Cáncer de mama: ¿reconstrucción o vivir sin un pecho?
- Una de cada nueve mujeres sufren cáncer de mama
- La superación de la enfermedad supone a veces grandes secuelas para las supervivientes
- Tetayteta una empresa dirigida a la fabricación de sujetadores para mujeres que optan por permanecer con un solo pecho
Nunca es fácil asumir que el pequeño bulto que palpaste en tus senos es claramente un indicio de cáncer. Muchas mujeres hoy en día se hacen autoanálisis ellas mismas intentando buscar algún signo de que esa enfermedad esté en ellas. Sobre todo se ve en mujeres ya en avanzada edad adulta. Pero, ¿qué es el cáncer de mama?
Un término muy escuchado en los medios de comunicación, tiene en dedicatoria un día del año, concretamente el 19 de octubre y, además, cuenta con miles de asociaciones geolocalizadas en todos los puntos de España a las cuales, las pacientes del cáncer pueden acudir para buscar ayuda psicológica y médica. También cuando han pasado el cáncer. La definición de la enfermedad es que consiste en una proliferación maligna de las células epiteliales que se encuentran en los conductos mamarios. Se trata de una enfermedad clonal, es decir, una célula individual producto de unas mutaciones somáticas comienza a dividirse sin control y tampoco orden, lo que produce la formación de un tumor. Ese tumor que es resultado de la división celular, al principio comienza siendo una anomalía leve pero cuando va invadiendo tejidos y se propaga por el resto del cuerpo, pasa a ser grave. Sin embargo, podemos hablar de dos tipos de cáncer de mama: el primero es el carcinoma ductal infiltrante que comienza en los conductos que segregan la leche desde la mama hasta el pezón. Este es el más frecuente, con un 80% de los casos de la enfermedad. El segundo tipo es el carcinoma lobulillar infiltrante que ocupa de un 10% a un 12% de los casos.
Como se ha comentado antes, muchas de las pacientes que recurren a las asociaciones de cáncer de mama (asociaciones como la GEPAC-Grupo Español de Pacientes con Cáncer) son supervivientes del cáncer que, de alguna forma, impuesto por la sociedad, buscan la reconstrucción efectiva de sus mamas para poder volver a sentirse ellas mismas.
Vivas, ¿y ahora qué?
Las mujeres que superan la enfermedad, lo hacen de una forma compleja. Conlleva en la mayoría de casos a quedarse sin uno de sus pechos. Y con ellos nació. Eso implica, inevitablemente un daño psicológico y físico, cicatrices que deja una enfermedad tan dura como es un cáncer.
Las cicatrices siempre se han contemplado como extraordinarias; una marca que denota dolor. Muchas veces esas cicatrices se quieren esconder porque no se quiere hacer sentir incómoda a la persona que las ve. Incomodidad ante el dolor ajeno y la incomodidad ante la incertidumbre de lo que ha tenido que pasar esa persona que viste esas cicatrices para haber llegado hasta ellas. Incomodidad ante la necesidad de cuestionar su camino hasta esa cicatriz. Por eso se esconden, por eso se tapan y por eso muchas veces, si lo trasladamos al terreno del cáncer de mama, esas cicatrices tratan de ser ocultadas bajo una reconstrucción. Pero hay otras que no, que buscan todo lo contrario: mostrar esas cicatrices, esa meta a la que han llegado, es decir, la superación del cáncer.
Ambas visiones son totalmente lógicas y entendibles. Sin embargo, sea de la manera que sea, las mujeres que han sobrevivido a esa enfermedad, no tardan mucho en sentir la presión que supone tanto la reconstrucción como la conformidad de un solo pecho. Mucho más difícil resulta sin embargo el objetivo de poder convivir con un solo pecho, la opción preferente por un alto porcentaje de las supervivientes. Mujeres que han sobrevivido pero, ¿ahora qué?
Tras la mastectomía, ¿qué?
A simple vista lo que queda tras salir del quirófano es una cicatriz que siempre recordará el proceso tan complicado que ha tenido que pasar una mujer para conseguir vencer al cáncer. A nivel emocional el impacto que este procedimiento tiene en las mujeres produce emociones como la nostalgia o la frustración, lo cual, es algo completamente normal.
Asimismo, según diversos estudios realizados la edad es un elemento bastante importante entre las pacientes que pasan por esta operación, puesto que las mujeres más maduras tienden a preocuparse más por cuestiones financieras y sobre su salud en un futuro. Esto no quiere decir que las pacientes más jóvenes no se preocupen por estos asuntos, sino que tienden a tener más episodios depresivos. Cabe destacar que las mujeres que tengan niveles altos de apoyo o autoestima tienden a enfrentar con un mayor bienestar psicológico este tipo de situaciones.
Aparte del impacto psicológico que conlleva la extirpación del pecho es necesario destacar que las mujeres operadas de cáncer sufren una gran presión social tras realizarse este procedimiento pues la mayoría de ellas se sienten menos atractivas por tener solo un seno. Además, según varios testimonios muchas pacientes aseguran que tras haberse realizado la mastectomía inmediatamente les han dado información sobre una reconstrucción lo cual no es algo malo sino que es necesario el momento de preguntar si una paciente está interesada en una reconstrucción de pecho, ya que la mayoría de ellas no se sienten preparadas para volver a someterse a una cirugía que les recuerde todo el proceso que han vivido para estar vivas.
Del mismo modo, es necesario recalcar que ninguna mujer se encuentra preparada psicológicamente para sobrellevar este tratamiento tan difícil y duro. Sin embargo, hay que reconocer que este tipo de operación tiene un gran porcentaje de efectividad, ya que ha conseguido salvar la vida de millones de mujeres de todo el mundo.
Reconstrucción de pecho: presión social
Según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora (SECPRE) de las 16.000 mastectomías que se realizan cada año en España, solo se reconstruyen el pecho unas 4.800 mujeres y solo 1.920 de manera inmediata. Cada año, 14.080 mujeres empiezan una nueva vida con solo un pecho. Esas mujeres que deciden comenzar la vida con solo uno de sus dos pechos con los que nació, conviven también con la presión social que supone no entrar dentro de los estándares de belleza que se le imponen a la mujer. La mujer superviviente, puede optar por la reconstrucción de pecho debido a muchos factores: para hacer que su pecho luzca simétrico cuando usa un sujetador o traje de baño, para ayudar a que la ropa le ajuste mejor, para recuperar de manera permanente la forma de sus pechos, para no tener que usar un seno postizo temporal o para sentirse mejor acerca de la manera en la que luce su cuerpo. Estos factores son entendibles y tienen razones de peso para recurrir a la reconstrucción que tiene como fin recrear una mama de aspecto natural, eliminar la necesidad de llevar prótesis, rellenar ese hueco que muchas veces supone algún tipo de problema psicológico para la mujer superviviente y con ello restaurar la imagen corporal, mejorando la calidad de vida de la paciente.
A veces esa reconstrucción no suena segura para muchas de las pacientes que han superado el cáncer. Numerosas veces las supervivientes no tienen la necesidad de la reconstrucción y para poder llevar una vida normal y querer, por ejemplo, levantarse por las mañanas y hacer el sencillo gesto de ponerse un sostén. Sin embargo, con un solo pecho ¿cómo podría ser posible? Aquí entra en juego empresas como Teta&teta que, observando el problema social que implica que una mujer, con un solo pecho debido a su lucha contra el cáncer, no pueda ponerse un sujetador como lo hace otra que sí que ha optado por la reconstrucción. El objetivo es abarcar ambas opciones y que juntas puedan convivir. Por eso Teta&teta optó por la creación de Lola: un sujetador solo para mujeres que, desviándose del camino de la reconstrucción, han decidido convivir con sus cicatrices, han decidido convivir con sus señales que las hacen extraordinarias y buscan poder hacer el gesto tan sencillo de ponerse un sujetador; como lo habían hecho siempre, pero esta vez con un solo pecho.
Ni cirugía ni prótesis: sujetadores especiales
Idoia Miranda fue una de las tantas mujeres que decidió no reconstruirse el pecho ni usar una prótesis. Sin embargo, nunca encontró un sostén adecuado que se adaptara a su nuevo cuerpo, por lo que, decidió crear una iniciativa con la ya mencionada fundación Teta&teta que consiste en la creación del sujetador Lola.
Además, ambas creadoras buscan que marcas conocidas en la industria de la moda produzcan distintas versiones de este tipo de sujetadores. Lo han llegado a conseguir pero, aseguran, les han “tomado el pelo”. A día de hoy, son escasas las marcas que ofrecen productos para un público diverso en el que entran, precisamente, las mujeres que han sufrido cáncer de mama y que no han querido reconstruir su pecho.
Cabe mencionar que este es el primer sujetador creado para mujeres con un solo pecho, ya que hasta el momento marcas de ropa como H&M o la marca de lencería italiana Yamamay solo se han centrado en sujetadores postoperatorios o sujetadores en los que es necesario ponerse una prótesis. Esto indica que diversas marcas se centran en que la mujer superviviente tiene que hacerse si o si una reconstrucción o llevar una prótesis lo cual no sucede siempre, por lo tanto, debería tenerse en cuenta que existen y que cada día hay más mujeres con un solo seno.
Un gran artículo, impecable redacción y tocando el tema con gran sensibilidad. Enhorabuena!!!
Espectacular reportaje realizado por Estela.