Adam Sandler y Steve Carell se pasan al periodismo

Después de hacer Niños Grandes (Sandler) y The Office (Carell) decidieron juntarse para hacer periodismo.
Como en una película de comedia (las malas son las mejores) y típica de Hollywood, nos presentamos aquí dos personajes totalmente distintos que suman ya cuatro años de alegrías y desgracias compartidas. Cuando nos conocimos el primer día de clase no imaginábamos que llegaríamos tan lejos y más después de tener que trabajar juntos tantas y tantas veces, algo que en ocasiones te invita a convertirte en Jackie Chan en esta comedia y demostrar que eres experto en artes marciales contra tu compañero.
A diferencia de los actores del título de nuestro post, ninguno de estos especímenes tiene su origen en Nueva York ni en Massachusetts. El Adam Sandler de esta pareja es Esteban Trujillo, nacido en Vilches (Jaén) después de la Guerra Civil o casi (1993). Aunque la edad mental esté lejos de la que aparece en el DNI, Esteban es la voz sensata de este equipo. Con un as bajo la manga para cualquier situación de extrema urgencia, además es el organizador y artífice de controlar el caos generado por dos comediantes frustrados.
Profundizando en la historia de Esteban encontramos una persona literalmente inquieta (tenían que atarle de pequeño para que no saliera corriendo). Enamorado de la música desde chico y siempre pegado a un piano, pero tras una larga carrera en el Conservatorio de Linares (también por allí en Jaén) acabó tomando otros caminos. El periodismo siempre ha estado en su mente, el periodismo deportivo especialmente y con ello la radio, pero antes habría que hacer una pequeña parada en el Ejercito de Tierra. Y lo dejamos ahí.
No se puede pasar por alto que junto al piano siempre había un balón de fútbol en los pies, hasta hoy mismo. Pero sin duda, lo que más peso ha tenido en la vida de este tipo de Jaén han sido los diferentes trabajos por los que ha pasado: pringarse de aceite en una fábrica (de aceite lógicamente), tocarle las narices a la gente de puerta en puerta con contratos de la luz, repartir felicidad (o la compra que es lo mismo) en un supermercado con una furgonetilla bien chula, recepcionista de un gimnasio y alguna cosa más o eso dice el currículum que ahí está. Vamos a ver qué depara el futuro con un título de periodista con el que, al menos, poder adornar el salón de casa.
Evidentemente, el Steve Carell de esta relación es Pablo Murillo, con procedencia incierta, aunque parece que Almendralejo en Extremadura sí que existe y no era una invención suya. Si está en este equipo es porque mentalmente tampoco supera los 10 años, aunque los documentos digan que es de 2003. Sin embargo, es un trabajador incansable, con muy buenas ideas y con un espíritu de compañerismo increíble.
Tras sacarle de The Office, Pablo vio que la mejor idea era terminar en la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. No sabía lo que hacía. Pero viajando más atrás, desde que tenía uso de razón, y suponiendo que ahora tiene de eso, él sabía que quería ser periodista, para contar cosas y calentarle la cabeza al personal con una justificación. Cuando Pablo soñaba con tener un micrófono en la mano, y no para cantar, él se veía hablando de cultura, pero la vida le ha llevado a tomarle cierto cariño al fútbol y, lo que es peor, ser del Barcelona. Pero bueno, no se puede ser perfecto, aunque él lo crea. Por delante le queda una carrera muy prometedora, más incluso que la de Martin Braithwaite en el Barça.
Y esta es la historia de esta gente. Por cierto, han escrito alguna cosilla como Sobrevivir en el fútbol modesto: Aravaca CF y Más turistas, más delitos: el centro de Madrid en Navidad.
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(¡Ah, no! Que eso no se dice aquí. Vaya.)