Trata de mujeres: lo físico es lo de menos
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3 de cada 10 hombres han consumido prostitución
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El mayor trastorno de las víctimas es el estrés post-traumático
Datos proporcionados por la ONU sitúan a España como el tercer país en consumo de prostitución del mundo, y hablan de España como el primer país de Europa. Hay hombres que no saben la realidad que se esconde detrás de una sonrisa y unas piernas largas, pero hay otros que se niegan a verla. Lejos del estereotipo de que las chicas ejercen la prostitución porque quieren, se encuentran grandes insuficiencias económicas que son las que las llevan a ofrecer estos servicios. Otra dura realidad es que emprenden viajes a España engañadas, sin saber siquiera que van a ejercerla.
Para la elaboración del reportaje se ha contado con la ayuda de Irene Lominchar, trabajadora social, con experiencia en intervención con mujeres víctimas de trata y Ángela Martínez, psicóloga con experiencia en sensibilización, ambas pertenecientes a la asociación Amar Dragoste.
¿QUÉ ES LA TRATA DE MUJERES?
«Algo estamos haciendo mal como sociedad si no llamamos siquiera a las cosas por su nombre». Trata de blancas es un término cuyo contexto hoy en día resulta desfasado. Se propuso para diferenciar la esclavitud de mujeres blancas para la prostitución, ya que la de mujeres negras era algo que no resultaba por aquel entonces relevante como para calificarlo.
Es mejor referirse a trata de personas, que incluye el proceso en el que se lleva a cabo la captación, el transporte, el daño psicológico y físico, y el fin con el que se realiza, que en este caso es la explotación sexual.
Tampoco hay que confundir tráfico de personas con trata de mujeres: el tráfico de personas consiste en mover a la gente de un lado a otro de manera ilegal. En el momento en el que llegan al destino se acaba su misión. La trata de mujeres es moverlas desde cualquier país, con el fin de prostituirlas en España.
Más allá del estereotipo de mujeres extravagantes, que las hay, también son chicas muy normales y jóvenes. Tanto, que entre su mercancía se encuentran a veces menores de edad. No hace falta que tengan un cuerpo normativo para ejercer la prostitución.
Un patrón que se suele cumplir es que son chicas con dificultades económicas o familiares. También se dan situaciones de captaciones a chicas que, creyendo que han conseguido una sesión de fotos como modelos, las fotografían desnudas y posteriormente las extorsionan con dichas imágenes (sextorsión). En definitiva, puede ser cualquier tipo de mujer.
Por otro lado, hay que deshacerse del cliché de que solamente las personas ancianas o feas son las que consumen prostitución. La realidad es que no existe un perfil, puede ser desde un estudiante a un cabeza de familia. Irene Lominchar y Ángela Martínez comentaban que las personas que consumen prostitución tienen perfiles muy distintos. Son 3 de cada 10 hombres los que alguna vez en su vida han consumido este servicio.
¿CÓMO SE IDENTIFICA LA TRATA?
Irene Lominchar decía: «Es fácil identificar la trata cuando estás metida en este mundo». Los tips que aseguran que se repiten en las mujeres víctimas son:
- Sin documentación.
- Que no hablen apenas español.
- Sin apenas dinero en efectivo.
- Que vaya siempre acompañada de un hombre al médico o a cualquier institución pública.
Por eso es tan importante la sensibilización, un proceso de concienciación, aprendizaje e identificación de las mujeres víctimas de trata. Esta sensibilización se realiza mediante charlas en entidades públicas, colegios u hospitales, y así poder facilitar el acabar con el tabú y estigma que rodea a las víctimas desde hace tantos años.
Las entrevistadas explicaban que si se consiguiera sensibilizar tanto a doctores y doctoras, así como a empresas privadas como Uber, se podría hacer un seguimiento a las que se consideran posibles víctimas.
MÉTODOS DE CAPTACIÓN
Los métodos de captación varían en función de los factores culturales que rodean a cada mujer. En Estados Unidos los clubs de striptease son el cebo perfecto para que los tratantes puedan contactar con las futuras víctimas. En otras culturas más religiosas, como las de distintas zonas de África, utilizan el vudú y rituales relacionados con la magia para amenazarlas con su propia muerte o la de sus seres queridos.
Aprovechando el flujo migratorio hacia Europa, les ofrecen protección durante la travesía frente a las violaciones a las que son sometidas por múltiples hombres. Estos supuestos protectores también las agredirán sexualmente, pero para ellas ese sería el menor de los males. A las mujeres en situación de pobreza les hacen supuestos contratos de camareras, las llevan a otro país y ahí contraen la deuda con la que se convierten en esclavas de estas mafias. Este tipo de prácticas es recurrente en América Latina y en zonas de guerra. Es preciso recordar que todas las amenazas son reales, es un negocio violento y sin escrúpulos.
Otro método muy utilizado en Europa del Este, es el loverboy: chicas jóvenes establecen relaciones románticas con unos chicos ideales, románticos, atentos, que tras un período largo las instan a emigrar en busca de empleo. Una vez fuera, las prostituyen. El problema en estos casos, es que al estar enamoradas de sus tratantes, es muy difícil que busquen ayuda.
DAÑOS PSICOLÓGICOS Y FÍSICOS:
Entre los numerosos daños, lo físico es lo de menos, a pesar de que les hacen todo lo que cualquiera podría imaginarse. Como ejemplo de repercusiones físicas son las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y las infecciones (ITS), ya que la mayoría de las prácticas se realizan sin protección. «Nunca les van a pegar tan fuerte como para tener que ir al hospital. Las agresiones físicas tienen que ser de tal forma que no sean vistas, porque no es agradable acostarte con alguien que tiene moratones por todo el cuerpo», explicaba Ángela.
Mayor es el daño psicológico, donde abunda la ansiedad y la depresión, aunque el mayor trastorno que sufren es el de estrés post-traumático. No se quedan atrás las consecuencias afectivo-familiares, ya que al estar encerradas y no tener apenas contacto con el exterior, no saben tener relaciones sociales y a sus compañeras no las ven como amigas, sino como competencia.
Ser forzada a acostarte con personas que no te atraen sexualmente hace que tu vida se convierta en una vejación. Llamándolas por su nombre, son violaciones, y ellas para sobrevivir necesitan pensar que no están siendo violadas. Cuando por la noche suceden una media de 40 violaciones, solamente el 90% de las chicas admite haber sido víctima.
No solo reciben malos tratos por parte de los clientes, sino también de los proxenetas, las convencen de que es lo único que saben hacer. Juegan a que la deuda que tienen con ellos es infinita. Aprovechándose de que algunas de las chicas tienen pocos conocimientos, o no tienen clara la conversión a euros, las engañan diciéndolas que un viaje de África a España cuesta 10.000€. Ellas lo único que quieren es conseguir el dinero y solventar el pago, pero se vuelve imposible entre las numerosas sanciones, comprar tampones, o ropa interior de marca.
Las secuelas en las víctimas son inevitables, se trata de estrés postraumático. Aunque siempre haya una salida, y las mujeres que consiguen salir de este sistema puedan llevar una vida normal, el proceso es lento y tienden a sufrir recaídas. Hay casos en los que las víctimas han estado en esta situación unos meses o un año, pero para las que llevan mucho tiempo, la recuperación es más compleja. «Es como un soldado que vuelve de la guerra, nunca volverá a ser la misma persona». A veces, la situación se complica cuando las familias de estas mujeres las llaman desde sus países diciendo que no tienen dinero y que su prostitución es lo que les estaba permitiendo sobrevivir. Ante estas rogativas ellas vuelven para mantener a sus familiares, perdiendo el progreso logrado para sacarlas de la trata. Aunque vuelvan a la prostitución, los valores y la educación sexoafectiva que reciben en la casa de ayuda persiste, el trabajo no ha sido en vano.
No existe el proceso lineal en la ayuda psicológica, las recuperaciones son lentas y se necesita constancia, algunas quieren volver tras años de terapia porque han mecanizado que es una forma rápida de conseguir dinero y la desesperación las lleva a querer volver a pesar de las condiciones. «No es solo tratar el estrés postraumático que deja la salida de la prostitución, sino también tratar el problema que tú tienes en tu familia». Si no fuese por las asociaciones, no habría salida, ya que a nivel institucional la ayuda es ínfima. No existe una ley, la prostitución es un vacío legal que mueve grandes sumas de dinero.
Lo venden como un trabajo bueno, mucho dinero en muy poco tiempo. El mensaje empoderador de que es tu cuerpo y que tú como mujer libre decides venderlo porque estás en tu derecho, es una falacia. Las economías ilícitas como el tráfico de armas, drogas, o personas, mueven unas cantidades impensables que resultan muy jugosas. En Ámsterdam, por ejemplo, éstas se blanquean, se permite el consumo de drogas y la prostitución, y se anuncia como libertad, pero no es más que una estrategia para poder continuar beneficiándose de este dinero.
¿DÓNDE BUSCAN AYUDA LAS VÍCTIMAS?
Hay una parte de la policía que se dedica exclusivamente a la trata. Ellas tienen la alternativa de denunciar, pero es un proceso muy frío en el que las tratan como si fueran un caso más. En palabras más técnicas, las revictimizan. Además, las víctimas no se quieren enfrentar a ser buscadas por el proxeneta, pues al tener que dar nombres, direcciones y teléfonos, temen comenzar una guerra con quien consideran un demonio. Sienten la denuncia como una guerra contra el proxeneta. En caso de que haya denuncia, la policía las deriva a las asociaciones, que son las que se encargan de llevarlas a pisos de acogida.
PASOS PARA TRATAR A LAS MUJERES AFECTADAS
Los primeros que tienen contacto con las víctimas son los voluntarios de la Unidad Móvil. Este grupo acude a las zonas donde hay más prostitución y, mientras reparten kits de higiene, aprovechan para establecer un vínculo con ellas para que sepan a quién pueden acudir cuando quieran pedir ayuda. Cuando alguna mujer decide ponerse en contacto con la asociación, se pone en marcha el operativo de rescate, que consiste en quedar con ella en secreto en un lugar apartado y llevarla a la casa refugio. Muy pocos conocen la ubicación exacta de estas casas para evitar que los tratantes vayan a buscarlas.
Los primeros tres meses están en fase de acogida donde, además de comenzar un proceso psicológico en el que se tienen que replantear muchas cuestiones acompañadas de educadoras sociales y abogadas, tienen que acostumbrarse a cosas tan sencillas como dormir. En la segunda fase comienzan a buscar un empleo. Para sobrevivir al maltrato y las vejaciones tienen que salir de su cuerpo, dejan de ser ellas. Por eso, a muchas les cuesta reconocerse haciendo otro trabajo.
Pasar de ganar mil euros en una noche (aunque estés explotada) a hacer pulseras ganando cinco euros y, además, tener obligaciones como talleres y terapia, para muchas no compensa. Lo principal es empoderarlas, darles las herramientas para creer en sí mismas y poder salir adelante.
En conclusión, la raíz del problema radica en un machismo arraigado y en una sociedad consumista que piensa que todo tiene un precio y todo lo podemos comprar. Hay que tener la mente muy fría para pasar por alto la libertad de una persona al comprar su cuerpo. El consumo está normalizado hasta tal punto que los hombres empiezan a consumir en edades tempranas y lo hacen hasta la vejez, contratan prostitutas para hacer aquellas prácticas violentas que con sus parejas no harían. Las cosas hay que llamarlas por su nombre, y la prostitución no dejan de ser violaciones. El porcentaje de mujeres que actúa desde la libertad es mínimo. Están comprando el cuerpo de una mujer, y mientras haya consumidores, va a haber mujeres que vender. No deja de ser un mercado, siendo el segundo que más mueve dinero en el mundo, únicamente por debajo de la droga. Un mercado de hombres hecho para hombres, cuya única solución está en la educación.