Clases virtuales, educación universitaria en tiempos de pandemia
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La enseñanza online plantea nuevos retos e importantes debates
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Organización a veces deficiente en las universidades de Madrid
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Opiniones diversas en el Decanato de la Facultad de Ciencias de la Información
La pandemia ha influido en todos los ámbitos de nuestra vida. Uno de los más afectados ha sido el educativo. En el caso de la educación universitaria, se han tenido que tomar medidas para asegurar el buen funcionamiento de las clases. El apoyo en los medios telemáticos y las plataformas online ha sido clave para lograr este objetivo. A pesar de que las Universidades han querido mantener un equilibrio entre educación y salud, no existe un plan de actuación que contemple las medidas que cada Universidad debe adoptar para garantizar una buena enseñanza, junto con la protección de alumnos, profesores y empleados de cada centro educativo. Este hecho ha provocado la autorregulación por parte de cada Universidad o incluso por parte de las propias facultades, como es el caso de la Facultad de Ciencias de la Información, cuya gestión ha sido objeto de muchas críticas y debates en los últimos meses.
Clases virtuales en la Facultad de Ciencias de la Información
Las órdenes y pautas no han sido claras en ningún momento, empezando por el Ministerio de Universidades , pasando por la Universidad Complutense, hasta llegar a la Facultad de Ciencias de la Información. En medio de un escenario de incertidumbre y de un modelo híbrido que combina presencialidad y educación telemática , la Facultad de Ciencias de la Información ha considerado que las organización de cada asignatura esté en manos del profesor que la imparte, respetando unos mínimos de presencialidad del 25 %. «Lo que hemos hecho es dar a cada profesor un margen de flexibilidad porque hay asignaturas que son muy teóricas, otras más prácticas, hay profesores que son muy digitales, otros que lo son menos» explica Cristóbal Fernández , Vicedecano de Estudiantes y Comunicación. Antes de comenzar el curso, la Facultad pidió a cada profesor que definiese unos mínimos en las guías docentes para evitar disparidades en las mismas asignaturas. «Pensamos que nadie mejor que los docentes puede saber cómo cumplir con esos criterios de calidad docente sin poner en riesgo la salud ni del profesorado ni del alumnado» declara Ángel Rubio, Vicedecano de Estudios y Calidad. El problema que esto generó fue una descoordinación en el horario de clases de muchos alumnos, incapaces de asistir en un mismo día a clases online y presenciales. El Vicedecano de Estudiantes afirma que las quejas han sido minoritarias y recalca que esta descoordinación no debería ser un problema, ya que la asistencia no debe influir en la nota del alumno. Sin embargo, la opinión del Vicedecano de Estudios y Calidad es mucho más autocrítica. «Quizás el problema es que deberíamos haber sido un poco más estrictos al fijar unos horarios a la hora de impartir las clases presenciales. Ahí es donde yo, personalmente, creo que ha fallado un poco la planificación del inicio del curso» reconoce Ángel Rubio.
La situación ha mejorado en relación a la docencia del curso pasado, que tuvo que enfrentarse a un repentino cambio en el modelo de enseñanza tras el cierre de universidades. Este curso, Cristóbal Fernández asegura que profesorado y autoridades académicas están más preparados. «Se trabajó con antelación para dejar preparadas, antes de que arrancara el curso, las indicaciones para la docencia» declara el Vicedecano de Comunicación. «Esperábamos que el escenario fuese más favorable, pero estábamos preparados para este escenario» aclara. Sin embargo, Ángel Rubio sigue viendo una problemática en la adaptación de algunas asignaturas y profesores al campus virtual y a las clases telemáticas. «La información ahora está más clara que en marzo, pero creo que en líneas generales se ha desaprovechado el periodo veraniego para formarnos en tecnología y campus virtual» afirma el Vicedecano de Estudios y Calidad. «El Rectorado ha dado cursos de formación (en tecnologías online) y algunos bastante buenos, pero no han llegado a todos» añade.
Clases virtuales en otras facultades de la UCM
La ausencia de unas directrices concretas a la hora de organizar las clases, ha provocado que cada facultad haya gestionado el tema del modo que ha considerado más conveniente. El resultado ha sido una educación muy diversa, en la que podemos toparnos un alto porcentaje presencial, una mayor parte de clase virtuales o un relativo equilibrio entre ambas.
Algunas facultades han optado por marcar una organización muy clara de clases online, un ejemplo de esta postura lo vemos en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. En su caso, cada grado se alterna en el recinto por semana. De este modo, mientras los alumnos de ADE asisten a la universidad de forma presencial, los estudiantes de economía hacen un seguimiento de la materia de forma online y viceversa, rotando los turnos cada semana. «Es una buena forma de evitar que se acumule la gente y nos facilita mucho las cosas saber exactamente qué semanas nos toca ir a la universidad o no» asegura Nicolás, estudiante de ADE. Siguiendo esta línea, también encontramos a la Facultad de Psicología, que mantiene el mismo esquema, pero la división de alumnos por grupos se hace teniendo en cuenta la terminación (par o impar) del NIF de cada estudiante.
Otras facultades han apostado por la enseñanza online para la parte teórica. Siguiendo esta postura nos encontramos con la Facultad de Medicina, en la que prácticamente todas las clases teóricas se abordan de forma telemática. Sin embargo, la parte práctica del grado, que se lleva a cabo en diferentes hospitales de la Comunidad, se ha visto muy afectada, pues las posibilidades de prácticas se han reducido considerablemente. «Los pocos que hacen prácticas tienen aproximadamente una al mes, es como si no fuera nada» sentencia Javier, estudiante de medicina en la UCM.
En la Facultad de Odontología también se decantan por la educación totalmente online para la teoría. En cambio, para las prácticas, se asignan días diferentes para cada curso, evitando así la excesiva concurrencia de alumnado en el recinto. «En las propias prácticas nos dividen en grupos y nos separan» Ana, alumna de esta facultad.
El rechazo a la enseñanza virtual y la clara apuesta por la presencialidad también es otra de las opciones organizativas de las facultades. Es el caso de la Facultad de Derecho, «no tengo clases online, dividen cada grupo y unos van el lunes y otros el martes» afirma Laura, alumna en la facultad. Los estudiantes de derecho combinan la educación presencial con una educación autodidacta, pues los días que no tienen clase preparan la materia por su cuenta.
Asistimos, pues, a una docencia muy diferente en cada una de las facultades, basada en la percepción que han tenido las autoridades pertinentes sobre qué método es el mejor. Aunque la mayoría entienden las clases virtuales como una valiosa herramienta en esta crisis, otros no confían en su eficacia. Sin embargo, de un modo más o menos acertado, todas han tratado de sacar adelante el curso de la forma menos perjudicial para la educación posible.
Clases virtuales en otras Universidades
Las medidas que siguen las distintas Universidades de la Comunidad de Madrid son distintas entre sí.
En el caso de otras Universidades públicas, como la Rey Juan Carlos o la Politécnica de Madrid, los protocolos adoptados difieren. Incluso en la propia Universidad Rey Juan Carlos, la organización depende de la Facultad a la que pertenezca cada alumno, al igual que sucede en la Universidad Complutense.
Los estudiantes de ADE y Economía de la Universidad Rey Juan Carlos, tienen que ir una semana presencial, dos semanas tienen clases online y la última semana del mes tienen que realizar trabajo autónomo desde casa. Este reparto es igual en todos los cursos y la división se hace por turnos. «Está bien repartido porque así no hay mucha gente y no se producen aglomeraciones», declara Sergio, estudiante de ADE, a lo que añade: «el problema es para la gente que tenga alguna asignatura pendiente de otros cursos. Es un poco caótico porque algunas clases son online y otras presenciales, en función de a qué curso pertenezca la asignatura suspensa. Puede que tengas que elegir si ir a clase o quedarte en casa, porque no te da tiempo a llegar si vas en transporte público».
En el caso de otros grados de la Rey Juan Carlos, la organización es distinta. En los grados pertenecientes a la Facultad de Comunicación, todas las clases se realizan de forma online, mediante la aplicación Microsoft Teams. «Este método casi nunca ha dado problemas. Se hacen debates, como si estuviéramos en clase, pero es todo más ordenado», asegura Carolina, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas.
La Universidad Politécnica de Madrid tampoco tiene una organización común para todas las Facultades que la conforman. En la Facultad de Caminos los alumnos acuden con bastante frecuencia a clase de manera presencial y en la Facultad de Medio Natural, el 50% de las clases son presenciales. Por el contrario, en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación (ETSIT), los alumnos tienen el 100% de las clases online. «En mi Facultad priorizan a la gente de primero de carrera y los de cuarto no creo que vayamos en todo el curso», asegura Nerea, quien también muestra su descontento: «Estoy muy enfadada con mi Universidad, yo tengo todo clase online».
Por su parte, en las Universidades privadas, la organización está bastante clara y las medidas adoptadas siguen un patrón basado en el control y seguimiento de los alumnos. Un ejemplo es la Universidad Europea, donde los alumnos cuentan con una plataforma para reservar las clases presenciales, que no pueden tener más de catorce personas. Son clases grandes, con muy pocos alumnos, por lo tanto la separación entre ellos está siempre asegurada. En la Facultad de CAFyD, las clases prácticas consisten en la realización de algún deporte. Las medidas son el obligatorio uso de la mascarilla en todo momento y de gel hidroalcoholico. Además, está prohibido realizar las actividades físicas en los recintos interiores. Estas clases siempre se realizan en las pistas exteriores. «Los materiales que utilizamos, como los balones, se desinfectan en todo momento. Está bastante bien. Además, en la entrada hay un termómetro y las puertas se abren solas», declara Marcos, estudiante de CAFyD.
En definitiva, no hay un marco de actuación común para todas las Universidades que pertenecen a Madrid. De hecho, existe un cierto descontrol entre las distintas Facultades de una misma Universidad. La mayor diferencia se encuentra entre las Universidades públicas, donde no existen unas medidas claras, y las Universidades privadas, que se han adaptado de forma mucho más solvente a la situación provocada por la pandemia.
Debates
En las distintas Universidades de la Comunidad de Madrid han surgido algunas polémicas a raíz de la implantación de las clases virtuales. Una de las cuestiones principales que plantean los alumnos es el pago íntegro de la matrícula. Este asunto ha planteado quejas entre el alumnado de gran parte de las Universidades, ya que no se están impartiendo todas las clases y, en muchos casos, el 100% de las lecciones se imparten vía online. A pesar de que el precio de la matrícula no es una decisión de cada Facultad, de hecho, ni siquiera es competencia del Rectorado, este tema está generando cierta crispación entre los estudiantes. El precio de la matrícula es una competencia directa de las autonomías y cada vez son más las quejas planteadas por el alumnado, que exige una rebaja en el precio para contrarrestar la modalidad semipresencial.
Otro de los asuntos que está siendo tema de debate es la imposibilidad de asistir a algunas clases porque el nuevo sistema mezcla modalidad online y presencial. Este problema está teniendo más relevancia en las Facultades donde la combinación de ambas modalidades depende de cada profesor. En el caso de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, cada docente ha llevado a cabo su organización y, en ciertas ocasiones, un alumno puede tener clase online y a continuación presencial, o viceversa. Esto supone que el alumno no tenga tiempo de desplazarse para poder asistir a ambas clases, por lo que no está recibiendo una educación completa. Esta situación está creando cierto nerviosismo e incomodidad entre todos los estudiantes. Además, este hecho se agrava para las personas que viven fuera de Madrid y tienen que pagar un alquiler para solo asistir a una o dos clases a la semana. Otro de los asuntos que causa bastante incertidumbre entre los alumnos es la preocupación por la precariedad laboral, que con la llegada de la pandemia se ha hecho más tangible. Este hecho afecta en gran medida a los alumnos de Periodismo, que cada día muestran su preocupación al profesorado.
Por último, cabe mencionar la organización, que es uno de los grandes asuntos que preocupan a los estudiantes, pero también a los profesores. Algunos docentes, como Joan Pedro Carañana, profesor del grado de Periodismo de la Facultad de Información de la UCM, también se han mostrado críticos con la situación actual: «Ha faltado reflexión sobre lo que implican las clases online». Además, asegura: «hemos intentado coordinarnos pero ha sido imposible entre tantos profesores». «La idea sería que el día que venís todas las clases fueran presenciales y cuando no venís que esa semana todas las clases fueran online», declara.
La opinión de Miguel Hijosa, estudiante de Periodismo, representa la frustración y descontento que sienten la mayoría de los alumnos: «Las clases que hemos tenido no han sido todas las que deberíamos tener y no ha habido una buena organización por parte de los docentes».
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- variacion XXI | ¿Dónde está la oportunidad para los periodistas? - […] crisis económica consecuencia de la pandemia mundial que vivimos este último año, en el que la educación universitaria ha…
Realmente es necesario tener conciencia de que son tiempos difíciles y las medidas deben mejorarse y siempre respetarse.
Un reportaje muy completo, realmente interesante.
Muy bueno, un tema muy interesante que nos afecta a muchos estudiantes
Me encanta que se refleje la mala gestión ante la que algunos nos hemos encontrado