Hakuna, Effetá y el auge de un nuevo catolicismo

• Las nuevas generaciones revitalizan la fe con movimientos basados en la música y los retiros

• El fenómeno cristiano que arrasa en TikTok y llena WiZinks

Aquellos días donde ser creyente era motivo de vergüenza han llegado a su fin. Al menos, para una nueva generación de jóvenes. Arturo tenía 19 años cuando asistió al retiro espiritual Effetá. Hasta entonces, siempre llevó una vida que él mismo describe como “común”. Aunque fue criado en una familia católica, nunca sintió una conexión especial con la Iglesia, pero todo cambió cuando sus compañeros de clase le hablaron de un vídeo en TikTok donde otros jóvenes contaban su experiencia en un retiro cristiano. En ese momento la curiosidad invadió su mente y, dudoso, tras la recomendación de su familia se inscribió para vivirlo en persona. Desde entonces, su vida tomó un rumbo nuevo: “Es chocante pensar que eso estaba ahí y yo ni lo conocía. Fue como descubrir un mundo paralelo”. Hoy, dos años después, Arturo forma parte de la comunidad de Hakuna y Effetá, movimientos de jóvenes cristianos que, como muchos otros en España, están transformando la relación de los jóvenes con la religión.

¿Revolución o tendencia pasajera?

Arturo es solo una de las miles de personas que han visto reafirmada su fe mediante estas vías. Pero, ¿de dónde sale todo esto? En los últimos años, España ha sido testigo de un fenómeno por el que pocos hubieran apostado: el resurgimiento de la fe entre la juventud, impulsado por grupos que han encontrado en las redes sociales y en la música una poderosa herramienta de conexión. Hakuna y Effetá son los dos mayores exponentes de una nueva ola de fe cristiana, aunque existen otras muchas alternativas. Ambos se han alejado de la imagen rígida de la Iglesia tradicional para ofrecer una experiencia más cercana y atractiva. Como consecuencia, han ganado miles de adeptos en el país, y su crecimiento es prácticamente exponencial.

No es de extrañar que sus encuentros multitudinarios en el WiZink Center de Madrid o sus retiros intensivos por todo el país se hayan viralizado en las redes sociales, acumulando millones de visualizaciones. La clave de su éxito radica en su capacidad para adaptarse al lenguaje y las inquietudes de una generación que, tras la pandemia, busca autenticidad y un sentido de pertenencia. Quizá es la primera vez que escuchas hablar sobre ello. Es posible que te surja la duda: ¿son una especie de secta? O quizá has oído algo en los telediarios y tienes alguna idea preestablecida. Pero, ¿cuánto sabes realmente sobre ello? ¿Sabes cómo es por dentro?

Lo cierto es que Hakuna y Effetá son respuestas ante una realidad poco estudiada en la sociedad: la inquietud espiritual de las próximas generaciones. Estos movimientos emergen como una alternativa a la Iglesia tradicional, y es precisamente eso lo que los hace tan atrayentes: buscan conectar con el entorno juvenil, casi a contracorriente en una sociedad en la que la tendencia es alejarse de la fe. Dentro de la Iglesia, hay personas abiertas a estos modelos y otras que se muestran reticentes. Sin embargo, el tema se vuelve cada vez más frecuente y logra captar la atención incluso de sacerdotes y profesores de religión.

Muchos lo consideran un regalo para la Iglesia, incluso han visto cómo varios miembros han sentido el llamado al sacerdocio. Otros señalan un exceso de emotividad, espectáculo y distracción, dejando a un lado la doctrina sacramental. “Creo que el 80% de los jóvenes que acuden solo quieren posturear o ser parte de un movimiento que hoy está en la cresta de la ola”, contó un estudiante para VariaciónXXI. Este fenómeno plantea por tanto una incógnita: ¿estamos ante la creación de una nueva forma de espiritualidad que se consagrará en el tiempo o simplemente se está convirtiendo el cristianismo en una tendencia más?

El origen de una nueva ola cristiana

Antes de llegar a los medios de comunicación, convertirse en grupos de éxito y ser fuente de noticias y reportajes, estos movimientos atravesaron diversas fases hasta alcanzar el creciente impacto cultural del que gozan hoy en día:

• Hakuna surgió en 2013 como un movimiento de la Iglesia Católica, con cuna en Nova Friburgo, Brasil. Fue el lugar donde 100 universitarios se desplazaron durante un mes para ayudar en los derrumbamientos de la zona. El viaje culminó con las Jornadas Mundiales de la Juventud de Río de Janeiro que, junto a las enseñanzas del Papa Francisco, sirvió de inspiración para la formación de una gran familia. Al volver a España, este grupo sintió la necesidad de seguir reuniéndose para compartir la vida de fe en comunidad. Fundado por el sacerdote José Pedro Manglano, Hakuna se enfoca en la cercanía entre jóvenes, promoviendo una fe vivida de forma alegre a través de la música, la oración, y el servicio. Desde sus inicios, ha buscado modernizar la experiencia religiosa, alejándose de una estructura eclesiástica tradicional. Con el tiempo, el movimiento ha crecido significativamente en España y ha comenzado a expandirse por el mundo. Su notoriedad se palpa en los eventos multitudinarios en torno a la música, ya que poseen su propio grupo que ha lanzado varios álbumes. La evolución de Hakuna es una respuesta a las necesidades espirituales modernas, canalizando la fe a través de la cultura.
• Por su parte, Effetá nació en Colombia y llegó a España el mismo año que Hakuna, en 2013. Es un movimiento nacido como parte de la renovación carismática católica. Su nombre, que en arameo significa “ábrete”, proviene de la palabra usada por Jesús en los Evangelios para realizar milagros de sanación. El movimiento se centra en ofrecer experiencias transformadoras mediante retiros espirituales intensivos. Estos retiros, generalmente de tres días, son la puerta de entrada para muchos participantes, en los que se busca una vivencia profunda de sanación, conversión y comunidad. La evolución de Effetá ha sido marcada por su enfoque en el acompañamiento personal y en una visión comunitaria de la fe, conectando con una juventud que busca un sentido más personal e íntimo de espiritualidad y pertenencia dentro de la Iglesia.

Haz click en la imagen para descubrir la historia de Hakuna y Effetá.

Teniendo estos movimientos más de una década, ¿por qué no se ha hecho eco de ellos hasta ahora? ¿Cómo llegamos a la actualidad? Precisamente, lo más llamativo de esta nueva ola cristiana es que haya llegado a los oídos –o las pantallas– de tanta gente. Según el promotor de vocaciones de la Compañía de Jesús en España, Alfonso Alonso-Lasheras, la pandemia es una de las claves. Existe una correlación directa entre el aislamiento que el mundo sufrió en 2020 y el auge de estos movimientos. Contrario a lo que muchos esperaban, la pandemia se convirtió en un caldo de cultivo ideal para una renovación de la fe, pues la reclusión originó una mayor necesidad espiritual que nunca, que se unió a la viralización de nuevos medios de comunicación espontáneos como TikTok.

La experiencia del joven Miguel Llorente es una muestra del sentimiento que muchos comparten: “Cuando creces, la relación con la fe se puede volver algo intermitente. Hay momentos en los que estás más cerca de Dios y otros en los que no encuentras respuestas. Mi fe pasó a un segundo plano y la vivía de forma aislada, pero después de la pandemia empecé a ver a más gente nueva que compartía ese sentimiento y lo hacía de forma abierta y orgullosa, y eso me marcó”.

Redes sociales, viralidad y sentimiento de pertenencia

El crecimiento de estas organizaciones no se entiende sin su habilidad para usar las redes sociales como plataforma de visibilidad. No se trata únicamente de una coincidencia temporal con la cuarentena, sino que en esa unión se encuentra la clave. Hakuna y Effetá cuentan con una presencia constante en redes como TikTok, pero son los propios seguidores quienes alimentan los algoritmos compartiendo sus experiencias. No es una comunicación unidireccional, sino que la promoción ocurre “sola”. Los perfiles, llevados por primera vez por gente joven, no solo informan, sino que inspiran a su vez a otros jóvenes que sienten curiosidad o buscan un grupo donde expresar sus inquietudes. Los contenidos se posicionan con criterios de cercanía, gustos, y cierto grado de aleatoriedad, por lo que es natural que otros cristianos simplemente acaben topándose con algunos de estos vídeos, aunque no lo hayan buscado de forma explícita o sean parte de la comunidad.

Poco a poco, estos fenómenos han ido creciendo de forma silenciosa, y la viralidad llegó después, ya que no fue hasta 2022 cuando el grupo musical Hakuna logró reunir a 8.000 personas en el Palacio Vistalegre en Madrid, con motivo de la presentación de su disco Qaos. Este concierto sentó un antes y después en su trayectoria. Desde entonces, ya no es infrecuente, sino la norma, el observar vídeos con miles de visualizaciones que muestren una celebración de Hakuna en una iglesia abarrotada o un retiro espiritual.

Esta exposición no solo atrae a personas afines, sino también a curiosos que, aunque inicialmente observen con escepticismo, terminan interesados en entender qué motiva a tanta gente. Algo parecido fue lo que le ocurrió a Arturo Mañas: “Cuando lo ves por primera vez parece un poco demasiado, pero ahora desde dentro lo entiendo. Nos ayuda a dar a conocer lo que hacemos y a conectar con más personas”. Luis García, sociólogo en la Universidad Complutense de Madrid, asegura que en esta unión entre el cambio social de la pandemia y los nuevos medios fue el detonante para la formación de comunidades, no solo en la religión: “Los jóvenes encuentran en TikTok un lugar de conexión fácil con otras personas que buscan lo mismo que ellos. Se sienten menos solos”.

El poder de la música

La música es uno de los pilares fundamentales de la religión moderna: no solo como elemento cohesionador, sino como una perfecta adaptación a la cultura mediática actual. En los eventos de Hakuna, la música no se limita a temas tradicionales de la Iglesia; los participantes corean canciones originales que hablan de fe, de amor, de esperanza, y lo hacen con un lenguaje cercano. “No hay otra forma de llegar a la gente si no es tocando su corazón”, explica Luis García. Son espectáculos enfocados a crear una comunidad en la que Dios esté muy presente.

Aunque estos objetivos no suponen algo novedoso, lo que sí que lo es es la forma de llegar a ellos: luces, fiesta, altavoces potentes y miles de personas son aspectos que recuerdan a un festival de música moderna, pero ahora se asocian por primera vez a la religión. Cuando la modernidad se junta con la tradición surgen fenómenos como este que, lejos de ser un fracaso como algunas partes de la Iglesia auguraron, han resultado un completo éxito.

Jóvenes disfrutando de un concierto ‘sold out’ de Hakuna en el WiZink Center de Madrid. El Debate.

A día de hoy el alcance de estos grupos se evidencia en eventos como los encuentros masivos de Hakuna en el WiZink Center de Madrid, donde miles de jóvenes se reúnen en noches “sold out” para compartir su fe al ritmo de la música en vivo y testimonios personales. Desde la organización de estos conciertos explican: “los jóvenes están buscando respuestas y un espacio donde sentirse aceptados”. La canción estrella del grupo, Huracán se ha convertido en uno de los mayores himnos para los jóvenes cristianos en los últimos años, llegando incluso a traspasar fronteras hacia otras capitales europeas y americanas.

Los retiros: el nexo de la comunidad

Para entender realmente estos fenómenos hay que ir más allá de lo multitudinario y profundizar en lo personal. Los retiros espirituales se han convertido en el espacio más íntimo para la vivencia de estos jóvenes. Effetá, en particular, ha captado la atención de quienes buscan desconectarse del día a día para explorar su espiritualidad y conectar con personas afines. Los retiros ofrecen un espacio para abrirse y compartir las inquietudes en un ambiente de confianza y sin juicios. Cualquiera puede ser partícipe, hasta ateos, agnósticos o practicantes de otras religiones.

Jóvenes viven su fe en comunidad en un encuentro de Effetá. VariaciónXXI.

Uno de los aspectos más llamativos es el secretismo que rodea esta iniciativa, y lo más curioso: únicamente se puede acudir una vez en la vida como participante. Tan serio es, que las personas deben entregar su móvil y reloj el primer día, ofreciendo una experiencia de total desconexión hasta el final del retiro. Todo esto produce una gran curiosidad, ya que muchos asistentes afirman “ser otras personas” al salir. Desde la organización de estos retiros, la confidencialidad se explica como una forma de preservar la esencia del momento: “Es como si quieres ir al cine pero te cuentan el final antes de ver la película” explica Bernardo Hernandez, coordinador de Effetá en Salamanca. El problema de esta peculiaridad es que no suele ser entendida por la gente ajena a estos movimientos, lo que lleva en muchos casos a asociarlo con comportamientos sectarios.

¿Y cómo son realmente los retiros? Effetá está dirigido a jóvenes de entre 18 y 30 años, sin requisitos de ideología, grupo social o situación personal. En la mayoría de retiros hay gente de procedencias y edades muy dispares, aunque existen algunos para grupos más específicos. El precio oscila entre 90 y 140€, con lo que se cubre la estancia del fin de semana completo en la casa de retiros, la comida y los materiales, puesto que Effetá no es un organismo que recoja o disponga de dinero para financiar las actividades, sino una agrupación de parroquias y personas que los organizan y financian con sus propios medios. Cada retiro sigue una estructura que combina dinámicas grupales, momentos de silencio, actividades al aire libre y tiempo para la oración. Arturo Mañas describe la experiencia como “liberadora”: “Nunca había compartido tanto de mí mismo con desconocidos, pero me sentí tan bien acogido que pude abrirme totalmente. Conocí gente con historias muy diferentes, pero que buscaban lo mism: algo que les llenara”.

La mirada externa: prejuicio, estigma y ridículo

Al igual que ocurre con las celebridades o movimientos de masas, el entusiasmo de Hakuna y Effetá ha suscitado numerosas críticas y burlas desde fuera. En redes sociales, no es raro encontrar cientos de comentarios que tildan a estos grupos de “sectarios” o “frikis”. Esta percepción negativa se debe, en gran medida, al choque entre una sociedad cada vez más secularizada y jóvenes que expresan abiertamente su fe. “No me sorprende que haya gente que se ría de lo que hacemos,” explica Arturo Mañas. “La fe no es algo que se vea como moderno, y es muy llamativo cuando nos ven. La gente a veces no entiende por qué sentimos la necesidad de expresarla, pero nosotros lo vivimos de forma sincera”. Miguel Llorente explica: “Podemos parecer frikis pero al final estamos expresando libremente lo que nos hace felices, como cualquier otra persona que sube a su TikTok otro tipo de contenido”.

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Las entrevistas con personas ajenas a estos grupos revelean que, por lo general, el escepticismo nace del desconocimiento y de estereotipos antiguos sobre lo que significa ser cristiano:

• Uno de los conceptos más repetidos por quienes rechazan a estos grupos es la alusión a que son una “secta”. Debido al compromiso y a la expresión de su fe, muchos jóvenes se ven ridiculizados y atacados hasta el punto de que les incluyan en ese saco. En una encuesta a 50 jóvenes no creyentes, el 62%  consideran a estos grupos como posibles sectas.
• Otra de las críticas frecuentes es al elitismo asociado con Hakuna y Effetá. Según varios encuestados, los participantes de los retiros están muy alejados de los problemas reales a los que se enfrentan otros sectores no tan beneficiados de la sociedad.
• Por último, la política también juega un papel importante en las críticas, ya que algunos de los videos más virales acumulan decenas de comentarios como: “pijos de derechas de rave”, “el nuevo himno del PP” o “todos los votantes de Vox concentrados”. Según Miguel Llorente, estas afirmaciones no reflejan la realidad: “Cuando entras te das cuenta de que no es así, sino que hay gente de distintas ideologías, evidentemente”. Muchos jóvenes, por otro lado, han aprendido a ver estos comentarios como una oportunidad para explicar su fe de manera más abierta y sincera.

¿Consideras a Hakuna y Effetá posibles sectas? VariaciónXXI.

Tolerancia y respeto

En definitiva, estos movimientos representan una nueva realidad que no se puede pasar por alto. Grupos como Hakuna y Effetá están logrando atraer a numerosos jóvenes de diversas procedencias, ofreciéndoles no solo un espacio de pertenencia, sino también un propósito común que les impulsa a compartir su fe y experiencias espirituales. Este fenómeno, que ha ido ganando cada vez más adeptos, requiere una mirada atenta para comprender sus raíces y su expansión, evitando el prejuicio.

Si algo se aprende de mirar más allá de las redes sociales, es la importancia de dejar a un lado el estigma y aproximarse a estos movimientos con una perspectiva abierta y respetuosa. Su éxito indica que hay un cambio profundo en los comportamientos sociales, uno que refleja nuevas necesidades y aspiraciones en las generaciones jóvenes. No se trata solo de comunidades religiosas, sino de colectivos que buscan llenar vacíos de conexión y significado en un entorno social cada vez más complejo. El hecho de que más jóvenes se sientan atraídos plantea preguntas cuestiones sobre nuestra realidad social, cultural y espiritual, y cómo nos enfrentamos a la búsqueda de un sentido compartido. El desconocimiento solo fomenta el rechazo, y como sociedad es crucial tratar de comprender las nuevas tendencias y transformaciones que nos rodean, en lugar de caer en estereotipos y temores infundados. ¿Acaso no es la intolerancia lo que muchos critican de los religiosos?

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