¿Recuperación o robo? La inflación del ocio nocturno tras la pandemia
-
Después de más de un año y medio de cierre por la pandemia, el sector de la noche empieza a ver señales de esperanza.
-
Las pérdidas económicas han provocado un ascenso de los precios de las discotecas. Ante esta situación, muchos jóvenes se han visto obligados a tomar otras alternativas.
La pandemia de la Covid-19 no solo dejó desoladas las calles sino que también asfixió infinidad de negocios, sobre todo, de Madrid , que pasó de ser una ciudad llena de vida a registrar el mayor número de fallecidos por Covid el curso pasado. Después de cinco olas, cuatro variantes y un sinfín de confinamientos; los horarios de las discotecas, las pistas de baile o el consumo en barra volvían a su ser, sin embargo, lo hicieron acompañados de una estrepitosa subida en los precios. Unos precios que no han vuelto a ser los de antes y es una incógnita si volverán a serlo.
La llegada de las vacunas (Pfizer, Moderna, Astrazeneca…) y la Estrategia de Vacunación llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad español, permitieron respirar, nuevamente, a los ciudadanos españoles y retomar una cierta normalidad. Su efectividad y, por consiguiente, el descenso en el número de decesos e ingresos propiciaron la reapertura del ocio nocturno con ciertas restricciones que terminaron por desaparecer el pasado 8 de octubre.
La lucha entre el Covid y el ocio nocturno se ha cobrado cerca de 4.933 locales dedicados al sector, es decir, cerca de un 29,8% de los 16.500 que existían en marzo de 2020. Los supervivientes, por su parte, tampoco lo han tenido fácil, pues no fue hasta el 21 de junio de 2021 cuando pudieron abrir por primera vez sus persianas, a modo de discoteca, con las 03.00 de la mañana como hora límite y aforos del 50% y 75% en interiores y exteriores, respectivamente . A pesar del aumento de los contagios entre la población joven en el período de vacaciones, la vacunación de dicho colectivo durante el mes de agosto y el bajo nivel de ingresos hospitalarios trajeron consigo otro paso hacia delante en esta vuelta a las pistas de baile.
Así, el día 20 de septiembre , la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso anunciaba la caída de los límites horarios para la hostelería y el ocio nocturno así como un aumento de los aforos, pasando a un 75% en interiores ya un 100% al aire libre. Pero, no sería hasta el día 8 de octubre cuando se publicaría en el Boletín Oficial del Estado ( BOE ) el fin de las restricciones de aforo en actividades sociales y la consiguiente vuelta de las pistas de baile en las discotecas, una medida encaminada a reducir los botellones entre los más jóvenes y, por ende, a fomentar el resurgir de los empresarios y locales dedicados al sector de la noche.
Ayudas al ocio nocturno
El sector del ocio nocturno ha sido de los más castigados durante la pandemia, no solo por los brotes y repuntes sino también por las medidas impuestas por parte del Estado, el cual no vendrá su regreso hasta verano de este año y, evidentemente, con limitaciones . En respuesta a dicho martirio, el Gobierno anunció un plan de rescate para este sector, así el Ayuntamiento de Madrid ampliaba, el pasado mes de julio, los criterios en el acceso al plan de subvenciones destinado al ocio nocturno, en especial, a aquellos locales que no pudieron hacer caja en el verano de 2020.
Hasta dos millones de euros es la cifra estimada que la capital prometía a los dueños de este tipo de negocios, alcanzando cifras de, aproximadamente, hasta 1.000 mensuales para hacer frente a los gastos del alquiler.
“Ni estamos recibiendo ningún tipo de ayuda, ni la hemos recibido”, manifestaba el empresario Alberto de la Montaña, ex-miembro del equipo directivo de la discoteca madrileña ‘Colonial Norte’ -actualmente cerrada debido a la pandemia-.
A pesar de la iniciativa de la capital para hacer resurgir comercios y empresas, las ayudas siguen sin llegar de igual manera a todos los empresarios de la noche madrileña. En julio de este año, solo se repartido 50.276 euros, es decir, tan solo un 2,5% del montante disponible para dicho cometido.
“No se puede pretender que con un mes o dos de facturación se solidifiquen las empresas. Según sea la ayuda el sector saldrá de esta crisis de una manera u otra”, sentenciaba el presidente de la patronal del ocio nocturno para El Confidencial Digital.
Las ayudas no llegan aún quedando el 97,5% del saldo previsto para ayudar al sector y los ingresos tampoco son suficientes. “Creo que es imposible recuperar todas las pérdidas”, lamentaba el empresario entrevistado. La facturación del sector de la noche apenas ha alcanzado el 11,46% de lo recaudado en agosto de 2019. Así , molestos, los empresarios del sector afirmaban para La Razón que la incapacidad de hacer frente a los botellones por parte de las administraciones ( 80,5% ) y la pésima gestión llevada a cabo por parte del Gobierno Central en los momentos finales de la pandemia ( 72,2% ) han sido y siguen siendo los claros culpables de que el ocio nocturno no haya vuelto a ser el de antes.
Aumento de precios
Salir de fiesta por Madrid cada vez se hace más complicado. A las largas colas que se forman en la puerta de los locales de ocio, ahora hay que añadir los precios elevados de la entrada y las consumiciones.
La opción que escogieron la mayoría de las discotecas previamente a la aprobación del aforo completo en el ocio nocturno fue la de poner mesas en la pista de baile y cobrar la entrada por grupos a un precio fijo. Un precio en el que, en condiciones normales, se suele pagar para acceder a un reservado. Por ejemplo, en el caso de la discoteca Jowke , situado en Alcorcón y considerada una de las mejores terrazas de toda la zona sur de Madrid, solo se podía acceder mediante la reserva de una mesa VIP con botella. Los precios rondaban entre los 120 € de consumo mínimo entre cinco personas, hasta los 450 € o incluso los 1.000 € en la zona del escenario o el Ático VIP. La entrada más asequible ascendía a los 24 € por persona.
En momentos anteriores a la pandemia, el acceso a este local de ocio nocturno era gratuito para las chicas antes de las 02:00 , y si llegaban antes de la 01:00 se le agregaba una consumición sin ningún coste adicional. En el caso de los chicos, la entrada antes de la 01:00 costaba 15 € a cambio de dos consumiciones, y después de esa hora se mantenía el precio, pero se quitaba la bebida extra. Además, el sitio realizaba ofertas a sus consumidores para la adquisición de botellas premium en los reservados rebajando hasta 50 euros menos en comparación con los precios analizados en el párrafo anterior. En la siguiente imagen, se puede observar un aumento significativo de la oferta en situación de pre-pandemia y post-pandemia.
Las discotecas se han visto obligadas a establecer medidas como controles de temperatura o aforo, desinfección de la ropa, uso de ozono, etc. para poder subir la persiana a sus locales. Estas nuevas normas han supuesto para el ocio nocturno más gastos que recuperar. Por ello, la consecuencia directa es un aumento de costes ante la demanda esperada cada fin de semana, acarreando un aumento generalizado de los precios.
A pesar de la aprobación del aforo completo en los locales de ocio nocturno, el coste por las entradas y las consumiciones continúan manteniéndose.
Siguiendo el caso de la discoteca Jowke, en la actualidad la entrada normal al local nocturno se eleva a un mínimo de 20€ por persona con dos consumiciones antes de la 01:00 o cinco euros más si se llega más tarde de la hora indicada.
A pesar del cierre de la que era una de las discotecas de éxito de la capital, Alberto de la Montaña hoy en día es dueño de un nuevo proyecto en el mundo de la noche: la discoteca Hype SupperClub. Al ser preguntado por el consumo de copas en su local ante esa inflación de los precios, admitía:
“Ha aumentado tanto el consumo como el precio de las copas. Los precios están más caros que nunca, pero la gente está saliendo todos los días. Siempre se llena.”
El confinamiento ha multiplicado las ganas de salir de la mayor parte de la población, independientemente de lo que cueste la fiesta. La diversión parece no tener precio para muchos. Sin embargo, la juventud ya se ha manifestado a través de redes sociales sobre este problema generalizado, que también afecta a otras comunidades autónomas.
Los jóvenes son el perfil que más consume este tipo de ocio. El consumo adolescente está condicionado, en carácter general, por unos bajos niveles de renta que son consecuencia de la situación de dependencia económica con respecto a la familia propia de esta edad. Por ello, la capacidad económica de este modelo de clientes en numerosas ocasiones no es compatible con poder consumir el ocio nocturno de manera habitual, lo que implica indirectamente el incremento de los botellones en las calles. El pasado fin de semana, la Policía Municipal de Madrid propuso 974 sanciones por consumo de alcohol en vía pública y sancionó a 78 locales de ocio, una cifra superior a las del puente de La Almudena, según fuentes municipales.
Los jóvenes y el botellón
El fenómeno del botellón se ha incrementado después de la pandemia en toda España. Las concentraciones de gente joven para beber en la calle se han extendido por el país llegando incluso a zonas y municipios donde se habían extinguido.
Las imágenes de botellones se han repetido en numerosas ocasiones desde que terminó el confinamiento, destacando las escenas de 25.000 jóvenes haciendo botellón en la Universidad Complutense de Madrid y los 40.000 concentrados en Barcelona en las pasadas fiestas de la Mercè. Otro de los botellones más sonados en la Comunidad de Madrid es el que tuvo lugar en el Parque de Berlín.
Pero que lleva a cientos de jóvenes a reunirse sin mascarilla y sin respetar la distancia de seguridad para beber al aire libre, llueva o no y arriesgándose a ser multados por los cuerpos de seguridad. La mayoría de estos jóvenes coinciden en que no pueden permitirse ir a una discoteca porque los precios son muy elevados y afirman “el botellón no se va a acabar hasta que bajen los precios de las discotecas”. Pero además de salir a beber al aire libre por el coste de los locales de ocio nocturno, también lo hacen por culpa de las restricciones que impiden bailar en el interior de estos.
Carlos, un joven de 21 años al que hemos entrevistado ha afirmado “antes iba a una discoteca y me costaba diez euros la entrada con dos consumiciones y ahora por quince euros ten suerte si te dan una consumición […] como alternativa nos vamos a El Pardo a beber”.
César, otro joven ha señalado que “es imposible salir por los precios que hay, son muy caros […] ha habido un aumento de los precios de las discotecas y como alternativa he optado por el botellón”.
Los botellones actualmente se convocan a través de redes sociales como TikTok, WhatsApp o Twitter. La difusión se lleva a cabo de la siguiente manera: un usuario publica el anuncio de un botellón para una fecha concreta, los jóvenes ven en la red social la publicación de la quedada y comparten la información de la convocatoria entre sus amigos y estos a su vez lo reenvían a más amigos, y así sucesivamente hasta que al final se forma una cadena de transmisión de la información y como resultado se forma un botellón con cientos de jóvenes.
Pero al igual que los jóvenes están atentos a estas convocatorias, los cuerpos de seguridad también están muy pendientes de posibles quedadas para botellones. La Policía Municipal de Madrid y la Policía Nacional peinan los fines de semana por la noche las zonas en las cuales se realizan fiestas ilegales en la calle, con el objetivo de sofocar dichas aglomeraciones. El esfuerzo que han llevado a cabo los policías ha sido muy intenso, se han reforzado los dispositivos de actuación policial llegando a estar desplegados por el centro de Madrid un total de 300 agentes de la Policía Municipal y 150 de la Policía Nacional.
Este esfuerzo policial está provocado por la prohibición de beber en la vía pública, por lo tanto, las personas que se salten esta prohibición pueden ser sancionadas. La normativa aplicable se desarrolla en tres niveles, estatal, autonómico y municipal. La ley estatal es la Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de Protección de la Seguridad Ciudadana, que tipifica como infracción “El consumo de bebidas alcohólicas en lugares, vías, establecimientos o transportes públicos cuando perturbe gravemente la tranquilidad ciudadana”.
Cuando el consumo no conlleva una perturbación grave de la seguridad ciudadana la competencia es municipal. En el caso de la Comunidad de Madrid, la sanción viene especificada concretamente en la Ley 5/2002, de 27 de junio sobre Drogodependencias y otros Trastornos Adictivos, que especifica en su artículo 30 que “no se permitirá la venta ni el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública, salvo terrazas, veladores, o en días de feria o fiestas patronales o similares regulados por la correspondiente ordenanza municipal”. Las sanciones pueden ser multas de 100 a 600 euros con posibilidad de reducción del 50% durante los quince días siguientes a la notificación del procedimiento.
Perspectiva de futuro: ¿habrá o no recuperación?
El aumento de los precios ha provocado que se prefiera ir a un parque a beber comprando una botella de alcohol en el supermercado a entrar a una discoteca con los elevados precios que ahora mismo hay en el mercado. El precio de una botella, como puede ser una de ginebra o de ron, es menor que el precio de una entrada, con consumición, en algunas discotecas o pubs en la actualidad. El debate en la calle está servido, entre los que afean a los locales de ocio este aumento indiscriminado de los precios y los que lo defienden argumentando que es necesario para poder combatir al Covid-19 que aún está presente y no permite que vuelva a la normalidad a las calles.
Seguramente, con el paso de las semanas o los meses, y la baja afluencia que podrán empezar a experimentar estos lugares, los precios vuelvan paulatinamente lo que eran antes, aunque quizás, prevemos, que se mantengan ligeramente más altos para hacer frente a la subida del IPC presente en nuestro país y a la escasez de ciertos productos que provienen del exterior.
Estoy totalmente deacuerdo
Refleja la cruda realidad
Tía creo que se les debe ayudar de la misma manera que a todos los demás comerciantes, que se les permita seguir manteniendo las terrazas de exterior y si se cierra no pagar las cuotas de autónomos como en muchos países de la CEE, con lo de lo botellones no estoy de acuerdo, si no se pueden reunir es lo que hay todos tenemos ganas de salir y divertirnos pero lo único que hacen es perjudicar al resto de la sociedad , yo les ponía a hacer servicios sociales en los hospitales pare que vean lo que tenemos de primera mano, culpa no la tienen solo ello si no la familia que se lo permite .