Miriam Blasco, pionera en los Juegos Olímpicos

La historia de Miriam Blasco es la historia de la primera deportista española en conseguir una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Fue en Barcelona, en los inolvidables Juegos Olímpicos de 1992, aquellos que cambiaron al deporte español y a la propia ciudad de Barcelona. Fue el 31 de julio, en un Palau Blaugrana a reventar, encabezado por los Reyes Juan Carlos y Sofía, que vibraban con un deporte desconocido y minoritario: el judo. Tras vencer a la británica Nicola Fairbrother, Miriam Blasco se colgaba un oro que era el resultado a un incansable trabajo detrás y a muchos sentimientos acumulados: era la primera mujer española que lo conseguía.

Miriam Blasco junto al que fuera su entrenador, Sergio Cardell / Periodista digital

Pocas semanas antes del comienzo de los Juegos Olímpicos, el entrenador de Miriam Blasco, Sergio Cardell, fallecía en un accidente de tráfico. Era su mano derecha, su inseparable compañero, al que debía todo. El golpe fue duro, pero sirvió a Miriam para superarse y llegar extramotivada a Barcelona, aunque la propia deportista reconoce que el día que ganó el oro no fue “tan feliz”. “Faltaba Sergio, era el que había confiado en mí. Fue un día de satisfacción personal, pero uno de los días también más tristes”, nos comenta Miriam. Conseguir aquél éxito no fue casualidad. “Empezamos a trabajar en 1988, cuatro años antes. Fue duro pero también muy bonito”.

Han pasado los años y Miriam no echa de menos esa etapa: “Me sentí muy realizada en mi carrera deportiva y no me motivaba ser lo mismo: tener dos JJOO, dos Europeos, dos Mundiales… Busque la motivación en otras formas, como entrenadora y también en la política”. Porque Blasco pasó a ser política: tres legislaturas en el Senado (de 2000 a 2011) y una en el Congreso (2011-2015). “En política también cumplí un ciclo, de 16 años, y se acabó la motivación. Hemos sido capaz de hacer medidas que se buscaban, como que los deportistas cotizaran a la Seguridad Social. Mis objetivos en política se cumplieron”.

Más de veinte años después, las cosas han cambiado mucho en el deporte español, y más en el deporte femenino. En los últimos años, son las mujeres las que ‘tiran’ de nuestro deporte. Ya en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 destacaron por encima de los hombre. Eso hace dos décadas era impensable. Miriam, nacida en Valladolid pero desde joven en Alicante, ciudad que ha sacado a grandes judokas, fue la primera, la pionera, la que abrió el camino. “Las mujeres de Barcelona abrimos las puertas del deporte español. En mi labor de entrenadora, deportista y también como política ayudé a que mejoraran las cosas, a que tuvieran más ayudas. También a que en los medios se transmitieran más los logros en los medios”.

La ‘magia’ de los Juegos Olímpicos

Había un periodista español, Juan Manuel Gozalo, que reconocía echar “un montón de lágrimas” cuando se acababan los Juegos Olímpicos. Él, que fue el periodista más polideportivo que ha existido en España y que cubrió diez JJOO, sabía de lo que hablaba. Puede ser la definición perfecta a esa magia que rodea a una cita olímpica y lo duro que resulta el día del adiós a dos semanas apasionantes que dan paso a cuatro años de espera. Para un deportista “supone que te vean una vez en cada cuatro años, que durante un periodo corto la gente sepan a que te dedicas, cual es tu deporte”, comenta Miriam.

Los JJOO es el acontecimiento, deportivo y no deportivo, más visto en el mundo. No hay nada comparable a su impacto. Cada cuatro años, las miradas se centran en la ciudad que alberga los Juegos. Pero si para la ciudad y el país es relevante, para los deportistas, sobre todo de aquellos deportes que no tienen tanta voz durante cuatro años, es una bendición. Abren telediarios, son portadas de periódicos, su nombre y sus hazañas son reconocidas. Pero eso solo dura pocos días.

Aquellos que fueron admirados durante los Juegos Olímpicos, desaparecen a los pocos meses. Incluso muchos pasan desapercibidos por las calles. Miriam Blasco tiene dos calles a su nombre, en las dos ciudades en las que vivió: Valladolid y Alicante. Incluso reconoce que, al decir su nombre, vecinos de la ciudad la comentaron que se “llamaba igual que una calle de la ciudad”.

Sobre los Juegos Olímpicos de 1992 nos comenta: “Barcelona fue en el momento adecuado, se planteó muy bien, estuvo bien hecho. Se decía que si se organizaban los juegos pero no se tienen resultados buenos, pueden ser unos juegos, pero si a las infraestructuras y toda la organización se le añade el éxito deportivo son unos juegos excelentes”.

La vida después de los JJOO

El Plan ADO se instauró en Barcelona. Fue uno de los pasos más importantes que se han dado. Lo comenta la entrevistada: “Fue el cambio. Los deportes minoritarios empezaron a tener más dinero y conciliar lo que era el trabajo con tu deporte”.

Miriam Blasco posa con su equipación y alguno de sus trofeos / MujerHoy

La vida después de los JJOO no es fácil. Además del apagón informativo y social, también es saber afrontar que se acaba eso. Miriam Blasco supo llevarlo bien: “En mi caso, yo quería ganar los Juegos y sabía que después ya se acababan. Pasé a entrenar y tomé más ese papel. Pasé muy rápido de competir a ser entrenadora. Hice una transición bastante buena. Después de los JJOO me entró un bajón tremendo porque había conseguido el objetivo y mi entrenador no estaba. No sabía que hacer en la nueva etapa”.

23 años después, Miriam Blasco sigue siendo una referencia, sobre todo para aquellos jóvenes que algún día sueñan con una medalla olímpica. Además, es referente en un mundo tan bonito como desconocido como el judo. Es la vida e historia de la primera medallista olimpica. Una pionera.