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periodismo universitario en internet

La cara oculta de las redes sociales

Campaña Dove, 2021, que hay detrás del selfie

Campaña de Dove 2021, que hay detrás del selfie / Dove

  • La superficialidad y falsedad de instagram provoca malestar en la salud de las mujeres

  • Los filtros y la edición de fotos: una distorsión de la belleza real

El papel de las redes sociales en los jóvenes es crucial. En una investigación promovida por Facebook, se determinó que Instagram era la red social más tóxica y la red más perjudicial sobre todo para las mujeres. Cada día millones de mujeres se comparan con otras a través de sus redes sociales, generando complejos y comportamientos tóxicos hacia ellas mismas. «Un 32% de las chicas dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor», señalaba un estudio realizado por The Wall Street Journal. 

La salud mental se ha convertido en el tema estrella de este último año y, no es para menos. Las enfermedades mentales han aumentado no solo en tiempo y forma, sino que también se están desarrollando en edades muy tempranas. El pasado 5 de octubre, UNICEF publicaba un informe anual sobre el Estado Mundial de la Infancia 2021, donde se llegó a la conclusión de que 1 de cada 7 jóvenes padecía algún problema de salud mental.

Instagram llegó al mundo como una bonita forma de guardar momentos de tu vida, pero poco a poco se ha ido convirtiendo en un submundo artificial donde prima la superficialidad, las caras bonitas y los momentos más felices. El incremento de casos en materia de salud mental es la consecuencia directa de este superfluo fenómeno de masas. El papel de la mujer a lo largo de la historia se ha reducido a su imagen. La lucha por el cambio se tambalea cada minuto en el que una mujer crítica o menosprecia a otra sin justificación. Aquí, tienen mucho que ver las redes sociales.

En España, el 40% de los adolescentes de entre 9 y 13 años posee al menos una red social. Un dato que choca con la realidad, ya que en una encuesta realizada por Pew Research Center, el 29% de los jóvenes siente «mucha» presión por verse bien en ellas, y el 28% padece algún tipo de presión para encajar socialmente. Una media de 5 selfies previas antes de la gran foto final, se almacenan en los smartphones de casi la mitad de los jóvenes usuarios de redes sociales. 

«Desde mi punto de vista ahora se está permitiendo que accedan a redes sociales personas muy jóvenes que no son conscientes de que muchas veces están regalando su intimidad a redes sociales y dejando que otros manipulen su vida», destaca Patricia Acinas psicóloga con más de 20 años de experiencia.

 

Victoria Peña: «Un día decidí mostrar una de mis debilidades y recibí un comentario negativo al respecto, y desde entonces no la he vuelto a mostrar»

Vicky, tiktoker de humor en España

Victoria, tiktoker conocida como ocean_vicky / Vicky

Victoria Peña es una joven tiktoker de apenas 21 años. Cuenta con más de 1 millón de seguidores en esta novedosa red social. Tik tok entró en el espacio cibernético hace apenas unos años, lo hizo sin mucho éxito, pero la pandemia elevó su popularidad a límites inauditos. Algo parecido ocurrió con Victoria, cuando decidió tomarse con un poco de humor la vida, haciendo videos virales de contenido gracioso. «Mi perfil de redes sociales está, sobre todo, enfocado al humor y algunas veces doy mi opinión sobre temas con un tinte más social, como el feminismo, la imagen corporal, y también la salud mental», destacaba Victoria. 

Como buena nativa digital nadie le enseñó nunca los peligros a los que se enfrentaba en las redes, ella misma fue descubriendo el sinuoso camino de exponer su vida en internet. Reconoce que al principio las críticas le superaban, pero «según va pasando el tiempo, aprendes a sobrellevarlos o al menos en mi caso, aprendí a sobrellevarlos, a relativizar y a darme cuenta de que la gente que deja esos comentarios directamente no merece mi atención porque son comentarios destructivos y que no me aportan nada», señalaba la joven tiktoker. Ser mujer y hablar sobre feminismo le ha traído más problemas que soluciones, apuntaba que en sus comienzos trataba temas más polémicos que ha tenido que dejar de lado porque los mensajes de odio eran desbordantes. 

Así es como Victoria decidió reinvertir su contenido, se pasó al lado del humor. Su público también cambió. «No veo muchas seguidoras que quieran copiar mi imagen y desde luego, no me llegan muchos comentarios en ese sentido porque mi cuenta no está centrada en mi imagen física, sino sobre todo en bromas o historias de mi vida, y ahí es más difícil tener envidia porque creo que la imagen física es algo más inamovible que la forma de expresarse o la forma de hacer humor», apuntaba Victoria.

Aun así, esta jovencísima tiktoker ha tenido que atajar ciertas situaciones de una forma radical, desde que una vez una seguidora dijo conocerla como «la chica que nunca se peinaba», no ha vuelto a salir en ningún vídeo de los que publica. A veces el límite entre la broma y el respeto se diluye de la misma manera que lo hace la sal y el agua. Ambas comparaciones tienen algo en común, el escozor. Ese resquemor que dejan las redes sociales en cada comentario negativo que le llega a un usuario va posándose en el vaso, hasta que algún día el vaso termine colmando. 

 

«La competitividad entre mujeres es muy dañina», Estrella Piñero

Estrella Piñero, conocida en instagram

Estrella Piñero, estrellapgranados en instagram/ Estrella Piñero

Estrella es de esas jóvenes que entró en el mundo de Instagram con el único fin de crear un bonito baúl digital lleno de recuerdos. Con tan solo 13 años abrió su cuenta de Instagram, mucho más temprano de lo legalmente establecido. En el verano de 2020 incrementó su número de seguidores en Instagram, «fue cuando noté más crecimiento al empezar a subir fotos enfocadas a mi físico, como fotos de mi cuerpo en bikini», confesaba Estrella tras el exponencial crecimiento de su perfil. La naturalidad es la base de la esencia en la red de esta joven influencer

«En ocasiones ha afectado a mi salud mental porque esto ha creado una imagen de mí casi siempre equivocada y he sido muy juzgada por las apariencias. Cuando las personas me conocen personalmente, la mayoría de las veces me suelen decir «¡ay!, no pensaba que fueras así. Creía que eras una creída». 

 «Yo también he sido de esas chicas que se comparan con otras con el fin de ser mejor. Es un círculo vicioso en el que entras en un momento de debilidad y del que es muy difícil salir sin tocar fondo. He sentido la presión de demostrar cómo soy yo en el terreno personal a las personas que estaban ya en mi vida, es decir, hay comentarios que han minado mi autoestima hasta el extremo de no saber quién soy y de creer todos los comentarios que me decían», reconocía tras su sobreexposición en Instagram. 

Entre esos comentarios vejatorios que recibe casi a diario, Estrella aún encuentra alguno que le hace sonreír, «las mujeres somos muy dañinas entre nosotras. Lo cierto es que gran parte de mis seguidores son hombres, aunque muchos de los comentarios malos que recibo vienen por parte de mujeres. También es cierto que hay chicas que me escriben para decirme que les gusta algo de lo que hago y qué querrían hacer o tener X cosas como yo. En ocasiones sube la autoestima que me pidan consejo o simplemente se interesen con buena fe en el cómo realizo las cosas». 

Aunque, como siempre no es oro todo lo que reluce, Estrella, al igual que otras influencers ha sentido que la presión de la crítica venga desde otras mujeres destacando que «en muchas ocasiones esos comentarios vienen desde la envidia» y dejando claro el papel que las redes sociales tienen «al final, en una red social pones la foto en la que más guapa sales, pero eso es una realidad que todos sabemos». También ha querido aclarar que pese a subir contenido real, sigue sin mostrar sus momentos de fragilidad, «muchas de esas chicas no saben la vida de mierda que tengo detrás de mi perfil de instagram. Aunque hace tiempo que dejaron de importarme las opiniones de gente que sabe la mitad de mi». 

Se ha demostrado que la mayoría de los comportamientos tóxicos entre mujeres vienen motivadas por su influencia en esta red social. La ansiedad es uno de los trastornos más comunes entre los millones de jóvenes que la utilizan. «Mi familia a veces me ha dejado de hablar por el contenido que subo, influidos por los comentarios que hacen de mí otras personas. A pesar de eso, sigo subiendo lo que quiero, pero es cierto que ahora se detectar más fácilmente a las personas falsas o que se acercan a ti por interés», destacaba Estrella. Ella es de esas personas que considera que Instagram es la red social más tóxica de todas y reconoce su enorme superficialidad. 

Está claro que la sobreexcitación que provoca subir la foto en la que uno mejor sale es directamente perjudicial sobre sí mismo, desde el momento en el que se decide sacar la fotografía hasta el ridículo momento en el que se espera ansioso recibir el primer comentario. Instagram es una de las responsables de que la salud mental a nivel global esté empeorando y quizás haya que abrir los ojos. 

 

La competitividad desleal entre las mujeres

Uno de los hitos arraigados a la comparación social es esa competitividad desleal que deja en evidencia la lucha feminista de muchas mujeres. Diariamente se lanzan comentarios en las redes sociales achacando un canon de belleza establecido, unas pautas de comportamiento muy marcadas en lo relacionado con la maternidad, al mismo tiempo que se emiten juicios de valor sobre lo qué debe o no debe hacer una mujer. Lamentablemente esta competitividad desleal se da entre mujeres. Se ha demostrado que los ataques más dañinos en la red vienen por parte de una mujer hacia otra.

Patricia Acinas, profesional de la salud mental

Patricia Acinas, psicóloga sanitaria/ Patricia Acinas

«Las mujeres tienen o tenemos más capacidad de ocultar algunas de nuestras intenciones, somos más sibilinas, pero cuando se quiere hacer daño de verdad es más dirigido, más personal y centrado en la persona objeto de críticas; además se suele aprovechar alguna característica más débil de la otra persona para atacarla. En esto las mujeres tenemos que cambiar, porque la violencia del tipo que sea genera más violencia, y más escalada de violencia», destacaba Patricia Acinas.

 No obstante, Acinas señalaba que las mujeres somos más sensibles a las emociones de los demás, y solemos expresar más nuestras emociones, pero también tenemos, en general, más capacidad de pedir ayuda que los hombres. Además, destacaba que es fundamental «trabajar la propia autoestima, y aceptar nuestra imagen, con sus cualidades y limitaciones. La competitividad debe ser con una misma para ser cada día mejor persona y sentirse más feliz consigo misma, superar los retos de la vida y sentirse orgullosa por ello. Competir con el resto de las mujeres es una guerra sin final, siempre habrá alguien mejor que nosotros en alguna cualidad».

 

 

La falsedad de las redes sociales

 

Las cifras de usuarios en red crecen cada segundo. En el informe Digital 2021 realizado por We Are Social y Hootsuite han considerado que la pandemia motivó el crecimiento de cibernautas por la red, con un aumento del 7,3%, siendo más de 4.660 millones de personas, lo que representa al 59,5% de la población (7.830 millones de personas). 

Se dice que una vez que pisas la red ya no puedes salir de ella. Esa envolvente forma de atrapar al otro se ha consignado como el ente principal de su evolución. Hoy día, en un mundo cada vez más interconectado se deja de ser alguien cuando no se posee al menos una red social. Facebook, Instagram y Twitter son las principales plataformas en línea que permiten interconectar a los usuarios. Sus adictivas actualizaciones las hacen más atractivas aún. Un atractivo que ciega al usuario ante sus posibles peligros. Muchos afirman conocer la falsedad que se esconde tras este fenómenos de masas, pero pocos saben escapar de ella.

Es una tendencia peligrosa que encamina al usuario hacia una espiral de insatisfacción personal constante. Las redes sociales se han convertido en potenciadoras de los estigmas sociales más recientes, provocando un eufórico sentimiento por querer aparentar continuamente. En este tipo de plataformas no hay espacio para las malas vibras, ni tampoco para lamentos, ni días feos. En estos sitios lo mejor es ser el mejor haciendo lo más guay. No importa nada más, al menos en ese momento.

El anonimato ficticio es aquel comportamiento en red en el que uno considera que su realidad está en lo que comparte. La vida real no entra en el juego. La ficción de crear una vida feliz y ajena a la verdadera realidad es uno de los principales síntomas de sufrir las consecuencias de la falsedad en las redes sociales. Todo esto termina derivando en uno mismo, menoscabando la propia salud mental. Continuamente se busca ese aprobado generalizado, esa incesable necesidad de sentirse admirado por el otro. Una dependencia como cualquier droga, de la que es difícil salir. Las terapias motivadas por problemas en redes sociales han crecido en los últimos años, sobre todo en las personas jóvenes. 

Para los nativos digitales se establecen dos realidades muy diferentes: la vida real y la vida en red. Es complejo desarrollar herramientas que permitan discernir ambas realidades, sobre todo para colectivos que han nacido pegados a una pantalla. Se está intentando abordar el tema desde la educación a través de campañas concienciadoras sobre el buen uso de internet, y, por ende, las redes sociales. El papel de los influencers es primordial en esta reeducación digital. Cada vez más se están sumando las celebrities que deciden poner el grito en el cielo sobre el estado de su salud mental minada directamente por su sobreexposición en redes. Dulceida, una de las primeras influencers españolas abandonaba el pasado mes de septiembre de 2021 su perfil de instagram tras influir de manera negativa en su salud mental por la presión de las redes sociales.

Casos como el de ella han sido muchos, sobre todo en los últimos tiempos. Marta Pombo, otra de las influencers españolas con miles de seguidores también abandonó su perfil tras una mala gestión de su figura en la red de instagram. Ella reconoció que se creó «una especie de personaje para gustar más», del que no supo cómo salir, y que al final acabó rompiéndola totalmente. En su instagram asegura que no se dio cuenta por ella misma, fue a través de acompañar a su madre a psiquiatría, cuando la docente pidió hablar con ella. «Me vió realmente mal y me preguntó si estaba bien, yo no pensaba que estuviese tan mal», destacaba Marta Pombo en sus historias. 

En ocasiones la realidad de las redes sociales es tan dolorosa que no se quiere ver. Pero hay que poner los pies en el freno, ante un frenado de emergencia en el que la salud mental es la consecuencia directa de la falsedad en la red.

3 Comments

  1. Un artículo súper interesante. Me encanta como está enfocado y me parece que te hace reflexionar. Enhorabuena chicas 🙂

  2. Me parece súper interesante y súper necesario el destapar y visibilizar que todo lo que se publica no es real.

    Cuidemos nuestra salud mental

  3. Un reportaje muy necesario ¡Gran trabajo, chicas!

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