Las estafas y el infierno post-pandemia de comprar entradas
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Cómo la cultura del espectáculo se ha convertido en un lujo lleno de riesgos
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Monopolios, precios dinámicos y colas virtuales: un modelo que excluye
29 de junio de 2024. María, fan de Taylor Swift desde hace años, estaba lista para vivir una noche inolvidable tras una década sin conciertos de la cantante en España. Desde las siete de la mañana esperaba en el Santiago Bernabéu, llena de ilusión, tras conseguir una entrada de reventa por más de 300 euros, una decisión desesperada tras el colapso de las ventas oficiales. Sin embargo, al llegar su turno en el lector de entradas, todo se desmoronó: código rojo. La entrada no era válida. Como María, cientos de personas quedaron fuera del concierto, víctimas de un mercado de reventa que crece sin control. ¿Cómo hemos llegado a este punto? Desde la pandemia, comprar entradas para eventos se ha vuelto una odisea: precios desorbitados, colas virtuales interminables y un mercado paralelo plagado de fraudes. La industria de los espectáculos vive una transformación que está dejando a muchos fans al margen.
“Un campo de minas”
Hace 30 años, comprar entradas para un concierto era sencillo: bastaba con madrugar y hacer cola en taquilla. Hace una década, el proceso se trasladó al navegador, y con un par de clics bastaba para asegurar tu lugar. Hoy, la experiencia se ha transformado en una carrera de obstáculos digitales. Sistemas como el de Ticketmaster asignan turnos en colas virtuales en tiempo real, y las entradas pueden desaparecer antes de que tengas oportunidad de acceder. Por otro lado, la introducción de precios dinámicos complica aún más las cosas: un ticket que comienza en 60 euros puede alcanzar los 300 en minutos, dependiendo de la demanda.
La desesperación por conseguir entradas ha convertido la reventa en un recurso casi obligatorio. Lo que antes era una opción de último momento, hoy es el único camino para muchos. Esto ha abierto la puerta a un mercado plagado de fraudes. Según Facua, las denuncias por estafas relacionadas con entradas han crecido un 200% desde 2020, afectando especialmente a grandes eventos como The Eras Tour de Taylor Swift o giras internacionales de artistas icónicos como Bruce Springsteen.
Para fanáticos de otra época, como Jose, la realidad actual resulta incomprensible. “Recuerdo pagar 4.000 pesetas para ver a los Rolling Stones en los 90. Hoy, eso es inimaginable”, dice. Los precios inflados y el caos digital han hecho que asistir a conciertos ya no sea solo un lujo, sino también un riesgo: entre colas virtuales interminables y estafadores oportunistas, comprar entradas hoy es, como describe María, “un auténtico campo de minas”.
La nueva cultura del espectáculo
La cultura del espectáculo actual atraviesa un auge sin precedentes. Las localidades se terminan incluso con más de un año de antelación, los grandes recintos han dejado de ser monopolio de las megaestrellas internacionales y hasta grupos veteranos están viviendo una segunda edad de oro gracias a los conciertos. Según la promotora Live Nation, la música en vivo en España alcanzó un récord histórico en 2023, con 578 millones de euros facturados, un 48% más que en 2019. A nivel global, las 100 giras más exitosas generaron 9.170 millones de dólares, un incremento del 46% respecto a 2022.
En este contexto, Ticketmaster y su promotora Live Nation han capitalizado la creciente demanda, consolidando aún más su posición en el mercado de venta de entradas para entretenimiento, que llevan liderando durante más de una década. La fusión de Ticketmaster y Live Nation en 2010 suscitó preocupaciones entre artistas y competidores, y hoy en día la empresa mantiene un monopolio casi absoluto en la venta de entradas.
En 2022, la demanda para la última gira de Taylor Swift fue tal que, para evitar colapsos, Ticketmaster implementó en colaboración con la cantante nuevos programas diseñados, supuestamente, para atribuir entradas a seguidores auténticos. Aunque este método se ha extendido ya a todos los grandes eventos, las dificultades en la venta de entradas continúan siendo motivo de frustración para los fans y una gran crítica hacia la compañía. Giras como esta han expuesto la necesidad de investigar el dominio de mercado de la empresa, y en EEUU ya ha habido demandas históricas en los últimos dos años. Muchos fanáticos ponen sobre la mesa una cuestión central: ¿es este un renacimiento de la música en directo o el inicio de una burbuja insostenible?
TikTok como catalizadora
La pandemia no ha sido la única responsable de los cambios en la compra-venta de entradas para conciertos; plataformas como TikTok han jugado un papel fundamental en esta transformación. La forma en que las personas viven la música se ha visto trastocada por la presión de obtener el video o la foto perfecta. La presencia de las pantallas en los eventos musicales ha llegado a tal punto que bandas como Coldplay han pedido a sus fans que dejen los teléfonos durante la canción A Sky Full of Stars para que vivan la experiencia auténtica del concierto. Esta dependencia aboluta del móvil, también conocida como nomofobia, guarda una estrecha relación con la necesidad de pertenencia de los jóvenes ante grandes eventos culturales.
TikTok se diferencia enormemente de las redes sociales tradicionales. Su algoritmo de posicionamiento de contenidos está diseñado para mostrar solo lo que más gusta al usuario, lo que fomenta que los fans suban videos de su experiencia, desde la compra de entradas hasta su vivencia en el concierto. Estos contenidos alimentan el FOMO (Fear Of Missing Out), un sentimiento de ansiedad por no ser parte de un evento que se percibe como crucial para estar al día con las tendencias culturales. Este miedo, especialmente entre los jóvenes, amplifica la frustración por no poder asistir a los conciertos.
El FOMO se convierte en un motor que impulsa la demanda. Cuantos más usuarios ven estos videos, más crece el deseo de asistir a los conciertos, lo que termina por crear un efecto dominó que presiona las plataformas de venta. Como resultado, las entradas se agotan rápidamente, generando una sensación de exclusividad que hace que la gente quiera estar más presente, creando un círculo vicioso muy difícil de romper.
En paralelo, las secciones de comentarios de TikTok se convierten en un campo de caza para estafadores, que se aprovechan de la ansiedad de los usuarios para vender entradas falsas a precios inflados. Sin embargo, no todo es negativo en la plataforma. Existen comunidades de fans que se ayudan mutuamente, compartiendo consejos sobre cómo “sobrevivir a las colas virtuales” para conseguir entradas, lo que mejora la experiencia colectiva.
Colas virtuales, precios dinámicos… ¿Cómo es comprar entradas en 2024?
La llegada del COVID-19 marcó un antes y un después en la industria del espectáculo. Los eventos multitudinarios se suspendieron durante meses y, cuando regresaron, lo hicieron con cambios drásticos. En una sociedad que empezó a valorar más las experiencias únicas que las compras materiales, la demanda de espectáculos en vivo se disparó a niveles sin precedentes. Esto trajo consigo un aumento en los precios, la consolidación de modalidades VIP y la plena digitalización del proceso de compra.
En este nuevo contexto, han emergido prácticas y sistemas que han revolucionado la compra de entradas, pero no siempre para mejor. Para muchos usuarios, estos cambios han convertido el proceso en una experiencia frustrante, marcada por la incertidumbre y, en ocasiones, por dinámicas poco transparentes. Ante la insuficiencia de estos sistemas, la venta de entradas de reventa ha aflorado aumentando en gran medida las estafas en conciertos. Con el objetivo de evitar sorpresas y entender mejor cómo funciona este panorama, a continuación presentamos las principales características del sistema actual de venta de entradas:
- Entradas móviles: el formato físico o imprimible ha quedado obsoleto, y ha sido sustituido por entradas digitales en forma de QR que, en muchos casos, se activan solo unos días antes del evento. Aunque esta medida busca frenar la reventa, sigue siendo ineficaz, ya que los usuarios pueden transferir entradas o compartir accesos a sus cuentas de forma sencilla.
- Colas virtuales: las plataformas de venta han adoptado colas virtuales para gestionar el acceso a los eventos más demandados. Al llegar la hora de la venta, un sistema asigna aleatoriamente un número de turno en la cola, determinando el acceso a la compra. Aunque evita caídas masivas de servidores, este sistema es intrínsecamente injusto, pues convierte la adquisición de entradas en una especie de lotería: si no obtienes uno de los primeros turnos, es muy probable que cuando accedas a la venta ya esté todo agotado.
- Sistema Verified Fan: introducido en 2022, este sistema añade otra barrera extra para eventos de máxima demanda. Los fans deben registrarse previamente para un sorteo de códigos que les permite acceder a la cola virtual y, posteriormente, intentar comprar entradas. Aunque busca garantizar la venta a seguidores reales, esta medida genera frustración, ya que no elimina las dificultades del proceso, y convierte el proceso de venta en un doble azar.
- Sistema Fan-to-Fan: Ticketmaster y otras compañías han implementado herramientas para reventas seguras. Estas plataformas oficiales permiten transferir entradas de manera legítima, pero solo para eventos seleccionados y con una tasa de alrededor del 10% para el vendedor. Esto beneficia a las ticketeras y desincentiva su uso, al no ser un proceso completamente transparente.
- Precios dinámicos: este modelo, también conocido como entradas Platinum, reserva un porcentaje de entradas cuyo precio fluctúa según la demanda. Esto significa que una localidad puede triplicar su valor si el evento tiene más demanda que oferta. Este sistema no solo genera incertidumbre, sino que reduce el número de entradas disponibles a precios más asequibles.
- Mapas estáticos: la alta demanda y la presión sobre los servidores han hecho que muchas plataformas abandonen los mapas dinámicos, donde los usuarios podían seleccionar sus asientos. Ahora, en la mayoría de los casos, durante los primeros minutos de venta solo es posible elegir entre zonas generales como grada o pista, y los asientos se asignan automáticamente. Esto limita la transparencia y dificulta la planificación de la experiencia.
- Entradas por tandas: aunque no es una práctica nueva, las tandas de venta han ganado relevancia en los últimos años. Una proporción significativa de entradas, a menudo alrededor de un 30%, se reserva para ventas posteriores, especialmente en los días previos al evento. Esto genera una sensación de urgencia y exclusividad que fomenta la compra impulsiva.
Promotoras vs. leyes
El sistema actual de venta de entradas enfrenta una creciente desaprobación por parte de los consumidores, especialmente con la introducción de prácticas como los precios dinámicos o por la falta de respuesta ante las estafas. Estas estrategias, justificadas por grandes promotoras como una forma de ajustar la oferta a la alta demanda, han generado una percepción de injusticia y exclusividad en el acceso a eventos culturales. Sin embargo, expertos legales y asociaciones de consumidores argumentan que el problema no es solo económico, sino también ético y legal. Según Jordi Moguel, profesor de Derecho en la UOC, estas empresas podrían estar infringiendo normativas de competencia y protección al consumidor al no ofrecer transparencia sobre, por ejemplo, cómo se determinan los precios, lo que podría calificarse como una práctica abusiva. Álvaro Castro, marketing intern en Live Nation, sostiene: “Es un sistema muy difícil de cambiar porque está lleno de interdependencias económicas. Aunque quisiéramos, no habrá mucha novedad a corto plazo”.
Las quejas de los fans son cada vez más frecuentes, pero el marco legal actual apenas responde a sus preocupaciones. Mientras que en Reino Unido y la Unión Europea se están desarrollando reglas para limitar los abusos en los precios y proteger ante la reventa ilegal, en España la regulación sigue siendo insuficiente. “La ley actual no protege adecuadamente al comprador frente a la especulación”, señala Ana Martínez, abogada especializada en consumo. Esto deja a los consumidores en una posición vulnerable, incapaces de comprender o predecir los criterios que influyen en la venta.
A esta problemática se suma la existencia de plataformas especializadas en reventa como StubHub, que permiten precios inflados en sus políticas. Aunque estas empresas se presentan como una alternativa “segura”, la realidad es muy alejada. Con una regulación fragmentada y un mercado dominado por unas pocas empresas, los consumidores no solo enfrentan precios abusivos, sino también la incertidumbre sobre la validez y la seguridad de sus compras. La cultura de la estafa, además, se caracteriza por otro gran problema, y es que casi la totalidad de los que realizan este tipo de actos son reincidentes, como confirmó un miembro de la Policía Nacional para VariaciónXXI. Este contexto, según los expertos, refuerza la necesidad de un marco legal más sólido y una mayor transparencia en el sector de los espectáculos en vivo y por consiguiente, un equilibrio de intereses entre ambas partes.
Cómo comprar entradas y no morir en el intento
Una vez comprendido el panorama actual de la industria del directo, es crucial saber cómo actuar como consumidores para evitar caer en estafas y sorpresas desagradables. Lo primero es conocer bien los sistemas de venta actuales. Si has leído este reportaje, ya tienes una buena base para no ser sorprendido. Sin embargo, hay algunos consejos prácticos para prepararte mejor para el proceso de compra:
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- Inicia sesión con antelación: asegúrate de hacerlo antes de cada venta en la plataforma correspondiente, y hazlo desde un solo dispositivo y una red WiFi estable. Si intentas comprar desde varios dispositivos, la página podría detectarte como un robot.
- Ten paciencia: aunque algunos conciertos se muestran como agotados en los primeros minutos, a menudo hay entradas que no se completan por falta de pago y vuelven a estar disponibles. Las primeras horas son clave, así que mantente atento.
- Si te quedas sin entradas: revisa periódicamente el sistema Fan-To-Fan en los días previos al evento. A veces, las entradas vuelven a aparecer y tendrás la oportunidad de conseguirlas.
- Evita las webs de reventa no oficial: sitios como Viagogo o StubHub no cuentan con los mecanismos de seguridad que ofrecen los sitios oficiales. Allí ocurren la mayoría de las estafas.
- Desconfía de los vendedores desconocidos: las cuentas en redes que parecen legítimas pueden ser falsas, y las herramientas de IA facilitan la creación de perfiles fraudulentos.
- Cuidado con las “cuentas con entrada”: si alguien te ofrece su cuenta con entrada incluida, podría cambiar la contraseña y quitarte el acceso, o usarla antes que tú el día del evento.
- Compra de reventa solo en plataformas seguras: si decides optar por la reventa, asegúrate de utilizar plataformas como TicketSwap, que están respaldadas por Ticketmaster y ofrecen garantías y sistemas de verificación, así como límites en los precios.
- Verifica la autenticidad de tus entradas: hoy en día, es fácil confirmar que las entradas sean auténticas, ya que suelen estar asociadas a un usuario y a un código QR único.
- Si has sido estafado, actúa: si eres víctima de una estafa, intenta unirte a otros afectados para presentar una denuncia colectiva. Los casos individuales suelen ser ignorados en España.
El poder del público
Después de comprender la complejidad del asunto, es claro que la industria del espectáculo está en una encrucijada ética. Por un lado están los fans, que cada vez tienen más dificultades para conseguir entradas, y por otro las empresas, cuyo principal objetivo es maximizar beneficios, incluso si eso implica sacrificar la democratización del acceso a la cultura. ¿Es sostenible este modelo? María, como muchos otros, ya no tiene claro si vale la pena intentarlo de nuevo. “A veces parece que lo único que quieren es que nos rindamos, se te quitan las ganas de comprar entradas”, confiesa.
El verdadero poder del pueblo radica en su capacidad de decisión. No sucumbir ante las estrategias abusivas sería suficiente para frenar prácticas y estafas. Si la gente se negara a aceptar valores desorbitados, las empresas se verían obligadas a reconsiderar su modelo y ofrecer un mercado más justo, como el que existía antes de la pandemia. Como dice Juan, un joven que asiste a festivales desde 2015: “Ir a un concierto importante era algo más accesible, pero ahora se siente como un privilegio“.
Las redes sociales también se han convertido en un altavoz fundamental para el público. En plataformas como Twitter o TikTok, los usuarios visibilizan las prácticas cuestionables de empresas como Ticketmaster y denuncian los problemas que enfrentan los fans al intentar comprar entradas. Hashtags como #TicketmasterScam han ganado tracción, con miles de publicaciones exponiendo el monopolio de la empresa y los errores técnicos que dejan a los verdaderos seguidores fuera de los eventos. Estas denuncias no solo exponen las fallas del sistema, sino que también alertan sobre las estafas y fraudes que afectan a los fans.
La cultura de la experiencia está redefiniendo el acceso a los conciertos, pero no necesariamente para bien. “Lo que antes era parte de nuestra vida cotidiana ahora parece reservado solo para algunos”, explica Paula, otra seguidora frustrada. Esta exclusión, sumada a la incertidumbre constante sobre la autenticidad de las entradas, alimenta un clima de descontento que acaba resultando en desgracias como la reventa masiva y el consecuente aumento de las estafas. Ante esto, solo queda la concienciación y una mayor educación en ciberseguridad. ¿Será posible hacer un cambio?
Escucha este reportaje en formato podcast:
Venía de leer vuestro reportaje de Hakuna y este me ha gustado aún más! Me toca de cerca porque a mi hija la estafaron el año pasado. Se lo enseñaré, gracias