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¿Cómo te lo comes?: Análisis sobre fast-food

Sábado por la noche. Tus amigos están a punto de llegar a tu cena de cumpleaños pero no tienes nada preparado. ¿Qué haces? Tienes muchas opciones sanas pero, siendo realistas, optas por el camino fácil: la comida rápida.

Debemos tener cuidado a la hora de nombrar el término porque muchas personas lo identifican con comida basura. Así que, lo primero que debemos plantearnos, es diferenciar ambas terminaciones: ¿Es toda la comida rápida comida basura? Os podemos asegurar que no.

La comida basura engloba alimentos poco adecuados o de mala calidad en cuanto a sus propiedades nutricionales. Debemos distinguir que comer con prisa no es recomendable. Esto hará que nos olvidemos qué estamos comiendo y hará que ingeramos un volumen mucho mayor debido a la saciedad que despierta cada bocado. Por tanto, comida rápida es aquella que está ya preparada o que se obtiene en poco tiempo y, además,  suele servirse en establecimientos de autoservicio.  

Menú completo de comida rápida

El abuso de este tipo de alimentos puede pasar factura a nuestro metabolismo. Por ello es recomendable acudir no más de una vez a la semana a este tipo de restaurantes. Puede provocar un aumento de peso según el tipo de comida y bebida consumida. La cantidad tanto de sal y azúcar que llevan estos alimentos pueden perjudicar nuestra salud, especialmente ante determinadas condiciones médicas (hipertensión, diabetes, retención de líquidos…). Juan José Sánchez es entrenador personal y asegura que “los platos caseros que combinan alimentos sin procesar junto a ingredientes procesados (aceite de oliva, sal…) junto a alimentos procesados (panes, quesos sencillos, carnes, pescados…) son la base de una comida saludable”.

Producto Kilocalorías
1 BIG MAC 561
MC POLLO 359
9 NUGGETS 432
PATATAS MEDIANAS 341
MC FLURRY 424
ENSALADA TRIPLE CHEESE 435

En esta tabla podemos observar las kilocalorías que tienen algunos de los productos más populares de McDonald’s. Este ranking está liderado por el Big Mac, una hamburguesa de 561 kilocalorías. No solo las hamburguesas tienen hueco en esta listo sino que también encontramos patatas (341 kilocalorías), helado con sirope y toppins (424 kilocalorías) e incluso ensaladas (435 kilocalorías).  

Con los datos sobre la mesa, ahora se nos plantea otra pregunta: ¿Por qué nos gusta tanto sabiendo que no es saludable? El marketing y la publicidad son dos fuertes indicios que incitan al consumo de este tipo de comida. La rentabilidad económica y el bajo precio de los productos junto a una imagen atractiva consiguen que el cliente olvide la calidad de lo que está comiendo y sacie sus ganas de comer. Además, saben llamar la atención de los más pequeños introduciendo pequeños juguetes en el menú infantil.

La rapidez determina el ritmo de la sociedad y la forma de comer. Nos resulta mucho más cómodo y ágil acudir a un establecimiento de comida rápida para que, en poco más de quince minutos, hayamos terminado de comer. Rosa Ordoyo, nutricionista de Clínicas Dorsia, asegura que estos alimentos consiguen que nuestros niveles de azúcar y colesterol se disparen además de que las personas que consumen este tipo de productos aumentan la posibilidad de sufrir enfermedades como diabetes, sobrepeso, obesidad o problemas cardiovasculares.

Efectos de la comida rápida

Saciarnos de forma rápida y sin prestar atención a lo que comemos puede afectarnos agresivamente. La comida rápida afecta a todos, pero no por igual. Los jóvenes que no han cumplido aún los veinticinco años están expuestos a tener más problemas según diversos estudios.

Nuestra capacidad de aprendizaje puede verse afectada con esta práctica, además de que se pueden generar problemas en la memoria. Según un estudio publicado por The American Journal of Clinical, las personas que consumen comida rápida durante cinco días por semana obtuvieron resultados muy bajos en unas pruebas de atención y agilidad mental. Además, también puede generar depresión. Los adolescentes de entre 15 y 21 años pueden sufrir cambios de humor fácilmente debido a los cambios hormonales que se sufren a esa edad. Es cierto que el riesgo de padecer depresión aumenta casi un 60% en los individuos que incluyen comida rápida en su dieta general.

No solo afecta a nuestra mente sino también a nuestra forma física. La persona que consume este tipo de comida puede débil y fatigado de lo normal. Esto se debe a la ausencia de nutrientes esenciales como proteínas y vitaminas que son fundamentales para el funcionamiento de nuestro organismo.

Radiografía de tu metabolismoTambién puede generar problemas digestivos generando una sensación de acidez en el esófago producida por el ácido gástrico de estos alimentos. El aceite de estas comidas queda adherida a las pareces del estómago y aumenta la producciónde ácido. Según Belén Gutiérrez, técnico superio en dietética y cocinera en NexaliService, estos productos pueden “distorsionar los mecanismos del aparato digestivo y del cerebro que envían la señal de saciedad y controlan el apetito debido a las texturas y la alta palatabilidad con los que son diseños. Así consiguen un consumo excesivo que puede derivar en sobrepeso y obesidad”. Además, Rodríguez alerta de que “un elevado consumo de productos ultraprocesados se asocia con dislipidemia en los niños y, por tanto, con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, de síndrome metábolico en adolescentes y de obesidad en adultos”.

 

La comida rápida del futuro
Tras repasar el presente de la comida rápida, especulamos sobre el futuro. Rosa Ordoyo, de Clínicas Dorsia, confía en que la población acabe concienciándose de esta situación y espera que las industrias alimentarias elaboren productos saludables. También es muy importante educar nutricionalmente a los más pequeños ya que “nuestra salud depende sobre todo de los alimentos que tomamos y de su calidad y composición nutricional”.

One Comment

  1. Ya estamos criticando el buen comer y atentan contra la libertad individual de elección y la democracia. Solo por la defensa ultranza del veganismo ecológico

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