Cuando la violencia mancha el deporte
Pasión, ilusión y ansias de un futuro profesional prometedor es lo que lleva a los más jóvenes a afiliarse a equipos deportivos. Sin embargo el deporte base también tiene una cara oscura que dificulta su proceso de aprendizaje. Esta parte negativa es la violencia que está presente en todos los niveles del deporte tanto profesional como a niveles inferiores. En la temporada 2014/2015 hubo 1314 denuncias de clubes profesionales, un claro reflejo de lo que se viene arrastrando desde las categorías más inferiores del deporte. Pero, ¿somos conscientes del alcance de este tipo de actitudes en este mundo?
Los pequeños se aficionan a un deporte con el único deseo de disfrutar de él pero tienen que lidiar desde el principio con una presión que les condicionará en su futuro profesional, la mayor parte de la presión que viven los niños la reciben por parte de sus padres, quienes se preocupan más del desempeño deportivo del niño que de su aprendizaje o disfrute de la actividad física en sí. Como consecuencia de esto, los niños crecen en un entorno donde, en lugar de realzarse los valores positivos como el compañerismo, el respeto o la competitividad sana, prima una excesiva preocupación por el rendimiento deportivo del propio niño lo que hace que se sienta juzgado y frustrado por no alcanzar los objetivos que su entorno le marca. Según la psicóloga deportiva Patricia Ramírez Loeffler: “cuando el niño recibe los fallos por parte del padre, este se siente juzgado, evaluado y no se siente animado y pierde por completo el fin que tenia de integrarse y jugar en el partido”. Además añade que una parte importante es que las directrices del padre no deben estar por encima de las órdenes del entrenador, ya que él es el que debe marcar el rendimiento que debe seguir el menor.
Kevin Andrés Domínguez (jugador del Club Deportivo Laguna) nos cuenta algunos de los momentos más conflictivos que se viven actualmente en los campos de fútbol de nuestro país. “En una acción del juego, mientras me dirigía a ejecutar un saque de banda, una aficionada del equipo rival me agredió con un paraguas en la cabeza después de haber estado todo el partido increpando a mis compañeros del equipo, a pesar de la acción en sí, son acontecimientos que pasan más a menudo de lo que se pueda pensar”. Pero Kevin ha querido compartir con nosotros una de sus situaciones que recuerda con más angustia. “ Un jugador del equipo rival golpeó de improvisto a uno de mis compañeros sin ningún motivo aparente, lo que desembocó en una pelea entre los dos equipos, cuando parecía que ya se había disuelto, el primer agresor se dirigió hacia la grada donde se encontraban nuestros padres y familiares arremetiendo contra ellos llegando a encararse con mi padre”.
Situaciones como esta se repiten con demasiada asiduidad en los espacios deportivos de toda España. Según recoge la Memoria de Comisión Estatal, durante la temporada 2014/2015 se han registrado 203 encuentros con algún tipo de incidentes, de los cuales el 95,6% corresponde al fútbol. En España, las comunidades autónomas, con más incidentes deportivos en el ámbito futbolístico son Andalucía con 71, Valencia con 24, Galicia con 21 y Castilla-La Mancha con 16, quedando el resto de comunidades autónomas a mucha distancia de las cifras anteriores.
En este tipo de escenarios no sólo se ven involucrados los jugadores, sino que también afecta a entrenadores y árbitros que se convierten en objeto de insultos y demás actitudes violentas que desvirtúa el fin último de las actividades físicas. “En algún partido hay algún entrenador que se dirige a ti en un tono fuera de lugar pero tú como dentro del campo tienes la potestad puedes expulsar al entrenador sin embargo contra los padres en la grada no se puede hacer nada porque continuamente te gritan e insultan y simplemente tienes que aguantar el tipo” según nos cuenta Ismael Sáez Sanz, árbitro de la Federación de Fútbol Sala de Madrid. Con respecto a la presión que se ejerce sobre los niños: “hay padres que confían en que sus hijos sean los nuevos Cristiano o Messi y someten a los niños a una presión que con esa edad no deberían de sufrir esas situaciones incluso obligándoles cuando los niños ni siquiera quieren entrenar o dedicarse a ese deporte.”
Los niños tienden a imitar actitudes y gestos que ven en su entorno más cercano, por eso es importante que tengan un ejemplo sano a seguir, de esta manera es necesario concienciarnos de que este tipo actitudes y situaciones no son de aplicación exclusiva en los grandes estadios sino que afectan a todos los niveles del deporte. Las instituciones deportivas deberían llevar a cabo una hoja de ruta orientada al fomento de los valores del deporte como la humildad, el compañerismo, el respeto o la disciplina.