Condiciones a partes iguales; la mujer en el deporte
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La línea roja que cruza la desigualdad en la actividad físico-deportiva
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El retraso de la práctica deportiva en el género femenino
Los estereotipos sociales habitualmente ligados al género femenino como la pasividad o la sumisión, junto a unas diferencias biológicamente mal interpretadas, continúan limitando una actividad deportiva en las mujeres, ya que ellas practican una menor variedad de deportes y con menor frecuencia que los hombres. Podemos hablar de varias explicaciones para esta ausencia deportiva de las mujeres.
Por una parte, el rechazo a unas prácticas que no coinciden con el modelo cultural femenino que todavía en nuestra sociedad, el ser una actividad “inventada” por y para hombres hay que someterse a las reglas y normas instauradas para poder participar.
Hasta hace relativamente poco, nuestra cultura occidental ha defendido que las mujeres no sólo no eran diferentes a los hombres, sino inferiores, por lo que lleva a preguntarse si esto sigue vigente en cierta, medida ya que siguen dándose a conocer las típicas diferencias biológicas a las que podemos denominar malinterpretadas o de otra manera, intencionadamente interpretadas. Debido a que este factor han acabado por sustentarse unas normas de comportamiento que han limitado a la mujer en su conocimiento y uso de su propio cuerpo, llevándolo pues a una actividad físico-deportiva muy reducida.
El deporte moderno ha sido desde sus orígenes (Inglaterra del siglo XIX) un ámbito de hombres para hombres. La mujeres se han ido incorporando una medida que se han añadido en otros espacios y actividades públicas pero siempre bajo la amenaza del listón masculino que las ha situado debajo de la marca. Yéndonos muy lejos, esta base comienza realmente desde que recibimos nuestra primera educación, en la más temprana infancia, pues las pautas de comportamiento se han establecido según los distintos géneros, es decir, «jugar con muñecas es de niñas» y «los niños son más brutos». Por lo tanto, en este proceso los aprendizajes y de utilización y percepción del propio cuerpo forman parte muy importante.
Así pues, no es de extrañar que las mujeres acaben prefiriendo actividades mayoritariamente deportivas de índole elegante y graciosa, adaptándose al modelo femenino socialmente aceptado y personalmente interiorizado. De forma semejante y llevándolo a una pauta, es necesario destacar que durante la época franquista, el hecho de que los hombres practicasen determinados deportes se entendió y por lo visto, se aplicó en la utilidad como argumento para evitar que lo hicieran las mujeres, pues la masculinización a través del deporte podríamos decir que se sustentaba en la aceptación del modelo cultural tradicional que asocia lo masculino con fortaleza y lo femenino con fragilidad .
¿En qué modalidades ocurre esto?
Centrándonos en una esfera más concreta, actualmente la gimnasia es el deporte que cuenta con más mujeres federadas, con un 90%, siguiéndole el voleibol con un 75,3%, la hípica con 69,2% y el patinaje con un 61,9 %. En estos deportes, el número de federadas españolas es mayor al de los hombres. Por el contrario, podríamos hablar del deporte más practicado por excelencia, el fútbol, que cuenta con mayor número de licencias federativas en nuestro país: 1.095.604, de las cuales sólo un 6,5% pertenecen a mujeres, un porcentaje deplorable en su comparación.
No obstante, el número de federadas españolas asciende cada año, de contar con casi 45.000 federadas en 2014, ha subido hasta 71.276 federadas en 2019, según Statista. Hay que incluir que a pesar de lo citado, las mujeres han conseguido más medallas olímpicas que los hombres en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, 11 de 17 medallas y en Río de Janeiro 2016, 9 de 17 y en los últimos Juegos de Tokio 2020 las mujeres obtuvieron 7 medallas de 16.
Pese a dicho notable crecimiento, un estudio realizado por el Observatorio del Deporte Femenino de la Universidad Francisco de Vitoria y por el Women’s Sports Institute , refleja que más de las 3.840.000 licencias deportivas que hay en nuestro país, sólo 900.000 pertenecen a las mujeres , lo que quiere decir un 23,5% del total de licencias. En dicho estudio también se muestra que las mujeres prefieren practicar deportes individuales con un 26,1% de las licencias, como es el caso de Cristina Morales, Silvia Juaneda o Celia Fernández, ésta última es una deportista federada de 33 años que además de ser ingeniera de comunicaciones, comenzó entrenando en un gimnasio de Madrid y ha llegado a competir mundialmente en ‘high diving’ pasando, también por el ‘Cirque du Soleil ‘en Macao, China.
El alto buceo es una disciplina poco conocida entre la población, que consiste principalmente en saltar al agua desde unas alturas extremas. Dentro de este deporte de aventura, hay varias modalidades: saltos desde muy altos acantilados, ejercicio acrobático de alto riesgo o únicamente se realiza este deporte para fines competitivos en los eventos deportivos internacionales.
Esta disciplina tiene competiciones a nivel mundial pero todavía no ha llegado a competir en los Juegos Olímpicos , ya que para que un deporte pueda ser admitido por el campeonato debe superar una serie de requisitos, como tener un mínimo de países representados; y en el caso de ‘high diving’ sólo tiene una representación de 12 países, en el caso de las chicas y para que un deporte sea olímpico, en el caso de las mujeres tiene que tener una representación mínima de 40 países y en 3 continentes . Ahora bien, el hecho de no ser un deporte sumamente conocido, no ha excluido determinadas diferencias entre roles, ya que una de sus características primordiales de práctica, fijan que los hombres saltan desde una altura de 89 pies mientras que las mujeres tienen el máximo en 66, es decir, 23 pies menos equivalentes a 7 metros.
Celia es la primera y única mujer con licencia española en este deporte. «Me siento feliz de ser la primera mujer compitiendo en este deporte, pero al mismo tiempo me siento un poco sola, me gustaría que existiera un equipo». Sin embargo, no siempre se ha sentido atraída por este deporte, ya que de pequeña practicaba gimnasia artística. «Me fui a presentar un concurso de gimnasia artística en el que nos pedían saltos al agua y ahí fue donde empecé a interesarme en dicha disciplina», afirma la deportista.
Mereció la pena
«Empezamos todos por igual». Cristina Morales es Campeona Mundial de K1 y kick boxing. Asegura que el 2019 fue su mejor año deportivo y tuvo la oportunidad de disputar en Francia, el Campeonato del Mundo ISKA -48kg donde ganó por KO el tercer asalto sin creerse su propia victoria . Al conseguirlo, se convirtió automáticamente en la primera española en dicha modalidad y cumplir un sueño que no tenía planeado. En ese año realizó un total de quince combates, tanto en kick boxing / K1 profesional, como en boxeo amateur, disciplina que comenzó a practicar.
En su calendario anual, estaban apuntados varios combates que encontraron los más importantes de su carrera profesional: defender el título del mundo ISKA de su pueblo, Encinarejo de Córdoba y el enfrentamiento con la por entonces Campeona Enfusion-57 kg. En este último confirmó que muy pocos apostaban por ella, lo que le dio más fuerza e ilusión en el momento de subirse al ring. Finalmente lo consiguió, cerrando el año con tres títulos del mundo profesional. Este último título es el que más valor tendría al ser la primera mujer española en conseguirlo.
Cristina compitió su último combate en Japón, la cumbre del K1. No obtuviste la victoria deseada. Sin embargo, salió contenta al haber cumplido un sueño más, donde en el país asiático, es reconocido un luchador como en España un futbolista. Asegura que nunca recibió ningún tipo de discriminación sexista grave, sólo algún comentario y que puso «las cartas sobre la mesa» en su momento.
Hoy, tiene un gimnasio en Sevilla donde da clases de kick boxing a niños y mujeres además de recibir clientes y crear cuadrantes y renovaciones, todo junto a su pareja, Jesús Caballero, además de ser su entrenador y padre de sus hijos. El monitor recalca haber conocido ex compañeros que se negaban a preparar físicamente a las mujeres y que de hecho los sigue habiendo un día de hoy, retrasando así el fomento del deporte en general.
En cambio, no todo el deporte de contacto se centra en el K1, kick boxing o boxeo que practica Cristina o el karate, judo, muay thai, jiu jitsu y lucha grecorromana, entre otros, sino que también existe una fusión de todos estos estilos de artes marciales tradicionales que se ha convertido en el deporte de mayor crecimiento a nivel mundial: las artes marciales mixtas (MMA). Tiene su cumbre en Holanda, país donde Silvia Juaneda, campeona nacional de esta disciplina, descubrió su gran pasión. Vivió allí durante cuatro años y cerca de su casa, tenía un gimnasio donde entrenaba una luchadora muy conocida en la zona, Marloes Coenen.
Desde que descubrió el deporte de lucha, lo dejó todo y ahora se dedica exclusivamente a ello y a descansar. Ahora bien, lo más difícil para ella fue el tema de la edad, tiene 35 años y asegura que eso le ha aflorado varios problemas a la hora de competir, la estiman como muy mayor para realizar este tipo de deporte, sin embargo, confirma que está mucho mejor ahora que a la edad de 20 años. «Lo tengo clarísimo y lo voy a demostrar».
A Silvia le llamó la atención y estuvo dos años practicando la técnica de suelo y el golpeo. «Mi vida, desde que conocí las artes marciales, ha cambiado un 90%». La karateka considera que hay dos tipos de público con perspectivas muy distintas: «los que te apoyan cuando dices que eres luchadora y los que se llevan las manos a la cabeza por el motivo de ser mujer».
Poder juntar ambos grupos en uno solo, animó a la deportista a colaborar en el programa Mujer y Deporte que lleva a cabo un comité técnico de la Federación Española de Lucha.
El plan se lleva a cabo anualmente con el objetivo de conseguir subvenciones del Gobierno y con ello, poder investigar en la promoción y difusión del deporte y la mujer, y formación de árbitros, juezas y técnicas. Generalmente, para que las mujeres puedan obtener conocimientos y formarse dentro de este ámbito además de su desplazamiento y sobre todo, que la mujer pueda avanzar dentro de este tipo de deporte aunque «es difícil porque somos pocas». «La Federación está totalmente integrada en la mujer e incluso muchas veces se destina más dinero que al hombre». El Presidente de la Federación Española de Lucha, igualmente añade que el programa que se lleva a cabo es principalmente para conseguir una mayor igualdad de oportunidades a nivel nacional. Asegura que en el órgano que preside, «podrías preguntar a cualquier mujer y te dirá que no hay diferenciación». Por ello, se sirven de ser el corazón de la igualdad deportiva para que así se pueda llegar a las distintas instituciones de España que no se rigen por un mismo papel justo.
¿Qué mas se puede pedir?
La menorquina, sedienta de paridad, también forma parte de la International Mixed Martial Arts Federation (IMMAF), una asociación internacional que ha creado una comisión de la mujer en el que hay una representante por país con el fin de buscar cuál es el principal problema en cada nación de que no exista un mayor interés femenino en la disciplina y así, facilitar formas para solucionarlo.
La retención de líquidos es un problema con el que también tienen que lidiar en este ámbito a consecuencia de la menstruación, llegando a perder 500 gramos/1 kilo o casi 2, de modo que conseguir el pesaje perfecto es más complicado. Por ello, esta comisión solicita un margen de unos 300/500 gramos como norma justa. Asimismo, luchan para que la categoría de -48kg no desaparezca, pues «las mujeres somos más pequeñas» y en muchas promociones como UFC ya la han eliminado, impidiendo dar lugar a las luchadoras de menor pesaje.
Lo más demandado
Evidentemente, es inevitable no completar este escrito sin mencionar el deporte más practicado y visto por los espectadores, el más indicado para establecer diferencias claras y dejar claro que la falocracia deportiva es una realidad; el fútbol, el que millones de personas lo ven y sobre todo lo que sienten como una forma de vida, y muchos, viviendo por y para ello.
Por eso mismo, el fútbol femenino va creciendo y los números así lo mostrar y es que, según datos oficiales de la FIFA , juegan 26 millones de mujeres en 180 países de todo el mundo que cuentan con más de 7000 árbitros y 21.000 entrenadoras.
Asimismo, incrementa el número de espectadores. Tenemos un claro ejemplo en un partido femenino de 1ª división del Atlético de Madrid contra el FC Barcelona del año 2019, que tuvo 60.739 espectadores que se congregaron en el Wanda Metropolitano para presenciar el encuentro, una cifra récord en España y en el mundo, al igual que el casi «llenazo» del Estadio RCD en un partido del Espanyol frente al Atlético de Madrid. Esto describe pues, el principio de un proceso de valores igualitarios frente a un deporte que hasta hace poco, era visto profesionalmente por y para hombres. Lo demostró jugadoras profesionales de grandes equipos como Alexia Putellas, Amanda Sampedro, Lieke Martens, Alex Morgan o Megan Rapinoe.
Además, cada vez más equipos de fútbol se van sumando al fútbol femenino profesional, como es el caso del Real Madrid, que se unió a la Liga Iberdrola. El equipo dirigido por Florentino Pérez era uno de los grandes clubes del mundo que faltaban por tener representación en las grandes ligas femeninas y en el 2020 decidió abrirse camino en el fútbol femenino. El club madrileño absorbió al CD Tacón que contaba con equipo en primera en ese momento, por lo tanto el CD Tacón pasó a llamarse Real Madrid CF y tenía plaza en la primera división femenina.
Igualmente, es inevitable recordar en este escrito que el 29 de noviembre de 2021 se celebró una gala que elogió el papel tan fundamental del esfuerzo femenino en el mundo del deporte, pues el Balón de Oro se le otorgó a la catalana Alexia Putellas como mejor jugadora 2021, quién marcó un antes y un después en el deporte femenino: «Tenemos la responsabilidad de liderar el cambio porque hemos llegado para quedarnos», expresó en su aplaudido discurso.
A pesar de todas las cosas positivas, la situación del fútbol femenino no es perfecta, ni mucho menos. Según un estudio realizado por la Mujeres en el fútbol, un 66% de las jugadoras han sufrido al menos una discriminación en algún momento de sus carreras, pero tan solo han llegado a ser denunciados el 12% de los casos.
Los insultos machistas o sexistas por parte de los aficionados son una forma de discriminación que no deja de ser preocupante para las jugadoras. Un ejemplo más de ello se produjo en Santander, en un partido entre el Nueva Montaña y el filial del Osasuna. La delantera Karolina Sarasua, del Osasuna B, denunció al final del partido, que un grupo de aficionados había estado diciendo insultos de carácter sexual y amenazas de violación contra ella y sus compañeras de equipo. «Tengo miedo de que haya chavales con esa mentalidad. Ninguna debe sufrir esto» aseguró la jugadora en una entrevista para el Diario Noticias de Navarra.
Otra de los rasgos distintivos que se atribuye al fútbol entre hombres y mujeres es el ámbito salarial entre ambos , y es que mientras los hombres cobran millones de euros por temporada, las mujeres cobran menos de la mitad que un jugador del calibre de primera división. Todo por no hablar de las primas por conseguir ganar grandes torneos como Mundiales de selecciones, que son muy distintas, ya que en Francia por ganar el mundial masculino de 2018 se repartieron más de 30 millones de euros entre todos los jugadores y preparadores, a Estados Unidos por ganar el mundial femenino de 2015 le dieron únicamente 1,6 millones de euros a repartir entre toda la plantilla, una diferencia arrolladora.
Por lo tanto y generalmente, en España, el 83% de las niñas y adolescentes no practican ningún deporte, un porcentaje bastante alto, puesto que el país en este caso tendría que innovarse y generar interés en las mujeres para que quieran practicar deporte en su día a día.
Pero por otro lado, de todos los deportistas de alto nivel del país español, las mujeres forman parte del 37,9% del total. Esto quiere decir que las mujeres que practican deporte de élite están por encima de la práctica deportiva y dichas cifras van en proceso de aumento año tras año. En 2013 había 3.110 deportistas masculinos en estatus profesional y en 2019 ascendió a 3.336, mientras que las mujeres eran 1.586 en 2013 y 2.001 en 2019, presentando un notable aumento de las mujeres (415) respecto a los hombres (226). Dicho esto se podría hablar de un avance exitoso ya no sólo de la mujer, sino de ese pequeño porcentaje de la sociedad en general que continúa esforzándose para llegar a una igualdad justa excluyendo los estereotipos que llevan condenando durante toda la historia el valor y el alcance femenino.
Este reportaje nos hace pensar mucho, ya que tenemos que buscar la igualdad en el deporte
Para mi gusto muy buen reportaje, y también muy necesario. Gracias a los autores.
No se que mas tienen que demostrar…¡¡¡VAMOS!!!
siempre palante !!!
Muy buen reportaje ya es hora que llegué la igualdad entre hombres y mujeres
Buen articulo sobre la mujer y el deporte, esperemos que en el futuro sea mejor para todes
Afortunadamente las mujeres vamos avanzando cada día más. Aunque la pena es que es de manera muy lenta. Me ha parecido un reportaje muy interesante. Muchas gracias por la información.
Muy interesante
Buen trabajo y buena reflexión .Ahora que saber como solucionar dic hijos problemas
El reportaje está muy interesante y hay que luchar por la desigualdad en el deporte, mismo derecho para mujeres como para los hombres.
Muy bien explicado con este artículo a ver si nos concienciamos y terminamos de una vez con esta brecha tanto en la vida cotidiana como en el deporte.
Se debería de poner un techo económico en el deporte masculino y ese dinero llevarlo a otros deportes yo categorías inferiores o bien al deporte femenino para que fuera más equitativo