¡Apaga… y vámonos!

“Ha sido una noche muy complicada en la localidad alicantina de Jávea, un incendio con varios frentes avanza sin control y ha obligado al desalojo de un millar de personas. El fuego ha llegado a las puertas de muchas viviendas, otras han sido ya pasto de las llamas. Los bomberos creen que este incendio ha sido intencionado”.

¡Torrejón, tenemos un problema!

Saltan las alarmas en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz. Suena el teléfono en el 43 Grupo. ¿Quiénes son?

Esta unidad, formada en 1980, está integrada en el Ejército del Aire y depende, orgánicamente, del Mando Aéreo General (MAGEN), mientras que, operativamente, lo hace de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y del Mando Aéreo de Combate (MACOM). Se dedican, principalmente, a la extinción de incendios forestales, aunque también colaboran en labores del Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR). Esta unidad de “bomberos del aire” ronda los 160 miembros, de los cuales, menos de la mitad son pilotos, siendo el resto suboficiales y personal de mantenimiento.

Mientras tanto, en Alicante el incendio sigue avanzando. Incapaces de controlarlo el gobierno autonómico de la Comunidad Valenciana se pone en contacto con el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA). Tras una evaluación de la petición, esta solicita a la UME apoyo militar para combatir el fuego, quienes oficialmente transmiten la orden de salida al 43 Grupo: Sin esa orden, la unidad no puede operar.

Los apagafuegos se encuentran en la base de Torrejón de Ardoz a la espera de la llamada de la UME. En este tiempo, se encargan de estudiar las condiciones meteorológicas de la zona afectada por el incendio, así como de la realización de una puesta a punto de los aviones que van a emplear. La flota entera consta de 18 aviones, de los cuales 15 pertenecen al MAPAMA y 3 a la UME. En conjunto, se reparten en dos modelos: el Canadair CL 215-T y el Bombardier CL 415.

Estéticamente son muy parecidos. Sin embargo, mientras que el Canadair CL 215-T tiene dos compuertas para la recogida y el lanzamiento del agua, el Bombardier CL 415 consta de cuatro, aunque la capacidad de ambos depósitos no se ve afectada: Son capaces de cargar 12.000 libras en menos de 12 segundos, lo que equivale a casi 6 toneladas de agua. Para complementar la eficacia, van equipados con depósitos de “espumante“, un químico que produce un efecto retardante en el incendio. Además, el Canadair CL 215-T dispone de indicadores analógicos, mientras que el Bombardier tiene pantallas de cristal con elementos digitales.

Tras la llamada de la UME, cinco aviones anfibios del 43 Grupo se ponen en marcha.

Firefighters: Bomberos del aire

La campaña de verano se extiende desde el 1 de junio hasta el 15 de octubre. Una vez acabada y en vísperas del comienzo de la campaña de invierno, nos acercamos a la Base Aérea de Torrejón de Ardoz para conocer de primera mano a estos bomberos del aire.

27 kilómetros. Esa es la distancia que separa la Facultad de Ciencias de la Información de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz. A las 9 de la mañana, nuestro equipo de grabación se preparaba para emprender la marcha hacia una entrevista que comenzaría dos horas más tarde.

Tras pasar los controles de seguridad pertinentes, el Teniente Belmonte nos recibía para guiarnos hasta la localización de la unidad. Una vez allí nos presentó al Comandante Ramón, quien nos permitió entrevistarle en su propio despacho.

Terminada la entrevista conocimos al Teniente Adrados. Un madrileño que se unió al Ejército del Aire por vocación familiar y que va camino de su tercer año como miembro de la unidad. Este trío de corsarios nos hicieron una visita guiada por las joyas del 43 Grupo: Unas aeronaves pintadas con los colores de la bandera de España que nos impresionaban a medida que nos aproximábamos.

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Gracias a la posibilidad de ver el interior de los aviones, pudimos entrevistar al Teniente Belmonte dentro de un Bombardier CL 415. El piloto, nacido en Murcia y graduado este verano por la Academia General del Aire de San Javier, nos comentó que lleva menos de seis meses en la unidad, por lo que aún está en proceso de formación y todavía no ha participado en la extinción de ningún incendio. No obstante, nos confesó que su mejor recuerdo hasta la fecha fue la primera vez que cargó agua con un hidroavión.

Por su parte el Teniente Adrados nos ofreció una entrevista a los pies de otro Bombardier CL 415 que estaba estacionado en pista. En dicho encuentro, incluyó una enumeración de todos los riesgos a los que se enfrentan los pilotos del escuadrón en cada incendio: “Nosotros llegamos a un incendio, damos una vuelta por encima para ver la zona y los peligros que puede haber, como cables o personal en tierra y, en función de eso, atacamos donde nos dicen. Normalmente te dicen cosas como: ataca en el flanco derecho para cortar el avance hacia el pueblo. Si podemos, atacamos, pero hay veces que no podemos porque hay mucha pendiente o porque hay cables. En ese caso, tratamos de salvar las zonas más peligrosas en cada momento. Depende mucho de la zona, del tipo de vegetación y de la orografía”.

Todos los peligros en cuestión se entrenan previamente en un simulador, una recreación de la cabina de un Bombardier CL 415 que permite introducir errores mecánicos y situaciones de alto riesgo a través de un ordenador. En torno a las dos de la tarde y, una vez visitadas todas las instalaciones, finalizó nuestra visita al 43 Grupo de Fuerzas Aéreas.

Gracias, corsarios.