Educación compensatoria, la gran desconocida del sistema educativo
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La desinformación sobre los programas de educación compensatoria supone una problemática dentro de la sociedad española
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España es el segundo país de Europa en enseñanza privada y concertada con un 32% de centros concertado
En el ámbito educativo español, los centros de compensatoria y los colegios privados representan extremos opuestos en cuanto a recursos, enfoque pedagógico y circunstancias personales de los estudiantes. La educación compensatoria busca la integración de alumnos que se encuentran en una situación excluyente o con dificultades para seguir un programa educativo normativo.
Los colegios de compensatoria y sus barreras
El programa de educación compensatoria asume la realización de diferentes acciones dirigidas a la prestación del servicio educativo a aquellos grupos que, en razón de su pertenencia a etnias o grupos desfavorecidos, de su origen social o cultural, de su lugar de residencia, encuentran especiales dificultades para el acceso y la permanencia en el sistema educativo, o para alcanzar los objetivos establecidos para cada una de sus etapas y ciclos.
Este programa se adapta en colegios ubicados en zonas marginales de nuestro país, promoviendo así la inclusión y la cohesión social que sostiene la Ley Orgánica de Educación(LOE 2/2006 de 3 de mayo) en su preámbulo afirma que: “La adecuada respuesta educativa a todos los alumnos se concibe a partir del principio de inclusión, entendiendo que únicamente de ese modo se garantiza el desarrollo de todos, se favorece la equidad y se contribuye a una mayor cohesión social. La atención a la diversidad es una necesidad que abarca a todas las etapas educativas y a todo el alumnado. Es decir, se trata de contemplar la diversidad de las alumnas y alumnos como principio y no como una medida que corresponde a las necesidades de unos pocos”
La realidad de estos centros escolares es que no simplemente se encuentran marginados por su localización geográfica, también por la sociedad. Poca gente conoce esta realidad que ocurre en muchos centros educativos de España.
Las encuestas a ciudadanos escogidos al azar que recoge la pieza anterior representan una realidad. La desinformación sobre colegios que aplican educación compensatoria a sus programas existe. Esto refleja la exclusión social que sufren este tipo de grupos y como el resto de los ciudadanos mira hacia otro lado.
La desinformación es otra de las razones por las que no se conoce esta situación: “La desinformación hace invisibles o más opacos los problemas sociales reales que tienen las personas en situación de pobreza. Entonces los tomadores de decisiones muchas veces dejan de mirar cuáles son estas urgencias sociales, por estar enfocado en una realidad informativa que responde a contingencias políticas, el principal foco de la desinformación”, aseguró María José Rubio, autora de la investigación, Magíster en Gobierno, Políticas Públicas y Territorio de la U. Alberto Hurtado, y Directora de Comunicación Estratégica de la Fundación Superación Pobreza.
Pero ya no solo eso. En muchas ocasiones, la sociedad es propensa a excluir a las minorías simplemente por no seguir la misma forma de vida que lo “políticamente correcto”. Un artículo de Naciones Unidas expresa: “Las minorías enriquecen a las sociedades de todos y cada uno de los países del mundo. Sin embargo, con frecuencia las minorías sufren múltiples formas de discriminación, lo que da lugar a la marginación, la violencia y la exclusión.”
Los dos extremos
Los datos expuestos anteriormente llevan a la idea de que la gente entrevistada en el vídeo anterior conoce las educación pública, privada y concertada simplemente porque es lo que abarca a la mayoría de la sociedad. La educación compensatoria queda al margen, pero lo que de verdad busca este tipo de colegios es favorecer la inclusión social de ciertos grupos envueltos por estigmas que impone la ciudadanía.
La principal diferencia en cuanto a la enseñanza que presentan los colegios de compensatoria frente a los colegios de enseñanza pública es: “En los colegios de compensatoria hay más atención individual y los profesores suelen ser más flexibles, además, por lo general, suele haber un mayor ratio de profesores por número de alumnos. En los colegios “tradicionales”, todo es más estructurado y a veces no se enfocan tanto en las necesidades de cada alumno.”, afirmaba Guillermo Fernández, exprofesor en tres colegios de compensatoria de Sevilla y actual docente en un colegio público de la capital andaluza. Para entender mejor este tipo de educación es conveniente hacer una comparación de los dos extremos, la educación compensatoria y la educación privada.
Los colegios de compensatoria se caracterizan por recibir a estudiantes en situación de vulnerabilidad o con necesidades específicas. Estos centros, financiados mayoritariamente por el Estado, buscan facilitar la inclusión social de los alumnos y reducir las barreras de aprendizaje, como se refleja en los párrafos anteriores. La falta de recursos, tanto humanos como materiales, es uno de los principales desafíos que enfrentan. Los programas de enseñanza suelen adaptarse para reforzar habilidades básicas en matemáticas, lenguaje y ciencia, ya que muchos alumnos llegan con déficits significativos en estas áreas.
Por el contrario, los colegios privados suelen contar con más recursos económicos, facilitando así una mayor diversidad de programas y actividades extracurriculares. Estos centros, además, suelen disponer de instalaciones modernas y acceso a tecnologías educativas de última generación. En cuanto a la relación alumno-docente, Celia González, profesora en prácticas en varios colegios privados de Madrid confiesa: “Los profesores están muy explotados. Por este motivo, hay una rotación brutal entre docentes, lo que dificulta, en la mayoría de los casos, el acercamiento y la relación entre el alumno y el profesor. Muchas veces no da tiempo a establecer una confianza, dentro de lo profesional, entre los estudiantes y sus profesores y opino que es favorable para una buena práctica educativa”.
La influencia de las situaciones socioeconómicas
El nivel socioeconómico del alumno condiciona su rendimiento académico. Se trata de un hecho ampliamente demostrado por la evidencia empírica. Los efectos de las desigualdades de origen socioeconómico pueden transmitirse a través de mecanismos muy diversos como, por ejemplo, las distintas expectativas parentales, la disponibilidad de recursos educativos en el hogar o los “efectos compañero”, es decir, la influencia del nivel socioeconómico de los compañeros de un centro.
Fernández, desde un punto de vista práctico en los colegios que aplican educación compensatoria, confiesa que la situación socioeconómica de las familias es un factor muy influyente en los resultados académicos y personales de los alumnos que requieren este tipo de educación. “Las condiciones socioeconómicas influyen muchísimo más de lo que la gente cree. Si los niños y niñas vienen de familias con menos recursos, a veces no tienen el mismo apoyo en casa y eso les puede afectar en su rendimiento, les cuesta más concentrarse y motivarse. A veces, ni los propios padres comprender la importancia de la educación”, afirma el exdocente de centros de compensatoria.
Conviene en todo caso aclarar, de forma previa, que el nivel socioeconómico es un concepto más amplio que el nivel de renta. Además de este último, también incorpora dimensiones como el nivel educativo de los padres o su nivel y situación ocupacional. De ahí que, en la práctica, esta medida trate de documentarse de diversas maneras (nivel educativo de los padres, nivel de renta, libros en el hogar, etc.). Cada una de estas variables tiene puntos fuertes y debilidades a la hora de describir el nivel socioeconómico.
Por todo lo expuesto, desde el otro extremo de los colegios de compensatoria, Celia González comenta: “Las condiciones socioeconómicas afectan. Todo es más fácil con dinero a la hora de comprar un libro, comprar un ordenar o llevar a tu hijo a clases de apoyo de la asignatura que más le cuesta. Esto se vuelve visible en los colegios privados. Pero hablando de nivel socioeconómico lo que más diferencia causa entre los alumnos es la educación que han recibido sus padres y que aplican con los niños y niñas”.
Efectivamente, el nivel socioeconómico de los hogares es uno de los principales determinantes del rendimiento de los alumnos españoles. Esta causalidad ha sido establecida con rotundidad, independientemente de la metodología, definición de nivel socioeconómico y bases de datos empleadas (evaluaciones generales de diagnóstico, evaluaciones autonómicas y programas internacionales como PISA). Por ejemplo, a la edad de 15 años, es decir, prácticamente al terminar la escolarización obligatoria, si comparamos la puntuación obtenida en las competencias científicas evaluadas por PISA 2015 por los alumnos españoles procedentes de hogares con un mayor nivel socioeconómico (el 25% o cuartil superior) con la alcanzada por aquellos provenientes de hogares con un menor nivel socioeconómico (el 25% o cuartil inferior), se constata la existencia de una brecha de 82 puntos (OCDE, 2016a). La escala de PISA va de 0 a 1000 puntos y dicha brecha equivale aproximadamente a dos años de escolarización.
Finlandia, un sistema educativo ejemplar
La validación del modelo educativo a nivel internacional del modelo finlandés, al igual que la de los demás países, se hace a través del informe PISA que se comenta anteriormente, entre otros informes de evaluación internacionales. El informe PISA se viene realizando cada 3 años y ha sido el que ha colocado a Finlandia en lo alto del ranking.
La educación en Finlandia es de alto nivel. Las diferencias entre los resultados educativos de los distintos colegios son pequeñas, y prácticamente todos los alumnos terminan la educación básica en el plazo previsto. La enseñanza preescolar, la educación básica y la educación secundaria son gratuitas, también más adelante la educación es gratuita en su mayor parte. El objetivo consiste en que todo el mundo pueda recibir una educación de calidad independientemente de los ingresos de la familia y se convierta en un ciudadano activo.
España es el segundo país de Europa en enseñanza privada y concertada con un 32% de centros concertado, frente a Finlandia que tiene un 2% de escuelas privadas. La LOMCE, como dice Jurjo Torres, catedrático de didáctica y organización escolar de la Universidad de A Coruña en el programa Salvados, “trata claramente de desprestigiar la educación pública, porque cada vez que dicen que hay malos resultados en la escuela pública no se dice en las condiciones en la que se está trabajando. El problema es la diversidad que hay dentro. Miras en los centros concertados y buscas personas discapacitadas, hijos e hijas de inmigrantes pobres, población gitana y no las hay. En España hay centros guettos, donde están concentradas poblaciones muy desfavorecidas”. Otra declaración que refuerza esta idea es la de Mari Peteri, profesora de Finés y Español en la escuela Kapyla en el programa Salvados: “en Finlandia no hay escuelas guetos y si existen problemas en escuela por la inmigración el Gobierno las apoya para seguir con el sistema igualitario.”
Estas escuelas “guettos” de las que hablan estos docentes se representan principalmente en nuestro país con la aplicación de la educación compensatoria. La pregunta que se plantea con estos datos es, ¿por qué en España, aún teniendo centros que supuestamente ofrecen un mayor nivel educativo, los resultados académicos son muy inferiores a países que apuestan por la educación pública e inclusiva?
Pues muy sencillo. El éxito del sistema educativo finlandés radica en su apuesta por una educación pública inclusiva y de calidad, que fomente la equidad y la igualdad de oportunidades. España podría mejorar sus resultados educativos a largo plazo si adopta políticas similares, enfocadas en fortalecer la educación pública, garantizar recursos a los centros que atienden a poblaciones vulnerables y promover un modelo verdaderamente inclusivo. En lugar de perpetuar la segregación en centros “gueto” o concertados que limitan la integración de estudiantes diversos, España tiene la oportunidad de construir un sistema educativo más justo y accesible para todos, siguiendo el ejemplo de Finlandia.
La importancia de la concienciación
La exclusión social que sufren estos centros educativos de compensatoria y sus alumnos no es solo un reflejo de la localización o los recursos limitados. Las barreras provienen de una percepción pública sesgada, que muchas veces ignoran la realidad de estos colegios y, con ello, su valor en la cohesión social. Para que la sociedad reconozca el papel de estos centros y la importancia de la inclusión, es necesario fomentar una conciencia colectiva y educativa en torno a la diversidad y la igualdad de oportunidades.
En un informe reciente, UNICEF destaca que los programas de educación inclusiva son vitales no solo para el desarrollo de los estudiantes en situación de vulnerabilidad, sino para el enriquecimiento de la sociedad en general. Promover campañas de sensibilización y ofrecer recursos adecuados a estos colegios ayudaría a reducir la marginación social de estos alumnos y abrir puertas para su desarrollo futuro.