Periodistas en tercera persona
La Facultad de Ciencias de la Información no destaca por su belleza, pero destaca. Hace cuatros años, cuatro chicas del 95 se conocieron bajo su techo. Desde entonces han llovido mares de agobios y de clases aburridas, pero también de carcajadas y buenas anécdotas.
El periodismo engancha, y si no que se lo digan a Melissa González que ya no echa tanto de menos el ballet; ahora viste su mejor conjunto, inspirado en Dulceida, y se asoma bajo sus gafas de sol para hablarte de cómo hacer una buena infografía, o para contarte cómo se volvió a enamorar en los Bunkers del Carmel. Libros de poesía y de Kate Morton decoran su estantería y, seguro que no muy lejos, esconde una foto con su amada Michelle Jenner.
Su largo pelo rubio es bien conocido en la universidad, es imposible no verlo sin que de cerca le siga un beso tan alegre como una canción de La Pegatina.
Cámara en mano, Cristina Yusta recopila momentos de una vida que saborea despacito. Metida en la cama, disfruta una vez más de la nieve segoviana entre libros de George Orwell y películas de Tim Burton. La intensidad del punk rock británico aporta calma a su mente inquieta y llena de color sus fotografías en blanco y negro. No obstante, imagina su firma bajo grandes instantáneas de vivos colores, a doble página en el National Geographic.
Valiente como Leia, mágica como Hermione y enigmática como ella sola. Su amistad no deja impasible a los afortunados que la consiguen; prueba de ello es aquel grafiti que pintaron en su honor y que aún decora la pared de su antiguo colegio.
Si tienes algo que contarle a Carmen García, mejor que lo hagas y no crees incertidumbre. Hace unos meses que volvió de Roma, pero su mente todavía sigue allí, perdida como los chicles por su bolso; buscándose a sí misma. Intenta desconectar de sus mil responsabilidades a través de las hojas que un día escribieron periodistas de éxito, y ambienta sus noches de manta y portátil con canciones de Maldita Nerea y Dvicio.
No pierde detalle de las últimas noticias. Las repasa con su móvil de camino al gimnasio, contando las horas que faltan para lucir su vestido ‘de cita y helado’. Llena el Time Line de textos emotivos y publicaciones de sus artículos. Su levantamiento de cejas es un lenguaje por sí solo y, llueva o nieve, Carmen sonríe y sale el sol.
Miryam, la segunda con y griega, García de Muro se consume pensando cómo sería su vida si supiese tocar algún instrumento. Tampoco pierde la esperanza. Mientras tanto apura los minutos para acabar con los temas pendientes y abrirse así paso a una nueva realidad en un país extranjero, ojalá rodeada de animales. Se tiñó el pelo de rojo para una obra de una única función, pero no se arrepiente. Aún sigue buscando la forma de hacerse un moño decente para salir a la calle.
Grupo de trabajo número 5.
