Periodismo herido busca nuevos caminos
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Periodismo es «la carrera con más arrepentidos», según el portal ZipRecreuter y sus estudiantes muestran su desánimo ante el futuro laboral
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El profesor de la UCM Javier Mayoral analiza el por qué hemos llegado hasta esta situación y el periodista Emilio Doménech (Nanísimo) mira al futuro de la profesión
La crisis financiera y la caída de la publicidad, el reto de la digitalización y el declive del modelo tradicional, la guerra de audiencias y el cambio generacional, las ansias de viralidad y la crisis de identidad, el desafío de la inteligencia artificial y el daño a la credibilidad… La profesión periodística sobrevive en un sector en constate alarma por las amenazas que le acechan y cuyos males se han acabado por contagiar a sus futuros trabajadores, a los jóvenes estudiantes de la carrera de Periodismo. Entre ellos reina la desafección por los estudios que se encuentran realizando y cunde el desánimo por su inmediato futuro laboral. Resuena en las aulas, en sus entornos y en sus cabezas la constante incertidumbre por la que se cuestionan si habrá oportunidad alguna en una profesión de fama dañada, sumida en el descrédito y lastrada por la precariedad.
Quienes todavía merodean por los pasillos de las facultades de comunicación son conocedores de que una de las grandes contradicciones de este oficio está en que una gran parte de los periodistas que han cursado la carrera, si volvieran a empezar, escogerían una muy alejada del foco de los medios. Así lo demuestra un estudio llevado a cabo en el año 2022 por el portal de búsqueda de trabajo ZipRecreuter que, después de encuestar a más de 1.500 personas, determinó que «Periodismo es la carrera con más arrepentidos». La encuesta realizada reveló que ante la pregunta de «Si pudiera volver atrás en el tiempo y elegir una carrera otra vez, sabiendo lo que sabe del mercado laboral y de las habilidades que las empresas están buscando, ¿cuál elegiría?» el 87% de los graduados en esta licenciatura escogería otra diferente sin lugar a duda.
Muchos estudiantes consideran que la carrera no está verdaderamente ni preparada ni enfocada al futuro mercado laboral que les depara, una que cuenta con una tasa de paro cercana al 26%, de acuerdo con el INE, y donde existe un desajuste completo entre el sistema educativo y la industria de los medios de comunicación. Cada año los recién licenciados son testigos de cómo se otorgan muchos más títulos de los que esta industria puede abarcar. Cifras inasumibles para un sector donde el desempleo ha aumentado un 5% tal y como recoge el «Informe Anual de la Profesión Periodística 2023» de la APM (Asociación de la Prensa de Madrid).
Según apunta esta misma entidad, el número de matriculados y graduados en titulaciones de comunicación sigue disminuyendo, puesto que en el curso 2022-2023 se matricularon en los grados de dichas especialidades cerca de 1.000 alumnos menos que en el anterior. La APM sostiene que «la precariedad sigue siendo el mayor problema que sufre la profesión» y esto lo han percibido quienes deciden ahora no escogerla, quienes se preguntan a las puertas de ejercerla por qué lo hicieron y los que una vez dentro se arrepienten de haberlo hecho.
Y los periódicos no han tardado en llenarse de noticias sobre la decadencia misma de los propios medios. Sobre la supuesta caída en desgracia del periodismo.
Antes estos malos datos y frente a dichos terribles augurios no es de extrañar que lleguen las sombras y tiemblen las plumas de toda una promoción de nuevas promesas que temen que todos sus sueños se desvanezcan y queden reducidos a eso mismo, a solo promesas.
Generación frente al abismo
El sueño de la razón y la inconsciencia del romanticismo producen monstruos. Al comenzar la carrera muchos sueñan despiertos con la idea de destapar un Watergate, de ser la voz de su generación o de grabar en tinta su nombre en la historia de los medios de comunicación. Pero el paso de los años en el grado permite distinguir cómo tras el espejismo de la idealización se asoman visibles las costuras y los abismos de un oficio mal pagado y con un horario que es más bien un sacrificio. Los alumnos ya no fantasean con los ojos abiertos, porque la frustración se ha apoderado de ellos y ahora muchos creen que esta profesión se aleja de ser aspiración para acabar convertida en un mal sueño.
Desde Variación XXI hemos realizado un estudio más amplio para sondear a los alumnos de cuarto curso y comprobar si se arrepienten de haber optado por esta carrera, sobre la cual los datos, la gente de a pie y algunos profesionales se empeñan en decir que no tiene futuro alguno.
En el sondeo realizado a una muestra de 90 estudiantes hemos podido comprobar la siguiente disonancia: los alumnos creen que no hay futuro en el periodismo, pero no se arrepienten de haber elegido esta carrera. Es decir, a la pregunta «¿Crees que hay futuro en esta profesión?» más del 66% de los encuestados ha respondido con un rotundo «No». Sin embargo, más del 56% dice no arrepentirse de estar estudiándola.
«Creo que no hay futuro para la mayoría de nosotros en el periodismo, pero en mi caso era vocacional y no me arrepiento de escogerla. Es lo que me gusta y voy a intentarlo. Aunque sé que es muy probable que no me pueda dedicar a mi pasión, que es la radio, y tendré que optar por trabajar en algún gabinete o en comunicación corporativa», asegura para el estudio la alumna de cuarto Ana Soriano. Los jóvenes parecen resignarse ante la situación poco favorable que se dibuja ante ellos, pero la vocación por este oficio, aunque de capa caída, hace que la mayoría no renieguen del todo de la licenciatura por la que un día lo apostaron todo.
Periodismo herido
El primer capítulo del ensayo Periodismo herido busca cicatriz comienza con la cita «Todo hombre se parece a su dolor», que el novelista André Malraux escribió un día, y continúa con la reflexión de que, por su parte, el periodismo se asemeja mucho a su herida. Su escritor es Javier Mayoral, profesor de Redacción Periodística en la Universidad Complutense de Madrid y con una trayectoria profesional de más de veinte años como periodista en los Servicios Informativos de Telemadrid.
Mayoral analiza el pasado y se pregunta por qué la prensa ha llegado a tener tan mala prensa. Por qué esa pérdida de reputación, dónde comienza la desafección y cuándo y cómo se abrió la herida. ¿Fue cuando estuvo más cerca de los poderes que del propio ciudadano? ¿Cuándo dejó de detenerse a observar para venderse a la inmediatez y a la virilidad? ¿O cuándo se dejó comprar por los poderes políticos?
El profesor de la UCM dice comprender «totalmente la posición de los alumnos» y cree que su actitud es la más previsible ante la situación que vive el periodismo. No obstante, asegura: «Nosotros, los profesores, tenemos la obligación de decirles a esos alumnos y a esas alumnas, a esos futuros periodistas, que hay mucho trabajo por hacer y que se puede hacer ese trabajo. Hay que reivindicar el valor del trabajo periodístico».
«Hay pocos oficios tan dignos como este, el de contar las historias que merecen ser conocidas», Javier Mayoral
Ante esta situación de desánimo Mayoral alienta a comenzar a sanar poniendo en valor el trabajo periodístico, el cual considera «muy digno». «Ha habido personas que lo han hecho mal, ha habido colectivos que se han dejado llevar y ha habido medios de comunicación que han tenido comportamientos inaceptables. A esos hay que castigarlos, pero una cosa es el comportamiento individual o colectivo de una serie de personas y de una serie de medios y otra cosa es el oficio. El oficio es dignísimo. Hay pocos oficios tan dignos como este, el de contar las historias que merecen ser conocidas», sentencia así el escritor esta reivindicación sobre la desafección del periodismo en tiempos de cólera hacia la profesión.
Nuevos caminos
La Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense acogió el pasado 26 de noviembre la IX edición del coloquio «Los nuevos caminos del periodismo» donde jóvenes referentes de los medios decidieron tomarle la temperatura al oficio y mirar de forma crítica a su futuro.
Entre los ponentes se encontraba el periodista Javier Cuesta, corresponsal en Moscú para El País, el cual decidió hacer uso de su intervención para poner en perspectiva la realidad de esta profesión: «El periodismo está cambiando y lo está haciendo al igual que otros empleos que parecían garantizados». Asimismo, avisó a los jóvenes estudiantes de que este es un empleo “duro y difícil” que se puede acabar pronto y resaltó así la necesidad de tener “un plan B.
El corresponsal lanzó repetidamente a los estudiantes las siguientes palabras de ánimo y, a su vez, de prevención: «No quiero desanimaros. Se puede. Pero hay que tener sí o sí un plan B». Cuesta insistió en todo momento en la necesidad de contar con una vía de escape, es decir, de tener otras alternativas para no jugárselo todo por esta «complicada» profesión.
Otro de los ponentes fue el periodista y fundador del medio digital WATIF, Emilio Doménech, más conocido en sus redes sociales y plataformas de streaming como @Nanisimo. El que fuera corresponsal en Nueva York para La Sexta y Newtral aportó su propia perspectiva sobre el porvenir del oficio periodístico y empatizó con la situación de los alumnos, ya que él mismo cursó la carrera en la UCM: «Entiendo perfectamente la sensación de que estudiar Periodismo no te sirve para nada, pero creo que es una cuestión más de la cantidad de gente que la estudia y del poco hueco que hay en la profesión. Se ofertan muchas plazas todos los años cuando no hay trabajo para tanta gente».
El joven experto en los medios reflexionó sobre el sendero que tendrá que construir el periodismo para sobrevivir a sus crisis y también acerca de los nuevos caminos de adaptabilidad por los que tendrán que caminar los nuevos periodistas si quieren sobreponerse a los males que acechan su venidera realidad laboral.
Emilio Doménech defiende una licenciatura en cuyo horizonte vislumbra oportunidades más allá de sus caminos marcados. Así, sobre esa gente que se arrepiente de haber hecho la carrera cree que es más por las expectativas de haber querido ser periodista y no haber podido serlo que por las herramientas que ofrece un grado de estas características, el cual opina que puede «servir para muchísimas otras industrias diferentes».
«Hay mucha decepción, pero también hay mucha oportunidad», Emilio Doménech (Nanísimo)
Nanísimo apuesta por este trabajo porque considera que «hay mucha decepción, pero también hay mucha oportunidad», ya que desde su propia experiencia esta carrera le cambió la vida. «Creo que mucha gente que quizá ahora se arrepiente, esa gente que ha respondido a la encuesta, en realidad no sabe, o no lo sabrá hasta más adelante, que estudiar periodismo les cambia la vida», pone la vista en el futuro y así asegura ver la luz al final del túnel de esta profesión.
En un momento donde el «llamado periodismo ciudadano» se gana todo el reconocimiento que el verdadero periodismo ha perdido y en este presente donde le va pisando los talones la inteligencia artificial, los expertos opinan que hace falta más que nunca preparación en los fundamentos básicos del periodismo. Por su lado, uno de los grandes conflictos de este oficio es el de que los estudiantes todavía no reconozcan la importancia de su formación.
Tiempo de cicatrizar
Demasiada precariedad y tanta falta de credibilidad. Tanto arrepentido ante tanta oportunidad. Demasiado desánimo para todo lo necesario que es el periodismo. Porque hay que preguntarse siempre cómo sería una sociedad sin ese periodismo del que renegamos. Javier Mayoral tiene claro que todos, estudiantes, profesionales y espectadores, estamos pecando al sentenciar a este trabajo con condenas «duras e injustas» sin valorar todo lo beneficioso: «Un mundo sin periodistas sería totalmente peor. Un mundo sin periodistas sería uno sin democracia. Muy parecido a una sociedad de personas sin libertad».
El profesor alega también con optimismo que los alumnos tienen grandes oportunidades en una realidad en la que es muy valiosa este oficio: «Estoy convencidísimo de que la combinación de talento y esfuerzo es imparable. Si alguien tiene talento, si alguien tiene capacidad para trabajar, si alguien tiene capacidad para resistir, porque hay que resistir en este mundo, ese joven periodista va a conseguir lo que quiera».
El periodismo necesita tomarse un tiempo para hacerse preguntas. Los periodistas necesitan autocrítica y el reto debe ser la reconstrucción de una identidad pasada para el retorno de la confianza futura. Nadie curará la herida de la reputación si no lo hace el mismo periodismo. Lo que le llevará a reflexionar, a animar, a recuperar la autoestima y a explicarle a la sociedad sobre su importancia.
Como apuntó Mayoral, nos encontramos ante un periodismo herido que busca cicatrizar y este y sus jóvenes alumnos tienen una gran oportunidad en el mundo de la posverdad y en los momentos en los que se impone la confusión. Para ello, deben los hoy presentes y las futuras generaciones observar y analizar esta crisis desde su propio mal, creer en su valía y pavimentar nuevos caminos más allá de la herida.