La danza española y su influencia en el mundo
Las primeras manifestaciones de la danza española se encuentran en los entretenimientos cortesanos de los califas árabes y en las danzas teatrales de la época de los Reyes Católicos. En el siglo XVI se desarrollaron una serie de danzas cortesanas como la zarabanda, la chacona, el pasacalle y la folía, y las danzas litúrgicas (los seises) que todavía se ejecutan en la catedral de Sevilla.
Los bailes populares ejercieron una gran influencia sobre todas las otras formas, en especial como resultado de su continuo empleo en obras religiosas, en espectáculos campesinos y en las procesiones. Al final del siglo XVI, el resto de Europa conoció estas influencias y a comienzos del XVII las formas españolas de baile empezaron a ponerse de moda entre los maestros europeos de danza y en los bailes aristocráticos. En el XVIII el bolero, derivado de las seguidillas, ocupaba la vanguardia de los bailes españoles de sociedad. No era sólo el nombre de un baile, sino también un término aplicado a una forma de enseñanza. Este tipo de danza que alcanza su esplendor en el siglo XIX cautiva a los coreógrafos de la época que utilizan cada vez más este material español. Este auge alcanzó no sólo a artistas españoles, sino a otros de la cultura del ballet europeo.
La danza española moderna consta de distintas categorías: las danzas regionales como la jota de Aragón, las sevillanas de Andalucía y el extendido fandango; el flamenco, la danza de los gitanos del sur de España con posibles reminiscencias de bailes de la India; la escuela bolera o danza clásica española que apareció como una estilización para el escenario de danzas regionales individuales; y la danza española neoclásica, el renacimiento de la danza clásica española a finales del XIX.
A principios del siglo XX empieza a resurgir la danza española a través de la bailarina española Antonia Mercé ‘La Argentina’, quien bebió en las raíces del flamenco, el folclore y la escuela bolera. Ella fue la primera en bailar la música de los grandes compositores españoles como Enrique Granados o Isaac Albéniz.
Cuando se habla de danza española, ¿a qué tipo de danza nos referimos? Muchas veces se tiende a pensar en el flamenco, las sevillanas… como si todo se concentrará en Andalucía, o en estos dos bailes, cuando no es así. La danza española tiene su origen en el folklore. Hubo anteriormente una serie de danzas cortesanas como la Zarabanda, la Chacona, el Pasacalles y Danzas litúrgicas.
En la actualidad, podemos decir que dentro de la danza española hay cuatro tipos; estos son en los que debemos pensar, cuando nos pregunten sobre danza española:
El flamenco: Es una expresión artística y popular resultante de la interacción entre el cante, la danza y el acompañamiento musical. Desde 2010 forma parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El flamenco es una expresión de sentimientos y estados de ánimo: drama, alegría, celos, pasión, temor… Es una danza apasionada, seductora y sobre todo llena de fuerza. Una danza con carácter y con mucha improvisación.
La danza estilizada: Es la libre composición de pasos y coreografías basada en los bailes populares, el flamenco y la escuela bolera. Este tipo de danza consiste en convertir lo popular en una idea y trasladarlo al lenguaje de la danza. Los pasos y movimientos se ponen a disposición de una estructura narrativa, ya sea contando una historia o desarrollando cualquier tema abstracto.
La escuela bolera: También denominada “escuela de palillos”, por la utilización de castañuelas. Su origen está en Andalucía, donde se desarrolló a partir de danzas folklóricas a las que se quiso dar un aire más técnico, en las academias de entonces. Su base es el Ballet clásico y bailes como Panaderos, Oles, Boleros, Fandangos, Seguidillas, El Vito, La Cachucha, etc. Pero todos pueden agruparse en dos estilos: uno incluye una gran parte de saltos difíciles, giros y trenzados; el otro se centra en la gracia y la picardía al realizar pasos a ras del suelo.
El folklore: Las danzas folklóricas, son un reflejo de los sentimientos de la gente que puebla los países; en ellas se plasma lo profano y lo religioso. La gente se reúne en las plazas con motivo de cualquier acontecimiento, y expresa sus emociones, tristezas, alegrías, a través de ritmos, movimientos y pasos propios de cada zona. En España, son las Jotas, las Seguidillas y los Fandangos.
La danza española tiene presencia directa en la construcción del estereotipo de lo español ha marcado los discursos sobre la identidad, la manera de distinguirse del resto de danzas y el imaginario a lo largo de todas las épocas, estos estilos han ido evolucionando.
Aunque como aseguran la gran mayoría de coreógrafos hace falta una mayor difusión en medios de comunicación masivos, como por ejemplo televisión española, la cadena de televisión pública, que no se mueve solo por lucrarse y se puede permitir buscar la riqueza cultural, ayude a enriquecer a la sociedad. Ha habido precedentes recientes muy populares. Para ello es necesario que los representantes y administraciones muestren interés y a su vez estén interesados en que haya más programación en danza. Y esto, ha de pedirlo el público. Un ejemplo sería haciendo propuestas que no resulten desconocidas, que sean actuales de alguna manera. Algunas ideas para fomentarlo han sido sacando partida al tirón de otras disciplinas, sean de danza o no, lo que ha permitido actualizar el espectáculo, bien sea a nivel coreográfico, musical, de vestuario, escenografía, luces, temática… Otra manera de dar visibilidad es mediante propuestas como las que se están realizando en el Ballet Nacional de España, de apertura al público en los ensayos, desfilando en pasarelas, etc.
Aquí la tarea de su director artístico, Antonio Najarro, está siendo excelente en el plano de difusión pública mediante la apertura de cuentas en redes sociales, permitiendo que el gran público les conozca. Asimismo, el hecho de coreografiar con elementos españoles a patinadores para competiciones mundiales, como es el caso del pentacampeón europeo Javier Fernández, también hace que la danza española sea más conocida.
La repercusión mundial se llevó a cabo por el esfuerzo personal de grandes de la danza. Una de las propuestas (concretamente de Manuel Segovia) fue que se utilizase el sello Dance from Spain, para obtener respaldo oficial del Estado.
La danza española también ha adquirido gran importancia en el ámbito universitario, donde el Instituto Universitario de Danza “Alicia Alonso” forma a miles de jóvenes actores, bailarines y coreógrafos. Esto ayuda a seguir fomentando el patrimonio cultural, y a evolucionar a la danza en todos sus aspectos.
El flamenco, Patrimonio de la Humanidad
El Flamenco es el más internacional de todas las danzas españolas y por ello es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, declarado por parte de la Unesco. El interés que el flamenco despierta en todo el mundo es casi más que en la tierra donde nació.
El baile flamenco, danza del apasionamiento y la seducción, expresa toda una serie de emociones, que van desde la tristeza hasta la alegría. Es un signo de identidad de numerosos grupos y comunidades, sobre todo de la comunidad étnica gitana que ha desempeñado un papel esencial en su evolución. La transmisión del flamenco se efectúa en el seno de dinastías de artistas, familias, peñas de flamenco y agrupaciones sociales, que desempeñan un papel determinante en la preservación y difusión de este arte.
En el documento presentado a la Unesco se recalcaba que “el flamenco es una expresión artística producto del cante, la danza y la música” y que “es la más significativa y representativa manifestación del patrimonio cultural inmaterial del sur de España, representando una aportación única de la cultura española en el mundo”.
Esta petición fue rechazada por La Unesco en 2005, negando que el flamenco obtuviera esta denominación. Cinco años más tarde, la Unesco se hizo eco en su reunión de Nairobi (Kenia) de la propuesta presentada por España y promovida por la Junta de Andalucía y los Gobiernos autonómicos de Extremadura y Murcia. Fue allí, Nairobi, donde quedó oficialmente esta danza española declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, dando aun más prestigio a este arte. Tanto así que se practica en diversos de países del mundo y muchos son los españoles que se encuentran impartiendo clases de flamenco en ellos.