenticia).
Candice Huffine, modelo estadounidense nacida en Washington es conocida por reducir barreras en el mundo de la moda. En 2016 participó en la campaña #nosoyunangel que integraba a mujeres reivindicadoras que no quieren ser perfectas ni dulces, posicionándose como personas fuertes y emprendedoras en contra de las exigencias de la élite, en su mayoría formada por hombres.
La moda de la mano de la cultura
Como medio de expresión, esta industria refleja aspectos culturales, a su vez que la cultura también se ve influenciada por la moda. Diferentes sectores de la población tienen cada vez más cabida en pasarelas y sobre todo en publicidad y fotografía, provocando por ende que más colectivos tengan una mayor visibilización.
Es el caso de, por ejemplo, la diversidad en la religión. Por ejemplo, la religión islámica es uno de los ejemplos más visibles. Según el informe «Global Islamic Economic Report», la moda musulmana alcanzó en 2021 un valor aproximado de 368.000 millones de dólares. Cada vez se ven más modelos que usan hijab en los desfiles y revistas. Hajar Brown es una de ellas. Conocida por interpretar al personaje de Amira en la serie española Skam, es conocida también por sus trabajos como modelo y por ser una reconocida activista y defensora de su religión. En varias ocasiones ha afirmado para diversos medios como Cosmopolitan que «llevar el hijab me empodera».
Son muchas más activistas las que aprovechas el mundo de la pasarela y la fotografía para dar a conocer las tradiciones de muchos colectivos. Quannah Chasinghorse, es una de ellas. La modelo, proviene de las tribus Han Gwich’in y Oglala Lakota, originarias de Alaska. Desde sus inicios en la industria, Chasinghorse siempre ha tratado de luchar por la representación indígena en este ámbito. Tanto es así, que para la reconocida Met Gala de este año, contó con la ayuda de Lenise Omeasoo, una artista de abalorios nativa americana, para elaborar una parte de su atuendo.
El éxito de Chasinghorse es más que evidente, así lo reflejaron The 2021 Model of the Year Awards de Models.com, que la situaron en el primer puesto en la categoría de «Estrellas Emergentes», votada tanto por la industria como por los lectores de este medio.
El riesgo de la apropiación cultural
A pesar de que la visibilización normalmente se asocia a valores positivos como la integración, los límites pueden llegar a desfigurarse y convertir la labor de algunos profesionales en apropiación cultural si no se da el reconocimiento necesario o no se hace uso de manera correcta de los elementos característicos de determinadas culturas. Esta apropiación se suele dar cuando una empresa o marca pretende sacar beneficio (normalmente económico) de la venta o utilización de cierta parte de una cultura.
En 2017, Dior lanzó en su colección Couture de Pre-otoño una chaqueta bordada que incluía diseños muy similares a las prendas tradicionales de la región de Bihor en Rumanía, sin dar ningún tipo de reconocimiento a los artesanos tradicionales.
En 2020, la diseñadora Carolina Herrera lanzó al mercado su colección Resort 2020, inspirada en la moda de una parte de América Latina. Aunque algunos medios como Vogue la calificaron como «juvenil, fresca y fiel a las raíces de la marca». Sin embargo, el Gobierno de México acusó a la marca de apropiación cultural al haber incorporado en la colección elementos considerados «señas de identidad» para un pueblo entero, sin darle la importancia suficiente a su historia, ni tampoco destinar parte de los beneficios a aquellos que inspiraron estas prendas.
Otro de los casos más reconocidos viene de la mano de Luis Vuitton, que en 2021 se vió obligado a retirar de su página web un pañuelo inspirado en el Keffiyeh palestino. Este caso fue especialmente criticado por los usuarios de las redes sociales por la delicada situación que atraviesa palestina.
Todos estos ejemplos indican que la moda, poco a poco, sigue los pasos de una sociedad cada día más diversa y variada, donde todos los perfiles tienen cabida para verse representados en el mundo de la moda y en todos los ámbitos. A pesar de ver una notable evolución, aún queda mucho por avanzar.