V de vergüenza: ¿Por qué somos tímidos?

En una exposición, frente a desconocidos o en una situación embarazosa. Todos nos hemos sentido ridículos alguna vez. Detrás del miedo a equivocarnos, a que otros nos juzguen, o a no ser capaces, nadie quiere sentir esa vergüenza que provoca en nosotros reacciones incontrolables.

¿Por qué sentimos vergüenza? Una pregunta que todos nos hacemos en algún momento, y que no llegamos a comprender. En este reportaje nos proponemos explicar esta emoción que muchas veces no sabemos gestionar.

La vergüenza se aprende. Exacto, llevas creyendo durante años que no podías cambiar tu timidez y resulta que sí. Las emociones las consolidamos y aprendemos desde que somos muy pequeños, y el sentido del ridículo depende en gran medida de cómo nos han enseñado a comportarnos. ¿Eres una persona muy introvertida? Echa un vistazo al baúl de tus recuerdos e intenta ver si hay algo que pueda explicarlo.

Una experiencia negativa al hablar en público, haber vivido en una casa con una educación muy autoritaria o crítica, sufrir bullying en la escuela… si te sientes identificado podrías encontrar en ellos algunos de los motivos que causan tu timidez, y que en ciertos casos lleva la introspección casi al extremo.

La vergüenza se aprende / Variación XXI

Esto explicaría que el sentido del ridículo no es más que una construcción social, que ha venido dada por las circunstancias personales que nos ha tocado vivir. Espero que comprendas lo que significa: es un rasgo de tu personalidad que puedes cambiar. Hay muchas personas que sufren realmente al ver sus reacciones inevitables ante la timidez.

José Ángel Medina trabaja como profesor de Psicología Social en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, y es experto en intervención social. Nos habla de un factor determinante en nuestra vergüenza conocido como la “Motivación de la Significación Social”, que se basa en la aceptación de los demás:

A todos nos importa que nos vean, y que nos vean bien. Esto significa que cuando tenemos que hablar delante de otros o mostrar lo que has hecho, te estás exponiendo a algo que es normal que te de miedo, y eso se resuelve confiando en tus capacidades.

De esta manera plantea un punto clave del problema: la educación. Sería interesante que las escuelas enseñasen también a expresarnos en público y a evitar experiencias negativas, según apunta Medina.

¿Por qué sentimos vergüenza?

No tiene que ver con situaciones, sino con el significado que nosotros les damos. Según un estudio del profesor David Wooten, aprendemos a tener vergüenza al sentirnos amenazados por la burla. Esto quiere decir que cuando nos exponemos a hacer el ridículo, construimos una serie de experiencias a través de las cuales creamos normas y valores.

Tener algo entre los dientes mientras hablas es hacer el ridículo. Caerse en medio de la calle es hacer el ridículo. Saludar a una persona por equivocación es hacer el ridículo.

¿Puedes verlo? Hacer el ridículo es lo que entendemos como el riesgo a que se rían de nosotros, gira en torno a la aprobación de los demás. Es posible que si todos dejásemos de reírnos ante estas situaciones tan normales (porque absolutamente nadie se libra de vivirlas), probablemente no tendríamos que preocuparnos por el miedo al ridículo.

Por ello proponemos crear un pensamiento positivo hacia este tipo de situaciones, que favorecen a incrementar nuestra confianza influyendo directamente en la autoestima.

Cuando tu timidez se convierte en fobia

Estás a punto de exponer. Por dentro estás pensando: “relájate”. Ayer en casa lo practicaste más de 30 veces y te salió perfecto. Das un paso al frente y miras a tus compañeros de clase. No te salen las palabras. Dudas. Empiezas a estar nervioso y el miedo no te deja avanzar. Sudores, escalofríos, mareos, enrojecimiento, temblores, ansiedad. Estás sufriendo un ataque de pánico. Quieres huir de allí y aislarte. ¿Te sientes identificado? Puede simplemente significar que eres tímido, pero muchos de estos síntomas corresponden a la fobia social.

¿Qué es la fobia social? Es un trastorno de la ansiedad social (TAS) que te limita a hacer actividades sociales con normalidad como exponer, comer o beber delante de otras personas, entrar a un baño público, preguntar a un dependiente de la tienda, conocer a gente nueva, etc. Estás en constante preocupación semanas antes de que ocurran. Este problema afecta para algunos en todo momento y para otros en determinadas ocasiones. Esta fobia social provoca en las personas el miedo de hacer cosas delante de los demás. La mayoría que sufren esta ansiedad social saben que tienen este problema pero no pueden evitarlo, ni controlarlo. El perfil de un paciente con fobia social es el de una persona solitaria, tímida en el trabajo y poco habladora.

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Principales síntomas

La vergüenza está asociada a dos emociones:

• Impotencia: nos sentimos desesperanzados, abandonados y perdidos ante situaciones que nos producen vergüenza o timidez.
• Rabia: es una reacción muy común al sentirnos inferiores y exponer nuestra vergüenza en público.

Síntomas de vergüenza / Variación XXI

La fobia social según la intensidad de sus síntomas tiene dos tipos de grados:

• Generalizado: afecta a un 2-3% de la población y aparece en situaciones de exposición social.
• Específico: influye a un 35% de la población y afecta a una actividad concreta.

Características de la fobia social / Variación XXI

Cómo superar tu timidez

En la mayoría de los casos, la vergüenza es algo que empieza a desarrollarse en la niñez y, sobre todo, durante la adolescencia. Las causas suelen girar en torno al absentismo o al fracaso escolar precoz, incluso a la falta de autoestima y la inseguridad que ciertos factores han provocado en la persona afectada. Esta etapa viene muy marcada por la absorción de esos sentimientos, lo que hace que los arrastres para toda la vida y no consigas evolucionar.

Los pacientes que padecen este trastorno normalmente se identifican como personas que han recibido una educación autoritaria, crítica, violenta o descalificadora. Esto suele derivar en una personalidad insegura, evitativa y obsesiva. Su inseguridad es objetivo directo del acoso escolar o bullying, lo que incrementa aún más sus temores.

Si no se acude a psicólogos o a la medicina ni se sigue un tratamiento, la fobia social puede durar muchos años e incluso toda la vida.

Fobia social / Variación XXI

La psicoterapia adecuada es la cognitivo-conductual, sea de forma individual o en grupo. Ofrece al paciente formas de entender el problema, reaccionar y comportarse, ofreciendo diferentes alternativas. También sirve para enseñarle habilidades sociales y demostrarle que los demás no le juzgan tanto como la víctima puede llegar a pensar, o incluso que ni siquiera están pendientes de su forma de actuar.

Otro método para acabar con la fobia social es la farmacología. Muchas investigaciones han demostrado que quienes padecen fobia social, producen una gran cantidad de serotonina (hormona que regula los estados de ánimo). Por ello, se han creado los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), uno de los medicamentos antidepresivos más recomendados para el tratamiento de este trastorno psicológico. Con ello se consigue reducir los síntomas de activación autónoma, disminuir la ansiedad y las conductas evitativas y bloquear las crisis de pánico situacionales. A pesar de esto, es necesario combinarlo con terapia psicológica.

Si todavía no sabes qué nivel de vergüenza tienes, te invitamos a realizar nuestro test. ¡Comparte con nosotras tus resultados!

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