Hace diez años éramos más naturales
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La edad promedio para someterse a tratamientos estéticos ha disminuido de 35 a 20 años
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Pilar Ramos: “La comparación constante con influencers y celebridades crea una presión para alcanzar ciertos cánones de belleza”
“Para lucir hay que sufrir, es ley de vida”, quien habla es Dalila, una joven universitaria de 21 años que decidió someterse a una intervención estética: una rinoplastia por un complejo que arrastraba desde el inicio de su adolescencia. Según un informe de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la media de edad para acceder a tratamientos estéticos ha descendido notablemente, pasando de los 35 a los 20 años. El estudio señala que las redes sociales, los filtros en fotos y las aplicaciones que modifican rasgos faciales son factores clave en este cambio. La creciente presión por cumplir con ideales de belleza impuestos en redes sociales está impulsando a cada vez más jóvenes a considerar procedimientos estéticos, a menudo sin una reflexión profunda sobre las consecuencias. Esta situación, alimentada por la constante comparación y búsqueda de validación digital, no solo afecta su autoestima y salud mental, sino que también preocupa a profesionales como la psicóloga Raquel García, quien advierte del impacto de estos estándares irreales en adolescentes aún en desarrollo.
La demanda se ha concentrado principalmente en personas jóvenes, en lugar de adultos mayores, lo que ha resultado ser una sorpresa inesperada para los expertos en el sector. “Los modelos de belleza a menudo irreales de las redes sociales, han generado nuevas demandas en pacientes jóvenes, quienes se sienten presionados a cumplir con estándares difíciles de lograr”, explica Pilar Ramos especialista en Medicina Estética y Nutrición y Doctora en la clínica Kirei.
“El relleno de labios con ácido hialurónico, la definición de pómulos y la rinomodelación como antesala a la rinoplastia, es lo que diariamente me piden las clientas y lo que ha crecido en el último años entre las más jóvenes”. Ramos atribuye que este incremento se debe principalmente a las influencers y las redes sociales: “En muchos casos, las pacientes llegan con una foto en su móvil sobre una publicación de alguna famosa pidiéndome sus labios o su nariz, cuando la foto está retocada con `photoshop´ y evidentemente es irreal.” Corroborando así, que el deseo de someterse a estos tratamientos en edades tempranas está latente y presente en nuestro entorno, pero; ¿Qué puede ocurrir si estos deseos no se cumplen?. La imposibilidad de realizarlos puede tener consecuencias muy duras para estos jóvenes, los cuales, pueden llegar a sufrir TDC, el conocido como Trastorno de Distorsión Corporal.
Las ‘influencers’ dictan belleza, y las jóvenes siguen su reflejo
Los contenidos que publican las famosas sobre su aspecto físico en redes sociales ejerce una gran influencia sobre adolescentes y jóvenes. Muchas como, Dulceida, María Pombo, Sofía Suescun y Laura Escanes, han pasado por quirófano y no han tenido reparo en publicar los resultados en sus redes sociales, incluyendo todo el proceso, la recuperación y detalles incluso de la clínica donde se lo han realizado. “Me daba más seguridad ver a las influencers someterse a la misma cirugía que yo quería y ver que las experiencias eran positivas, esto fue lo que realmente me impulsó a operarme”, cuenta Dalila.
El ser humano teme a lo que no conoce, a lo que conoce, lo reconoce como amigo. El acceso en las redes sociales a contenido en el que se muestra de manera banal como estos procedimientos se llevan a cabo como algo más en la rutina de un “tiktoker” o “influencer”, ha hecho que actos tan decisivos sobre la apariencia personal y el desarrollo de la imagen se normalicen. Otro ejemplo de ello es Marina, una chica de 22 años que se ha inyectado ácido hialurónico en los labios: “Ahora están de moda en las redes sociales los retoques estéticos sobre todo en las influencers, esto hace que lo normalizamos más y yo le perdí el miedo”. Seguramente si Marina no hubiera tenido acceso a esos testimonios y vídeos que muestran los cambios de estos procedimientos no se habría llegado a plantear realizarse este tratamiento de manera tan rápida y mecánica.
En cuanto a la edad media a la que estas jóvenes suelen dar el paso a someterse a algún retoque estético, Ramos afirma que normalmente no suele ser antes de los 18 años a no ser que se trate “de una malformación” como, por ejemplo, tener “las mamas demasiado grandes”. Pero en cuanto cumplen la mayoría de edad son cada vez más las chicas que piden cambiar su cuerpo, “Al ser tan jóvenes muchas de ellas vienen acompañadas por sus padres, que les pagan el tratamiento como un capricho más”, comenta.
El artículo escrito por la dermatóloga Lorena Barboza nos explica de manera asombrosa cómo las redes sociales han influido en este cambio de comportamiento, puesto que los jóvenes se enfrentan constantemente al escrutinio público y a posibles críticas relacionadas con su apariencia física. En los tiempos modernos y gracias al avance de las tecnologías y de herramientas on-line como la posibilidad de aplicar filtros en las fotografías, incluso para simular retoques de medicina estética, se puede influir en el deseo de alcanzar un ideal de belleza inalcanzable en la realidad. Los pensamientos intrusivos de los más jóvenes se encuentran dirigidos al cambio: “Entras en Instagram, te comparas y piensas en hacerte mil retoques” es lo que cada vez más piensan los jóvenes en España.
Aunque nos hemos centrado más en las chicas que se someten a estos cambios, cada vez más chicos jóvenes se unen a estos tratamientos. Un estudio realizado por Teoxane (marca líder en innovación en ácido hialurónico), en colaboración con Nielsen, ha investigado la percepción de la medicina estética entre hombres, entrevistando a 5.000 españoles. Los resultados revelan que persisten muchos tabúes y prejuicios. Aunque tres de cada cuatro hombres consideran normal que otros hombres se sometan a estos tratamientos, un 6% aún lo ve como raro o inadecuado. Este rechazo se debe, en un 30% de los casos, a actitudes machistas y homófobas, mientras que otros simplemente lo consideran “poco natural” o “artificial”.
Un ejemplo de ello es el influencer de 25 años Jorge Cyrus, que ha revelado que desde su etapa en el instituto ha deseado hacerse una rinoplastia. Siempre tuvo inseguridades con esa parte de su cuerpo, y su situación empeoró cuando un compañero decidió acosarlo: “Me gritaban ‘tucán’ y ‘maricón’ por la calle”. No dudó en compartirlo en sus redes sociales donde cuenta con más de 1 millón de seguidores, además de que grabó todo el proceso de su operación para después publicarlo en su canal de Mtmad.
La presión por la apariencia pesa en la salud mental
La presión que los jóvenes sienten hoy en día por su apariencia física, en gran parte debido a las constantes comparaciones en redes sociales, se ha convertido en una seria preocupación para la salud mental. Muchos psicólogos han señalado un notable aumento en consultas por ansiedad y estrés entre jóvenes durante el último año. La necesidad de mantenerse al día y obtener validación a través de “likes” y comentarios fomenta la comparación social, lo que genera sentimientos de inadecuación. Este afán por proyectar una vida idealizada eleva la ansiedad y la sensación de no cumplir con las expectativas.
La licenciada en psicología Raquel García explica que el contenido que se muestra en las redes sociales a diario es “exigente y perfeccionista”. “Mis amigas y yo cuando subimos una foto a Instagram o un vídeo a Tiktok, solemos poner un filtro de belleza, además conozco a muchas chicas de mi edad que utilizan aplicaciones de pago para retocar su físico en las fotos”, explica Dalila. El hecho de observar únicamente aspectos perfectos de las vidas de otros en las redes sociales impacta negativamente en el autoestima y confianza de los más jóvenes. Raquel García manifiesta su preocupación por sus pacientes: “En consulta, estoy observando este problema con mucha frecuencia, desde los 14 años se empiezan a interesar por las operaciones estéticas cuando sus cuerpos y el sistema prefrontal del cerebro no está desarrollado”.
No obstante, la psicóloga no se opone a que los jóvenes mayores de edad opten por someterse a retoques estéticos, “siempre que sea una decisión bien reflexionada y no esté acompañada de problemas psicológicos no resueltos”. García confía en que los cirujanos plásticos y otros profesionales del sector ejerzan su criterio para evitar realizar procedimientos estéticos en adolescentes: “Lo más adecuado para padres e hijos sería aplazar estas decisiones, en parte porque los estándares de belleza que tenemos ahora probablemente cambiarán. Sin embargo, entiendo que los padres pueden sentir la presión de sus hijos adolescentes, ya que solo buscan su felicidad”, concluyó.
García advierte sobre la creciente prevalencia entre los adolescentes del trastorno denominado “Dismorfia del selfi“, es decir, compararse con fotos editadas o alteradas por filtros en redes sociales“. Las personas con trastorno dismórfico corporal (TDC) tienen obsesión desmedida centrada en partes específicas del cuerpo, dirigiendo constantemente toda la atención hacia ellas de manera exageradamente vigilante. Las áreas que más preocupan a las mujeres afectadas por el TDC suelen ser nariz, muslos, caderas y piel; en los hombres, cabello (alopecia), músculos y genitales. “El riesgo es que la operación se entiende como un medio para la resolución del problema cuando el problema es psicológico”, indica.
Además, en la adolescencia, la comparación con los demás es fundamental. “Se busca encajar en un grupo y encontrar un lugar propio, los modelos externos juegan un papel crucial. Si en ese proceso te guías por referentes irreales de las redes sociales, el problema es grave ya que te estás midiendo contra algo inexistente”, explica, por lo que cree que lo que necesitan estas personas es terapia no una cirugía estética.
La psicóloga Raquel García y la doctora Pilar Ramos coinciden en que las clínicas deberían contar con un servicio de orientación capaz de identificar posibles problemas psicológicos antes de realizar cirugías estéticas a los más jóvenes: “Es fundamental que el médico pueda satisfacer las expectativas del paciente, pero antes de realizar cualquier retoque estético debe saber localizar un problema psicológico para pararlo a tiempo”.
Cuando un paciente llega con signos de ansiedad o dudas, es crucial ofrecerles orientación adecuada. “En nuestra clínica si percibimos inseguridades, los derivamos a expertos en psicología”, comenta Ramos. Sin embargo, admite que no siempre es fácil detectar estos problemas, ya que muchos pacientes parecen estar completamente convencidos de su decisión. A pesar de esto, enfatiza que “el profesional debe tener la capacidad de decir no” cuando el tratamiento solicitado no sea lo mejor para el paciente. “Los médicos responsables actuamos con ese criterio”, afirma.
La pérdida del miedo
Hace veinte o diez años era raro escuchar entre la gente de tu entorno que alguien se había infiltrado ácido hialurónico en la cara, ahora, cada vez es más habitual y eso tiene una explicación: ya no hay miedo. Todos los tratamientos traen consigo posibles complicaciones y reacciones adversas, así como riesgos bastante graves que los pacientes deben asumir por cuenta propia. Una vez puestos en situación, nos queda una duda por despejar; ¿Lo repetirían?. La respuesta es clara : Sí.
Vamos a poner nombre a estas historias, hablamos con Carmen, una estudiante de 21 años quien hace cuatro decidió realizarse un aumento pecho por estética: “De pequeña veía como a mis amigas del colegio les crecía el pecho y a mí nada”, explica, esto fue desencadenando en ella un pensamiento claro: “En cuanto sea mayor me opero”. Y ahora cuatro años después de pasar por quirófano y desembolsar en torno a 5 mil euros tiene clara su opinión: “Es un complejo que me daba muchas inseguridades y lo volvería hacer sin duda, a día de hoy estoy muy contenta”, explica.
Dalila, otra de las jóvenes que comparte su historia con nosotros también se muestra clara y orgullosa de su decisión: “A pesar de todas las complicaciones lo volvería a hacer mil veces, como si tengo que pedir un préstamo o vender mi casa” y es que no todo es un camino de rosas, en su experiencia ha tenido que pasar por diferentes situaciones que la hicieron replantearse si de verdad había tomado la decisión correcta llegando incluso a arrepentirse por momentos: “Los meses postoperatorios fueron muy duros, lo pasé muy mal y hubo complicaciones, me comenzó a salir sangre por el lagrimal, me asusté mucho”, así advierte a aquellos jóvenes que están pensando en realizarse este tipo de operaciones que deben estar realmente seguros de lo que quieren conseguir y de cómo lo van a hacer.
Otras jóvenes que se han hecho tratamientos menos invasivos pero que han supuesto cambios significativos en su apariencia personal opinan igual, Marina recién licenciada en Diseño de moda nos comparte que: “ Los primeros tres días mis labios estaban fatal, me salieron un montón de hematomas, pero ahora, estoy muy contenta y me veo mucho más guapa, me gustaría haberlo hecho antes, no podía salir a la calle sin pintarme los labios y ahora sí” y así muestra cómo es la realidad de unos de los tratamientos en mayor auge en España, el aumento de labios. Lo califica como un “proceso duro pero con resultados espectaculares y al alcance de casi todo el mundo”.
El creciente interés de los jóvenes por someterse a procedimientos estéticos refleja una presión social significativa alimentada por las redes sociales y la idealización de la belleza. Casos como el de Dalila muestran cómo la influencia de celebridades y “influencers” puede llevar a decisiones precipitadas, guiadas por un deseo de encajar y sentirse aceptados. Sin embargo, este fenómeno plantea serias preocupaciones sobre la salud mental, ya que muchos adolescentes pueden verse atrapados en un ciclo de comparaciones insalubres, generando problemas como la dismorfia del selfi y trastornos de distorsión corporal.
Expertos en psicología advierten sobre los peligros de estas decisiones impulsivas y destacan la importancia de un enfoque ético por parte de los profesionales de la medicina estética. La mayoría de los jóvenes que buscan estos tratamientos pueden no estar preparados emocionalmente, y la cirugía no debe ser vista como una solución a problemas psicológicos subyacentes. En este contexto, es fundamental promover una cultura que valore la autenticidad y la diversidad de la belleza, priorizando la salud mental y el bienestar sobre las apariencias.
El peligro del intrusismo laboral
El intrusismo en la medicina estética es una preocupación en aumento en España, especialmente con el auge de la demanda de tratamientos no quirúrgicos desde la pandemia. Según el último informe de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), el 40% de los españoles han utilizado algún servicio de estética, siendo un 71,8% mujeres y un 18,2% hombres. Este crecimiento ha atraído a personas sin cualificación médica a ofrecer tratamientos en entornos no adecuados, como gimnasios, centros de enfermería, e incluso en domicilios privados. “Hemos detectado casos de personas que inyectan ácido hialurónico en baños de bares o en casas, algo muy difícil de controlar”, alerta la doctora Pilar Ramos.
Los riesgos de recurrir a estos tratamientos sin garantías adecuadas son numerosos. Eduardo de Frutos, secretario de la SEME, alerta de las posibles consecuencias: infecciones, necrosis, pérdida de visión, y transmisión de enfermedades graves como el VIH o hepatitis C. Recientemente, han surgido casos de personas que inyectan sustancias no autorizadas, como polímero líquido en lugar de ácido hialurónico, causando daños severos y permanentes en la salud de los pacientes.
Andrea, una joven de 24 años, cuenta su experiencia tras inyectarse ácido hialurónico en los labios. “Quería verme mejor, así que fui a este sitio que me recomendaron en redes sociales. Al principio estaba contenta, pero al poco tiempo mis labios se llenaron de bultos duros y dolorosos”, relata. Posteriormente, descubrió que el producto inyectado no era ácido hialurónico de calidad y que el supuesto médico que la trató huyó del país tras estafar a varios pacientes. “Es horrible pensar que pagué para que me estropearan la cara y ni siquiera puedo reclamar a nadie,” lamenta.
Los riesgos se incrementan en intervenciones quirúrgicas estéticas, donde el uso de anestesia general puede derivar en complicaciones graves. Este verano, una mujer falleció en el Hospital de La Paz tras tres meses en coma luego de una operación de aumento de pecho, y a inicios de año otra mujer en Cartagena murió debido a complicaciones en una liposucción. La SEME recomienda a quienes buscan tratamientos estéticos acudir a clínicas acreditadas por el Colegio de Médicos y verificar que el profesional cuente con número de colegiado. Sorprendentemente, solo dos de cada diez pacientes solicitan esta verificación. Las consecuencias de este descuido son graves, y cada vez más pacientes acuden a clínicas especializadas para reparar los daños causados por el intrusismo.
Interesante artículo que lleva a reflexionar sobre la pérdida de personalidad de los jóvenes. Reflejo de parte de la juventud de ahora.
Comment *me parece un buen artículo y sobre todo si sirve para que l@s jóvenes piensen que el físico que han heredado es mucho mejor que el que te imponen las redes,pues miel sobre hojuelas.
Comment *buena descripción de la mala utilización de la revolución digital por parte de desaprensivos, tanto en redes sociales como los falsos médicos, y que someten a estándares estéticos sobre todo a adolescentes para su dominio y enriquecimiento.
Tenemos que utilizar bien las herramientas digitales y tanto autoridades como en las familias saber aislar a las influencias venenosas.
Hay que confiar en que los humanos evolucionaremos para un buen futuro y un mundo más justo y mejor.
Súper peligroso éste tema de la facilidad que tienen adolescentes cada vez más jóvenes a retoques estéticos, a esas edades somos fácilmente influenciables y se da demasiada importancia a la apariencia física, habrá casos extremos que son la excepción pero seguro que la mayor parte de los jóvenes que se hacen estos tratamientos tarde o temprano se arrepiente de ello, por no hablar de los riesgos para la salud y la integridad que conllevan. Buen artículo y buen trabajo de investigación
Magnífico artículo. En mi opinión, cada uno que haga con su cuerpo lo que quiera y le haga sentir bien, importante, ponerse en manos de un especialista.
Fantástico artículo, reflejo de las nuevas costumbres de la sociedad.
Creo que habría que reflexionar antes de hacerse ciertos retoques, porque no hay estudios a futuro de las consecuencias del uso del bótox o ácido hialuronico a largo plazo. Puede que en unos años aparezcan consecuencias del uso de estos productos, como pasó hace unos años por el uso de silicona líquida que se usaba años atrás para los rellenos de labios por ejemplo.
Comment Me parece un artículo muy interesante y objetivo, ya que hace ver la realidad que preocupa a los jóvenes, ya que las redes sociales no muestran la verdad sino que la enmascara. Los cánones de belleza y de perfección hacen mucho daño a la autoestima.
Me parece un artículo muy interesante y objetivo ya que hace ver la realidad que preocupa a los jóvenes, puesto que las redes sociales no muestran la verdad sino que la enmascara.Los cánones de belleza y de perfección hacen mucho daño a la autoestima de los jóvenes.
Comment *artículo muy bien redactado
Desde mi punto de vista,
para mi lo saludable es hacer deporte y cuidar la alimentación, en lugar de acudir a cirujanos y pasar por quirófanos con todos los riesgos que implica y posibles efectos secundarios a medio/largo plazo
Este artículo abre un melón bastante interesante y complicado. Como madre de adolescentes compruebo todo lo que dice el artículo y, además, lo comparo con mi adolescencia. Las redes sociales, en este caso, me parecen bastante nocivas y ya no sólo para los adolescentes, hay muchas personas (generalmente mujeres) que se han convertido en auténticos monstruos por su afán de buscar la perfección estética. Creo que hay que encontrar el equilibrio entre saber lo que se está viendo en las redes, la confianza en uno mismo y las posibles “debilidades” psicológicas de cada uno. Otro melón que se abre es el de la profesionalidad de algunos médicos y expertos en medicina estética, para algunos todo lo que les piden vale y para otros, por suerte, no todo lo que quiere el paciente es válido. Gran artículo que da para hablar sobre muchos temas.
Un gran artículo. Con una redacción clara que nos acerca a la realidad que vivimos hoy en día. No sé si se trata del fácil acceso a este tipo de tratamientos o que realmente la autoestima de los jóvenes se merma por la gran influencia de los creadores de contenido. Los cuales acceden a este tipo de ttos bajo un contrato de trabajo.Hay que añadir que los retoques con filtros o tipo Photoshop no nos ayudan. Hay que trabajar en ello puesto que puede suponer un peligro para la salud.
Felicidades a los autores del artículo
Interesante artículo y puntos de vista que dan mucho juego. Realmente supone un problema que a veces no tiene la visibilidad suficiente. Buen trabajo