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periodismo universitario en internet

La epilepsia y los videojuegos: un cóctel peligroso

El cerebro es el órgano más afectado en esta enfermedad

El cerebro está expuesto a múltiples estímulos

La epilepsia es una enfermedad cerebral cuyos síntomas se basan en la pérdida de consciencia y convulsiones involuntarias del cuerpo. Esta podría ser las respuesta que una alta parte de la población daría a la pregunta ¿qué es la epilepsia? En ningún caso esta definición es incorrecta. Aun así, en pleno siglo XXI, se trata de una de las enfermedades más antiguas, pero sigue siendo una de las más desconocidas, desinformadas y discriminadas por la ciudadanía de a pie. Entonces, ¿qué es exactamente la epilepsia? ¿Qué supone tener esta enfermedad? ¿Limita la vida de aquellos que la padecen?

La epilepsia es una enfermedad del sistema nervioso que provoca ataques aleatorios en forma de convulsiones involuntarias y violentas además de pérdida del conocimiento. Esta enfermedad es cerebral crónica y puede afectar a todas las personas del mundo, de cualquier edad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se pueden contar hasta 50 millones de personas en todo el mundo que padecen epilepsia. Sin embargo, tres cuartas partes de los pacientes no reciben un tratamiento adecuado para paliar los síntomas,  pues el 80% de los pacientes pertenece a países con ingresos medios y bajos.

Cada año se diagnostican en torno a 2.4 millones de casos. En los países con altos ingresos, anualmente, se registran en torno a 30 y 50 casos por cada 100.000 personas. Sin embargo, en los países de ingresos medios y bajos, este dato puede multiplicarse hasta el doble. En España se conocen en torno a 400.000 personas con epilepsia diagnosticada y cada año la cifra oscila sobre los 20.000 nuevos pacientes.

Una mirada individualizada

Hasta un 10% de las personas de todo el mundo pueden llegar a sufrir, en algún momento de su vida, una crisis epiléptica, según un estudio sobre las neuronas del crecimiento llevado a cabo por María José Mas. Sin embargo, no por ello serían diagnosticados como pacientes con epilepsia. ¿Por qué? Para considerar que una persona padece epilepsia, tendría que sufrir al menos dos crisis en un periodo de 24 horas.

«Pedro sufrió tres convulsiones hasta los 3 años y medio. La siguiente fue a los 8». cuenta a Variación XXI Dulcinea López, madre de un adolescente que está diagnosticado de epilepsia desde muy temprana edad. «Los médicos no se atrevían a diagnosticarle esta enfermedad dado que las convulsiones no se repetían en las siguientes 24 o 48 horas» asegura Dulcinea.  Nos cuenta, también, que «la calidad de vida cambia mucho y la epilepsia lógicamente te prohíbe o te limita cosas muy típicas de la edad». Aún así, no todo son desventajas con esta enfermedad, ya que lo importante es normalizarlo y establecer límites en algunos aspectos del día a día de una persona. 

Según el informe de María José Mas, la epilepsia puede tener hasta 4 impactos: económico, social, familiar y emocional. Como cualquier enfermedad, afecta a casi un 40% de la economía familiar por los tratamientos que requiere. Afecta a la familia, ya que requiere de un cuidado mucho más exhaustivo, lo que puede provocar reducción de jornada laboral para el padre o la madre. A nivel emocional  la epilepsia en el paciente puede provocar depresión y ansiedad.

Uno de los aspectos más importantes al a tener en cuenta es ¿cómo afecta la enfermedad al paciente en su vida diaria y social?. Pedro, joven de 16 años, que está bajo un tratamiento para paliar la epilepsia, asegura llevar «una vida normal». «Mis amigos me tratan igual y yo no noto ningún tipo de diferencia desde que la gente sabe que tengo esta enfermedad, señala a este medio».

Epilepsia fotosensible y el límite de los videojuegos

En diciembre de 1997 en Japón, un programa de dibujos animado, debido a la estimulación luminosa que producían sus imágenes, provocó que más de setecientos niños fueran hospitalizados. Los pacientes presentaron síntomas como las convulsiones, vómitos, irritación de ojos y problemas respiratorios. El diagnóstico: epilepsia fotosensible.

La epilepsia fotosensible es una forma de epilepsia refleja, cuyos síntomas son crisis provocadas por la estimulación luminosa intermitente que puede provenir tanto de la luz solar como de la televisión o los videojuegos. Estos últimos, siempre han estado en el punto mira. Pero, ¿realmente afectan tan negativamente los videojuegos a la salud de los que consumen esta forma de entretenimiento?

Los videojuegos son la primera opción de ocio audiovisual en España. Así lo reflejan los datos aportados por la Asociación Española de Videojuegos (AEVI) en su último anuario. En 2016, la industria del videojuego ha facturado 1.163 millones de euros, muy por encima de los 601 millones facturados por la industria del cine.

Según este informe, España cuenta con 15 millones de jugadores entre los cuales predominan los hombres (66%) con edades comprendidas entre los 6 y 14 años y entre los 15 y 24 años. De hecho, se estima que más del 75% de la población con edades comprendidas entre los 6 y los 14 años consumen este tipo de ocio. Sin embargo, conforme avanza la edad disminuye el número de consumidores de esta forma de entretenimiento audiovisual.

La epilepsia condiciona el uso de los videojuegos

Los videojuegos pueden causar ataques de epilepsia

Los españoles dedican una media de 6,2 horas semanales a jugar a videojuegos, una cifra alta aunque no la más alta de Europa (en Reino Unido, por ejemplo, dedican una media de 8,9 horas semanales).

Está claro que los videojuegos pueden generar adicción y que ello puede suponer un peligro para los pacientes de epilepsia. Dulcinea, madre de Pedro, comenta que lo mejor es limitar las horas que se le dedican a esta forma de ocio. «En un primer momento decidimos que no jugara, sin embargo su neuróloga recomendó que no jugara más de 30 minutos» explica a Variación XXI. 

No todo son desventajas

Si bien es cierto que en los adictos a los videojuegos existen alteraciones funcionales y estructurales en el sistema de recompensas neuronales -estructuras asociadas al placer, el aprendizaje y la motivación-, estos efectos no siempre se traducen en cambios en la vida real. Así lo han señalado un equipo de científicos de la Universidad Oberta de Cataluña (España) y del Hospital General de Massachusetts de Boston (EE. UU.), en un análisis sistemático de 116 estudios científicos distintos respecto a la influencia de los videojuegos en el comportamiento y cerebro  de las personas, que recoge la revista Frontiers in Human Neuroscience.

Los resultados de este estudio indican que jugar a los videojuegos cambia tanto el funcionamiento del cerebro como su estructura, pues se producen cambios en muchas regiones del mismo. Sin embargo, estos cambios producen muchos más beneficios que desventajas. Por ejemplo, los jugadores muestran mejoras en varios tipos de atención, como la atención sostenida (aquella que permite permanecer alerta ante la presencia de estímulos durante periodos de tiempo relativamente largos) y la selectiva (aquella que permite focalizar su mente en un estímulo concreto, a pesar de la presencia de otros estímulos ambientales). Además, las regiones del cerebro que juegan un papel clave en la atención son más eficientes en las personas que juegan a videojuegos en comparación con los no jugadores, y requieren menos activación para mantenerse concentrados en tareas exigentes.

La evidencia científica también demuestra que jugar videojuegos aumenta el tamaño y el desempeño de partes del cerebro responsables de las habilidades visoespaciales -la capacidad para representar, analizar y manipular objetos mentalmente- . Concretamente, el hipocampo derecho.

 

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