La vivienda turística le declara la guerra a los hoteles
Laura está preparando su próximo viaje a Milán. Ha estado mirando varios hoteles, pero aún no se ha decidido. Su amiga, Marta, le ha recomendado alquilar un piso turístico a través de Airbnb. Afirma que sale más barato y es mejor que un hotel. Un mes y medio después, Laura se despierta en un piso en pleno centro de Milán. Salón, cocina, baño y dormitorio. Cuatro estancias al precio de una. ¿Mirará hoteles en sus próximas vacaciones?
Las viviendas de uso turístico han dejado de ser un fenómeno en configuración, para convertirse en un fenómeno consolidado y con una enorme progresión. El alquiler de las viviendas a través de plataformas como Airbnb, Wimdu o Rentalia cada vez es más usual pero poco se conocen las consecuencias del aumento de este tipo de alquiler turístico.
Aunque pueda parecer una actividad reciente y típica de los millennials, los estudios reflejan que el anfitrión medio ronda los 45 años, posiblemente por tratarse de ciudadanos cuyos ingresos son suficientes como para tener viviendas en posesión. Según datos del Ayuntamiento de Madrid, “existen tres tipos de propietarios: personas que alquilan su residencia habitual en periodos vacacionales o que alquilan algunas de las habitaciones a cambio de una contraprestación económico; personas multipropietarias que alquilan una segunda residencia o que poseen diversas viviendas que destinan al mercado turístico; y diferentes fondos de inversión que invierten en el sector turístico y gestionan importantes volúmenes de viviendas.
Otro actor que está entrado en juego son las agencias de gestión, que captan a los propietario ofreciendo mayor rentabilidad. En cuanto a los huéspedes que acuden a la plataforma para alquilar, se trata de jóvenes de entre 25 y 45 años, aunque las familias también recurren a este servicio. El 78% de los huéspedes son extranjeros, y el 22% restante, nacionales.
La globalización del alquiler turístico
Desde la plataforma Airbnb y a través de un hashtag #OneLessStranger (Un desconocido menos), consiguen conectar un mundo de consumidores particulares cuyo único objetivo es conseguir un beneficio económico. Además ofrecen facilidades e invitan a adentrarse en su mundo a través de su página web con mapas interactivos y asequibles en cuanto a uso.
Existe gran dificultad para calcular el número exacto de viviendas destinadas al uso turístico debido al tipo de plataformas existentes, sus condiciones de registro y la posibilidad de inscribir un mismo apartamento en las diferentes plataformas. A consecuencia de ello, se ha buscado ejemplificar el amplio crecimiento de este tipo de alquileres con datos exactos de la aplicación más utilizada, Airbnb. Desde su página web se hace mención de un total de 117.500 anfitriones en España, y una media de 36 noches reservadas por alojamiento.
Así también lo recogen desde Hostelsur, donde también se recoge la actividad económica generada por los anfitriones y los huéspedes, así como los ingresos obtenidos por estos, siendo 4170 millones en el primer caso, y 650 millones de ingresos obtenidos entre todos los huéspedes en un año regular, y 3.400 € ingresos medio por anfitrión. Estos datos son sin duda la parte beneficiosa de estas viviendas turísticas, además de generar un impacto social y económico positivo para las ciudades. Otro de los aspectos favorecedores es el movimiento e incremento del turismo.
Dinero fácil y rápido
El alquiler de viviendas de uso turístico ha demostrado ser más rentable que el arrendo permanente. Generalmente el alquiler de habitaciones en la vivienda compartida con el anfitrión ha dado paso al alquiler completo de la vivienda o habitaciones sin resultar ser la residencia principal del usuario. Esto ha causado indignación entre algunas asociaciones hoteleras que alegan que han perdido parte de clientes por los precios, las comodidades y libertades que ofrecen estas plataformas y apartamentos.
La parte negativa del incremento de las viviendas de uso turístico se encuentra en el sector hotelero, vecindarios, comunidades de vecinos, gentrificación, turistificación y sector comercio. Las comunidades de vecinos ven cómo su edificio se ha convertido en un paso de maletas y desconocidos, y en muchas ocasiones los huéspedes no tienen un comportamiento cívico. Además de las molestias, la gentrificación comienza a hacer mella en el centro de las grandes ciudades. El sector comercial también se ve afectado por la necesidad de subsistir a esa turistificación, cada vez más inclinado al bajo coste.
El sector hotelero, en pie
Los directivos del sector se han unido para plantar cara a estas plataformas por lo que califican de «prácticas de competencia desleal». Desde la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM) apoyan estos datos que muestran que los alquileres turísticos son una realidad en las grandes urbes. El pasado octubre solicitaron al Gobierno de la Comunidad la modificación de la normativa sobre las viviendas de alquiler de uso turístico, que requiere de una regulación urgente por el enorme impacto económico que está teniendo esta actividad en la región. Previamente en junio denunciaron un aumento del 26%de plazas ilegales en viviendas de alquiler de uso turístico en la capital. Advirtieron de los efectos de este nuevo negocio en otras ciudades, señalando que «aún estamos a tiempo de evitarlo» en Madrid, pero apelando a la Administración para la aplicación de medidas urgentes.
Según el director de Innovación y de E-Commerce del Gremi d’Hotels de Barcelona, Roger Calleja, «más de dos tercios de los turistas que eligen los apartamentos turísticos lo hacen por precio, y esa ventaja competitiva viene dada por la nula o baja tributación de estos alojamientos y los nulos costes normativos, que los hoteles sí deben cumplir». No es sólo una cuestión económica. En palabras de Calleja, «Barcelona ha duplicado su capacidad alojativa en los últimos 5 años a costa de perjudicar la convivencia y descanso de los edificios con uno o más pisos turísticos». Este perfil low cost ha atraído a la ciudad «turistas que aportan poco a la riqueza de la ciudad y generan molestias». Reconoce que «las plataformas en sí no son un problema», pero que éstas deben luchar por erradicar los pisos ilegales y ser multadas en el caso de que sigan ofertándolos. Considera que están en el buen camino, puesto que el Ayuntamiento de Barcelona empezó en 2016 a tomar medidas para detectar y cerrar pisos turísticos ilegales. Aun así, Calleja dice que la fuerte demanda ha mantenido la ocupación de los hoteles, ya que «el cliente sabe que son dos productos diferentes y valora el valor añadido que ofrecen los hoteles a nivel de calidad, servicio y experiencia de usuario».
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- variacion XXI | ¿Qué está pasando con el alquiler en Madrid? El caso de Vallecas - […] a la limitación de las subidas. Pero aquellos que quieren evadir esta regulación, recurren al alquiler turístico propiciado por…
Interesante. Yo he alquilado por Airbnb y nunca me he detenido a pensar en las consecuencias. Aún así, si los hoteles no bajan los precios, veo difícil que esto acabe. Por lo que veo, en el reportaje no se aporta ninguna solución, simplemente los dos puntos de vista. Da que pensar…
Lo que deberían plantearse los hoteles es que han dejado de ofrecer un valor añadido y su existencia no podrá sustentarse a golpe de decreto eternamente. Al igual que en el caso de los taxis, deberían empezar a centrar sus esfuerzos en una reconversion necesaria desde hace mucho tiempo…
Esta bien querer sacarse un dinerillo pero no acosta de la tranquilidad de los vecinos. Tendrian q regularlo y q pagarán impuestos como todos
¿El sector hotelero en pie? Creo que deberían cambiar sus cuotas o ciertos aspectos para que la gente no alquile por estas aplicaciones. Yo hasta que no bajen los precios de los hoteles seguiré con Airbnb. A veces me parece un robo…
La gente que va de hoteles es que tiene dinero o ya tiene una edad. Yo creo que la juventud de hoy en día preferimos Aribnb. Es más barato para nuestro bolsillo y supone una mejor inversión si vas en grupo. !Buen reportaje!