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periodismo universitario en internet

Cuerdas Violetas

No son pocas las chicas que han decidido colgarse una guitarra, tocar una batería o cantar con la garganta. Sin embargo, si preguntamos por las mejores bandas de rock, heavy, punk o grunge de la historia, nos toparemos con The Beatles, Iron Maiden, Ramones o Nirvana.

Muy poca gente nos hablará de The Runaways, Vixen, Las Vulpes o L7. Quizá no fueran ni sean las mejores, pero es indudable que su incansable afán por la música marcó un antes y un después en la escena musical, al menos, para las mujeres.

Colorear las cuerdas de color violeta

Laura vive desde hace 21 años en un pueblecito de Ciudad Real. Es un poco tímida y un poco artista. Estudia en la Escuela de Artes. Toca el saxofón. Y, ahora también, el bajo. En un grupo de punk. Con una formación completamente femenina.

La incorporación de Laura a este mundo fue casi una casualidad. Hace cosa de un año le regalaron un bajo. Sus amigas, que tenían un grupo ya conformado, precisamente necesitaban alguien que tocara las cuatro cuerdas. «No tenía ni idea de tocar el bajo, aunque me resultó fácil aprender poco a poco las canciones con la ayuda y dedicación de las chicas. Además, no sabía cómo iba a encajar tocando el bajo ya que soy ambidiestra y a veces es difícil decidir cómo haces mejor las cosas. Esta vez acerté» reconoce. Y, quizá, este ha sido el único inconveniente que nuestra protagonista ha encontrado en su camino.

Un camino que, oficialmente, acaba de arrancar. Hace tan sólo unos días que ha tocado por primera vez en directo. «Cuando comenzamos no era capaz de mirar a la gente, me daba vergüenza, aunque no estaba tensa. Tras terminar las dos primeras canciones y ver las caras de la gente sonriendo… pensé “y esto sólo acaba de empezar…”[…] Cuando terminó el concierto, recibimos mucho apoyo por parte de todos en forma de comentarios positivos que hacían sentirme orgullosa por lo que habíamos conseguido como grupo. Me encantó».

Su primer directo, en el II Nasty Riot Fest, cubrió casi dos centenas de entradas y todo el espacio posible de la sala. Laura y las otras cuatro manchegas que forman Gonagón compartieron escenario con Lizzies y Yellyfish, de Madrid y Ciudad Real, respectivamente. Se demuestra así que los grupos femeninos existen por toda la península. Se demuestra así que emergen y, sobre todo, se demuestra que la calidad no está reñida con el sexo o el estilo de un grupo.

Un género por y para hombres

La investigadora y profesora de la Escuela Superior de Música de Cataluña, Silvia Martínez García, puso encima de la mesa un estudio realizado en la segunda mitad de los años noventa sobre los gustos musicales de los jóvenes en la comunidad autónoma. Representa un estudio perfectamente extrapolable tanto a la mayoría de la península como a hasta nuestros días (el texto se presentó en 2003 en unas jornadas sobre mujeres y música); de modo que mantiene suficiente vigencia y actualidad para ser tenido en cuenta. Como veremos, hay conclusiones que todavía hoy resultan válidas. El estudio llevaba el nombre de Decibelios y testosterona: una aproximación a las imágenes de género en el rock y el heavy metal. Con datos de encuestas a jóvenes (17-23 años) y con la aportación de críticos y expertos del panorama musical español trataba de comprobar por qué hasta ahora la mujer no ha tenido apenas presencia en la música dura nacional.

Lo interesante de esta investigación es cómo se percibía el rock en España (y sus variantes más duras y estridentes, como el heavy o el punk) que llegó del continente americano y las influencias europeas desde la década de los setenta. El eco de las primeras mujeres que desde los años 50 hacían frente a este negocio exclusivo para hombres tardó mucho en llegar a nuestro país, con las figuras que hoy ya forman parte de la historia del género, como Tracy Chapman, Patty Smith o Janis Joplin, entre otras. Mujeres que se atrevieron a lidiar con hombres en un escenario reinventando los roles que se habían reservado para el género femenino dentro del rock. Era un reto, pues los hombres ya tenían un estilo, reforzado con el paso del tiempo, que se traducía en las chupas de cuero, los tatuajes, las letras sobre motos y chicas (en algunos casos rozando la apología a la violencia antifeminista, como Iron Maiden) y esa guitarra eléctrica utilizada en el escenario en muchas ocasiones como un símbolo cuasi-fálico durante las interpretaciones de los rockeros. En definitiva, hombres que salían al escenario a demostrar lo potente que soy.

Las mujeres, en cambio, tuvieron que redefinir sus roles de chica guapita que enseña sus encantos y que con eso “triunfa”. Era el único modo de avanzar en un negocio tan machista.

Como decimos en España toda esa reivindicación femenina en el rock llega hacia finales de los setenta en una época convulsa, que daría pie a los primeros grandes grupos de pop-rock con la movida madrileña posterior en la siguiente década. Pero fue mucho más paulatina la lucha femenina. Todavía en los noventa había mujeres a las que no les gustaba el heavy porque entendían que eran canciones más fuertes de tono, más masculinas. Así lo percibía, una minoría eso sí, de las jóvenes encuestadas. Y aunque no sea por eso, lo cierto es que, tal y como sostiene la investigadora en una de sus conclusiones, en la música popular española de hoy uno puede señalar cantantes de éxito como Chenoa, Amaral, Marta Sánchez…; muchas mujeres que triunfan en el pop ligero, la copla o la canción de autor como etiqueta la autora. Pero “¿dónde estan las mujeres rockeras? En España podemos contarlas con los dedos de una mano: Luz Casal, Mercedes Ferrer, Aurora Beltrán, Cristina Llanos y pocas más. ¿cuántas guitarristas o baterías de primera fila podríamos nombrar cada uno de nosotros? ¿Dónde están los grupos femeninos de hardcore?.

Chicas haciendo música de chicos

Laura espera repetir pronto su última experiencia en directo. Ella misma reconoce que hasta hace unos años, no conocía ningún grupo de chicas dentro del género. «Mi vida cambió completamente. Anteriormente, claro que conocía a grupos en los que, por ejemplo, cantaba una mujer y los demás eran hombres. Actualmente, veo más igualdad, se van formando grupos de mujeres que son igual de buenos».

Es indudable que la cosa ya no es como en los últimos compases del siglo pasado, pero aún no ha llovido lo suficiente (si es que el tiempo va a solucionarlo) como para dejar de tratar las historias de rock femenino como un capítulo aparte. Considerando a las mujeres artistas, antes como mujeres que como artistas, y analizando su trabajo a través de un filtro cultural especial. «Se las juzga o bien como excepciones sobresalientes, o bien se es condescendiente en el juicio alegando su presupuesta inferioridad en frases del tipo: suena con una calidad aceptable para tratarse de chicas».

Lizzies también saben de lo que estamos hablando. En su género, «el heavy es muy machista, aunque ha sido así pero no de forma premeditada, si no porque ha surgido por una actitud más agresiva. Pero es música de hombres. Las mujeres han hecho pop o soul… El heavy metal empezó hace mucho y aunque una mujer quisiera empezar en una banda, con la sociedad del momento, no era normal ver a una chica tocando la guitarra, por ejemplo, tenían que quedarse como groupies». Algo que, no sólo ha ocurrido a lo largo de la historia en la escena musical, si no que puede extrapolarse a la sociedad en general, o viceversa. Patricia, guitarrista de esta formación madrileña, reconoce que le han llegado a decir cosas como «todo lo que ha conseguido, a saber cómo lo has conseguido» o «eres una chica y tienes una guitarra colgada, ahora tienes que demostrarme que sabes tocarla». Sin embargo, como ella misma reconoce, «en el fondo, todo esto también va dentro de cada uno, de que te atrevas o no a hacer lo que quieres».

Tiempo atrás, Janis Joplin, Patty Smit, las hermanas Wilson o Chrissie Hynde habían arrancado como primeros iconos vocales del rock. The Runaways fueron las primeras en dar una lección al género y Vixen, en los ochenta, ya despuntaban en el hard rock. Los noventa, nos regalaron bandas como L7, Bikini Kill, The Gits o 7 Year Bitch dentro del movimiento Riot Grrrl encuadrado dentro del grunge.

En España, Chute de esperma, Humpty Dumpty y, las más reconocidas, Las Vulpes predicaban con el ejemplo en la escena punk. Grupos como Las Furia, Las Sexpeares, PL Girls, Violets o las ya citadas Lizzies, Yellyfish o Gonagón son algunos de los grupos femíneos del marco actual.

Así que la respuesta es sí. A las chicas les gusta la música. Les gusta el rock. Les gusta tocar y hacer ruido. Ellas mismas. Hasta con tacones. La historia lo ha demostrado. Lo que parece una nimiedad –subirse a un escenario a tocar cuatro cuerdas-, puede conseguir «un mundo más justo, tanto musical como socialmente».

Y, sin embargo, si a día de hoy preguntamos por un grupo íntegramente femenino, quizá nos respondan con las afamadas Spice Girls.

3 Comments

  1. Genial artículo! Claro que las chicas son rockeras! Me alegra ver la cantidad de nuevos festivales con bandas compuestas por mujeres. A seguir en la lucha!

  2. Enhorabuena chicos! Muy buen reportaje! Ciertamente se desconoce mucho el rock femenino y hay que darle voz!

  3. Enhorabuena chicos! Muy buen repor! Ciertamente se desconoce mucho el rock femenino, hay que darle voz!

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