El futuro incierto de los Clubs Sociales de Cannabis en España
En España más de 500.000 personas consumen cannabis al día, más de dos millones al mes y cerca de 4,5 al año reconocidos, según Ramón Morcillo, presidente de la plataforma Regulación Responsable. Estos usuarios suponen cerca del 10% de la población, el mismo porcentaje que el colectivo LGTB. Sin embargo, a diferencia de los derechos reconocidos al LGTB, no existe una regulación efectiva en torno a esta sustancia. Esto ha permitido la existencia y la proliferación de los clubs cannábicos, entendidos como pequeñas agrupaciones de usuarios amparados por la doctrina del consumo compartido.
Actualmente existen más de 1.000 clubs sociales de cannabis (CSC), según afirma Alba Sánchez, presidenta de la Federación Madrileña de Asociaciones Cannábicas (MADFAC). La proliferación de los últimos años ha sido enorme, sobre todo en Cataluña, donde en ciudades como Barcelona hay unos 400 clubs cannábicos y alrededor de 165.000 usuarios, según la Federación de Asociaciones Cannábicas Autoreguladas de Cataluña (Fedcac). Pero como señala Alba Sánchez, su situación es incierta y “depende del futuro político”. En los últimos tres meses, el Tribunal Supremo ha emitido tres sentencias en contra cerrando algunos de estos establecimientos y ha fijado una serie de normas sobre cómo deben ser los clubs para evitar que “todo valga”. Éste ha argumentado que una actividad de esas dimensiones, al servicio de un grupo amplio e indiscriminado de usuarios excede los supuestos de cultivo y consumo compartido no punible penalmente, ya que facilita el consumo de terceros. Una cifra que choca con las 60 sentencias de tribunales autonómicos a favor de este colectivo.
Según eldiario.es, el tribunal, consciente del “debate social” que hay al respecto, ha señalado que no es su papel “inferir en ese debate” ni “la adopción de decisiones que están en manos de otros poderes del Estado”, lo que se podría interpretar como un llamamiento a una regulación clara.
Pros y contras de la regularización
Hace más de 20 años que surgió la primera asociación cannábica en España. Nacen como asociaciones sin ánimo de lucro que distribuyen cannabis entre sus socios, todos mayores de edad y en un ámbito privado, para reducir los riesgos asociados al mercado negro o al cultivo indiscriminado. Similar a cualquier cooperativa de otro producto, como el aceite. Una actividad que suscita opiniones contrarias en cuanto a su proceso de regulación.
Por un lado, quien ha decidido emprender el camino coercitivo y prohibicionista del cannabis en España es el Delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco de Asís Babín Vich, el cual declaró en una entrevista para el periódico El Heraldo: “No está en nuestra perspectiva el abordar un proceso de este tipo y no creo que se pueda dar a corto plazo”, argumenta acerca del proceso de regulación de la marihuana. Asimismo aclara que la postura del Gobierno español en relación con el cannabis “no es un camino que España esté dispuesta a seguir”.
Por su parte, Ignacio Calderón, director general de la Federación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) defiende que “el método prohibicionista ha fracasado”. Asegura que éste supuso una guerra con leyes que propició el aumento del consumo, acarreando problemas intensos para los consumidores. Sin embargo recalca que en la actualidad la sociedad ha tomado conciencia del fracaso del prohibicionismo:
De igual modo, Calderón entiende los CSC como establecimientos especialmente regulados, con sustancias controladas y con inspecciones sanitarias que permitan un consumo limitado. Eso sí, recuerda que el cannabis tienes aspectos negativos pero que consumidos con cautela no son tan dañinos.
También, Cristina Cosmen, psicóloga con trayectoria mantiene que “el cannabis fue considerado erróneamente durante mucho tiempo como un narcótico, conjuntamente con la heroína, la morfina u otros opiáceos”.
Otro punto de vista lo completan los Grow Shops, establecimientos dedicados al asesoramiento y venta de productos para el cultivo de cannabis. Nos lo cuenta Álvaro Lastra, dependiente del Grow Houseplant.
En cuanto al sector defensor de la regulación del cannabis, Alba Sánchez (MADFAC), sostiene que no hay ningún argumento en contra de prohibir estos clubs, ya que facilitan un producto más saludable para sus consumidores y un descenso de la actividad del mercado ilícito. Además destaca los modelos de clubs en España “no se inspiran en ninguno en concreto sino que han juntado lo mejor de cada uno”. Un modelo que se ha exportado a países como Uruguay y México. Zonas donde la regulación si se ha llevado a cabo y, sin embargo, en nuestro país no. “Esto es una incongruencia”, añade.
Ramón Morcillo retoma la idea y razona que “las políticas de drogas no han conseguido reducir las tasas de consumo, lo único que se ha conseguido es fortalecer ese consumo ilícito y fomentar el desarrollo de estas redes. El objetivo de la regulación era proteger la salud y no se ha conseguido. Por eso es mejor enfocar las políticas como prevención de riesgos y no como prohibicionista”.
Regularización vs legalización
Cabe aclarar que hay muchos términos utilizados para referirnos al control al que está sometido el uso del cannabis. Por ejemplo, para eliminar una conducta o actividad de la esfera del derecho penal nos referiríamos con el término descriminalización. La prohibición sigue vigente, pero desaparecen las sanciones penales al mero consumo. Por su parte, la despenalización implica una disminución de la sanción penal, fundamentalmente la privación de libertad, pero se mantienen otro tipo de sanciones penales.
Por último, la legalización significaría la eliminación del ámbito del derecho penal de todas las actividades relacionadas con el cannabis. La regularización significa el establecimiento de una regulación de su mercado (cultivo, producción, distribución y disponibilidad) en el contexto de una jurisdicción determinada.
El cannabis como medicina
Los CSC abastecen tanto a consumidores lúdicos como a medicinales. Es este último uso del cannabis el que ha quedado más relegado pero que es también muy importante. Mientras que Asís critica que “no hay un argumento terapéutico y menos con la falacia con la que algunos pro cannabis lo utilizan para emprender un camino de ese tipo”, Cosmen asegura que es “innegable que existen enfermos con alteraciones cognitivas que en programación regulada ayuda a su tranquilidad y relajación, siempre bajo el control médico”. Eso sí, opina que en casos de bipolaridad y esquizofrenia existe el peligro de generar más psicosis y alteraciones cognitivas”.
Hay mucha demanda creciente de cannabis medicinal. “Se calcula que hay cerca de 200.000 usuarios terapéuticos que podrían beneficiarse de una regulación del cannabis terapéutico”, puntualizan desde Regulación Responsable. Aspecto que ya trató Variación XXI con anterioridad.
Carlos Bonito es colaborador del banco de semillas Tropical Seeds. Un banco que se ha centrado en desarrollar este tipo de cepas más medicinales, coincidiendo con la visión del cannabis como una necesaria alternativa médica. Defiende el papel de los CSC pero les insta cumplir la parte medicinal y continuar en ese camino. “Es fundamental investigar más acerca de los cannabinoides y terpenoides que no son tan comunes, ya que se están demostrando su eficacia para reducir ciertos riesgos de enfermedades y sería importante seguir con ese estudio si se llega a regularizar. Esto daría pie a que muchas personas encontraran la medicina que realmente les podría ayudar”, explica.
Sin embargo, en la actualidad no es posible que un médico prescriba con receta médica un cannabis y recomiende directamente una asociación que pueda distribuirle el tratamiento, por lo que este tipo de consumidores también sale perjudicado de la ambigua situación legal en la que están los CSC.
Son muchas y variadas las voces que se pronuncian a favor o en contra de la regularización de los Clubs Sociales de Cannabis. Por un lado los propios clubs miran hacia un futuro esperanzador condicionado, eso sí, por un posible cambio de gobierno. Su prohibición y la consecuente penalización de su consumo, ha convertido la marihuana en un tema tabú que favorece el desconocimiento sobre los posibles beneficios o desventajas de esta, y la falta de una conciencia ciudadana sobre su regularización. Como hemos visto, expertos señalan la necesidad de una educación en valores que guíe a la sociedad hacia un consumo responsable que beneficie a todos. Queda claro que ya se ha emprendido un camino tanto a nivel nacional como internacional. Habrá que esperar a que las autoridades competentes decidan actuar, regulando o no, una de las sustancias más consumidas del mundo.
Muy interesante y sobre todo completo. La calidad de vídeo e imagen también se agradece.
Un articulo muy interesante
Muy interesante y muy bien realizado.
Todo un exito.