La curiosa vida del monologuista
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos visto algún monólogo, ya sea a través de la televisión o en directo. Estos fragmentos de humor empezaron a tener relevancia a finales del siglo pasado con Canal+, gracias a la emisión de El Club de la Comedia en el canal Paramount Comedy, el cual solamente podía verse gracias a las plataformas de pago como Ono o la propia Canal+. A partir de ese momento, los monólogos empezaron a tener popularidad y su protagonismo aumentó, comenzaron a emitirse simultáneamente en los canales de pago y en los diferentes canales abiertos de nuestro país. En primer lugar, en Telecinco y luego en La 2. Más tarde, en el año 2004 sería Antena 3 quien se encargaría de su emisión hasta 2006, aquí ya sin la emisión paralela con la cadena privada. Los monólogos desaparecieron de la televisión, pero no de los teatros, hoy en día vuelven a estar de moda y triunfan tanto en La Sexta como en las funciones encima de la tarima. Cabe señalar también que en el año 2007, TVE comenzó con la emisión de El Rey de la Comedia, un programa de humoristas amateurs que querían dar el salto a la profesión, en el que terminó siendo ganador Rober Bodegas, cómico entrevistado en este reportaje.
Pero… ¿cuál es el origen de los monólogos? En la antigua Grecia los grandes pensadores ya reflexionaban en voz alta pronunciando algún que otro monólogo, no con las mismas características o temáticas que los actuales, sino como un arte dramático en el que presidía el diálogo entre actores. Sin embargo, a partir de aquí se le fue dando forma a este nuevo recurso, utilizándose en todos los géneros literarios. Fue en Estados Unidos durante los años treinta, donde se empezó a añadir un toque de humor a este arte. Solían ser personas humildes, pobres, que hablaban de sus propios problemas de una forma cómica, estas hazañas comenzaron a ser un espectáculo celebrado en pequeños bares de copas, entre cortos espacios de tiempo y de pie, lo que le dio lugar a ‘stand-up comedy’ o comedia en vivo. Años después, el stand-up comedy se convirtió en un auténtico show televisivo con el programa “Saturday Night Live”, en el que muchos actores cómicos empezaron y se dieron a conocer como Steve Martin, Eddy Murphy o Bill Murray.
El Día a Día
La mayoría de los monologuistas escriben sus propios monólogos, esta tarea requiere de mucho tiempo y dedicación, no es tan sencillo como parece. Para la elaboración de un monólogo de unos veinte minutos bien hecho, y con esto se refieren a bien escrito, compuesto con originalidad, con capacidad de captar risas, etc. les lleva un año aproximadamente, sorprenden estos datos de un trabajo que a simple vista se considera bastante fácil de hacer, como es el subirse a un escenario y empezar a contar algo. Esto es lo que la gente desconoce, las horas y horas de trabajo que realizan los cómicos, se podría decir que su labor es similar a la de un escritor de novelas. Primero se identifican por su originalidad, así como por la escritura, revisan una y otra vez todos sus textos, antes de grabar los monólogos en Comedy Central, por ejemplo, los ensayan con público en locales para ver qué elementos funcionan y cuáles no, para ver el tono, etc. A veces, no les cuesta tanto trabajo escribir el texto, sino acomodárselos a su actuación. Son solamente los actores que salen en programas como El Club de la Comedia los que no tienen monólogos propios, un guionista se encarga de escribirlos y ellos de estudiarlos, el resto de cómicos, todo es trabajo personal y único de cada uno de ellos. Eva Lendínez, otra de las cómicas entrevistadas en este reportaje, aclara que es la naturalidad y la verdad de los monologuistas lo que les diferencia de los actores.
No se puede decir que todos, pero sí gran cantidad de cómicos lo son por sorpresa, como es el caso de Rober Bodegas, que se topó con el humor. Compaginaba arquitectura con sus funciones de humor, hasta que llegó el momento en el que le empezó a ir bien. Dejó la carrera debido a su victoria en el programa El Rey de la Comedia y a su posterior fichaje en Sé lo que hicisteis. O el caso de Eva Lendínez, que abandonó la hostelería para dedicar su vida al humor. Como Rober, se dedica a hacer reír y fue la comedia la que le encontró a ella. Dejando atrás Jaén, su ciudad natal, hizo un curso humorístico de La Chocita del Loro, aquí uno de los profesores le animó a ir a Madrid y “como el curso era en La Chocita, pues me cogieron en La Chocita” explica Eva.
El sueldo de los cómicos es otro de los grandes enigmas que tiene la sociedad respecto a este oficio. Cada humorista funciona de una manera distinta, el sueldo de cada uno está relacionado con el caché que tengan establecido, un porcentaje de la taquilla o una mezcla de los dos. Por este motivo, los sueldos son totalmente diferentes cada mes, dependiendo de las funciones que les vayan saliendo. Sí que hay que añadir que todos los bolos que hacen fuera de su lugar de residencia suelen ir con un caché cerrado.
Un mes bueno para un cómico con cierta relevancia puede ser de 6000 euros, pero se traduce en trabajar los treinta días y de estos, veinte por el día y por la noche, por esta razón “hay veces que no quieres un mes tan bueno, porque al final estás currando catorce horas diarias los treinta días del mes. Este mes me ha salido todo, y el que viene a lo mejor no me sale nada. Me jodo un mes, y al siguiente ya descanso”, así lo explica Rober Bodegas, con el que coincide Eva y Qué, pues según ella, igual llega un mes en el que tienes veinte actuaciones pero el siguiente sin embargo, sólo tienes dos. Estos profesionales viven con esta incertidumbre y al límite cada día esperando que les salga trabajo en cualquier momento y en cualquier lugar.
La mayoría de los humoristas viven de la comedia, aunque sí hay muchos de ellos que tienen su pequeña empresa o su trabajo en paralelo a éste. Otros, van acompañados de la figura de un representante ya que les ahorran trabajo en cuanto a cerrar fechas, negociar precios, etc. pero este es más eficaz para los actores o para cómicos de élite.
“Cuando me quedo en blanco es porque no estoy cómoda”, afirma Eva, por lo general no suele ocurrirle a ninguno de estos profesionales. Rober Bodegas, sólo se quedó en blanco la primera vez que debutó. Por ello, siempre tienen algo preparado para salir del paso y poder improvisar hasta que se vuelvan a acordar del monólogo. “Antes, tenía miedo a quedarme en blanco, hasta que me di cuenta que en comedia el error es gracioso” comenta orgullosa la humorista. En cuanto al plagio de chistes, a Eva por ejemplo le han copiado alguno, este problema se masifica en el mundo de la información, con el uso de las redes sociales, donde esta práctica es mucho más común. “Yo he dejado de poner cosas que creo que son realmente buenas en Facebook y Twitter, quien quiera verlo que venga al teatro”, aclara la monologuista. Por su parte, Rober señala: “No me creo tan brillante como para pensar que una cosa sólo se me haya ocurrido a mí.”, además, ambos coinciden en que una cosa es copiar un chiste y otra es copiar diez minutos de una actuación por ejemplo, tal cual. “También puede pasar que escuches un chiste, lo olvidas y luego piensas si se le ocurrió a otro o a ti mismo”, aunque el caso de plagio más famoso es el de Manu Sánchez, quien copió a Agustín Jiménez y a Luis Piedrahita.
La relación entre el gremio de monologuistas es como en cualquier otro trabajo, “no se puede tener cien amigos” comenta Rober. En general, hay un ambiente sano en la profesión, entre ellos se pasan contactos y hay muy pocos codazos con el resto de compañeros. En este mundillo se puede ver tanto el compañerismo entre todos, como buenos grupos de amigos. Asimismo, existe la rivalidad entre los más y menos conocidos, “la rivalidad está solamente entre los que empiezan”, indica Eva.
Existe una lista sin fin de anécdotas que han vivido los monologuistas durante sus actuaciones, ocurren muchas cosas surrealistas, entre ellas, Rober cuenta que le intentaron pegar en uno de sus primeros monólogos. “Un grupo de cuatro chavales quiso pegarnos porque les dejamos sin jugar al futbolín. Primero nos empezaron a mirar de forma desafiante, luego comenzaron a interrumpir y se creó una guerra entre el público y ellos, así que al final nos amenazaron y decidimos irnos en el descanso de la función. Se creó un follón en el bar”.
La mujer en el humor
En el mundo del monólogo predominan los hombres, no hay más que ver los vídeos de YouTube o la propia televisión. Eva achaca la poca presencia de mujeres en este ámbito debido a que la vida del monologuista es muy dura. “Yo me planteo cosas que un cómico no tiene que hacer, como por ejemplo: ser madre”. Esto llevaría a la mujer a estar un año o dos sin poder trabajar prácticamente, en cambio un hombre puede ser padre y al día siguiente irse a otra ciudad a actuar. Por ello, para una mujer es mucho más difícil tomar la decisión de trabajar en el humor. Se acaba con el tópico de que las mujeres son peores, “el porcentaje de calidad entre hombres y mujeres es el mismo, solamente que al haber muchas menos, parece que son peores”, concluye la humorista.
Por su parte, Rober piensa que hay unos roles establecidos de que los hombres tienen que ser unos payasos mientras que si una mujer hace reír es vulgar. “Si una mujer sale al escenario lo primero que hace la mitad del público es juzgarla físicamente” añade el cómico. En el humor como en cualquier otra profesión, es más difícil para una mujer que para un hombre, aunque esto poco a poco está empezando a cambiar. Además Rober opina: “Lo que no puedo hacer es hablar sobre un universo que no es el mío, no podría hacer un monólogo sobre algo que sea expresamente femenino, ni siquiera creo que esté legitimado. Lo primero que va a pensar una mujer es: «¿y tú qué sabrás?».”
Los límites del humor
Los límites en el humor están de moda en nuestra sociedad. La privación de la libertad de expresión e incluso condenas como la de Cassandra, han hecho que el tema sea de relevancia en nuestra sociedad. “El límite lo tiene la persona que lo escucha”, afirma Eva que además señala que ella puede hablar de todo siempre que a uno no le ofenda, y el problema está ahí, que los límites los pone el público. Además ella ve la clave sobre los límites en un punto, y es que puedes hacer chistes de todo el mundo menos de personas que no se puedan defender por sus propias capacidades.
“No creo que existan límites, pero sí que creo que hay cosas con las que es muy difícil hacer humor. Hay temas que son muy sensibles y que yo no sé encontrar la broma apropiada” indica la humorista. Lo primero que hay que hacer es que el público entienda que lo que un monologuista dice es de broma, no lo dice en serio. ¿Cuántas veces en una conversación con algún amigo podemos decirle que le vamos a matar? el humor se basa en la ironía, en la exageración, puede no hacerte gracia y es respetable, pero no hay que tomarse las cosas de forma literal. “Hemos llegado a un punto tan absurdo que ya no es sólo que la gente se ofenda, sino que puedes ir a la cárcel” concluye Rober Bodegas.
Cómo me gusta leer temas interesantes.
Gran reportaje para conocer todos los entresijos que hay detrás del humor en España. ¡Enhorabuena!
Gran reportaje que nos hace conocer los entresijos del humor en España. ¡Enhorabuena!
La parte de la mujer en el humor ha sido muy acertada. Gran trabajo de un gran equipo.
Excelente reflexión sobre la vida de las personas que se dedican a este mundo tan singular y creativo.
Bravo por vuestro gran reportaje. ¡Enhorabuena chicos!