La gestación subrogada: ¿por deseo o por derecho?
Hace ya un tiempo que en España se viene debatiendo sobre esta técnica de reproducción asistida humana. Tratándose de una polémica con implicaciones tanto morales como legales, no sorprende que el proceso haya sido bautizado y rebautizado tantas veces –«gestación subrogada», «gestación por sustitución», «subrogación gestacional», «subrogación uterina», «maternidad subrogada», simplemente «subrogación» o el controvertido «vientre de alquiler»–.
El procedimiento se basa en que una mujer, la gestante, de común acuerdo con una persona o pareja, consienta que se geste en su útero el embrión previamente engendrado mediante fecundación in vitro por esa otra persona o pareja. Una vez parido en sustitución de la mencionada persona o pareja, la gestante debe cederle a esta persona o pareja su tutela. Para saber más sobre esta práctica, conviene leer este artículo de nuestros compañeros de Variación XXI.
Es el presente reportaje analizaremos los argumentos esgrimidos a favor y en contra de esta técnica, que si bien permite a muchas personas cumplir el sueño de tener hijos, actualmente es ilegal en nuestro país. Acudimos a Francisco Javier López Tapia, miembro de la junta directiva de Son Nuestros Hijos y padre mediante gestación subrogada, para que nos dé su punto de vista.
Las leyes: ni sí, ni no, ni blanco ni negro
La Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida de 2015 establece que en España los contratos de gestación por sustitución son nulos de pleno derecho, de manera que la filiación corresponde a los padres biológicos. En cambio, en Estados Unidos y Canadá la gestación subrogada es una práctica legal desde hace mucho; también en Grecia, Reino Unido, Rusia, Bélgica y Ucrania.
Es por esto que muchas parejas españolas –a falta de cifras oficiales, la asociación Son Nuestros Hijos calcula que aproximadamente mil al año– acuden a estas técnicas en el extranjero. Allí se les inscribe como padres del niño, pero el problema surge cuando esa relación debe registrarse en España (o en el consulado correspondiente).
La Dirección General de Registros y Notariado aprobó en 2010 que se permitiera esta práctica para no dejar desprotegido al menor, pero sentencias posteriores han complicado el proceso. Los últimos perjudicados por estas resoluciones son Nacho Díez y Jaime Sánchez, una pareja homosexual cuyo hijo reside en España en calidad de «turista canadiense».
Una de las claves del debate: mujeres en alquiler
Pese a las trabas legales, el aspecto de la posible utilización o venta del cuerpo de la mujer es el que más preocupa. Esta problemática divide desde dentro al movimiento feminista y los colectivos LGTBI. Por un lado, hay quienes entienden que la gestación subrogada es un eufemismo bajo el que se esconde la degradación de la mujer a mera máquina reproductiva. Bajo el lema «No Somos Vasijas», un total de 50 organizaciones de mujeres y colectivos LGTBI crearon, el 17 de abril de 2017, la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres en cuya página web dejan clara su postura: «No somos incubadoras […] somos mujeres, vidas humanas con las que pretenden montar un nuevo negocio que lucrará al más fuerte y someterá a las más débiles».
Pero, sin duda, la polémica feminista rompió a hervir tras lo sucedido el pasado 6 de mayo en «Surrofair», una feria sobre maternidad subrogada en la que Femen y MadridActivistas se manifestaron contra el alquiler de vientres clamando consignas como «Mafia, fuera de mi útero» mientras otras personas a favor (de entre los que se encontraban otros colectivos feministas) pedían su legalización en España.
Respecto a esto, López Tapia se declara abiertamente feminista y expone que a las gestantes con las que se contacta a través de su fundación deben cumplir una serie de requisitos, entre los que se encuentra tener un nivel salarial medio. De esta forma, insiste, queda invalidado el argumento de la explotación mercantil. «Por encima de todo se busca el altruismo y la libertad de decisión en la mujer. Si se reguló el aborto agrupándonos bajo el lema «nosotras parimos, nosotras decidimos», ¿por qué este argumento queda invalidado cuando se refiere a la maternidad subrogada?».
Son Nuestros Hijos es la principal entidad sin ánimo de lucro en España y en Europa dedicada a reunir a familias creadas mediante subrogación. De entre sus muchas actividades se encuentran: el asesoramiento a personas individuales y/o parejas que optan por esta vía, intervenciones públicas en defensa de la gestación subrogada y la organización de actividades familiares. López Tapia destaca que otra de las máximas de la organización es que tanto hijos como padres mantengan una relación cercana con la gestante.
Leña al fuego: el Comité de Bioética
El Comité de Bioética de España, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, quiere promover a nivel internacional un marco legal común que prohíba la celebración de convenios de gestación subrogada. Así lo publicaba en su Informe sobre los aspectos éticos y jurídicos de la maternidad subrogada, el pasado 19 de mayo.
En nombre de «la dignidad de la mujer y del niño», este organismo aboga por la prohibición como solución al problema legal y de la utilización del cuerpo de la madre. Cabe aclarar que sus miembros se escogen a propuesta del Gobierno Central y los autonómicos y que, por tanto, son en su mayoría ejecutivos del PP. En todo caso, la posibilidad de que el Gobierno español consiga una resolución internacional es bajísima, por no decir imposible.
«Pensamos que navegan a contracorriente de lo que demanda la sociedad», replica, López Tapias. «España, que ha demostrado ser un país moderno con la regulación del matrimonio homosexual, con una ley de trasplantes referente a nivel internacional… Esto también podemos conseguirlo, y llegar a una regulación que sea garantista con todas las partes y que no implique la vulneración de los derechos de nadie. Cualquier proceso de gestación subrogada que no cumpla con unos mínimos éticos no debería ser posible».
Además de lo subrayado, el Comité alega que hay otros métodos, como la adopción, para que un niño sea protegido en relación con su «familia de hecho». Pero la Asociación de Gestación Subrogada de España revela que mientras se produce este proceso el niño queda desamparado, ya que solo uno de los progenitores puede figurar como padre o madre, mientras que el otro debe esperar el trámite de adopción. En el caso de las parejas homosexuales es aún más complicado, ya que se exige una madre para la inscripción.
López Tapias va más allá: «Cuando una pareja tradicional, heterosexual, que no tiene ningún problema para tener hijos los tiene de forma natural, nadie les reprocha que deberían adoptar». Entonces, ¿por qué se le reprocha a la gente que recurre a la maternidad subrogada? «Aquí ya entramos en la visión que tiene cada uno de la gestación subrogada: Si tiene que ser considerada como una última opción, si tiene que funcionar como una primera en el caso de que se quisiera… en cualquier caso, debe primar la libertad y el respeto».
Según el propio Comité, el informe se ha llevado a cabo «dada la preocupación que suscitaba a sus miembros el debate presente en la opinión pública y en algunas instituciones». Sin embargo, López Tapias niega que el Ministerio de Sanidad esté interesado en representar el «debate ciudadano», pues defiende que la resolución del Comité está «muy desconectada de la realidad» y que «están cerrando puertas a algo que está sucediendo».
Conclusión: ¿Por qué ahora?
Cuando leímos por vez primera el término «vientre de alquiler» nos sonó tan extravagante como debió parecerles a los contemporáneos de la fecundación in vitro allá por 1978. La baronesa Thyssen fue la pionera entre los personajes célebres que acudieron a la gestación subrogada hace ya 11 años. Quizá más sonado fue el caso de Miguel Bosé, primer hombre español de renombre en acudir a esta fórmula de paternidad. Lo que observábamos como exóticos casos aislados, hoy ha saltado a la palestra política en nuestro país.
La discusión de esta práctica llegó al Congreso de los Diputados por medio de una iniciativa de Ciudadanos. El 6 de febrero de este año, el partido naranja anunció que iba a llevar al Congreso una propuesta para abrir el debate sobre la regulación de la gestación subrogada. La propuesta obligó a los partidos a posicionarse. O, más bien, demostró que prácticamente ninguno tenía una postura clara con respecto al tema.
El tiempo actúa en su contra. La cuestión de la subrogación ocupa los primeros planos de nuestro debate ideológico, político, cultural, social, familiar y puede que, finalmente, legal. Ha llegado, pues, el momento de abordar bien esta problemática, esta realidad llamada maternidad subrogada. Por deseo o por derecho.