El suicidio: un asesino en serie
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El suicidio representa uno de los mayores problemas en la sociedad actual
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Pedro Martín-Barrajón: «El 50% de la población tendrá en algún momento una conducta suicida»
Gracias a las rompedoras plataformas de streaming, en los últimos años se han vuelto a poner de moda los documentales sobre asesinos en serie. Personas con historias aterrorizantes, que cuentan con cientos de muertos a sus espaldas y probablemente representen el punto más bajo de la humanidad. La prueba de que al público le vuelve loco es que documentales como el de Ted Bundy, o series como la de Jeffrey Dahmer se han colado entre los mayores éxitos de Netflix, plataforma líder del sector. Sin embargo, es altamente curioso como el público y los creadores de este contenido obvian por completo al mayor asesino en serie de la historia, y el que más mata con diferencia en la actualidad: el suicidio.
Una muerte silenciada
En España se suicidan más de 8 personas por cada 100.000 habitantes según datos de Expansión. A lo largo de todo 2020, casi 4.000 personas decidieron acabar con su vida, de los cuales dos tercios eran hombres. No hace falta ser un as en las matemáticas para llegar al dato de que cada día en España 11 personas toman este duro camino.
El suicidio ha contado desde hace décadas con el amparo de la invisibilidad. Se convirtió en un tema tabú, que se asociaba con los locos. Mismamente en Japón, probablemente la sociedad asiática más dura en cuanto a normas y honor se refiere, más de 20.000 personas se quitan la vida cada año, y lo peor es que el propio país atribuye las causas a una debilidad de los suicidas.
En España representa la principal causa de muerte desde 2019 entre los jóvenes. Algunos médicos han notado este incremento potencial en los últimos años. Es el caso de Lucía Diestro, doctora de cabecera en el Centro de salud de Villanueva de la Serena. «En una de cada tres guardias nos avisan por un intento de suicidio» comenta a VariaciónXXI. «Cada vez, veo más jóvenes y pacientes pidiendo antidepresivos y atención por conductas suicidas» añade.
El psicólogo Luis Fernando López, codirector del proyecto ISNISS, plataforma que trabaja para la detección e intervención de conductas autolesivas o suicidas, cree que el aumento en el consumo de internet es un claro condicionante. Desde el año 2000 hasta el 2012 hubo un incremento en la red del 566%, hecho que también desembocó en la creación de redes sociales y su conocida relación con la dependencia y el consumo de dopamina. El propio López realizó un estudio en abril de 2016, en el que descubrió gracias a los motores de Google, que en ese mes hubo 948.000 búsquedas de «quiero suicidarme sin dolor» y 526.000 de «formas de suicidarme». Para él, es un problema muy grave y que irá en aumento, ya que hoy el 20% de las muertes por esta práctica vienen de adolescentes o jóvenes.
Influencia de la pandemia
Pedro Martín-Barrajón trabajó durante la pandemia ayudando a personas con conducta autodestructiva en situaciones muy críticas. Afirma que el 50% de la población española sufrirá en algún momento de sus vidas una conducta suicida, leve o grave, por lo que insiste en la importancia de su visibilización.
Durante su labor en la pandemia vivió 305 llamadas con intento de suicidio en los 60 días que duró el confinamiento. Cuenta orgulloso la labor que lograron sus compañeros y él en una situación mundial tan crítica, «conseguimos que de todas las llamadas solo no pudiésemos ayudar en un caso, por lo que es bastante positivo el balance»
UCM contra el suicidio
Con el fin de ayudar a los más jóvenes, la Universidad Complutense con subvención de la Comunidad de Madrid, creo PsiCall UCM, una plataforma destinada a los estudiantes de esta universidad y de los Colegios Mayores asociados que estén pasando por una situación crítica.
El funcionamiento es sencillo cuenta Alba Leal, su coordinadora: «Somos el callcenter atendemos llamadas y correos de alumnos que necesiten nuestra ayuda.» La idea de la plataforma surgió en unas encuestas realizadas por Julio Contreras antiguo Vicerrector de estudiantes de la UCM. «Muchos alumnos pidieron que la universidad ayudase en estos temas para visibilizarlo más» comenta Leal.
Además, el proyecto organiza diferentes talleres interactivos que obligan a los pacientes a participar. En estos no solo se tratan temas como el suicidio, sino también aquellos que pueden desembocar en una situación crítica como la ansiedad por los exámenes o el mudarse a Madrid y dejar atrás amigos y familiares.
El suicidio no tiene la magnitud de las historias de Dahmer o Bundy, ni el morbo de las niñas de Alcasser o Marta del Castillo, pero si representa uno de los problemas más grandes de la sociedad. Decenas de plataformas, creadas ya sea por universidades o por víctimas del suicidio, claman por una mayor visibilización y denuncian la escasa atención que tanto España como la mayoría de países hace ante esta problemática.
El teléfono de atención al suicidio es 717 003 717 y funciona las 24 horas del día los 365 días del año.