“He pensado hasta en irme de España”, un mercado laboral ajeno a las personas trans

Noah, chico trans en actual búsqueda de empleo / Foto por Noah Ruiz

Noah Ruiz es un chico de 24 años graduado en educación infantil y en animación sociocultural y turística. Actualmente, se encuentra en búsqueda activa de empleo, pero su tesitura es complicada: es un chico transexual. Durante cuatro meses sus continuados esfuerzos por encontrar trabajo no han sido fructíferos a causa de su circunstancia. Está en tratamiento químico, pero aún no ha comenzado con la fase quirúrgica , y como él dice, actualmente tiene barba, pero continúa teniendo pecho. Con sus estudios, Noah es una persona muy dotada para su profesión. Sin embargo, uno de sus mayores obstáculos, como se señala él mismo, es que es «una mujer barbuda».

Cifras que dan miedo

Según un informe publicado por Médicos de Cataluña, los sindicatos estiman que el 80% de las mujeres trans se encuentran en situación de desempleo y en caso de acceder a un trabajo, consiguen uno de carácter precario. Ocho de cada diez personas trans no tienen trabajo y la búsqueda de un empleo se convierte en una verdadera pesadilla para este colectivo que tiene que ir con la ley en la mano para defender sus derechos, especialmente si son mujeres, migrantes o si su DNI no registra el cambio de nombre.

Para Noah ser un chico trans en la sociedad actual es «una mierda». En la mayoría de casos, se siente definido por su aspecto, en lugar de por sus habilidades. Al no encajar en un canon o un perfil de imagen lo descartan automáticamente y de esta forma tampoco puede adquirir la experiencia que le demandan ciertas empresas. «Tengo interés, me muevo, no paro, pero aún así llevo cuatro meses que no encuentro nada».  

El artículo cuatro del Estatuto de los Trabajadores establece claramente que ninguna persona puede ser discriminada, «para el empleo o una vez empleados», por razones de «sexo», «condición social» u «orientación o condición sexual», entre muchas otras.

En el Eurobarómetro de 2015 sobre discriminación (dirigido a la población en general) en el ámbito laboral, el 44% de los españoles encuestados cree que la identidad de género del candidato/a (transexual o transgénero) puede poner a una persona en desventaja en relación a otra con las mismas habilidades y calificaciones a la hora de acceder a un trabajo, a pesar de que el 70% se sentiría totalmente cómodo trabajando con personas transexuales o transgénero. Así mismo, el aspecto del candidato, entendido como la manera de vestir o presentarse (elegido por el 59%) y el aspecto físico general del candidato, es decir, altura, peso, cara, etc. (elegido por el 49%), también serían factores determinantes. Ambas causas también pueden perjudicar a las personas trans en el acceso al mercado laboral.

Una discriminación constante

Aunque Noah quiera pensar lo contrario, se ha sentido discriminado a la hora de acceder al mercado laboral. Incluso en sus propias prácticas del grado de Educación Infantil. En el centro en el que estaba, percibía que a su compañera de prácticas le daban muchas más responsabilidades que a él. «Notaba que a mi compañera le daban más niños para cambiar pañales que a mí. Tampoco me dejaban llevar a los niños al baño o peinarlos. Yo me quedaba simplemente en una sala con ellos, leyendo cuentos, cantándoles canciones, entreteniéndoles». Cuando comentaba estos problemas con su tutora, esta negaba la situación. No obstante, Noah sentía que su compañera y él no estaban al mismo nivel. “Ella tenía unos privilegios que yo no tenía”. Actualmente, la chica está trabajando en el centro donde realizó las prácticas. A Noah no le ofrecieron ningún empleo en el colegio  y tuvo que marcharse.

Estatua de Carlos III junto a una bandera LGBTI+ en la Puerta del Sol  / Foto por Mario Villaescusa

Daniel Marín, profesor de educación secundaria, experto en estudios LGBTIQ+ y presidente de la Asociación “La Pluma», está tratando de desarrollar un programa junto con la Concejalía de Cultura de Parla, para que las personas Trans puedan presentarse a una serie de trabajos de empresas locales que estén sensibilizadas con la situación de este colectivo y su acceso al empleo. El programa, además, pretende premiar a estas empresas, no a través de un incentivo económico, sino  a través de la concienciación, el respeto y la educación en diversidad de sus trabajadores.

Quieren darle prioridad a la concienciación de las empresas. Saben que si hay incentivo económico, las compañías van a estar ahí: «Siendo mal pensados, lo económico puede ser un motivo de interés».

Para Daniel lo que hay que plantearse es lo que realmente molesta de las personas Trans y qué se puede hacer para cambiarlo: «no cambiar para que deje de molestar, sino para cambiar la autopercepción de a quién le molesta eso».

La apariencia física en constante juicio

Buscar empleo siendo transexual en España no es un proceso fácil. Más allá de la necesidad de experiencia para la mayoría de ofertas laborales, surgen otras dificultades ligadas al motivo de ser una persona transexual. No entrar en un canon concreto de imagen es una de las principales razones por las que la mayoría de las veces la gente transexual es rechazada para un puesto de trabajo.

El aspecto físico de una persona transexual es una de las cuestiones más polémicas y menos aceptadas socialmente. La transición es un proceso largo por lo que los cambios físicos se alargan en el tiempo dependiendo de los tratamientos hormonales que esté siguiendo la persona. Sin tener en cuenta esto, muchos empresarios suelen guiarse por los estereotipos establecidos a la hora de seleccionar a un candidato para un puesto de trabajo. «Estamos buscando a un chico y tú eres una chica», «¿Y tú qué eres, un chico o una chica?», son algunas de las frases con las que Noah ha tenido que lidiar en este proceso de búsqueda de empleo. En otras ocasiones, cuando una empresa busca un perfil femenino, Noah asegura que hasta se ha planteado poner una voz más femenina o incluso aprovecharse del pecho que todavía tiene. 

El largo proceso de cambio de Documento Nacional de Identidad es otro de los motivos que hacen que un empresario sea más reticente a la hora de contratar a una persona Trans. Si a la hora de buscar trabajo en los datos del DNI todavía no figura el cambio de nombre, resulta más difícil que una empresa decida llevar a cabo la contratación. En la mayoría de las ocasiones, una persona transexual puede tardar hasta dos años en poder modificar sus datos que, sumado al proceso de cambio físico y su poca aceptación social, no facilitan su inserción en el mundo laboral.

Estos prejuicios generalmente surgen a raíz de la desinformación y el desconocimiento que existe sobre el colectivo trans en España. Desde el colectivo demandan a las empresas que les valoren por sus capacidades profesionales y por la formación adquirida y no por su identidad sexual o apariencia física.

La esperada ley trans

La problemática Ley Trans, impulsada desde el Ministerio de Igualdad, coordinado por Irene Montero, abarca aspectos muy importantes que darán soluciones a algunos de los problemas que sufren las personas trans. 

Uno de sus puntos principales (y que más controversia ha generado) promueve la libertad de las personas trans a inscribirse en el Registro Civil sin necesidad de informes médicos ni terceras personas desde los 14 años y no desde los 18, como establecía hasta entonces la norma. Algo que solucionaría uno de los mayores obstáculos del acceso al mercado laboral de las personas trans, el no tener modificados los datos del DNI. 

En cuanto a empleo, la ley promueve medidas de acción positiva para favorecer el acceso no solo de personas trans, sino de todo el colectivo LGTBI, al trabajo, aunque con un especial hincapié en las mujeres trans que son las que sufren mayores contratos precarios. Además, también se facilitan los procedimientos para denunciar la discriminación. 

Además, se promoverá la diversidad LGTBI en el ámbito educativo. El gobierno, tal y como indica el texto, incluirá «contenidos relativos al tratamiento de la diversidad sexo-afectiva y familiar de las personas LGTBI” en los temarios de ingreso, acceso y adquisición de nuevas especialidades en los cuerpos docentes». Las Administraciones fomentarán la introducción de referentes positivos LGTBI en los materiales escolares y se promoverán programas de educación sexual y reproductiva y de prevención de enfermedades de transmisión sexual.

Para Daniel Marín esta educación es uno de los pilares básicos que hay que intervenir para que la igualdad sea efectiva. «Tener avances es importante pero hace falta más educación para ir cambiando chips». 

Así mismo, los estudiantes tendrán derecho a exteriorizar su identidad de género, algo que Ariel Valeria, mujer Trans y estudiante de ingeniería aeroespacial, considera como la base de todo. «Hay que informar a esas personas de que pueden ser quienes quieran ser. Eso sí es un avance». Confiesa que si ella hubiese estado en posesión de esa información quizás hubiese dado el paso mucho antes o «quién sabe», aunque al menos ya no habría ido a ciegas. 

Manifestante en la Puerta del Sol / Foto por Mario Villaescusa

Multas de hasta 150 mil euros

El texto también incluye infracciones leves por vejar a una persona por su orientación sexual o identidad de género, negarse a colaborar con los servicios de inspección o causar daños a bienes del colectivo, como placas o centros; infracciones graves por no retirar las expresiones vejatorias en sitios web o redes sociales del prestador de un servicio de la sociedad de la información, incorporar cláusulas en contratos que sean discriminatorias o vejatorias; el impulso o tolerancia de prácticas laborales discriminatorias y la negativa absoluta a colaborar con una labor de inspección. Y contempla como infracciones muy graves, el uso o difusión en centros educativos de libros de texto y materiales “que presenten a las personas como superiores o inferiores en dignidad humana en función de su orientación e identidad sexual, expresión de género o características sexuales”, como indica la propia ley. Todas las infracciones irán acompañadas con multas que podrán ir desde los 200 hasta los 150.000 euros dependiendo de la gravedad.

«Lo que puede ser un poco más negativo es que a lo mejor estamos hablando de identidades y expresiones de género que no son las normativas y que se están representando más en el sentido de lo Trans, dejando de lado identidades como las personas no binaries o las personas intersex. En el momento en el que legalmente no puedes decir que te identificas como una persona que no es ni hombre ni mujer, no existes. A lo mejor el género no es tan binario como creemos y tenemos que empezar a sondear estas dos opciones». Así mismo señala que le gustaría que la ley trans y la ley LGTBI fuesen por separado, pues al integrarse ambas «hay cosas que se van a quedar en el aire», señala el presidente de La Pluma. Sin embargo, «la propuesta está ahí, se está tramitando y eso va a solucionar y va a dar respuesta a muchos problemas que sufren las personas trans», observa  Daniel Marín. 

Información, visibilidad y educación

Para Noah, hace falta mucha información y visibilidad para el colectivo y, sobre todo, mucha mente abierta. «Todos somos iguales y ante todo somos personas, creo que todos podemos dar lo mejor de nosotros siempre que queramos trabajar. Yo puedo ser igual de responsable que una persona cis. O quizás no mirar tanto los perfiles por sexo o por género, sino basarse en las cualidades a la hora de la contratación. Y tampoco la experiencia, porque yo no puedo conseguir experiencia si no me dejan trabajar». A las empresas les lanza un mensaje: «que se centren en la calidad de la persona como individuo, no en las capacidades ni en su apariencia, porque su apariencia nunca te va a decir nada, pero el trabajo duro y el esfuerzo sí. Un trabajo, si está bien hecho, te tiene que dar igual quién lo haya hecho». 

Ariel Valeria, mujer trans y estudiante de ingeniería aeroespacial  / Foto por María Quiles

Para Ariel Valeria, mujer Trans, la sociedad no está bien informada sobre lo que es ser una personas trans. Esta desinformación, solo se puede atajar con educación, opina Ariel. «No todas las familias conocen esta información y no todas las familias pueden brindarle esta información a sus hijos. La forma de que todo el mundo lo llegue a entender es dar visibilidad en las redes, en televisión y en prensa… Hacer ver qué existimos, y no solo que existimos, sino que somos igual de competentes y valides que cualquier otros». 

Daniel Marín cree que agilizar los trámites de transición documental (es decir, los cambios en el DNI) sería una de las medidas importantes para facilitar el acceso de las personas trans al mercado laboral. «En el momento en el que una persona se expresa o se identifica como una persona trans, deberían de activar una serie de mecanismos, como por ejemplo a través de la nueva ley trans, que facilite todo este proceso. Vamos a facilitar la aprobación de leyes y vamos a facilitar que las personas trans puedan tener su documentación acorde a lo que ellas mismas son». El hecho de que unas características «no normativas» acaben determinando la existencia de una persona, le parece algo bastante fuerte de creer: «son personas como tú y como yo. Todas las personas somos iguales y debemos hacer un acto de personificación, de acercamiento y de no mirarlo como algo ajeno. Esto redundaría en un cambio real». 

Ariel Valeria, mujer trans y estudiante de ingeniería aeroespacial  / Foto por María Quiles

La realidad de las personas trans actualmente, aunque su situación ha avanzado mucho, sigue siendo dura y difícil, tanto en lo relativo a su autoaceptación, como en la aceptación de la sociedad. Su inserción en el mundo laboral continúa siendo muy complicada y es uno de los temas primordiales que la democracia debe solucionar. Por ello, la aprobación de leyes como la ley trans se convierten en actos sumamente importantes que toda sociedad debería llevar a cabo para que las personas trans puedan ser libres y felices siendo quienes realmente ellas eligen ser.