“Soy un chico, no puedo tener anorexia”.
“Soy un hombre y me han preguntado si me sentía hinchado cuando estoy con la regla en un test sobre anorexia. Los test estaban hechos para las mujeres. No hay ninguno exclusivo para hombres ni unisex. Yo lo que hice fue adaptar el test a mí. Había cosas patéticas del estilo ‘me siento tan hinchada que quiero gritar” ¿Es la anorexia, entonces, una enfermedad exclusiva de mujeres? Los hombres parecen invisibles ante una sociedad que no incluye al género masculino dentro de los trastornos de la conducta alimentaria. Profesionales del Colegio de Psicólogos nos ayudan a entender este grave estereotipo y por qué hay una gran desinformación que nos tapa los ojos.
Para entrar en materia… ¿Qué es un TCA?
Anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón y trastorno de la conducta alimentaria no especificados. Estas son los tipos de trastornos alimentarios que pueden afectar a hombres y mujeres por igual.
La anorexia nerviosa, es un trastorno alimentario que se caracteriza por la gran pérdida de peso. Las personas que sufren esta enfermedad pierden más peso de lo que es saludable para su estatura y edad, están obsesionadas con el peso y normalmente dejan de comer. Los profesionales del centro de psicólogos la definen como una conducta de tipo “restrictiva”, porque dejas de comer.
La bulimia nerviosa, a diferencia de la anorexia, es conocida por la falta de control de la comida. Es una enfermedad de carácter impulsivo. Las personas bulímicas comen cantidades ingentes de comida en poco tiempo, lo que las lleva directamente a vomitar. Se sienten mal: han comido demasiado.
El trastorno por atracón, que por el nombre puede acercarse a la bulimia, tiene una gran desigualdad: esta enfermedad no es impulsiva, aunque comen de forma descontrolada cuando lo hacen. Las personas que sufren trastorno por atracón pueden padecer obesidad o tener sobrepeso.
Los trastornos de conducta no especificados es lo que Rafael García, del proyecto Los Tréboles de la Asociación Mundo Justo, define como “el cajón de sastre”. En este cajón entran todos los trastornos alimentarios, incluyendo la vigorexia y la ortorexia. Estos dos últimos no son trastornos alimentarios como tal. Son trastornos pero están ligados a una obsesión: al gimnasio y a la comida sana, respectivamente.
La anorexia: una enfermedad de mujeres
Según la Organización Mundial de la Salud, por cada nueve mujeres hay un hombre que tiene un TCA. En épocas anteriores, los trastornos alimentarios no podían concebirse en el mundo masculino. Sin embargo, la sociedad evoluciona y con ella, las exigencias. Esto tiene su porqué. Pedro María Ruiz, psicólogo autónomo explica que la imagen del hombre ha cambiado mucho en estos últimos tiempos. “Ahora, lo que es aceptable en la imagen del hombre es diferente. Esto hace que haya aumentado la prevalencia de trastornos en chicos, por dos motivos: porque aumenta la presión social y porque en cierta manera no están preparados”. Así es, la sociedad no está preparada para pensar que los chicos tienen problemas de alimentación. Normalmente, se piensa que están en depresión o que sufren de ansiedad.
Pedro sostiene que las mujeres “a fuerza de generaciones y generaciones de ser valoradas en función del físico, eran más susceptibles de padecer el trastorno. Pero ahora, las generaciones no tienen ningún criterio previo y se están viendo bombardeados por exigencias que son nuevas”.
Iván empezó la terapia en la clínica ADALMED con depresión, pero realmente tenía un trastorno alimentario que él bautiza como “contraanorexia”. Este chico, que ahora tiene 25 años y ha superado su enfermedad, habla de ella como algo todavía.
Fue en el paso de primaria a secundaria cuando empezó a ser consciente de cómo era su cuerpo. Notó la presión de la gente sobre su físico en multitud de ocasiones, incluso de su familia. No se sentía cómodo consigo mismo, no quería ser así. “Hay muchos factores externos que me hicieron tener más conciencia de mi cuerpo. Mis hermanastros me machacaban mucho con el físico. Yo estaba muy muy delgado y ellos tenían obesidad. Pero claro, esa obesidad les daba fuerza física contra mí, entonces si yo me rebelaba, era muy fácil para ellos pegarme. ‘A ti de lado no se te ve’, me decían”.
Comía más para engordar, para coger masa muscular y ser un ‘chico de gimnasio’. “Con 14 años eché altura, pero medía 1.71 y pesaba 46. Fui al gimnasio para marcar un poco pero de donde no hay no se puede sacar” (sonríe). Su obsesión por el cuerpo comenzó a aumentar porque se comparaba con los demás. No podía ser como ellos simplemente por su constitución. Gente fibrada, musculada, cuerpos de infarto y muchos espejos, hacían que la obsesión de Iván aumentase por segundos. “Llegué a pesarme muchas veces al día. Cogía una cinta métrica y me medía el contorno del brazo, del muslo, de la cintura, del pecho, y al mes siguiente lo volvía a hacer para ver si había obtenido cambios. Todo lo apuntaba en un cuaderno”.
Nadie veía el cuerpo de Iván. Él lo cubría con chaquetas, sudaderas. Daba igual la estación del año, no importaba si tenía calor. En verano se ponía un par de camisetas para “hacer más bulto”.
La depresión guió la terapia en esta clínica madrileña. Él no era consciente de su problema con la alimentación. “Al principio no me daba cuenta, pero me hinchaba a comer comida basura fuera de casa, pizzas. Me encontraba con pesadez, pero yo lo que pensaba era que si yo comía todo ese alimento con mucha grasa, iba a conseguir ensanchar y coger peso”.
La terapia de grupo a la que acudía estaba eclipsada por mujeres. Iván sentía que ese no era su lugar, que no era su sitio. Por ello, decidió cambiar de clínica, poniendo rumbo a Somosaguas. Los test psicológicos fueron su sorpresa en esta ocasión. La diferencia de géneros volvía a aparecer. “Los test estaban hechos para mujeres. Me dijeron que no había ningún test ni exclusivo para hombres ni que fuera unisex. Nada más había para mujeres. Yo lo que hice fue adaptar el test a mí. Hablaban de la menstruación y los adjetivos estaban en femenino”. Desgraciadamente, así como afirmaron en la reunión de psicólogos los nueve profesionales, “hacer un test es un proceso muy caro. Es dificilísimo”. Y a pesar de todo, cuando se hacen, solo se dirigen a las mujeres. “Casi no abarcan el género masculino”, afirman.
Por ello, sostienen que a pesar de que los tests sean “muy útiles”, “en una terapia, ya en cualquier tipo de trastorno, no es tanto el enfoque o las técnicas como el rato de alianza terapéutica. Y eso es un factor trasversal, no depende del enfoque propio del terapeuta, depende de cómo el terapeuta y la persona, no la enfermedad, la persona se relacionen en concreto”.
Toda esta presión social que han metido a las mujeres durante décadas, que se ve reflejado en los test psicológicos o en las páginas web, sigue presente. Los profesionales reunidos en la sala están de acuerdo en que “hay una serie de patologías que se diagnostican más a los hombres por sistema, y otras a las mujeres con los mismos síntomas”, en el caso de los chicos, el profesional tiende a pensar que se trata de un caso de depresión antes que un TCA.
Ruiz afirma que hay veces en las que a los chicos no se les ocurre que no tienen ese trastorno, ni siquiera se les pasa por la cabeza ir al psicólogo. “Si van a buscar ayuda, no lo identifica como un trastorno de TCA, sino que piensan que tienen una depresión”. Por otro lado, “está la presión social de género”, es decir, la idea de que “yo no puedo tener este tipo de trastorno, con lo cual me da vergüenza hablar de estas cosas” añade Ruiz.
Sin embargo, todos afirman, que “no hay una receta” que indique cuáles son los factores determinantes que diferencien a las mujeres y a los hombres en este tipo de trastornos. Porque como ellos dicen, trabajan con personas.
Fases de la terapia
¿La homosexualidad va de la mano de los TCA?
Como hemos dicho, los TCA afecta apenas al 10% de los hombres y no sólo se ha ignorado durante años sino que presenta unas particularidades que demuestran la necesidad de que se investigue para adecuar las terapias y lograr una mayor efectividad además de una mayor concienciación sobre la enfermedad.
La mayor particularidad que se nos presenta es la orientación sexual. Esta conclusión es a la que han llegado un grupo de investigadores de la Universidad de Montreal con 24 estudios elaborados a lo largo de 15 años sobre las historias clínicas de 279 pacientes de entre 11 y 36 años para detectar similitudes y diferencias entre hombres y mujeres con TCA.
Destaca la mayor proporción de homosexuales entre los hombres, que según los investigadores puede estar relacionado con la importancia que se da en la comunidad gay a la apariencia física, a la imagen; pero también añaden que los TCA podrían ser consecuencias de los conflictos internos causados en el proceso de afrontar la identidad sexual del paciente.
Pedro María Ruiz, psicólogo autónomo puntualiza que la relación entre que un hombre tenga TCA y que por ello sea homosexual es errónea. “El hecho de que la sociedad haga esta asociación indica el nivel de desconocimiento de la enfermedad”. Aunque no contradice los estudios que antes mencionábamos: “la homosexualidad puede ser un factor predisponente o de riesgo, en la medida en que puede ir asociado con problemas sociales, problemas de identidad o problemas de autoestima. También puede verse en una situación inversa, es decir, que una persona que no sea homosexual y tenga TCA, se plantee sus propias orientaciones e identidades de género, porque asocie, erróneamente, su identidad de género con estereotipos de la sociedad ligados a la homosexualidad, como pasa con las TCA”.
Me gusta la puntualizacion de que no hay que dar por hecho que el hombre que padezca TCA, tenga que ser homosexual. En mi opinion,cualquier persona puede sufrir este tipo de enfermedades y el hecho de que tengan que corregir el tema de los formularios,dice mucho del pensamiento que tienen algunas personas. Muy buen post.
Muy buen artículo. Es obvio que en la sociedad actual, los complejos y los problemas arraigados al físico nos afectan tanto a mujeres como a hombres.
Totalmente de acuerdo, igual que se discrimina a las mujeres en otros ámbitos o disciplinas, no por ser hombre implica que no puedas sufrir un trastorno alimenticio. Reportajes como estos son más necesarios para crear conciencia en la sociedad.
Me gusta la forma en q está escrito. Creo q no está redactado para gente joven, la chavalería aguanta 3 párrafos por lo general, pero es un tema que le interesa a muchos chicos. Suerte
Gracias por tu punto de vista, lo tendremos en cuenta para la próxima! 😀
Muy interesante el artículo. Me parece que enlazar la idea de ser homosexual con tener un trastorno alimenticio denota una vez más lo ignorante que puede llegar a ser la gente.
No sé si lo que se tiene es miedo a aceptar esto o que estamos muy inmersos en nuestra propia burbuja, en nuestra vida sin pararnos a observar un poquito que sucede a nuestro alrededor. Hace falta más humanidad.
Me gustaría daros la enhorabuena y las gracias a las tres, ya que habéis puesto el punto de mira en un tema que, como vosotras destacáis, no tiene apenas eco social pese a la enorme gravedad que supone.
Artículos como estos son los necesarios para ayudarnos a reflexionar individualmente y al mismo tiempo observar cómo actuamos de forma colectiva.
En mi opinión, tanto la clara redacción como el contenido en el que contáis con distintas fuentes informativas, hacen que el acercamiento al problema y la comprensión del mismo sea sencillo y directo.
Muy buen artículo que muestra como los trastornos alimenticios no son sólo cosa del género femenino, cada día más hombres también se ven afectados por estos trastornos
Gracias y enhorabuena por tan buen artículo, información real y adaptada a los tiempos que corren. Ya es hora que en todos los ámbitos se gire en torno al ritmo real de la Sociedad. Saludos.
Agradeceros el hecho de escribir sobre un tema del que apenas se habla pero que tiene una gravedad enorme en la sociedad actual en la que vivimos. Me ha gustado mucho la forma en la que está escrito y el enfoque que le habéis dado.
Realmente interesante y muy bien enfocado. Una realidad ignorada y que rescatais con interés y respeto. Enhorabuena
Un articulo impresionante !
Desmontando los tópicos , tratando el tema con un gran respeto y llevando el conocimiento de esas enfermedades olvidad a el resto de la poblacion.
Increíble el artículo! Me ha encantado. Un tema muy poco tratado en los medios de comunicación y que debería tener mucha más difusión. Gracias!
Gran articulo, una realidad ciega a ojos de la gente
Me ha parecido muy interesante, gracias 🙂
Interesante