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Madrid en venta: el lado oscuro del turismo masivo que devora la ciudad

La Plaza Mayor de Madrid en Navidad, abarrotada de gente por el marcado navideño

La Plaza Mayor de Madrid, llena de gente por el mercado de Navidad. Foto: elDiario.es

  • El impacto del turismo masivo en Madrid a nivel social y un desglose de las causas de la llegada de turistas.

  • La Sierra de Madrid joya del turismo, colapsada por el turismo masivo

Madrid está perdiendo su alma. El turismo masivo, que alguna vez fue celebrado como uno de los motores económicos de la capital, ahora amenaza con devorar la esencia misma de la ciudad. Los vecinos de barrios históricos como Malasaña, Lavapiés y el Barrio de las Letras están siendo testigos de una transformación radical: lo que antes eran vecindarios vibrantes y llenos de vida local, se han convertido en parques temáticos para el consumo rápido de turistas. 

Madrid se encuentra en una encrucijada. La ciudad debe decidir si quiere ser un hogar para sus ciudadanos o un destino turístico que prioriza las ganancias a corto plazo. El turismo masivo ha traído riqueza a la ciudad, pero también ha dejado una huella profunda que amenaza con borrar su esencia.

La pregunta que queda en el aire es simple pero vital: ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a transformar Madrid para complacer a los turistas?

 

Vecinos se convierten en espectadores

Pasear por el centro de Madrid en cualquier día del año se ha convertido en una experiencia abrumadora. Las calles están abarrotadas de turistas arrastrando maletas, buscando el próximo “spot” para tomarse una foto, mientras los negocios tradicionales se ven obligados a cerrar, incapaces de competir con la avalancha de tiendas de recuerdos y cadenas de comida rápida. 

“Se ha triplicado el precio en mi barrio”, confiesa Carmen Montero, una vecina del barrio de Malasaña desde hace más de 40 años. “Los precios han subido tanto que muchos de mis amigos y vecinos se han visto obligados a mudarse. El barrio ya no es lo que era; ahora es como un decorado para turistas.” “Mis hijos no van a tener acceso a vivir en el barrio, se van a tener que desplazar a otras poblaciones de Madrid, porque ahora mismo no pueden”

El turismo masivo no solo está transformando el paisaje urbano; también está erosionando la identidad cultural de Madrid. Los bares de toda la vida y los pequeños negocios familiares están siendo reemplazados por locales genéricos orientados al consumo rápido de los turistas. 

Ante la presión ciudadana, el Ayuntamiento de Madrid ha tomado algunas medidas para regular el turismo masivo, como imponer restricciones a los alojamientos turísticos no regulados y promover rutas alternativas fuera de los lugares más saturados. Sin embargo, muchos expertos creen que estas acciones son insuficientes y llegan demasiado tarde.

 

La gentrificación y la fuga de residentes 

El impacto del turismo masivo en el mercado inmobiliario de Madrid ha sido devastador. Los precios de alquiler han alcanzado niveles insostenibles, empujando a los residentes locales hacia las afueras de la ciudad. Los apartamentos que antes albergaban a familias madrileñas ahora se anuncian en plataformas como Airbnb, convertidos en alojamientos temporales para los turistas.

Según datos recientes, el número de pisos turísticos en el centro de Madrid ha aumentado un 50% en los últimos cinco años, lo que ha reducido drásticamente la oferta de viviendas para residentes permanentes. Las comunidades de vecinos denuncian que las constantes fiestas y el ruido nocturno son insoportables, y que el sentimiento de comunidad ha desaparecido.

Sobre esto, el pueblo ya habló y se posicionó contra “los de arriba” y sus decisiones en cuanto a la vivienda, en una multitudinaria manifestación el día 13 de Octubre en las calles principales de Madrid.

Una pancarta de protesta contra la llegada de los turistas y el impacto que tienen en la vivienda.

Pancarta en protesta del turismo sacada en la manifestación del 13 de octubre en Madrid.

 Carteles, protestas, y una idea clara, “No puedo vivir en el centro por los turistas, pero voy a trabajar al centro para los turistas”. Miles de personas acudieron a la llamada de cambio en una situación que aborrece tanto a los propios residentes como a aquellos que quieren llegar a Madrid por trabajo.

“El problema de la vivienda es un problema gravísimo, pero como intentemos abordarlo desde la óptica del turismo no vamos a resolver absolutamente nada” dice Enrique Alcántara, Presidente de la Patronal de Pisos Turísticos.

 

La Sierra de Madrid

El turismo masivo en la Sierra de Madrid está afectando gravemente al entorno natural de esta región el impacto sobre la flora y fauna local es cada vez más evidente con especies vulnerables que ven alterados sus hábitats y ciclos vitales el aumento del número de visitantes ha provocado una sobrecarga de los caminos y senderos, erosionando el suelo y dejando residuos que afectan la calidad del paisaje y del agua, pues los ecosistemas de montaña no están preparados para soportar una afluencia tan alta de personas que con frecuencia no respetan las normas básicas de conservación la presión sobre los recursos naturales. Es insostenible, en algunos casos se ha incrementado el tráfico de vehículos, lo que contribuye a la contaminación del aire y al ruido, alterando el equilibrio ecológico. Además, las infraestructuras turísticas crecen a un ritmo incontrolado, destruyendo espacios naturales para convertirlos en aparcamientos o áreas recreativas lo que  transforma el carácter de la sierra y desplaza las actividades tradicionales de la zona la economía local. Si bien es verdad que se beneficia a corto plazo, no siempre se desarrolla de manera sostenible, ya que muchas ganancias se quedan en manos de grandes operadores turísticos en lugar de fomentar el comercio y los negocios de la comunidad local. Esta explotación desmedida del territorio puede llevar a la sierra a un punto de no retorno donde la pérdida de biodiversidad y la degradación del paisaje sean irreversibles. 

Una vista desde lejos al Castillo de Manzanares el Real, situado en la sierra de Madrid.

Castillo de Manzanares el Real, en Manzanares el Real, Madrid. Foto: 65yMás.

Esta preciosa zona, se expone, por tanto, a dos de los mayores problemas del turismo en masa. Por un lado, el impacto ambiental, y por otro lado, la sobreexplotación de los recursos naturales y culturales, que como decíamos antes, puede acabar consumiendo el ecosistema. 

La sierra, además, concentra la llegada de turistas en los dos picos más habituales, tanto en verano como en invierno. Así nos lo explicaba Marcos, un lugareño de Navacerrada 

Llegadas que se reparten principalmente entre el verano como segundas residencias de los propios madrileños y en las épocas de frío aprovechan para subir a ver la nieve. 

Sin embargo, nuestro entrevistado plantea una situación completamente distinta, pues él propone que dicho turismo ayuda al comercio local. Si bien es cierto que el turismo masivo acaba desplazando la cultura y la tradición local, es interesante recalcar la importancia de este en pueblos y zonas rurales no tan masificados, ya que la llegada de gente hace que consuman productos y servicios de la zona, y no grandes cadenas como se pueden encontrar en la gran ciudad.

El pueblo de Navacerrada, en la Sierra de Madrid.

El turismo no deja de ser una fuente de ingresos bastante grande y fundamental para la mayoría de sitios, aportando dinero a las empresas locales, como dice nuestro entrevistado, que no pone pegas en que la gente llegue por impacto de las redes sociales.

Como conclusión sobre esta zona concreta, para maximizar los beneficios del turismo y minimizar sus impactos negativos, es fundamental promover un turismo sostenible, es decir, un tipo de turismo que implica adoptar prácticas respetuosas con el medio ambiente y las comunidades locales, así como fomentar un turismo de calidad que valore la autenticidad y la diversidad cultural. Aprovechar, como decía 

 

 

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Las redes sociales han intensificado el turismo masivo al fomentar la difusión de destinos turísticos a un ritmo sin precedentes. Las imágenes y publicaciones virales crean un efecto de atracción que provoca un aumento exponencial de visitantes en lugares que antes eran relativamente desconocidos. Esto lleva a una sobreexposición de ciertos destinos, muchos de los cuales no están preparados para recibir un gran flujo de turistas. Los visitantes que llegan atraídos por las publicaciones no siempre son conscientes del impacto ambiental y cultural que su presencia puede causar. Además, la tendencia a fotografiarse en lugares populares para ganar seguidores en redes sociales ha fomentado un comportamiento superficial, donde la experiencia real del lugar pasa a segundo plano frente a la búsqueda de una buena imagen.

El turismo que sufre la sierra es constante todos los fines de semana, pero aumenta con la llegada del invierno y la nieve

Turistas visitando Navacerrada, en la Sierra de Madrid

El turismo guiado por redes sociales tiende a concentrar a los visitantes en unos pocos puntos específicos, dejando otros rincones menos conocidos ignorados. Esto provoca una presión excesiva sobre ciertos lugares y contribuye a su rápida degradación. Además, la facilidad de geolocalizar estos puntos en publicaciones públicas agrava el problema, ya que incentiva a más personas a visitar y explotar el mismo sitio, aumentando la sobrecarga.

Otro problema es la falta de respeto y consideración por las comunidades locales y su cultura. Muchos turistas influenciados por las redes sociales se comportan de manera irresponsable, sin tener en cuenta las normas o costumbres del lugar, y buscan replicar imágenes sin reflexionar sobre el contexto en el que se encuentran. Esta conducta no solo deteriora la calidad de vida de los residentes, sino que también puede provocar un rechazo hacia los visitantes, afectando la relación entre los turistas y las comunidades locales.

Finalmente, la saturación de ciertos destinos promovidos por las redes sociales puede llevar a un fenómeno conocido como “turismofobia”, donde las poblaciones locales muestran una actitud negativa o de rechazo hacia los turistas debido a la pérdida de identidad cultural, el encarecimiento de la vida y el deterioro del entorno que el turismo masivo provoca.

 

Pagar un billete de avión en efectivo

En las últimas décadas, la forma en que viajamos ha experimentado una revolución gracias a la irrupción de las aerolíneas low cost. Estas compañías aéreas, que ofrecen tarifas muy económicas a cambio de eliminar o cobrar por servicios adicionales, han democratizado el transporte aéreo y han puesto al alcance de muchos bolsillos destinos que antes eran inasequibles.

Los orígenes de las aerolíneas low cost se remontan a la década de 1970, cuando se inició un proceso de desregulación del sector aéreo en Estados Unidos. Esta medida permitió a nuevas compañías entrar en el mercado y competir con las grandes aerolíneas tradicionales. Sin embargo, fue en Europa, a partir de los años 80, donde este modelo de negocio comenzó a consolidarse y a expandirse rápidamente.

Las low cost buscan maximizar la utilización de sus aviones y reducir al mínimo los costes operativos, es decir, lo que estas mismas llaman eficiencia operativa. Para ello, utilizan aviones de un solo tipo, operan desde aeropuertos secundarios y automatizan muchos de sus procesos.

Aunque los billetes son baratos, las low cost obtienen ingresos adicionales a través de la venta de servicios como el equipaje facturado, la selección de asientos, la compra de comida a bordo o el alquiler de coches, es decir, hay unos ingresos extras a parte del billete que pueden inflar la suma total a pagar. 

Pero la más llamativa y donde estas cadenas tienen el mercado bien estudiado es en el campo del marketing digital. Las low cost invierten mucho en marketing digital para llegar a un público joven y captar su atención a través de redes sociales y campañas promocionales.

 

Alojarse en casa y no en un hotel

El turismo que sufre la sierra es constante todos los fines de semana, pero aumenta con la llegada del invierno y la nieve

El hotel Nava Real, en Navacerrada

Otra de las piezas claves para entender por qué es cada vez más interesante y asequible viajar a diferentes destinos es la entrada de los pisos de alquiler vacacional. Se trata de pisos que pertenecen a alguien pero que se destinan a la entrada y salida de turistas durante distintas épocas del año. 

Tenemos también el ascenso meteórico de la cadena Airbnb, que desde su fundación en 2008 ha sabido mantenerse en la competencia con el resto de cadenas hoteleras, pues con precios más asequibles ha democratizado el acceso a alojamientos únicos y auténticos, alejados de la oferta estandarizada de los hoteles. Esos mismos hoteles, se han visto obligados a recular al respecto, ofreciendo nuevas tarifas y experiencias que se hagan más atractivas al turista. 

La marca tiene, sin embargo, 2 problemas clave. El primero viene con el impacto que esta dejó en el mercado laboral, pues la proliferación de viviendas turísticas ha reducido la oferta de viviendas de alquiler a largo plazo, lo que ha generado tensiones en la búsqueda de empleo. Y, también, el más llamativo de todos, el impacto en el tejido urbano, pues la concentración de viviendas turísticas en algunos barrios puede alterar el carácter de estos y desplazar a los residentes locales.

 

La otra cara de la moneda

El impacto económico del turismo es interesante e importante tener en cuenta, pues hay una alta generación de ingresos, una diversificación económica,  reduciendo la vulnerabilidad a las fluctuaciones de los mercados y hay un impulso al resto de sectores, pues ayuda a agricultura, la artesanía y la gastronomía. 

Además de esto, el factor social también influye, pues el turismo funciona para la creación de empleo y nuevas ofertas de trabajo, la preservación del patrimonio cultural, pues los ingresos generados por el turismo se destinan a menudo a la conservación y restauración de monumentos históricos y sitios arqueológicos, y el desarrollo de infraestructuras, ya que la llegada de turistas estimula la inversión en infraestructuras como carreteras, aeropuertos y hoteles, mejorando la calidad de vida de las poblaciones locales.

Así que con esta última reflexión queremos cerrar, teniendo en cuenta los problemas del turismo y sabiendo que también tiene su lado positivo, como lector, ¿qué opinión tienes sobre el turismo de masas?

3 Comments

  1. Mut de acuerdo con él análisis realizado.

  2. Todo turismo debe ser organizado y controlado. Que no se convierta todo en decorados de fotos. Se puede implicar a los vecinos a aportar ideas.

  3. Totalmente de acuerdo con el artículo👌

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