El precio de una vida sin gluten
La Enfermedad Celíaca (EC) es, según ESPGHAN, un desorden sistémico con base inmunológica producido por la ingesta de la proteína del gluten y similares, que afecta a individuos con predisposición genética. Esta proteína, que se encuentra en cereales como el trigo, la cebada, el centeno y algunas avenas, da origen a una serie de trastornos que dañan el intestino y pueden alcanzar diversos órganos.
En nuestro país existen ya más de 450.000 celíacos, pero, tal y como aparece reflejado en la página web de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), un 75% de las personas que la padecen se encuentran aún sin diagnosticar.
Los síntomas que se presentan son variados y dependen del órgano afectado, según ha indicado la profesora del Departamento de Nutrición y Bromatología de la Universidad Complutense de Madrid Esperanza Torija. Este hecho dificulta el diagnóstico y la asociación de los mismos a la consumición de gluten. Uno de los problemas asociados a la EC es la malabsorción de nutrientes, lo cual puede ocasionar una pérdida de peso e incluso la malnutrición.
Actualmente, no existe constancia de una cura permanente para la EC, por lo que una persona celíaca debe seguir de por vida una dieta exenta de gluten. Para ello, Torija ha destacado la importancia de la educación alimentaria, es decir, aprender a comer de una forma rica y variada. Asimismo, ha recomendado sustituir los alimentos que incluyan gluten por otros cereales como el maíz o el arroz, o bien, por alimentos ricos en almidón como la patata, las legumbres o la mandioca. De esta forma, se pueden evitar las carencias nutricionales derivadas de la patología.
Comer dentro y fuera de casa
Cristina González es madre de Aitana, una pequeña de 4 años que sufre la EC desde su nacimiento. Cristina nos ha contado cómo descubrió que la niña la padecía a raíz de que «empezó a vomitar por las noches, la llevamos al médico y, en un principio, nos dijeron que era gastroenteritis. Le mandaron una dieta blanda y esa semana comenzó a mejorar. Pero, al volver a su alimentación normal, volvieron también los vómitos. Entonces, una vez en la guardería, una de las profesoras nos dijo que ella había tenido una niña celíaca y que los síntomas eran muy parecidos. Fuimos al médico, se lo comentamos, y empezaron a hacerle pruebas».
Una vez diagnosticada, el siguiente paso para frenar las repercusiones de esta enfermedad era la elaboración de una dieta adecuada, para lo cual su médico de cabecera les informó de «todas las asociaciones de celíacos y de la alimentación que tenía que llevar». Aunque al principio se encontraron perdidos, «poco a poco, hablando con otros padres de niños con esta enfermedad, nos fuimos adaptando».
Pero, ¿cómo ha afectado esto a su economía familiar? Cuando se trata de introducir alimentos sin gluten a la cesta de la compra, es necesario tener en cuenta el aumento de presupuesto que esto supone.
El último informe de precios publicado por FACE para este año 2018 ha revelado una «subida de precios tanto en los productos con gluten como en los sin gluten con respecto al año 2017». Además, ha señalado que «continúa existiendo una gran diferencia entre la compra de productos con y sin gluten siendo ésta de 1028,21 €/año».
Unos datos con los que concuerda nuestra entrevistada, la cual ha asegurado que la dieta sin gluten de su hija «ha afectado bastante a la economía familiar, la comida sin gluten es bastante cara. Son alimentos muy caros y no siempre encuentras productos buenos».
No obstante, la profesora Torija ha recordado que a día de hoy existe una gran variedad de productos en el mercado, de diferentes precios y que, en términos generales, existen muchos productos alimenticios que pueden utilizarse tanto en la alimentación de los celíacos como en la de aquellos que no lo son.
Con respecto a la oferta de restaurantes que incluyen en sus cartas platos sin gluten, Cristina ha comentado que, aunque al principio les costó mucho e incluso tenían que llevar su propia comida hecha de casa, «cada vez hay más restaurantes entre los que elegir». Sin embargo, «el inconveniente es que son muy caros. Los platos suelen costar, aproximadamente, dos euros más».
Para llevar a cabo esta investigación, el equipo 06 se ha desplazado al barrio de Malasaña y ha comprobado de primera mano este tipo de restaurantes. Entre los platos del menú, los cuales oscilaban entre los 20 y 22€, elegimos uno elaborado con lentejas, pan de arroz, mandioca, humus, maíz y “falso pollo” (tofu).
Por último, Cristina ha explicado cómo desde el centro escolar se toman las medidas necesarias para que los niños con intolerancias o patologías de este tipo reciban los alimentos adecuados: «el colegio tienen unas mesas apartadas para los niños que sufren intolerancias. Además, tiene una silla con una foto suya en la que pone que es celíaca».