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Precariedad laboral juvenil: ¿qué futuro les espera a los jóvenes?

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Ilustración de Joan Alturo / El País

 

  • La sobrecualificación o la inestabilidad son algunos de los indicadores de la precariedad laboral en España

  • ¿Cuáles son los indicadores de la precariedad laboral?

La precariedad laboral se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los universitarios españoles, tanto en los que iniciaron sus estudios recientemente como en los que se graduaron hace unos años. En este sentido, el informe CYD, elaborado por la Fundación Conocimiento y Desarrollo, muestra que los jóvenes graduados en España son un grupo especialmente vulnerable a la precariedad laboral.

Tomando como referencia el estudio realizado antes de la pandemia, de la Fundación CYD, el capítulo 2: Graduados universitarios y mercado de trabajo, durante el intervalo del curso 2018-2019, fueron 189.438 los alumnos que consiguieron graduarse con éxito en sus respectivas titulaciones de grado, un dato que, lejos de ser positivo, supone un descenso del 1,2% respecto a los registros de la promoción anterior. Lo que esta abultada cifra nos deja en claro es que no hay un correcto equilibrio entre el número de alumnos que se gradúan al año y la cantidad disponible de ofertas de trabajo.

En los últimos años también se ha producido un notable incremento en los titulados en másteres oficiales, tal incremento puede estar motivado por la necesidad que tienen los jóvenes de adquirir nuevos conocimientos que puedan quedar reflejados en su currículo personal o como una forma de adaptarse a las altas exigencias del mercado laboral, que, en muchas ocasiones, establece como requisito mínimo el máster oficial para poder acceder a la candidatura de una vacante laboral.

 

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Existe una relación psicológica muy estrecha entre la precariedad laboral y el miedo a esta con algunas enfermedades y trastornos de la salud mental tales como la depresión o la ansiedad, que en los últimos años se han incrementado de forma alarmante entre los jóvenes universitarios españoles.

Por grados, el estudio de la Fundación CYD expone que el 48,6% de los alumnos titulados pertenecen a la rama de ciencias sociales y jurídicas, mientras que el 20,9% son titulados en ciencias de la salud. Cifras más bajas son los graduados en ingenierías y arquitectura que suponen el 15,9%, seguidos a distancia por los estudiantes de artes y humanidades (8,9%) y de ciencias (6,2%).

En lo que respecta a las carreras y su empleabilidad, las más demandadas son las relacionadas con el manejo de las nuevas tecnologías, valorando de forma muy positiva los estudios en ingeniería, informática o robótica, siendo estos los que más proyección tienen en el futuro. Mientras que las carreras que tienen una mayor tasa de empleabilidad son las relacionadas con la salud, la economía, las infraestructuras o la producción.

En el lado opuesto de la balanza encontramos las que registran una mayor tasa de desempleo, estas carreras son las que se encuentran englobadas en las ramas de arte, humanidades y ciencias sociales. En las peores posiciones encontramos los grados de Ciencias Políticas, Historia, Geografía o Periodismo. El porcentaje de desempleo entre los periodistas ronda el 11,3%, el de los graduados en Ciencias Políticas se acerca al 12,9% y el de los historiadores al 23,3%.

 

Durante la carrera

Estos son algunos de los principales indicadores de la precariedad laboral:

El desajuste entre la oferta y la demanda. Las empresas no ofertan los suficientes puestos de trabajo de alta cualificación que debieran para los demandantes de dichos puestos.

La inestabilidad. La escasez de ofertas de trabajo con contratos de tipo indefinido y en contraparte la proliferación de los contratos temporales o estacionales.

– Los salarios. En muchas ocasiones son escasos e insuficientes para cubrir las necesidades básicas del trabajador.

– La alta tasa de subempleo. La cantidad de personas que trabajan menos horas de lo que desearían o la sobrecualificación de aquellas que están trabajando en puestos por debajo de su nivel de capacitación o cualificación.

– La baja calidad del empleo. Los jóvenes, a menudo, no tienen acceso a determinados beneficios laborales, así como se ven abocados a realizar jornadas atípicas (nocturnas, rotativas, las prolongadas de forma habitual, etc.)

De estos indicadores de precariedad laboral mencionados, uno de los que más afecta a los universitarios es la sobrecualificación, es decir, la población que aun estando altamente preparada acaba ocupándose de trabajos que exigen una baja cualificación.

Tomando en cuenta los datos proporcionados por el Servicio Público de Empleo Estatal, desde el año 2019, el nivel de sobrecualificación en los contratos de trabajo ha descendido de manera notable, no obstante, la sobrecualificación continúa siendo muy elevada, ya que se estima el 34,5% de los contratos firmados por los graduados universitarios están destinados a la ocupación de puestos de baja cualificación que poco tienen que ver con la profesión para la que han sido preparados. De hecho, los datos de España, son los más elevados de los 28 países que conforman la Unión Europea.

 

Después de la carrera

Las universidades españolas están repletas de estudiantes plenamente capacitados y formados para desempeñar sus aptitudes en el mundo laboral, muchos terminan sus estudios de grado y máster sin haber cumplido siquiera los 25 años, ya que se estima que siete de cada diez titulados en grado se encuentran por debajo de esa franja de edad (según datos del Estudio de la Fundación CYD, capítulo 2: Graduados universitarios y mercado de trabajo). Sin embargo, nadie los prepara para afrontar la dura realidad que supone la búsqueda de trabajo y la consiguiente frustración y desesperación que conlleva ver como el duro trabajo realizado no se ve debidamente recompensado.

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