¿Por qué el odio y la viralidad en internet van de la mano?
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Las redes sociales tradicionales tienen algoritmos que fomentan la interacción sin tener en cuenta la naturaleza de la misma, lo que da lugar a muchos insultos, discusiones e información falsa
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Creadores de contenidos y periódicos, muy expuestos a esta situación, están reaccionando y decidiendo reflexionar sobre su forma de utilizar las redes sociales
“Hace ocho años, nos robaron Internet”. Así empieza Marta G. Franco su libro Las redes son nuestras en el que explica cómo las redes sociales se convirtieron en un negocio que necesita odio para crecer. En cuanto más sensacional, morboso y polémico, mejor parece ser para las plataformas sociales.
Esto nos permite entender que personas como Un Tío Blanco Hetero (UTBH), creador de contenido que basa su contenido en el acoso y la humillación de a políticos y personalidades de izquierdas, haya llegado a obtener más de 500.000 seguidores en YouTube.
Blissy, creadora de contenido sobre videojuegos, suele sufrir olas de acoso en las redes sociales siempre que publica un vídeo. Declara recibir muchos insultos y amenazas por parte de seguidores de Un Tío Blanco Hetero, acostumbrado a publicar vídeos muy ofensivos hacía ella.
Una pequeña muestra de lo que pasa cuando los adolescentes con los que estuve ayer crecen mientras nos come el fascismo: https://t.co/zJvQJZLrop pic.twitter.com/DRXYQgeNwe
— Blissy➡️en Bluesky (@blissy) October 24, 2024
Oriol Erausquin es doctorando en sociología y también «propagandista» en Internet. Su cuenta, Infusión Ideológica, cumula más de 100.000 seguidores en total. Está especializado en crear memes, y su audiencia supera a menudo el millón de espectadores. Hay que ver este éxito en el contexto de los aspectos negativos de los que adolece.
En primer lugar, su contenido político sufre a menudo de “shadowbanning”, especialmente en Instagram. Esto significa que la plataforma censura sus contenidos reduciendo la cantidad de veces que muestra el contenido a los usuarios. «El ejemplo más claro de shadowban es el que ocurre en casi todas las redes sociales, pero especialmente en Instagram, cuando haces cualquier tipo de referencia a Palestina», comenta Oriol.
Pero la represión también radica en que recibe oleadas de insultos y amenazas a diario. «Es una manera de expulsar o por lo menos desgastar a las personas que alzan la voz. Es mucho más grave cuando tienes una expresión de género femenina, ya que ahí las amenazas suelen ser más violentas y sexuales», denuncia Erausquin.
La rentabilidad del odio
Roma Gallardo es otro ejemplo que ilustra la rentabilidad del uso de los discursos de odio en Internet. Ha pasado de crear vídeos para hablar del veganismo, temática de izquierdas, a elaborar vídeos en los cuales ataca a las feministas, haciéndolas pasar por histéricas en sus vídeos, algo propio de la extrema derecha. Y parece ser que el antifeminismo permite más viralidad que la defensa de los animales ya que ha llegado a casi dos millones de seguidores.
El problema radica en que las redes sociales están construidas sobre algoritmos que sólo buscan una cosa: captar cada vez más nuestra atención. Esto implica mostrar cada vez más contenidos polarizantes, que generen debate e incluso oleadas de acoso ya que lo que premia el algoritmo son las reacciones vehementes.
Las principales plataformas de redes sociales son plataformas privadas, en manos de hombres, casi sistemáticamente blancos y estadounidenses. En ocasiones, una misma persona posee varias redes sociales muy importantes. Es el caso de Mark Zuckerberg, dueño de Instagram, Facebook y WhatsApp. Esto ha dado lugar a que el único objetivo sea hacer que un espacio social virtual sea rentable.
¿El fin de X?
Hace dos años, Elon Musk, el hombre más rico del mundo según Forbes, se hizo con el control de la red social Twitter, a la que rebautizó como X. Desde entonces, muchos internautas han denunciado estar mucho más expuestos a contenidos de extrema derecha y que sufren censura. Por ejemplo, durante varios días fue imposible darse de baja en la cuenta de Twitter de Donald Trump durante la campaña presidencial, o seguir la cuenta de Palestina Hoy.
Desde que Musk compró X (Twitter), la empresa ha perdido un cuarto de sus usuarios y el 80% de su valor económico. Y aunque muchos internautas desprecien esta plataforma, utilizada como órgano de propaganda por el hombre más rico del mundo, otros, como políticos o periodistas, siguen dándole un lugar muy importante.
Sin embargo, dos años después de que Musk comprara X, Donald Trump volvió a ganar las elecciones presidenciales. Ya muy criticado, X parece haber desempeñado un papel fundamental y Elon Musk, ferviente partidario de Trump, acaba de obtener un puesto gubernamental para dirigir el DOGE, el Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Esta noticia ha provocado la reacción de varios medios de comunicación, entre ellos The Guardian, un pilar del periodismo, que ha anunciado que dejará de publicar sobre X. La Vanguardia, otro gran diario español, ha seguido su ejemplo.
En noviembre de 2024, las redes sociales alternativas a X (antes Twitter) siguen ganando terreno. Bluesky, la red descentralizada fundada por Jack Dorsey, ha experimentado un aumento significativo de usuarios, alcanzando los 15 millones. Su propuesta de transparencia y su estructura similar al Twitter original atraen a quienes buscan una alternativa más ética. Threads, la aplicación vinculada a Instagram de Meta, también ha crecido, superando los 275 millones de usuarios.
Estas dos alternativas han sido muy criticadas por reproducir una estructura similar a Twitter. Además, su estructura es centralizada, lo que significa que existe un control vertical de las normas de uso por parte de las propias empresas, lo que supone un ejercicio directo del poder.
Otra internet es posible
Cuando Elon Musk compró Twitter en 2022, muchos usuarios migraron a Mastodon. Esta red social, muy parecida a X por permitir el microblogging (publicación de textos breves), funciona de forma muy distinta. Mastodon funciona utilizando una federación descentralizada de servidores, todos ellos ejecutando su código libre y abierto, llamado fediverso. Mastodon permite a sus usuarios unirse a diferentes instancias, cada una con sus propias normas y comunidades, desde temas generales hasta comunidades especializadas.
Además de Mastodon, el fediverso incluye muchas redes sociales. Otras aplicaciones como PixelFed, Peertube y Friendica permiten interactuar en diversos formatos, como fotos, vídeos y blogs, haciendo siempre hincapié en proteger la privacidad y dar a los usuarios el control sobre sus datos. Esto se consigue dando a los usuarios el control sobre sus propios servidores y, por tanto, sobre la moderación de los contenidos.
Además, el fediverso promueve una cultura de transparencia, con la posibilidad de consultar el código fuente de las plataformas, lo que atrae a quienes buscan una alternativa ética y autónoma a las grandes empresas tecnológicas.

Arbol de aplicaciones, redes sociales y webs que pertenecen al fediverso – Variación XXI
El fediverso es un conjunto de redes sociales, aplicaciones y webs descentralizadas que funcionan de forma interconectada, sin estar controladas por una única entidad, lo que las diferencia de plataformas como Twitter o Facebook. En lugar de depender de servidores centralizados, cada red del fediverso opera en su propio dominio, pero todos los usuarios pueden interactuar entre sí utilizando protocolos comunes.
A modo de comparación, esto significa que con una cuenta de Facebook sería posible ver contenidos e interactuar con alguien con una cuenta de Instagram. Esto permite a comunidades independientes y diversas compartir contenidos y mensajes, ya sean textuales o visuales, sin perder la interoperabilidad con otras redes del ecosistema.
Este modelo descentralizado ha ganado popularidad por su resistencia a la censura y la vigilancia masiva, aunque también presenta desafíos, como la fragmentación y la complejidad de un ecosistema donde no todos los usuarios están familiarizados con su funcionamiento. A pesar de estos obstáculos, el fediverso representa una alternativa viable a las redes sociales tradicionales, ofreciendo un espacio más democrático y menos influenciado por intereses comerciales.
Saber quien tiene control sobre las redes sociales es esencial, ya que condicionan la forma en que se establecen las interacciones sociales. Por ello, muchos ciudadanos se muestran críticos con las redes sociales tradicionales, pero también con ciertas alternativas que siguen una estructura centralizada. Aunque alternativas, las redes sociales fediverso ofrecen un panorama esperanzador hacia redes sociales con un control más horizontal.
Conviene recordar que las redes sociales han desempeñado un papel importante en los movimientos políticos de los últimos quince años. Controlarlas significa controlar todo un ámbito de comunicación social. Por ello, estas plataformas seguirán siendo fuente de grandes disputas.
No sabía que los fascistas se aprovechaban tanto de las redes sociales. Esto se tiene que regular ya !
Qué fuerte ! A ver si todo el mundo se va al fediverso ya
Yo también soy creadora de contenido y es un infierno estar en Twitter e Instagram
Mucho ánimo a Oriol y Blissy !
Qué chulo el storymap ! ¿Cómo se hace esto?
Me encantó el artículo ! Muy bueno !
A mi me parece que deberíamos dejar la gente expresarse como quieran en redes sociales pero con más moderacion. no funciona nada la que hay ahora
Elon Musk es lo peor de este mundo