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periodismo universitario en internet

Atlético de Madrid, la realidad del fútbol femenino

 

  • Los rojiblancos son uno los clubes que más apuestan por la sección femenina

  • El fútbol femenino se encuentra en un presente histórico de continuo crecimiento

 

Puede que el deporte femenino, en especial el fútbol, haya llegado tarde aunque, en esencia, aún no ha llegado del todo. El minuto noventa ilumina austero el cronómetro, el fútbol femenino encara desde la frontal y, esta vez, el futuro pasa por sus pies. Nada ni nadie podrá frenar un resultado que cambiará la historia, si no la ha cambiado ya, pues el destino será quién empuje el balón. Un gol de la mujer, un gol por la igualdad, un gol para el futuro de la sociedad. Uno que en el Atlético de Madrid se celebra desde hace tiempo.

El fútbol femenino es en sí una lucha contra el pasado, un deporte que es más bien la excusa para ir cambiando la sociedad hacia una más igualitaria. Un tipo de sociedad que debería ser habitual, pero que, en ocasiones, es tan solo un oasis en este desierto de odio y discriminación. Sin embargo, con cada paso, con cada pase, la sociedad avanza. El fútbol es el reflejo de la comunidad y, esta vez, parece que, efectivamente, la igualdad empapará nuestras sedientas bocas de libertad. Hasta entonces, cada pie será igual de relevante para acabar dejando huella. Una huella que haga del fútbol femenino una realidad histórica.

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Jugadoras del Atlético de Madrid Féminas celebrando un gol (Marca)

 

Las sombras que preceden a los focos

Entre estos pasos hacia la consumación del fútbol femenino y la fama en el mismo, se encuentran los de Clara Navarro, mediocentro en el filial del Atlético de Madrid, a quien Variación XXI ha podido entrevistar en exclusiva para enfatizar mejor cómo un deporte puede cambiar el futuro haciendo tambalear la estructura de sociedad desfasada ante el inexorable avance moral y ético de una sociedad cada día más igualitaria.

Navarro comenzó jugando en un equipo de barrio lo suficientemente avanzado como para permitir que las chicas también pudieran formar parte del mismo. No por pena sino por calidad y esfuerzo. Una formación aparentemente banal, pero clave para que unos años después, con 15 recién cumplidos, el Atlético de Madrid femenino acabara escogiéndola para defender una camiseta con 75 años de historia. 

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Clara Navarro, jugadora del filial Atlético (Fernando Fraile)

Según confiesa la futbolista, «es muy difícil compaginar la vida académica y la deportiva, pues aunque los estudios son siempre lo primero, debutar es un sueño». Aún así, como sugiere, «hay que vivir la vida con emoción, ya que sin esfuerzo no se consigue nada. Son sacrificios que merecen la pena». Y es que como ella mismo indica, siempre trata de dar lo mejor sí en todos lo ámbitos.

Clara siempre ha acompañado a su familia a ver los partidos de los que fueron y siguen siendo sus ídolos rojiblancos, no solo jugadores también jugadoras que como ella «hacen del fútbol algo más que un deporte», según comenta orgulloso su padre, Antonio Navarro.

La discriminación sigue presente pues como se sincera la jugadora «todavía hay insultos machistas, no tanto ataques personales como más a nivel colectivo». No obstante, Clara alaba el papel del club en estas situaciones: «el Atlético es uno de los clubes más involucrados en esta nueva igualdad, aquí nos sentimos mucho más protegidas que en otros lugares». En definitiva, el club es una «familia», sentencia Navarro.

 

 

Fútbol y sociedad abrazados por el progreso

El fútbol femenino ha tenido un crecimiento imparable en nuestro país, en gran medida gracias al papel desempañado por el Atlético de Madrid, concretamente, con la apuesta por fundar una categoría femenina e invertir en ella. Desde ese primer momento, ha llegado a crear toda una estructura deportiva formada ya no solo por el primer equipo como en sus inicios, también filiales y unas instalaciones exclusivas para el desarrollo de sus jugadoras.

En tan solo tres décadas, se ha pasado de un deporte totalmente amateur a la profesionalización del mismo. Un proceso engendrado desde la propia sociedad y el desarrollo de la misma sumado a factores deportivos en consocia con esta. Para ser más precisos, el patrocinio de los equipos bajo el auspicio de la marca “Liga Iberdrola”, la propia organización de la liga y el papel que ha tomado la mujer en la sociedad actual, han hecho que se haya dado la vuelta al calcetín y haya hecho llegar al fútbol femenino a la categoría de profesional en 2019.

Se puede entender, entonces, que esta profesionalización no se ha producido por arte de magia sino que es causa y consecuencia de una sociedad que avanza. Así, ante el progreso social, se han empapado también las instituciones deportivas españolas de este germen igualitario, consiguiendo la tan esperada igualdad en términos profesionales. 

Asimismo, esta profesionalización ha supuesto un ciclo retroalimentativo, pues ante la mejora de las condiciones laborales de las jugadoras, España se ha convertido en un foco para que muchas extrajeras de calidad pudiesen mudar su juego a la liga Iberdrola. Un aumento de fichajes que, a su vez, ha aumentado la demanda de fútbol femenino y, así, las ganancias de los clubes para poder crear nuevas escuelas que potencien el desarrollo de talento local.

La sociedad lo acepta y lo exige: las condiciones del deporte femenino han de ser las mismas que en el masculino. Además, esto ayuda a que otras secciones femeninas de deporte se fijen y emulen los pasos del fútbol para convertirse es una realidad.

 

Atlético Fémeninas: del lodo a tocar las nubes

Una parte muy importante de este boom del fútbol femenino ha tenido como protagonista al Atlético Femenino que, además, simboliza la lucha por la igualdad. En un principio, se creó bajo la denominación de Atlético Villa de Madrid en 1980 que llegó a ser campeón en 1990 y subcampeón al siguiente año. 

Sin embargo, debido a perder el apoyo económico de su presidente, Jesús Gil, acaba desapareciendo. No obstante, en 2001, la actual presidenta Lola Romero junto a su primera entrenadora María Vargas, ambas exjugadoras del Atlético Villa, acabaron convenciendo en 2001 a los directivos del club actual. Así, pese a las dificultades, las propias jugadoras se aferrararon a su sueño, un sueño que acabó contando con el apoyo del club y que es ahora una realidad. 

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Respectivamente de izquierda a derecha, María Vargas, primera entrenadora, y Lola Romero, presidenta del Atlético Féminas (Marca)

Pese a empezar en primera regional, la última categoría española, fueron escalando posiciones hasta llegar en la temporada 02-03 a Primera Nacional cuando de forma efectiva el club integró al Atlético de Madrid Féminas en su organigrama. Desde entonces han ganado cuatro ligas nacionales, tres de ellas consecutivas, una Copa del Rey y una Supercopa.

Lola Romero, directora del área femenina del Atlético de Madrid, se emocionaba con la evolución del femenino durante la primera gala de Mujeres Deportistas de Madrid: «valoro mucho sobre todo los cambios que se han ido producido como jugar de tierra a hacerlo en hierba natural, poder entrenar en la ciudad deportiva, y que al final tuviésemos como propia de Alcalá de Henares». Esta ciudad madrileña es la que alberga las instalaciones del femenino desde 2019.

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Terreno de juego del Atlético Féminas en Alcalá de Henares (Fernando Fraile)

Como se ha indicado previamente, el Atlético Femenino está totalmente integrado en el club rojiblanco contando con 6 directivos, además de entrenadores, preparadores físicos, médicos… y un plantel de 250 mujeres y chicas repartidas en 13 equipos desde los 8 años con el objetivo de formarlas hasta el primer equipo. Además, tiene un presupuesto que asciende a más de medio millón de euros.

Actualmente, militan en España desde el top3 del que no bajan desde 2013. Su principal rival es el FC Barcelona, también gran inversor en la sección y el actual campeón de la champions femenina. Una rivalidad sana que supone ser un reclamo progresivamente mayor entre los fanáticos. Además cómo indica Clara Navarro, una de las jugadoras del filial «a pesar de que el FC Barcelona sea actualmente el mejor equipo español y europeo, el Atlético ha sido siempre un equipo puntero. Siempre ha invertido mucho en el fútbol femenino por lo que tiene mucho futuro».

Lola Romero apuntaba hace una semanas en Radio Marca que volverán a la senda de los triunfos porque «rendirse no es uno de nuestros lemas», alababa la directora.  Además, confesaba que le gustaría retirarse después de ganar la champions.

Durante estas más de dos décadas se ha conseguido hacer del equipo un conjunto con una personalidad propia y ampliamente reconocida en España y Europa. Una sensación que invita a pensar que lo mejor está aún por llegar en el Atlético Femenino.

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Jugadora juvenil del Atlético de Madrid Féminas disputando un balón en un encuentro contra chicos (Fernando Fraile)

 

Virginia Torrecilla: una rojiblanca bautizada en la superación 

El club ha tenido, por desgracia, la oportunidad de dar visibilidad a la sociedad sobre el problema del cáncer, debido a que una de sus jugadoras lo ha superado recientemente. El auge del futbol femenino también ha servido para contribuir en la concienciación y compromiso frente a dicha enfermedad.

La historia de la jugadora mallorquina Virginia Torrecilla del Atlético de Madrid es una historia de superación que influya ánimos a todos aquellos que padecen esta enfermedad. Durante su lucha, Virginia Torrecilla, se expresaba en estos términos: «el fútbol me salvó la vida durante el cáncer». Ahora mismo ya entrena con el equipo y poco a poco vuelve a la normalidad.

«Mi familia, mi club y mis compañeras me han salvado la vida. El fútbol ha sido muy importante. Cuando me dieron la noticia que no podía jugar fue un palo muy duro para mí», relataba emocionada en 20 minutos. Al ser un personaje público, Virginia ha querido aprovechar esta lección de vida para compartirla con sus seguidores y ayudar a otras personas, aprovechando, asimismo, la repercusión de su club. Una lección de vida y ejemplo a seguir que la hacen clara aspirante para recibir el Trofeo Valores del Deporte en la I Gala del Fútbol Femenino Europeo. 

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Virginia Torrecilla, tras superar su enfermedad, celebrando la Supercopa de España junto a la capitana Amanda Sampedro (AS)

 

Un aventura hacia el profesionalismo

Con 30 años acabados de cumplir, es necesario poner en valor cómo se ha transformado un proyecto de fútbol femenino en una realidad. La liga Iberdrola que conocemos hoy ha sido el producto de múltiples etapas por las que ha tenido que pasar el futbol femenino, no solo español también mundial, para llegar a la potencia europea que podemos apreciar en la actualidad.

Las primeras andadas del fútbol femenino en España se remontan a 1914, es decir, en paralelo con la fundación de muchos de los clubes de primera masculina que a día hoy dominan el deporte rey. Ese año se fundó en Barcelona el Spanish Girls Club, que se registra en la historia del deporte femenino en España como el primer esfuerzo de fútbol femenino organizado. Sin embargo, al igual que muchos otros clubes de la época, en plena crisis desapareció por falta de apoyo y facilidades.

Después de un largo periodo de inactividad, comienzan a aparecer otros clubes españoles y una cierta iniciación del fútbol femenino como tal. En el año 1970 se observan varios clubes clandestinos surgiendo e incluso organizando pequeños torneos locales . Obviamente esta forma estructural no era sustentable, pero ayudó a iniciar la conversación sobre la expansión del deporte hacia las áreas femeninas.

En 1980, España toma una posición mucho más sólida con respecto al fútbol femenino reconociéndolo ante la Real Federación Española de Fútbol. Pese a las dudas que generaron los documentos presentados y las acciones emprendidas, fueron pasos tomados bastante por delante de otras organizaciones nacionales de fútbol. Ese mismo año se funda el Consejo Nacional de Fútbol Femenino.

Durante la temporada 88-89 se organiza la primera Liga Nacional Femenina, un torneo semi- profesional con una presencia amplia de equipos catalanes y vascos.

Cementando el fútbol femenino

Empezando la temporada 96-97 el panorama cambia, pues el torneo femenino de fútbol pasa a llamarse la División de Honor Femenina y es organizada totalmente por la RFEF debido a la desaparición del Consejo Nacional de Fútbol Femenino. Además, dentro de la RFEF se organiza un comité dedicado para velar por la competición.

Con la llegada de las regulaciones provenientes de UEFA, la estructura de la liga se adapta para poder aportar participantes a las recién formadas copas continentales. Se decide entonces una competición de liga muy similar a su contraparte masculina, eliminando posibles proyectos de macroligas que se contemplaban en el momento.

Durante este periodo de cambios hubo varias ampliaciones para incluir a los clubes que tenían marcas establecidas en el fútbol masculino y querían ser parte del fenómeno ascendente del deporte femenino. Transcurridos un par de años en los que estos equipos, en su mayoría, se cementaran en la primera división, se revertieron estos cambios y se llegó a el número actual de participantes: 16.

La Liga Iberdrola

El año clave en lo que llamamos la época final del proceso de profesionalización es el 2019. En este, debido a las protestas de varios equipos de primera división y sus jugadoras, se emprende un proceso de negociación por un contrato colectivo y una reestructuración por parte de la RFEF sobre estatutos y competiciones accesorias como la Supercopa de España.

En conjunto con estos esfuerzos de tipo deportivo, se emprenden otros de ámbito institucional, como la creación de gabinetes especializados dentro de la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino, que luego facilitaría a unificar la voz de los clubes ante las negociaciones institucionales y serviría de puente para charlas futuras entre acuerdos de clubes.

Con la profesionalización del fútbol han venido varios debates importantes dentro de la liga femenina, por ejemplo, los derechos audiovisuales han saltado a primera plana debido a malentendidos como en el pasado ocurrió con Atletico de Madrid y FC Barcelona, clubes siempre punteros en la tabla cuyos partidos no fueron transmitidos en abierto porque ambos querían hacerlo en paralelo desde sus páginas.

«No tiene ningún sentido, es que si es legal pues es legal. Lo que deberían hacer es dejarnos ver nuestro fútbol tranquilas», exclama Nina Suárez, una fanática del Atlético con perceptible confusión por el incidente. Ella, como muchos otros aficionados, considera el encontronazo mediático altamente desfavorecedor para el fútbol femenino.

Los contratos de patrocinio por otro lado han sido uno de los grandes motores del crecimiento actual de la liga. Iberdrola, empresa que bautiza la liga con un contrato que expira esta temporada 21-22, se ha encargado de darle más exposición a la marca y le ha agregado iniciativas de responsabilidad social que faltaban en esta competencia.

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Jugadoras del Atlético de Madrid Féminas celebrando el título de la Liga Iberdrola 18/19 (Marca)

«Hoy, le damos una alegría a todas esas chicas que ven a sus heroínas en el campo. Hoy, hemos podido llevar el deporte femenino a un escalón superior», abría la periodistas Natalia Torrente su intervención en la gala deportiva femenina de MARCA. Ella y otras compañeras de profesión que se han encargado de darle cobertura mediática a este proyecto deportivo, son también parte de su éxito y crecimiento. Además, añade que «esto es solo el inicio». Se espera que así sea, no solo por el futuro del fútbol, sino por el futuro de la igualdad en una la sociedad que pretende evolucionar hasta su unívoco destino. Hasta entonces, cada día será un presente histórico.

 

Enlace para una lectura del reportaje mucho más dinámica:

 

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