El Drug Queer

Esto es el Drug Queer, unas pocas conversaciones bastan en Grindr para conocer un ambiente de consumo de drogas entre homosexuales que va más allá con prácticas sexuales que pueden significar un peligro para la salud. El ChemSex, esa práctica que induce al consumo de estupefacientes para prolongar las sesiones sexuales durante horas. La peligrosidad no es solo por el propio consumo, sino por la desinhibición provocada por las drogas que hace perder el miedo a una posible transmisión de infecciones, como el VIH. Cada año son 3.000 nuevos casos en España de este virus y parece que va en aumento debido al auge de este tipo de prácticas, que podrían suponer un problema de salud pública.

Más que una historia: drogas, Chemsex y VIH

Discoteca gay en Barcelona

Alex es un chico de 24 años, estudiante, homosexual reconocido y portador del virus VIH. Y todo empezó por una noche en la que una aplicación para ligar le introdujo en un mundo de lo que él pensaba que sería una locura que recordar. «Todo es euforia. Me monto en el taxi después de 6 horas intensas de fiesta ¿solo borracho? No. Tengo un cóctel de drogas en mi cuerpo y, aunque todo parece borroso, mis ganas de desahogo y alegría aumentan, 6 horas no son suficientes y quiero más, más desenfreno. Basta con la invitación de un amigo a algo que parece intenso, sexo durante horas con drogas de por medio. ¿Qué digo? Una conversación de escasos minutos me bastó para decir que sí al ChemSex. Y una vida me costará aceptar que 72 horas de diversión se convirtieron en un virus que siempre acompañará mi sangre».

Discoteca homosexual en Madrid / RR.SS.

Alex cuenta a Variación XXI, que es el ambiente lo que te da la gran disponibilidad de conocer gente que te incita a este tipo de prácticas, «hay demasiada gente y muchos sitios que te invitan a descubrir cosas como estas, las drogas, el sexo. Parece que hay un perfil de hombre gay liberal que se ha reproducido gracias a internet. Ya no son los sitios de fiesta u ocio homosexual, es internet y su facilidad de conocer o ligar con personas, lo que está provocando el aumento tanto del consumo de drogas, como el desenfreno en prácticas sexuales».

Homosexuales y Apps

En los últimos años las oportunidades de ligar y flirtear han aumentado gracias a las nuevas tecnologías, en especial con la aparición de los smartphones . La mayoría de las apps que encontramos comenzaron como webs a las que se accedía a través del ordenador; su evolución está ligada al cambio que ha experimentado la sociedad, ahora conectada 24 horas al día gracias a los móviles inteligentes, por lo que su funcionamiento y prestaciones al usuario fueron modificados también. El mundo 2.0 se ha adaptado para promover la posibilidad de que surjan relaciones entre dos personas que no tendrían la posibilidad de conocerse sin estas herramientas.

Cada vez surgen apps más evolucionadas que buscan ocupar un lugar en el mercado de usuarios; así, encontramos los llamados filtros donde el usuario elige con qué sexo desea contactar, además de la edad, la distancia a la que se encuentra y demás especificaciones. El target de estas apps se ha ido concretando más y más facilitando su uso al público y adaptándose al mismo. ¿Amistad? Badoo. ¿Pareja estable? Meetic. ¿Relación esporádica? Tinder. Estas nuevas formas de contacto con otras personas, y la posterior relación entre ambas es un fenómeno social y psicológico que tiene lugar cada día y a todas horas. No es de extrañar que la novedad del suceso entrañe interés, y es por ello que se han realizado varios estudios sobre estas apps de citas. Uno de los casos más relevantes, por la cantidad de usuarios activos y la relación de estos con el consumo de drogas, es el de la app Grindr.

El caso Grindr

Captura de la App Grindr/ RR.SS.

Grindr está destinada a un público homosexual, bisexual, transgénero o transexual en busca de relaciones sexuales sin compromiso. Creada en 2009, Grindr recoge a más de 3 millones de usuarios activos cada día de 192 países. Debido a los patrones de socialización que la población gay establece en Grindr, se fundamenta a través de un estudio realizado por el psicólogo Jack Turban una relación directa entre el consumo de esta aplicación, el sexo sin compromiso y el consumo de drogas. El estudio explica los efectos que el orgasmo provoca en el cerebro humano, activando las zonas neurológicas encargadas del placer, a la vez que desactiva las zonas dedicadas al autocontrol de la conducta. Estos patrones son bastante similares a los encontrados en personas que consumen cocaína o heroína.

En términos conductuales es fácil entender este ‘enganche’ a la aplicación: si el uso de la misma va seguido de un orgasmo al quedar con algún usuario (recompensa fisiológicamente muy potente), esta conducta, ligada al aprendizaje que se produce, irá probablemente acompañada de la repetición de la misma una y otra vez. Además, Turban también concluyó que la mayor parte de los usuarios utilizan Grindr cuando se sienten solos, ansiosos y tristes, conducta y situación repetidas en casos de personas con problemas de drogadicción. Entonces, ¿cuál es el verdadero peso que tiene la orientación sexual y las relaciones sexuales en el consumo y adicción de drogas?

El origen psicológico del consumo de drogas

Los motivos que llevan a este colectivo a consumir pueden estar relacionados, según habla Gabriel J. Martín, psicólogo experto en terapias para homosexuales, en su libro «Quiérete mucho, maricón», con los sentimientos de rechazo y vergüenza por su orientación sexual dentro de la sociedad. No solo es el miedo a que los demás, a que tus familiares no acepten tu condición, sino que también es la homofobia interiorizada que sufren más del 90% de los hombres homosexuales, la que lleva al consumo de drogas para desinhibirse del peso de los problemas personales.

Portada libro Gabriel J. Martín / RR.SS.

Que un hombre gay no se acepte así mismo o que incluso, exista la «plumafobia» (ocurre cuando dentro del mismo colectivo, hombres considerados «masculinos», rechazan inconsciente o conscientemente a un homosexual afeminado), se le añade el bullying homofóbico (estudios revelan que los efectos que puede causar el bullying es equiparable al efecto postraumático de una persona que ha sufrido acontecimientos muy negativos en su vida, considerándose así como una enfermedad psicológica) claramente existente que se potencia con la idea de que el consumo de drogas es mucho mayor entre el colectivo LGBT que entre heterosexuales.

Parece que el alto consumo de drogas entre hombres gays es la excusa perfecta para decir que «los homosexuales son unos viciosos que lo mismo follan contra natura que se drogan», explica el autor, quién añade que este es un tema por el que «maricas cabreados» rechazan la verdad respondiendo que esto es una mentira porque existe el mismo consumo entre homosexuales y heterosexuales.

Esta no es la realidad. Los estudios demuestran que es identificable la diferencia entre estos dos grupos, que las personas del colectivo LGBT consumen y más y les cuesta más abandonar dicho consumo.

Consumo de Drogas y RRSS

Por ejemplo, un estudio de tres años de duración llevado a cabo por la Lesbian and Gay Fundation de Reino Unido, en colaboración con la Universidad de Lancashire Central, revela que el uso de drogas ilegales entre los homosexuales es siete veces mayor que entre la población general. Las drogas más consumidas por gays, según el informe, son el cannabis (consumido por el 20% en el último mes) y el popper (18%). Tras esto se encuentran la cocaína (8%), el éxtasis (7%), la ketamina (4%) y las anfetaminas (4%). Pero también el consumo de alcohol es mayor, ya que los patrones problemáticos con la bebida son mucho más comunes entre la población LGBT.

Y esto ocurre, según explica el autor de “Quiérete mucho, maricón”, porque «las personas LGBT deben afrontar los efectos de un estigma al que los heterosexuales no tienen que sobreponerse». También se debe entender que el ambiente de ocio gay nocturno influye en la probabilidad del consumo de estas sustancias, pero su gran causa plausible sobre el consumo en muchos gays es «la del efecto del estrés postraumático y la victimización: las drogas adormecen el dolor existencial de alguien que lleva sufriendo desde muy niño».

En Variación XXI hemos hablado con Félix, un chico de 24 años venezolano que vino a España en busca de un futuro mejor. Un joven estudiante y trabajador, que al igual que un gran número de hombres gays, también consume drogas ilegales.

Debemos entender que este ambiente de consumo entre hombres homosexuales puede conllevar a un problema de salud pública, ya que se está relacionando que las consecuencias de esto esta llevando a un aumento de transmisión de infecciones como el VIH (Virus de la inmunodeficiencia humana), un virus que ha supuesto uno de los principales problemas de salud asociados al consumo de drogas en España al haber 3.000 nuevos casos cada año en el país.

El sentimiento de soledad, la falta de concienciación, la no aceptación de si mismo y el rechazo por parte de la sociedad son solamente algunos de los motivos que han llevado al consumo elevado de drogas entre hombres homosexuales. No obstante, esto no impide que los consumidores lleven una vida completamente normal; además la práctica Chemsex muchas veces está definida como otra manera de ocio: practicar sexo intensivo bajo sustancias estimulantes de viernes a domingo y el lunes ya seguir con su vida normal, aceptada por la sociedad.

A partir de esta realidad, cada año en España se diagnostican 3.000 nuevos casos de afectados por el VIH. Jorge Beltrán de la ONG Kif-Kif nos explica qué prácticas se pueden llevar a cabo para asegurar cierto control en estas sesiones e intentar prevenir el aumento de este número

¿Consumo de drogas entre hombres gays? Un problema de salud púbica

La concienciación sobre este problema de salud pública parece que está emergiendo y que resultará realmente difícil conseguir la capacidad de tenerlo bajo control. Se trata de un hecho que surge en una red de comunicación fácil, infinita y que atrae a personas vulnerables que expresan su liberación sin el miedo de los efectos que les pueda causar en su salud. Son tanto los problemas psicológicos y personales a los que se enfrenta el colectivo gay cada día, como el ambiente nocturno, los focos por los que el consumo de sustancias ilegales es tan alto. Es la comodidad que te ofrecen las drogas de escapar de sentimientos de rechazo, miedo o vergüenza y sustituirlos por desinhibición, libertad y diversión lo que hace que resulte tan difícil concienciar a estas personas del peligro de este consumo.

Además, a esto se le añade a que la mayoría de los hombres gays que consumen estupefacientes, lo combinan con una vida completamente normal, con trabajo, estudios, familia y poder adquisitivo medio o alto, por lo que, para este colectivo debe resultar difícil verlo como un peligro ya que no son realmente conscientes de que en cualquier momento pueden sufrir problemas en su salud. Parece un problema lejano, tanto para ellos como para el resto de la sociedad, cuando la realidad es que está muy presente, que está aumentando y que debe existir un reclamo para organizaciones y entidades sanitarias públicas que ejerzan una influencia para al menos, promover y conseguir un consumo controlado y responsable de estupefacientes entre el colectivo LGBT.

00