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La ludopatía: la adicción al juego no es ningún juego

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Un ludópata se echa las manos a la cabeza tras perder todo su dinero / José Ramón Martínez Náder Psicólogo

– La gran mayoría de las personas que sufren ludopatía han seguido el mismo patrón hasta convertirse en adictos al juego

– Las casas de apuestas llevan a cabo políticas que contribuyen a la adicción de sus clientes

Una buena parte de la población mundial ha apostado, por lo menos, una vez a lo largo de su vida. Sin embargo, en el momento de empezar en el mundo del juego, pocos se dan cuenta de que se trata de una actividad tremendamente adictiva y que puede desarrollar una enfermedad que no solo acaba arruinando la vida de los propios enfermos, sino también la de gran parte de su entorno: la ludopatía. Esta adicción existe desde hace muchísimo tiempo, pero ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años debido a las políticas de las casas de apuestas y el creciente número de menores que frecuentan estos locales.

 

¿Qué es la ludopatía?

La RAE define este término como la «adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar”. Sin embargo, hay asociaciones, como la APAL (Asociación de Prevención y Ayuda al Ludópata), que describen la ludopatía como “una alteración progresiva del comportamiento por la que un individuo siente una incontrolable necesidad de jugar”.

En la última definición expuesta es clave la palabra “progresiva”. Es decir, en la comprensión de esta problemática es clave la concepción de la misma como un proceso, más allá de un momento concreto en el que se pasa de jugar por diversión a jugar por adicción.

El blog TelefarmaciaApp describe cuatro etapas clave durante el desarrollo de esta enfermedad. Se empieza con la denominada “Etapa Dorada”, un momento en el que la persona juega por diversión, con amigos y de manera esporádica, controlando en todo momento lo que gana y lo que gasta para no caer en excesos.

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Un grupo de amigos jugando a la ruleta / iStock

Sin embargo, este control es meramente temporal, porque enseguida se pasa a una fase en la que el jugador comienza a acumular una deuda y empieza a sentir ansia por ganar el dinero perdido rápidamente, lo que se convierte en una frustración constante y creciente al ver que la banca siempre gana. En este momento, el jugador habrá caído o estará a punto de caer en los brazos de la ludopatía.

Olga Forero, trabajadora social de un centro de mayores madrileño y ex trabajadora de la APAL, nos contaba que «esta fase es la más importante desde un punto de vista psicológico”. Esto se debe a que es un momento en el que la adicción no es total y es más sencillo para los psicólogos evitar que ésta siga en aumento. Pero, para ello, “es clave que el ludópata potencial adelante su fase de aceptación”.

De no lograr esto último, la mayoría se acaban convirtiendo en adictos al juego. Durante esta etapa, el ludópata toca fondo, pierde dinero constantemente y, cuando lo pierde todo, comienza a intentar sacar fondos de prácticamente cualquier manera, llegando incluso a robar a familiares y amigos. Este periodo de tiempo es, por tanto, el más temido por el entorno de los jugadores.

«Este punto es el peor”, explica Olga. «En esta etapa, los plazos se alargan muchísimo, porque las medidas a adoptar deben ser mucho más radicales y, por tanto, más difíciles de aceptar para el afectado”.

De hecho, hay varias ocasiones en las que la ludopatía va acompañada de otros trastornos psicológicos y/o psiquiátricos, lo que acentúa el problema, aunque en ciertos casos tiene efectos positivos en la solución del mismo. Montserrat Gómez García, doctora en psicología por la Universidad de Barcelona, publicó un artículo en el que estudiaba la relación entre la ludopatía y la esquizofrenia y cómo cada una de las enfermedades provocaba efectos en la otra.

Uno de los resultados más interesantes es el hecho de que la esquizofrenia reduce el periodo de juego social, lo que conduce a un inicio prematuro del juego patológico. Sin embargo, esta relación es curiosa porque, en ciertos casos, puede resultar hasta positiva en caso de que se establezca el tratamiento correcto, ya que los pacientes con esta patología son capaces de mantener la abstinencia con mayor facilidad.

Los menores y la ludopatía: el esquive de la legalidad

Pero, además de la relación ludopatía-esquizofrenia, existe la de ludopatía-menores. Muchos de ellos pasan demasiadas horas frente a sus teléfonos móviles navegando por páginas para las que precisan de una madurez con la que todavía no cuentan. Todo ello sin un control parental, que pueda frenar estas desviaciones en el comportamiento de los jóvenes.

Estas conductas de consumo compulsivo traen consigo problemas como la ludopatía. Cada vez son más los jóvenes que están enganchados a los juegos de azar. Un reciente estudio acerca de las adicciones comportamentales publicado por el Ministerio de Sanidad reconoce que «un 25,5% de los muchachos españoles de 14 a 18 años ha apostado dinero en juegos de azar presenciales en los últimos doce meses mientras otro 10,3% lo hacía online, con un 7,4% que opera en los dos formatos”. Este informe realizado por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones señala un comportamiento adictivo en los juegos de azar en un alto porcentaje de los jóvenes de nuestro país. Nos encontramos ante un problema en crecimiento, que cuenta con una variable presencial y otra online. De hecho, ya se hacen estudios exclusivos del mercado online, debido a su explosión en el mundo del juego. Un estudio de Prevalencia de Juego 2022-2023 confirma que, «en la modalidad online, el 32,51% de los jóvenes de entre 18 y 25 años que ha jugado el último año ha participado en apuestas online y, de ellos, un 12,45% ha desarrollado síntomas de problemas con el juego”. El informe detalla también los intereses particulares de los jóvenes en ciertos juegos como, la ruleta, las cartas o la lotería.

A raíz de los resultados de ambos estudios, Alberto Garzón, por aquel entonces ministro de Consumo, decía esto sobre los jóvenes de hoy en día: «es una generación que ha sufrido el impacto de varias crisis económicas, que está desarrollando su propia identidad y cuyos problemas en esas etapas primarias de la vida se pueden agravar o desplegar en la edad adulta”. Estas declaraciones de Garzón estaban acompañadas de la preocupación que dice tener el ministro por esa población vulnerable, entre la que considera a la franja de 18 a 25 años.

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Alberto Garzón dando un discurso / Europa Press

El auge de esta adicción ha provocado la respuesta del Gobierno, que está llevando a cabo políticas para frenar la expansión de los juegos de azar dentro de los jóvenes. No obstante, es un proceso largo y tedioso que llevará su tiempo. Por ello, es necesario encontrar la raíz del problema antes de dar pasos en falso.

¿Cómo acceden los jóvenes a las casas de apuestas?

Los problemas con los juegos de azar se han implantado dentro de la juventud generando trastornos de conductas adictivas en esta parte de la población española. Hace unos días, hablamos con un joven con conocidos problemas con el mundo del juego, y nos comentó su relación con las casas de apuestas. Este chico, que nos ha pedido ser anónimo, decía que «todo empezó echando un eurillo, como el que no quiere la cosa, por entretenimiento, por darle más emoción a los resultados, para ver los partidos con una mayor tensión, pero más tarde todo eso se fue incrementando”. Estas palabras nos hacen pensar acerca del valor que puede tener una moneda de un euro para los jóvenes, y cómo la desaprovechan, y esto luego se les vuelve en su contra con terribles adicciones como la ludopatía.

Seguidamente, el chico comentaba sus inicios en las casas de apuestas y su progresión en la conducta adictiva. El joven explicaba que con 16 años ya había comenzado a apostar en un bar, cercano a su instituto, que contaba con una máquina para hacer apuestas, y desde entonces se aficionó a acudir en los descansos a realizar pequeñas apuestas. Este comportamiento había ido aumentando porque «al principio lo consideraba un juego, una tontería, pero poco a poco, sí que ha ido adquiriendo más importancia, me molestaba más, siempre estaba intentando recuperar lo que perdía, pero cuando lo recuperaba lo volvía a gastar, a perder, y todo volvía a empezar”. El joven lo contaba como si fuese un patrón: él perdía dinero, lo intentaba recuperar, pero al final continuaba perdiendo más dinero.

Otro joven, llamado Samuel Lois, también nos comentaba el mismo patrón a la hora de introducirse en el mundo de los juegos de azar. Lois explicaba: «es puro entretenimiento. Me sigo divirtiendo, realizando apuestas, aunque no me importaría dejar este mundillo. Aunque ahora mismo lo veo complicado, porque estoy convencido de que puedo aumentar el porcentaje de aciertos, y así, recuperar el dinero perdido”. Nos encontramos antes dos casos muy similares, de dos jóvenes que comenzaron por entretenimiento y han acabado obsesionados con la recuperación de un dinero que parece que nunca va a volver, Es un patrón que se repite sin un fin.

Los expertos consideran muy importante el apoyo, en estos casos, de los familiares y amigos. Además, creen que lo mejor es ponerse en manos de los profesionales para erradicar estas adicciones a través de técnicas especiales. 

¿Cómo trabajan las casas de apuestas?

Una cuestión que nos surge es conocer los entresijos que esconden estos locales. Las casas de apuestas son un lugar misterioso, del que pocas personas son conocedoras de sus secretos. Afortunadamente, hemos podido contactar con un extrabajador de un salón de apuestas.

Oliver Martínez, ex trabajador de Overtake (un salón de apuestas pequeño en la ciudad de Pontevedra), se ha mostrado disponible a conversar con nosotros y comentarnos algunos de los entresijos de este tipo de locales. A pesar de su juventud, Martínez se expresa con cierta madurez para tratar los problemas de este tipo de locales y cómo éstos incitan al consumo de sus productos.

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Overtake, un salón de juegos en Pontevedra / Paxinas Galegas

Uno de los aspectos más destacables en lo que nos decía Martínez son las políticas de consumo de estos locales. Este joven decía que sus jefes le ordenaron que invitase a bebidas aquellas personas que estaban jugando bastante dinero, para alcoholizarse y así, apostar con más dinero. Martínez llegó a afirmar que, «se fomenta el alcoholismo, pero se lleva en discreción”. Una táctica repugnante, que deja en muy mal lugar a los dueños de este tipo de locales.

Además de los problemas de alcoholismo visibles, otro de los asuntos con los que deben lidiar los salones de juegos están relacionados con las entradas de menores en el local. Cada vez se cuelan más jóvenes en estos locales, cuya entrada está prohibida a personas menores de 18 años. Martínez explica acerca de la entrada de menores en el local que, «el procedimiento es bastante claro, ya te lo comentan al principio, porque el local se arriesga a grandes multas económicas. Por ese motivo, debes solicitar el DNI de aquellas personas jóvenes que tengan una apariencia juvenil, siempre que tengas dudas. Incluso, a veces, se lo pides solo para asegurarte”. No obstante, en ocasiones Martínez comentaba que muchos jóvenes se negaban a entregárselo para lo que el local también tiene un procedimiento, “a nosotros nos dieron órdenes de que invitáramos a este tipo de personas a que abandonaran el local, de forma educada”, aseguraba Oliver Martínez.

Además de los menores, al local también acuden personas que han cumplido la mayoría de edad, pero que sufren un trastorno diagnosticado de adicción a los juegos de azar. Oliver Martínez nos decía que existe un procedimiento para este tipo de personas, pero que es menos eficaz que el de los menores. Este procedimiento del que habla se refiere a una lista negra en la que los adictos pueden apuntarse para que se les deniegue la entrada en estos locales, pero muchas veces no son identificados y pueden continuar accediendo. Todo depende de uno mismo.

Por último, se conoce que uno de los puntos fuertes de los salones de juegos son sus campañas publicitarias. Estas campañas están siendo controladas y restringidas por el Gobierno, pero todavía los salones de juego encuentran formas de atraer al público. Martínez también tenía una respuesta para este problema, y decía que, «se utilizan ofertas o reclamos para atraer a la clientela, como pueden ser bonos o bebidas para consumir durante un partido importante. Entonces, ya incitas a la gente a venir consumir y apostar. Además, en mi trabajo hacíamos sorteos de bonos con tickets no premiados para que la gente continuase viniendo”. Otras tácticas que aumentan la afluencia de personas a este tipo de locales.

Las casas de apuestas y los jóvenes se están convirtiendo en un problema del que no podemos huir el resto de la sociedad. La ludopatía en los jóvenes españoles ha aumentado y cada vez es más peligrosa, sobre todo si tenemos en cuenta la adicción a las nuevas tecnologías que también fomentan el consumo de los juegos de azar. Las apuestas no son el único problema del que deben escapar los jóvenes.

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