La ludopatía no es un juego

Tragaperras en un salón de juego en Carabanchel (Madrid) / Yolanda Durán (Variación XXI)

• La ludopatía crece sin control y afecta, cada vez más, a la población joven

• Según las encuestas, un 20% de los adolescentes ha entrado alguna vez en una casa de apuestas

La ludopatía es un trastorno psicológico en el cual la persona se siente en la obligación de apostar y de jugar de manera continua. En España se ha experimentado un incremento significativo que afecta al menos a medio millón de personas, sin embrago la realidad es que la cifra es superior ya que muchos no son conscientes que la padecen. Dicho incremento está motivado por diversos factores como la proliferación de salones de juego o las campañas de publicidad, sobre todo en lo referente a las apuestas deportivas. La pandemia de la COVID-19 también ha influido en la opción online del juego. Además, cabe subrayar que, actualmente, las personas se inician en el juego a edades más tempranas debido, entre otros aspectos, a la facilidad que supone el acceso digital para los jóvenes.

Casas de apuestas muy próximas entre sí situadas en el barrio de Carabanchel / Yolanda Durán (Variación XXI)

La peligrosidad de las apuestas y los juegos de azar

La Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, también conocida como FEJAR revela datos alarmantes acerca de la situación en el país en lo relativo a la ludopatía pero, ¿realmente se conoce en qué consiste un trastorno como este? La misma entidad describe la enfermedad como «una alteración progresiva del comportamiento por la que la persona siente una incontrolable necesidad de jugar (juegos de azar), menospreciando cualquier consecuencia negativa». Las adicciones son relacionadas de manera habitual con el consumo de determinadas sustancias como pueden ser el alcohol, el tabaco o las drogas, sin embargo, un mal hábito puede llevar a cualquier individuo a padecer graves problemas. La ludopatía fue reconocida como entidad nosológica de salud mental gracias a que el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales lo incluyera como trastorno en su tercera edición en el año 1980. Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado la enfermedad como «Trastornos de los hábitos y del control de los impulsos».

Los categorizados como ludópatas actúan, piensan y viven para jugar, despreciando cualquier actividad, generando inconscientemente hábitos que desembocan en la pérdida de control de la persona. Todo ello repercute en el resto de facetas de su vida ya sea en el entorno familiar, laboral, social y sobre todo en la responsabilidad económica. En algunas ocasiones también puede influir en el marco legal por la comisión de actos ilegales como robos y hurtos. A menudo se reconocen patrones de comportamiento que pueden incluir el engaño a familiares o amigos, el empleo del juego como evasión de otros problemas, la constante apuesta con el fin de recuperar el dinero perdido o el jugar cantidades monetarias cada vez más altas.

Detalles de la fachada de un salón Orenes en Madrid / Yolanda Durán (Variación XXI)

Actualmente el juego es un problema que no se limita únicamente a las casas de apuestas físicas, sino que existe una corriente cada vez más importante en lo relativo a las apuestas por internet. Las plataformas online generan, al mismo tiempo, facilidades para que los menores de edad tengan acceso a este tipo de plataformas. Informes como el de ESTUDES de 2018 revelan que los estudiantes comprendidos entre los 14 y 16 años participan activamente en loterías, casinos, bingos y apuestas. Un 1,2% llega a realizar estas actividades entre 5 y 7 días a la semana, mientras que un 2,7% lo hace al menos 3 días al año, habiendo una mayor incidencia en las personas pertenecientes al género masculino.

Tabla extraída del informe ESTUDES 2018

El informe del ESDAM de 2019 también muestra que el 68% de las personas mayores de 65 años asegura haber jugado en los últimos 12 meses, ya sea de manera presencial o de forma online, siendo un 75% hombres. La mayoría de apuestas se realizan en la lotería, primitiva o bonoloto, pero también se aprecia un número considerable de jugadores en lo relativo a las quinielas de fútbol. La tendencia más común, al menos el 47,1%, está en que los individuos empleen en las apuestas entre 6 y 30 euros. De nuevo se ve una mayor incidencia en las cantidades de dinero entre los hombres.

Gráfico extraído del informe ESDAM 2019

La recopilación general de datos estadísticos en lo referente a los juegos de azar revela que el empleo de dinero de usuarios en internet, ya sea por medio de apuestas o videojuegos, tiene una corriente creciente. El estudio determina que un 2,2% de las personas comprendidas entre los 15 y 65 años muestran comportamientos ludópatas.

La ludopatía más de cerca

Carabanchel es el barrio con más casas de apuestas de la Comunidad de Madrid. Es por ello por lo que resulta especialmente interesante la opinión de los vecinos y trabajadores en lo relativo a este tema. Los vecinos que se prestaron a responder algunas preguntas piensan que hay demasiadas casas de apuestas en el barrio. Algunos incluso que deberían estar prohibidas. Además, estos consideran que se deberían tomar medidas más estrictas con los menores porque, en muchas ocasiones, entran con facilidad en los locales. Por otro lado, los testimonios de los trabajadores chocan con las declaraciones de los vecinos. Afirman que a todos los jóvenes se les pide el DNI para garantizar que no entre ningún menor en el local. También llegan a la conclusión de que hay tantas casas de apuestas en Carabanchel porque es un barrio humilde, obrero y con una gran densidad de población. Es decir, los vecinos acuden a estos locales como una alternativa para ganar dinero y mejorar su situación económica.

Alejandro Torre comenzó en el mundo de las apuestas siendo muy joven. Sin haber cumplido los 18, ya tenía problemas con el juego. De los 18 a los 21 años vivió una etapa crítica en su vida. Dejó de lado los estudios, a su familia y muchos amigos terminaron alejándose. En el momento en el que empezó su rehabilitación, las deudas económicas eran su mayor hándicap, razón principal que le empujó a empezar a tratar su problema ya que tenía miedo de que estos problemas económicos pudieran ir a más. Desde la asociación Amalajer le ayudaron enormemente, pese a que al principio fuese complicado ya que le pedían que cambiase totalmente su forma de vida. Finalmente, después de 2 años y 9 meses logró dejar el juego. Desde su punto de vista, la publicidad de las casas de apuestas trata de llamar la atención de los jóvenes, incluido los menores, a través de una idea de recompensas rápidas y fáciles, pero sobre todo utilizando a referentes deportivos y del mundo del entretenimiento. Según Jorge, un extrabajador de un local de apuestas, la primera multa por permitir la entrada de menores a salones de juego asciende a 10.000 euros y la segunda a los 100.000. Tras una tercera sanción por el mismo motivo, el negocio es obligado al cierre.

Carlos Sanz Andrea, un psicólogo de Zaragoza, nos resuelve algunas cuestiones sobre la ludopatía. Sanz confirma que las primeras experiencias con el juego son positivas, algo que anima a volver a jugar. Es un problema tan grave que, en el peor de los casos, los afectados pueden llegar a recurrir al suicidio por la presión que les suponen las deudas económicas. El psicólogo incide en que los pacientes más difíciles de tratar son los jóvenes que juegan los fines de semana ya que, pese a que el resto de días y ámbitos de sus vidas estén ordenados, estos pueden llegar a apostar todo su dinero una vez salen de la rutina. Carlos comenta que son muchos los casos en los que los implicados roban la tarjeta de crédito a sus padres como fuente de ingresos para seguir jugando.

Después de hablar con la gente y con diferentes profesionales y afectados, es evidente que se hace negocio con los menores, a pesar de que desde las casas de apuestas nieguen la entrada de los ya nombrados individuos a sus locales. Son muchas las facilidades que hay hoy en día para apostar de manera presencial o vía online. Está claro que es un problema de vital importancia en nuestra sociedad, que afecta a muchas personas y se incrementa debido a que a través de la publicidad se incita a la gente a meterse en este mundo desde jóvenes. A la población no le gusta el juego y cree que se deberían tomar medidas para limitarlo.

Letrero de un local de apuestas Sportium / Yolanda Durán (Variación XXI)

Juego en menores

En teoría, no está permitido que un menor de edad acceda a una casa de apuestas. Es más, la ley tiene como objetivo principal proteger a los más jóvenes de todo este tipo de juegos. El problema es que en estos salones se dejan pasar muchas cosas por alto y que, además, gracias a internet existen infinidad de portales donde se pueden realizar apuestas de manera online. «Me dejaron pasar dando un pequeño incentivo», comenta Carlos Gómez, estudiante de un instituto de Madrid.  

Según los datos de la Encuesta sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES) del año 2019, un 20% de los adolescentes comprendidos entre los 14 y los 18 años han entrado varias veces para apostar en locales de juego. Por otro lado, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) introdujo a menores en varias casas de apuestas para comprobar la permisividad. De 36 locales que visitaron pudieron entrar en el 40%. Los jóvenes afirman que los recreos del instituto son el momento perfecto para colarse en estos establecimientos con un DNI falsificado.

Indicaciones obligatorias para los salones de juego / Yolanda Durán (Variación XXI)

Muchos menores han convertido los salones de juego en un punto de reunión social, la presión entre colegas es muy frecuente en estas situaciones. Los jóvenes que visitan estas casas de apuestas en su gran mayoría son hombres menores de clase media-baja que quebrantan los límites que les ponen los padres, si es que ellos son partícipes de lo que sucede. La ruleta y las apuestas deportivas se convierten en el eje esencial de sus vidas. «Los salones de juego son los lugares más turbios que hay en la faz de la tierra», explica Alejandro Torre, ex ludópata que entró por primera vez en una casa de apuestas con dieciséis años. 

Los menores usan mucho más tiempo del que ellos se proponen en un principio y no es para menos. Una vez allí dentro, el tiempo se les pasa rapidísimo. No hay relojes, no entra la luz del exterior, las butacas son muy cómodas, las consumiciones son muy baratas y la comida también, incluso gratuita. Algunos de ellos hasta encienden un cigarro. Está terminantemente prohibido, pero… ¿Cómo no van a dejar fumar a personas que se dejan allí tanto dinero? 

Se trata de un método de distracción para evadirles de conflictos o carencias emocionales. A raíz del problema baja su rendimiento escolar, dejan de lado la interacción social con amigos y familiares, empiezan a mentir por cualquier cosa y, por supuesto, intentan ocultar su grado de adicción. Algunos de los síntomas de la ludopatía más habituales pueden ser: la manipulación, la conducta huidiza, el gasto de enormes cantidades de dinero, frecuentar las casas de apuestas, desaparecer, cambios de humor repentinos, intentar acceder a líneas de crédito, alteración del apetito, insomnio, ansiedad o nerviosismo general. 

Es por todo ello que se recomienda la psicoterapia individual, donde es esencial involucrar activamente a los padres y al entorno más cercano del menor. «Hay muchos menores que van a las asociaciones pidiendo ayuda», asegura Alejandro. La ludopatía es un enorme problema que sigue extendiéndose sin cesar, pero sorprendentemente parece no importarle demasiado a nadie.

Galería de imágenes (Por Yolanda Durán / Variación XXI)

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